Capítulo 16: "El reencuentro"

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Capítulo 16: "El reencuentro."

Con toda la fuerza del mundo, Henry y Barbossa cargaron al señor Johnson hasta la pequeña casa Turner. Carina los seguía mientras los demás en Southampton los observaban, pero para ellos era algo común ver a un hombre desmayado, ya que siempre los tomaban por borrachos.

Finalmente llegaron a la pequeña casa de Henry. Ésta quedaba muy cerca del mercado del puerto, así que para cuando terminaran de instalarse, Henry iría a comprar provisiones.

-¿Dónde estoy?- preguntó confundido el señor Johnson.

- Tranquilo, señor. Está usted en la casa de mi esposo. Se ha desmayado- contestó Carina.

- Oh sí, ahora lo recuerdo, me pareció haber visto un fantasma. – dijo el señor Johnson, pero Carina no supo que responder a eso, así que miró a su lado y ahí volvió a ver al fantasma. Casi vuelve a desmayarse.

- Tú... ¿Cómo es que...? Es imposible...- vaciló Charles.

- También me da gusto verte Charles.- contestó Barbossa. – Se que parece imposible, para el señor Turner y para mi hija ha sido igual.

- ¿Tu hija? Eso quiere decir que ella ya...- preguntó Charles pero luego Barbossa completó.

-Ya lo sabe, Charles.

- ¿Cómo es que estás vivo?- preguntó Charles Johnson mientras Carina le ofrecía una taza de té de jengibre para aliviar el mareo y el dolor de cabeza que le había agarrado hace unos instantes.

- Años atrás, más específicamente hace unos diecisiete años, los tripulantes del Perla Negra y el Venganza de la Reina Ana nos enfrentamos a uno de los piratas más temidos: Salazar. Nuestra misión era conseguir el Tridente de Poseidón para romper el hechizo del padre del muchacho- dijo Barbossa señalando a Henry.- Jack Sparrow acompañó al muchacho junto con mi hija también. Las aguas se abrieron y al romper el Tridente se rompieron todos los hechizos del océano, inclusive la muerte. Salazar es un hombre sediento de venganza, quería asesinar a Jack. Al romper su hechizo, nos persiguió mientras las aguas seguían abiertas, pero inmediatamente comenzaron a cerrarse gracias a la ruptura del Tridente. Cuando las aguas se cerraron, yo me sacrifiqué para salvarlos a todos, apuñalando a Salazar y llevándolo a las profundidades del océano. Pero la magia del Tridente aún permanecía en las aguas, así que cuando ambos caímos esa magia nos salvó, no nos permitió ahogarnos y la apuñalada de Salazar sanó.

No sé como sucedió, pero el Tridente nos transportó a mí y a otros tres fantasmas a una especie de inmortalidad eterna. El Fin del Mundo. Recuerdo que al despertar me encontraba en lo que parecía ser otro Perla Negra, mientras que Davy Jones estaba en su Holandés Errante, Salazar en el Sigilosa María y Barba Negra en El Venganza de La Reina Ana. Mientras observaba a mi alrededor, entendía que era el mismo lugar en el que Jack Sparrow había estado cuando el Kraken se lo tragó junto con su amado Perla. Pero luego sentí un golpe en la cabeza, me desmayé y recuerdo despertar en el Holandés Errante rodeado de aquellos tres fantasmas. Amenazaron con matarme o lastimar a mi familia si no los seguía, así que hice todo lo que me dijeron, pero la mayor parte del tiempo estuve encerrado en las cárceles hasta que atraparon a Henry y a Carina. Sólo me liberaron por un rato, luego nos encerraron a los tres. Y el resto es historia, escapamos del Holandés y ahora estamos aquí.

- Vaya historia, mi amigo.- dijo Johnson- Pero en todo caso, ustedes no serían fantasmas, serían más bien como revividos.

- Si quieres llamarlo así, Charles Hahah- rió Barbossa.

- ¿Y bien? ¿Ustedes cómo se conocen?- preguntó Carina al recordar que con el señor Johnson tenían una charla pendiente.

- Oh cierto que teníamos algo pendiente.- contestó Charles. – Conozco a tus padres mucho antes de que trabajara para el Rey Jorge II, que en paz descanse ese desgraciado, tu padre me salvó de la horca. Tu madre Margaret Smyth estaba casada con el hombre más rico de Londres, pero ella no lo amaba. Era un matrimonio arreglado. Una noche ella escapó, corría sola en las frías y oscuras calles. Esa noche, mientras escapaba, unos hombres la persiguieron y la hicieron tropezar, querían hacerle daño. Hasta que apareció Héctor, tu padre y la salvó. Ambos se enamoraron rápidamente. Así que esa noche escaparon juntos. Tu padre la protegió y la mantuvo escondida para que su familia no la encontrara. Cuando te dio a luz, yo estaba con ellos, una hermosa niña con el cabello negro como el de su madre y esos ojos océano de su padre. Margaret pudo estar contigo sólo por tres días, ya que se pescó una terrible enfermedad y al estar débil por el parto no tuvo las fuerzas y falleció, que en paz descanse. Un mal nacido que vivía en el pueblo confesó a la familia Smyth que Margaret se encontraba con tu padre, un pirata, y que tuvo un bebé con él, pero que ella había muerto. Ellos estaban tan furiosos que ordenó la captura de Héctor y la tuya. Tuvieron que escapar y yo los ayudé. Héctor no podía cuidarte, entonces hizo lo mejor que pudo hacer, dejarte en el orfanato junto con un diario que le pertenecía a tu madre, tu padre se lo dio como regalo. El diario de Galileo Galilei con una preciosa piedra roja en el centro.

PIRATAS DEL CARIBE: "La hija del Capitán"Où les histoires vivent. Découvrez maintenant