Estuve dormida por dos días, según lo que me había dicho Reiji, que al parecer Kanato se pasó un poco y por eso lo han castigado, sonreí irónica al escuchar que se pasó un "poco", yo más bien diría que demasiado.
"Por su culpa casi vuelvo a morir"
Caminaba por los pasillos de la mansión, estaba algo aburrida por lo que decidí ir a la biblioteca por un libro, pero antes de llegar escuche unos gemidos de dolor, me acerque a la puerta próxima donde se encontraba un piano de color negro, me acerque más encontrándome con el menor de los Sakamaki dormido y no teniendo un placido sueño.
-¿Tiene una pesadilla? -susurro para mi, me acerque más a él y me senté a su lado tratando de no despertarlo-. ¿Qué hago? -en cierta manera quería ayudarlo, pero no tenía idea de como hacerlo.
De pronto recordé el salmo que mi padre me cantaba cada vez que tenía una pesadilla, algo indecisa y temerosa comencé a cantarle el salmo en tono de nana, pude sentir como el temblor del peli-blanco bajaba, me sentí feliz y cerré mis ojos para seguir cantando.
-¿Tú sabes lo que pasa si recitas un salmo delante de un vampiro? -me sobresalte al escuchar esa pregunta de parte de Subaru.
-E-es que te vi teniendo una pesadilla -comencé a levantarme lentamente, tratando de alejarme de él, se notaba que estaba molesto.
-Una simple disculpa no solucionara nada -dijo en el momento que tomaba mi muñeca y acerco sus labios a mi cuello, aprete mis dientes esperando el dolor, pero nunca llegó, se separó y me volvió a ver-. La próxima vez... -comenzó a hablar, pero pude notar que dudo un poco-. Sólo piensalo dos veces -extrañada vi como salía de la habitación.
-Eso fue... Extraño -susurre levemente-. Ahora que lo pienso, él no me ha perseguido -mire mis manos, era la primera vez que no me mordian en el momento que hacia algo mal-. Será que le preocupo -movi mi cabeza sacando ese pensamiento-. Eso es imposible -salí de la habitación para seguir mi rumbo a la biblioteca.
Al entrar y adentrarme por los libreros, pude encontrar uno interesante, comencé a leer las primeras paginas, mientras caminaba hacia la salida.
-Je~ Bitch-chan, es raro verte aquí -se me erizo la piel al escuchar esa voz, solté el libro y mire a una de mis pesadillas frente a mi.
-Laito...
-Nee, Bitch-chan, ¿qué haces aquí?
-Sólo vine por un libro -tomé el libro que se me había caído y se lo enseñe algo nerviosa, no quería estar a solas con él.
-Je~ Así que Bitch-chan no es tan inculta -su sonrisa se ensancho.
-S-Sí, debo irme -comencé a caminar para salir de ahí inmediatamente.
Laito no me provocaba confianza, aunque ¿quién en está casa lo hacia?
"El único"
Cierto peli-blanco vino a mi mente, haciendo que me detuviera de manera brusca.
¿Podía confiar en él?
-Bitch-chan, ¿dónde crees que vas? -mierda, esto era peligroso, Laito me tomo por los hombros, entre en pánico-. Sabes, me siento muy hambriento~ -susurro a mi oído, debía escapar, pero me sentía paralizada, cerré los ojos esperando el dolor, pero Laito se vio interrumpido por el sonido de la puerta-. Je~ Subaru-kun, ¿qué haces aquí? -mi vista se enfoco en el peli-blanco de antes.
-Ayato te está buscando -fue todo lo que dijo.
-Mmmm~ ¿qué se puede hacer? -fue todo lo que dijo para salir de la habitación.
Solté un suspiro de alivio que no duro mucho tiempo, el escuchar los pasos del menor de los Sakamaki en mi dirección hizo que me asustara nuevamente, se acerco a mi para después extenderme una daga de plata, lo mire confusa, él me obligó a tomarla.
-¿Qué...?
-Sólo ahí una cosa que lastima a un vampiro... -comenzó a hablar de manera sería-. Una apuñalada en el corazón y el vampiro se desistegrara al instante -fue todo lo que dijo para después salir dejándome completamente confundida y con la daga en la mano.
-No puedo confiar en ninguno -susurre desanimada-. Pero aún así... -heche la daga en una de las bolsas de mi short, tal vez sea mentira, pero necesitaba algo para defenderme.
"Con esto podré acabarlos"
Camine por los pasillos hasta llegar a mi habitación, al entrar pude encontrarme con cierto perezoso acostado en mi cama.
-Shuu... -lo mire molesta, ni siquiera en mi habitación tengo un poco de paz-. ¿Qué haces aquí?
-Cállate... Estas siendo molesta... -fue todo lo que dijo.
"El molesto es otro"
Molesta deje el libro en el escritorio y me senté en la orilla de la cama.
-Shuu... ¿qué sabes de Subaru? -pregunté de repente.
-¿Para que quieres saberlo?
-Es sólo, que él es diferente a todos ustedes -mencione dudosa, tal vez al final sea igual a ellos.
-Somos de distintas madres, no me extrañaria -lo volví a ver confusa, al parecer pudo entenderlo-. Reiji y yo somos hijos de Beatrix, la segunda esposa... Laito, Kanato y Ayato, trillizos, son de Cordelia, la primera esposa... Subaru es de Christa, la tercera esposa... -así que el padre de estos vampiros tuvo tres esposas-. ¿Eso era todo?
-¿Eh? Ah! Sí... -Shuu se sentó y me miro fijamente.
-¿Por qué tanto interés en Subaru?
-Simple curiosidad -sonreí inocente, Shuu me ignoro y siguió durmiendo.
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Nuevamente tuve que correr para escapar de Laito y Ayato, desgraciadamente me corte en el momento que recogía unas rosas por lo que ellos se volvieron locos, corrí hasta llegar a un campo de rosas blancas, nunca había estado aquí, pero eso no quitaba el hecho de que estaba en una persecución, en el momento que volví a ver atrás tropecé contra una espalda y después caí al suelo de manera patetica.
-Eso dolió -me queje mientras frotava la parte impactada, volví a ver contra quién había chocado encontrandome con el menor de los Sakamaki-. Subaru.
-¿Qué haces aquí? -pregunto molesto.
-Yo debería preguntar eso -me miro enfadado, mierda, se me olvido que tiene super fuerza-. E-Estoy escapando de Ayato... -respondí rápidamente, quería evitar tener problemas con él.
-Sólo debes usarla, te dejaran en paz con eso -señaló la daga que sobresalia de mi bolsillo-. No es mi problema el que seas débil.
-No podría hacerlo... -mire al otro lado, en ese momento llegó la duda que tenía antes, Subaru comenzó a caminar-. Subaru, espera...
-¡No te acerques! -me grito de repente, me asusté un poco-. Sí lo haces te destruire, no sólo tú corazón, sí no también tu alma -volvió a gritar mientras aprete mis puños furiosa.
-Entonces ¿por qué me diste la daga? ¿Por qué no dejaste que Laito me mordiera? No es como sí te importara -le reclame indignada, Subaru me miro sorprendido para después cambiar su expresión a una de furia y tomar mi muñeca con fuerza-. Subaru, sueltame -empujaba su mano tratando de soltarme, pero Subaru lo único que hizo fue mirarme fijamente.
-¿Qué quieres que haga? ¿Qué podría hacer alguien como yo? -susurro levemente, apenas audible.
Emiti un sonido de confusión, lo que al parecer lo trajo de vuelta a la realidad, Subaru me atrajo hacia su pecho, me sonroje al instante, rodeo mi espalda con ambos brazos abrazándome con fuerza, lo sentí temblar levemente.
-Subaru... ¿qué... sucede...?
-Tks... -fue todo lo que dijo para después correr levemente mi cabello con su mano derecha, mientras que con la izquierda corrió mi blusa dejando expuesto mi cuello, aprete los dientes al sentir como sus colmillos perforaron mi piel.
-Es dulce -lo escuche susurrar mientras pasaba su lengua por mi herida-. Me preguntaste el porque te di la daga -comenzó a hablar mientras bajaba mi blusa hasta el comienzo de mi sostén-. Es para que me atravieses con el cuando te lo pida -mis ojos se abrieron de sorpresa, comencé a negar, no podía lastimarlo, escuche una risa salir de sus labios-. ¿No decías que nos odiabas? -era cierto, yo los odiaba, pero ¿por qué?
-No sé... el porque.
-Así que eso es... -bajé la mirada algo sonrojada, mi corazón comenzó a latir con fuerza, era extraño, no sabía que me sucedía-. No me negarás tu sangre -me ordenó, nuestros ojos se encontraron, me sentía extraña, diferente ¿por qué el menor causaba esto en mi?
"No debes hacerlo"
Mi corazón comenzó a doler, lleve mis manos a mi pecho, Subaru me miro extrañado.
-Oye ¿qué te pasa?
"No lo permitire, en el momento que escojas a alguno, yo desaparecere"
Mi visión se hacia cada vez más borrosa, escuchaba a Subaru llamarme, pero no podía entenderlo.
"No lo permitire"