La casa del árbol

By loston_

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Natalia, una fotógrafa acostumbrada a usar su cámara como barrera entre ella y el resto del mundo, tiene que... More

1. La otra mami
2. La medio negra, la marica y la bisexual
3. Pediatra canosa y con gafas
4. El ligue de la consulta
5. Una sesión de Vogue
6. Mercadillo de scoutgirls
7. Calendario benéfico
8. Yin y yang
9. Una fiesta de bienvenida y una conversación intensa
10. Alba Reche, Valium para padres acojonados
11. El siguiente paso correcto
12. Si no saltas, no vuelas
13. Consultorios Reche
14. Pa'lante como los de Alicante
15. Maldito coche teledirigido
16. Ni macarrones sin queso ni monumento sin turistas
17. Me encanta la bollería
18. Pa' llamar tu atención
19. Convulsiones
20. Las burbujas de la cocacola
21. Gasolina
22. Lo que casi pasa pero no pasó
23. Con la precisión de Picasso
24. Casino abierto
25. Cara de idiota
26. For one night, and one night only...
27. La casa del árbol
28. El amor como la fotografía
29. Al ritmo de Waterloo
30. Mercurio
31. Las botas
32. Un puzzle de mil piezas
33. El fenómeno ~pausa en concierto de música clásica~
34. Natalia sin el 'alia'
35. Sebastian Bach
36. Las canciones molan
37. Un eclipse
38. Bragas en el suelo
39. Albá Ggeché el gaté
40. Como si fueras de mentira
41. Rojo y verde
42. La cajita del Happy meal
43. Magikarp
44. Te lo has buscado tú
45. Fígaro como el de Pinocho
46. La pediatra de Ale
47. El plan de los helados
48. Somos la Luna
49. "Alianza cuñadil"
50. En un musical
51. Cara guapa
52. Contigo
53. El mar
54. Sherlock y Watson
55. Por primera vez
56. Persona favorita
57. El cielo
58. No te enfades
59. Un corazón pa' dar amor
60. With a bit of rock music
61. Tres Monster y dos cafés
62. Copacabana y claqué
63. Destruye este tweet*
64. Como un arándano chiquitito
66. Gol
67. Corriente de resaca
68. El ellas que era un no-ellas
69. Volver a encontrarnos
70. 10 de julio
71. Todo es vanidad
72. 1001 piezas
73. Laponia
74. Pasapalabra
75. Merecer la pena
76. El sol de invierno
77. I hope your days are filled with happiness
78. Reencuentro
79. Nubes de atardecer
80. Darle la vuelta al año
81. Cuatro aes
82. No quiero 1 beso
83. Mi casa del árbol
84. Idiota
85. Sitios chulos y chulos en todos los sitios
86. Lo mejor de dos mundos
87. Home to you
88. Un regalo y una canción
89. Silencios que completan
90. Las cosas que no vas a ver más
91. También somos mar
92. Estar
93. Quererse y ya está
94. Fuerza de gravedad
95. "Hace tiempo"
96. Una emisora de radio 24h
97. Como quitarse el sujetador
98. Tropecientos planes buenos
99. Agosto en abril
100. Una novia zanahoria y una gata peliplata
101. Quererse más que aguantarse
102. Contigo lo estoy
103. Shrek
104. "to love another person is to see the face of god"
105. Jugar a los Sims sin motherlode
106. Naranja
Epílogo - Días de lluvia

65. Primeras citas

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By loston_

-¿Y tú dónde estabas?-preguntó Natalia en cuanto vio a María aparecer por la puerta.
-¿Y tú desde cuándo eres mi novia controladora?-se mofó la rubia.
-Perdón, Mari, es que contaba con llegar y poder contarte todo.
-He ido a comer con Pablo, pero ya soy toda tuya-mintió, porque una mentira piadosa a veces hacía falta, y en ese momento en concreto la hacía-. ¿Qué tal con la pediatra?
-No sé-resopló con agobio-. O sea bien, no ha ido mal.
-¿Entonces por qué no sabes? Hazme sitio, Fígaro, cariño-le pidió al gato mientras lo empujaba con cuidado hacia su dueña, para hacerse hueco en el sofá.
-Es que creo que igual me he pasado un poco.
-¿Pero qué le has dicho?
-No, no digo hablando con ella. Me refiero a todo esto... las dos semanas, el no hablarnos... ¿Crees que ha sido demasiado?
-¿Tú crees que lo ha sido?
-Yo creía que no, pero ahora... estoy empezando a pensar que sí.
-¿Qué te ha dicho Alba?
-Que me dijo eso sin querer, no sé, dice que no lo piensa de verdad pero tampoco creo que lo dijera solo por hacerme daño. Se la veía arrepentida.
-¿Entonces tú te la crees?
-Si le he dado un abrazo y casi se echa a llorar-suspiró Natalia, y María sonrió con ternura. Se lo creía de sobra, porque con ella sí que se había puesto a llorar con un abrazo-. ¿Tú crees que me he pasado?
-No creo que te hayas pasado porque no has tardado tanto tiempo en ir a hablar con ella a propósito, Nati. Quiero decir, que has ido cuando te has visto preparada, ¿no?
-Sí-se mordió la mejilla por dentro-. Pero es que en realidad yo también la he echado mucho de menos.
-¿O sea que te arrepientes de haber tomado tanta distancia?-tanteó.
-Es que a lo mejor no fue para tanto, ¿no?
-¿Quieres que te dé mi opinión?
-Por favor.
-Yo creo que la enana es una impulsiva de cojones, y por eso te soltó aquello. Y estuvo feo porque está feo usar así con tu pareja unas palabras que sabes que pueden hacerle daño, pero tía, yo le veo cero maldad a la rubia.  Seguramente lo soltaría sin pensar, y es normal que tú te hayas enfadado por muy sin pensar que lo dijera, pero Natinat, ¿lo que os queréis vosotras?
-Es muchísimo-afirmó la morena con un puchero que hizo a María reírse de ternura.
-Sí que lo es. Y por eso te sientes así ahora, Nati, la has echado de menos este tiempo y ahora que estás viendo que no tuvo intenciones de hacerte daño es normal querer volver a lo que teníais antes de toda esta movida.
-¿Tú crees que es normal querer eso?
-A ver, jirafa, ¿tú sigues resentida con ella?
-No-musitó Natalia-. Es que a mí lo que me dolió fue que pudiera haberlo hecho con maldad, ¿sabes? Pero, Mari, tendrías que haber visto cómo estaba.
-Me lo puedo imaginar-dijo la rubia.
-Es que se le notaba en los ojos que lo sentía.
-¿Tanto como se te notan a ti las ganas de volver a su casa a comerle los morros? Porque entonces se le debía de notar muchísimo.
-Gilipollas-cogió el cojín que tenía a su lado para pegarle en la cara, y María soltó una carcajada.
-Lo digo en serio, no entiendo por qué no te has quedado allí si ibas a venir a casa para lamentarte porque en realidad quieres estar con ella.
-Pues porque no es tan sencillo, Mari-suspiró la fotógrafa-. Que yo sepa ahora que lo siente de verdad y que no tuvo intención de hacerme daño no facilita todo de golpe. Y aunque no tuviera intención sí que me hizo daño, y eso no se borra tan fácilmente.
-¿Por qué tienes que tener respuesta para todo? Con lo bonito que habría sido que me dijeras "pues tienes razón", y salieras corriendo para su piso para pasar lo que queda de finde echando polvos de reconciliación.
-Eres una bruta-se rió Natalia, y María sonrió al verla.
-Me compraste así-sonrió-. Yo creo que de aquí se saca una conclusión, Nati: tenéis cada una un carácter que choca mucho con el de la otra. Y ella va a tener que aprender a controlar esos impulsos, pero cariño, tú también tienes que adaptarte. No todos los cambios tienen que darse por su parte, porque no es la única que hizo las cosas mal, en eso estamos de acuerdo, ¿no?
-Se supone que eres mi amiga y me tienes que apoyar a mí bajo cualquier circunstancia, ¿eh?
-Claro, porque ser tu amiga significa lamerte el culo hagas lo que hagas-se rió mientras le devolvía el cojinazo.
-Pues claro que significa eso-se rió Natalia, pero no tardó en ponerse seria-. No, pero ahora en serio, sí que estamos de acuerdo.
-¿En que deberías haberte quedado allí comiéndole los morros?
-¡Mari!-se quejó la fotógrafa, y María soltó una carcajada.




...............................................................................




Alba estaba pintando para mantener la mente distraída durante lo que le quedaba de sábado cuando una notificación estuvo a punto de hacer que se cayera sobre el lienzo. Culpa de su cuerpo, que perdió el equilibrio al reaccionar con un saltito ante el mensaje que le llegó de Natalia como si no fuera su novia y no fuese normal que le escribiera. Aunque claro, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos y que ni era normal que le escribiera ni tenía demasiado claro si seguía siendo su novia, en realidad era entendible aquel mini ataque cardíaco. Le había mandado una foto de Fígaro dormido sobre su barriga, pero solo esa foto le sacó una sonrisa que le daba ocho vueltas a la cara.

natus

pero qué guapo por favor

lleva una hora así y no me deja moverme

no puedes moverte hasta que se levante él
eso es ley de vida

pues si tengo que esperar a que se levante él lo mismo me dan las diez de la noche pero de mañana
la manera en la que podría dormir durante veinte horas del tirón?????

lo twittera que suenas????
estoy orgullosa

JAJA ya un poco
culpa tuya
bueno y tú qué hacías??

A la rubia le dolían ya los mofletes de sonreír. No solo había vuelto a hablarle, con tanta normalidad, sino que además se estaba riendo y le estaba preguntando qué hacía para sacarle conversación. Su corazón acelerado le dijo que la había echado de menos incluso a través de whatsapp, y soltó la brocha para seguir contestándole.

natus

pues estaba usando a las planticas de la terraza de modelos para pintar un poco

a ver

está súper recién empezado nat no

oye!! si te he visto empezar cuadros no vale ahora esto

ya pero no es lo mismo que estuvieras aquí mientras los pintaba que mandarte una foto con cuatro manchas pochas

pero si seguro que está bonito

son cuatro manchas pochas de verdad

mimimi
oye

dime

mañana tenéis comida de reches?

este finde no
por?

porque si no tienes planes podemos vernos?
si te apetece

me apetece
por la compañía

hemos vuelto a agosto del año pasado???

pues la verdad es que un poquito sí
culpa mía
podemos hacer la gracia completa y volver a ir a ponerles nota a los outfits de misa, te parece??

JAJAJA en serio?

no jodas el plan molaba

la compañía también mola

En ese momento brillaba más la sonrisa de la pediatra que el reflejo del sol en el aluminio del marco de la ventana a las cinco de la tarde. Por un lado sí que habían vuelto a aquella etapa de finales del último verano, o al menos Alba estaba convencida de que habían vuelto a esa fase de su relación en la que Natalia aún no terminaba de confiar en ella y le decía con canciones que tenía un brillo o un aura que le hacía querer confiar aunque aún necesitara tiempo para poder hacerlo. Sin embargo, por otro lado, no estaban en realidad en ese punto. Aunque Alba no lo supiera, haber dado veinte pasos hacia atrás y haber hecho que la fotógrafa volviese a levantar algunas barreras no se había cargado radicalmente todos los meses que habían pasado construyendo lo que tenían, y no lo sabía pero se dio cuenta de que podía ser así cuando leyó aquella última respuesta de Natalia. Al fin y al cabo, no podía ser la misma Natalia la que aún paniqueaba cuando se acercaba para besarla que la que había pasado ya tantas noches en su cama, pero eso era algo que la rubia no se planteó hasta que vio ese mensaje. No se lo planteó porque no tenía manera de saber que en realidad Natalia, contra todo pronóstico porque aquello era algo que ni ella se esperaba de sí misma, tenía ganas de dejar atrás lo que había ocurrido y volver a las llamadas por la noche para quejarse de lo cansadas que estaban de trabajar y a los ataques de risa por culpa de alguna tontería de la pediatra. Obviamente esas barreras se habían levantado y ahora iba a ser muchísimo más cautelosa a la hora de abrirse, pero todo el tiempo que se había tomado para coger distancia le había servido para darse cuenta de que Alba no había hecho aquello con maldad. La conocía lo suficiente, consideraba, como para poder estar segura de eso. Pero, además, con la charla de esa misma mañana había terminado de comprobarlo. Y sabía que seguir enfadada por algo que había hecho sin intención de hacerle daño no tenía sentido, mucho menos cuando su cabeza no paraba de recordarle que la echaba de menos.

Alba leyó una vez más ese último mensaje, se mordió la sonrisa y salió del chat para entrar al grupo que tenía con su madre y su hermana.

alba

oye
mañana no voy a poder ir al final
si me da tiempo y seguís juntas me paso por allí por la tarde, vale??




...............................................................................





Alba saltó como un resorte del sofá en cuanto le llegó el mensaje de Natalia avisándola de que ya estaba abajo, se volvió a mirar en el espejo, dio el visto bueno a su outfit una vez más, cogió aire para intentar calmar su pulso, se regañó mentalmente por ponerse más nerviosa que las primeras veces que quedaron y salió de casa. Le dio tiempo a ver a la morena apagar el cigarro y tirarlo en la papelera que había justo delante de su portal, y sonrió internamente porque sabía que eso significaba que ella estaba igual de nerviosa, y seguramente preguntándose también cómo debía saludarla. Se fijó en que llevaba la cámara, y también le hizo sonreír ver hasta qué punto esa máquina era una extensión de Natalia, casi como si fuera un lunar más que está pegado a su piel.

-Hola-saludó mientras abría la puerta.
-Hola-respondió la morena, sonriéndole con timidez e intentando que no se le notara mucho el par de latidos que se había saltado su corazón al verla.

Cuando fue a hablar con ella el sábado y la pilló en chándal y con una coleta mal hecha limpiando el piso, le había dicho que estaba guapa porque la había visto guapa de verdad, pero es que ahora con esa camiseta de tirantes y esos pantalones de tiro alto, el brillo de labios y su pelo ondulado casi sin peinar estaba probablemente más guapa aún.

-¿Vamos?-rompió el silencio la pediatra.
-Vamos-asintió Natalia.
-¿Te puedo decir que estás muy guapa?
-¿No me lo estás diciendo ya?
-Un poco-Alba sonrió en grande al ver la risilla que soltaba la morena, y le dio un golpe con la cadera a modo de amenaza por reírse de ella.

La tensión al verse, el no saber bien cómo saludarse, esa pequeña conversación y la manera en la que caminaban lo suficientemente cerca para que sus manos se rozaran de vez en cuando a propósito les recordaba mucho a esas primeras citas que tuvieron, y aunque Alba se moría por estirar los dedos y buscar con ellos los de Natalia tuvo que contener las ganas y dejarlos donde estaban. Iban a ir, efectivamente, a evaluar outfits de la salida de la misa, porque cuando la pediatra decía algo de coña raramente era tan de coña como para que no fuera en serio; y ese plan en concreto ni siquiera lo había propuesto tan de coña como creía Natalia. Lo había propuesto porque quería de verdad volver a aquel punto de su relación en el que lo único que tenían eran ganas de conocerse más, de pasar tiempo juntas y de divertirse como lo hacían cuando se olvidaban del resto del mundo. No solo quería de verdad revivir aquello por volver metafóricamente al punto de partida, sino también porque últimamente estaban discutiendo y aprovechando tan poco el tiempo que pasaban juntas, que estaba segura de que les venía bien recordar ese tipo de planes tontos.

-Sí que puedes-dijo Natalia de pronto, mientras paseaban de camino a la iglesia.
-¿Cómo?
-Lo de... lo de decirme que estoy guapa, o lo que te apetezca decirme. Puedes... puedes decirlo sin pedir permiso.
-Es que no quiero incomodarte.
-¿Eres un señor que no me conoce silbándome por la calle?-se rió la morena.
-No.
-¿Entonces por qué me ibas a incomodar?-se giró a mirarla.
-Nat, pues porque...-dejó de andar y se echó hacia un lado, aprovechando que la acera se ensanchaba en una especie de parque pequeño para apartarse del resto de la gente-. Porque hemos estado dos semanas sin hablar, y yo fui una gilipollas y ni sé cómo de enfadada sigues conmigo ni sé siquiera si puedo seguir diciendo que eres mi novia, porque no sé si sigues queriendo serlo. Y con ese panorama pues igual te incomoda que te diga que me apetece comerte la boca.
-Yo también fui una gilipollas.
-No, no compares.
-Sí que lo fui, Alba. Que tú... que tú la cagaras no quita que yo hiciera cosas también mal.
-Ya, pero...
-Y no estoy enfadada.
-¿No?
-No-Natalia sonrió al escuchar el alivio en la voz de la rubia-. Un poco dolida todavía pues sí, pero enfadada no. Así que porfa si tú quieres seguir diciendo que soy tu novia sigue haciéndolo porque yo quiero seguir siéndolo.
-¿De verdad?
-¿Crees que estaría aquí si no quisiera?-preguntó, y Alba simplemente se encogió de hombros-. Albi, yo no... no quiero mandarlo todo a la mierda por una discusión fuerte y una cagada. Y entiendo que pienses que sí porque... porque a mí me cuesta mucho confiar y abrirme, y querer y dejar que me quieran, y lo que pasó fue... estuvo cerca de superar el límite, pero no lo ha superado. Quiero arreglarlo aunque sea una lenta, pero quiero que nos sigamos queriendo.
-¿Entonces puedo decirte que me apetece darte un beso sin que te incomode?
-Puedes hacerlo, de hecho-respondió Natalia, aunque casi sonó a que le estaba pidiendo que lo hiciera.
-¿Sí?
-¿Cuántas veces me vas a hacer repetirlo?
-Unas cuantas-se rió Alba mientras rodeaba la cintura de la fotógrafa con su brazo.
-Eres un poco cruel-se quejó Natalia.
-No lo soy-volvió a reírse la rubia-. Pero déjame disfrutar un poco que he sufrido mucho pensando que me odiabas.
-No te odio.
-Y quieres que te bese-alzó una ceja, tanteando.
-Me apetece bastante.
-Estamos a tiempo de olvidarnos de misas y de gente hortera y subir a mi piso-sugirió Alba mientras se ponía de puntillas.
-Albi-la fotógrafa soltó una risita tímida.
-Vale, perdón. Sin prisas.
-Porfa.

Y sin prisas Natalia subió una mano hasta la mejilla de la rubia para luego terminar de pegar sus labios a los de ella. Se habían apartado de la gente y no había nadie caminando junto a ellas, pero si hubieran estado rodeadas de personas que subían y bajaban la calle lo más seguro es que ni se hubieran dado cuenta, porque sus corazones y cada una de sus células estaban montando tal fiesta dentro de sus cuerpos que apenas eran capaces de concentrarse en el tacto de los labios de la otra, y mucho menos en aquello que las rodeaba. El suspiro de Natalia mientras la rubia profundizaba el beso con timidez hizo sonreír a Alba, porque supo que significaba que aunque sus ojos hubiesen vuelto a ser bastante opacos, seguía queriéndola de verdad.

-Se nos va a hacer tarde-fue ella la primera en separarse, apoyando la planta entera de los pies en el suelo para volver a su altura, y cerró los ojos cuando la morena le dio primero un beso en la punta de la nariz, y luego otro sobre la frente.
-Le he pagado al cura para que tarde un poco más en acabar.
-¿Le has dicho que necesitas más tiempo para estar besándote por las esquinas con tu novia?
-Justo eso-se rió Natalia.
-¿Y no te ha echado de su tierra sagrada por desviada?
-Yo creo que ha aceptado el dinero para que me fuera de ahí cuanto antes.
-Eres tontísima-se rió Alba, pero soltó su cintura para buscar sus dedos y enredarlos antes de echar a andar-. ¿Has hecho fotos?
-He venido dando un paseo-la morena se encogió de hombros.

Pasó el resto del camino explicándole las oportunidades de fotos que se había encontrado en ese paseo, contándole que había visto a una señora mayor con un vestido del mismo color que el del peto de una niña que caminaba justo en dirección contraria; y que había encontrado una bici amarilla junto a una oficina de correos; y Alba se dedicó a tomar aquello de ejemplo para buscar situaciones fotografiables, según el criterio que usaba Natalia, durante su camino hasta la iglesia del barrio. Compraron un paquete de pipas y se sentaron en el banco que había frente a la puerta, intentando imaginar qué tipo de outfits se encontrarían en esa ocasión, en una iglesia que no frecuentaban familias con catorce hijos.

Natalia estaba un poco tímida, un poco como en aquellas primeras citas, pero ambas tenían el corazón alegre al verse otra vez sentadas ahí, compartiendo un paquete de pipas y esperando a que empezara a salir la gente de ese portón grande de madera. A lo mejor no iba a ser tan imposible como Alba creía lo de conseguir que la perdonase, al menos esa sensación le daba mientras Natalia le pedía, riéndose, que por favor esta vez no fuese a preguntarle a nadie dónde se había comprado el traje. O a lo mejor le daba esa sensación precisamente porque necesitaba que no lo fuera, pero lo que tenía claro era que no podía volver a cagarla así.

-Mira, ya están empezando a salir-dijo la rubia cuando vio a un par de niños salir corriendo hacia la placita-. Esos pobres críos estaban deseando salir de ahí.
-No me extraña, la verdad-se rió Natalia-. Que yo contra las religiones no tengo nada, ¿pero contra las misas? ¿Un señor octogenario soltando sermones con una interpretación tan rancia de la Biblia? Pobres niños.
-El domingo que viene podemos traer a Ale. 
-Ni se te ocurra meter a mi sobrina ahí-dijo tan seria que Alba soltó una carcajada.
-Era coña, idiota, no tengo interés en meter a la pobre Ale en una misa. Pero si alguna vez la llevas, la puedes vestir como a esa, mira.

Señaló con la barbilla a una niña que correteaba con un vestido a juego con las bragas que llevaba para cubrir el pañal, ambas prendas con un estampado de flores horrible. La niña debía ser algo mayor que Alejandra, pero aún así iba vestida como si apenas acabase de cumplir un año, y el outfit lo habían rematado con una felpa que cubría la mitad de su cabeza con una flor enorme.

-Ay, por favor, pobre cría-se espantó Natalia.
-Bueno, pero es que mira el vestido que lleva la madre. Dios mío, ¿cómo se puede ser tan choni y a la vez cayetana?
-Es una mezcla de culturas-la morena soltó una carcajada-. Era la choni del instituto y luego se casó con un cayetano que vota al PP.
-¿Contamos camisas azules?
-Yo ahora mismo estoy viendo tres. Albi, en tu barrio hay muchísimo más pijo de lo que creía.
-¡Ya me estoy dando cuenta!-exclamó la pediatra-. Se lo tengo que decir a Sergio, que dice que no tenemos pijos aquí, pero míralos.
-Díselo, porque tenéis muchos.
-Bueno, tampoco te pases que no son tantos.
-¿Pero tú estás mirando la misma estampa que yo?
-¡Sí!-se rió la rubia-. Y no son tantos, la mayoría son viejecitas de barrio, Nat.
-Qué monas ellas.
-Ya. ¿Sabes que yo de pequeña iba a misa con las vecinas, que eran cuatro hermanas octogenarias que vivían juntas?
-¿Las cuatro hermanas?
-Sí.
-¿Y tú ibas a misa con ellas?
-Sí, eran majísimas. Dios, ¿esa señora no te parece que podría ser Samantha Hudson yendo al mercado?
-Dios, muchísimo-Natalia soltó una carcajada de las de echar la cabeza hacia atrás, porque le había hecho tanta gracia eso que se le cerraron los ojos y no vio que Alba la estaba mirando.

No lo vio, pero la estaba mirando y pensando en lo muchísimo que había echado de menos eso. Porque en realidad no eran las dos semanas que habían estado sin hablar, eran las otras tres anteriores en las que apenas se habían visto, y eran los piques que habían tenido en los ratos que sí que habían podido pasar juntas. Hizo tal análisis del conjunto de la señora aquella que bien podría haberse considerado un monólogo, y cuanto más hablaba más se reía Natalia, que tuvo que soltar el paquete de pipas para agarrarse la barriga cuando Alba empezó a comentar el estampado del pelo de dudosa procedencia de la chaqueta que llevaba incluso en pleno mayo. Y la dudosa procedencia probablemente era un peluche viejo, porque lucía igual de estropeado que el que aún guardaba su madre de cuando ella era pequeña. El análisis de aquel conjunto le hizo pasar a intentar averiguar por qué tenían esa necesidad de vestir como la gente que tiene tres veces más dinero que el que ellas dos podrían juntar durante toda su vida, y luego volvieron a comentar prenda por prenda el outfit de otra Samantha Hudson de setenta años. En realidad no tenían tanto aquellos conjuntos, pero a Natalia le había hecho mucha gracia y la rubia no podía parar de decir tonterías para que siguiera riéndose.

"Es como las barras de vida de los videojuegos"
"¿Qué?"
"Estábamos en rojo pero ya hemos vuelto al verde"
"¿Por su risa?"
"Por hacerle reír"

No supo bien de dónde le había venido aquella respuesta, pero era bastante acertada. Estar haciéndole reír a carcajadas otra vez era como cuando recargabas vida en un videojuego, porque de pronto ya no le pesaba todo tanto como hacía dos días. No podía volver a cagarla porque no podía volver a estar tanto tiempo sin hacer que se riera así, y lo decidió en ese banco incómodo de madera un rato después de que acabase la misa del domingo.

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