Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

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Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 29 | Eso es de tramposos

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By Nara_CC

Él aún era un niño, recién entrado a la adolescencia viviendo a su modo sin tapujos, él no debía de vivir todo lo que le ocurrió, pero aún así había vivido ya tantas cosas que para su edad de quince años era mucho, que si se lo contaran a alguien mas no se lo creerían.

¿Y quién iba a decir que la noche de ese viernes su vida daría un giro que completaría el rumbo de su camino, que dejaría atrás al considerado niño que aún tenía fe en aquellos que lo habían dejado a la intemperie? Nadie, ni siquiera él. 

—Andando —ordenó su padre empujándolo a las malas para que saliera de aquella casa que yacía en las ruinas. 

—¡No quiero ir! —espetó él muy enojado, quitando las manos que agarraban con fuerza sus hombros. 

—¡Pues vas a ir quieras o no!

El padre era muy estricto, y vaya que sí, optando por tomar medidas de "Diciplina" tan fuera de lugar, o eso era lo que pensaba el chico. 

Además ¿Qué papá te manda lejos de la familia por ser un estorbo y luego te va a buscar, siendo el mismo estorbo, para que ayudes a aparentar un núcleo familiar perfecto? «Es un desgraciado» pensaba él que no tuvo de otra que obedecer e ir a la reunión que tendrían como la familia mas poderosa en la industria empresarial. 

No le habló, ninguno de los dos habló nada mas durante el camino a la mansión y es que ¿Qué iban a platicar? habían pasado ya cuatro años desde que ese señor lo había enviado con Daría a esos lugares de mala muerte para hacerlo valorar los lujos que desde bebé tenía, una de las medidas mas fuertes que tomó al ver lo "malcriado" que era un niño de diez años ¡Diez años!

Solo en algunas ocasiones muy escasas ocurría en donde él iba la mansión por las mismas razones que las de ahora, pero eso dejó de ocurrir hace dos años, dos años en los que para nada volvió ni tuvo tan siquiera contacto con su "verdadera" familia, aunque no lo fueran, eso él ya lo tenía muy claro. 

Llegaron a esa mansión que él ya no consideraba su hogar, su hogar era con Daría, su nana, anteriormente la de su madre. La misma que sus padres botaron al nomás contraer matrimonio, para que después fueran a buscarla para dejarle a cargo el hijo mayor de la familia, el que aún era un niño. 

Lo primero que vió salir de las enormes puertas eran a dos pequeños niños que portaban unos muy elegantes vestuarios, la nena con un vestido de princesa color rosa chillante, el nene con un mini tacuche blanco. Se veían... «Ridículos» eso, eso pensó al recibirlos parado a un lado de las enormes camionetas tambaleando cuando los dos se le fueron encima como unos locos abrazándolo.

No hizo nada, mas solo procuro no caerse con los dos pequeños individuos de once años que lo amaban mucho y también extrañaban, tanto que uno de ellos, el nene, comenzó a llorar de la emoción de ver después de mucho tiempo a su hermano mayor. 

—¡Ay! ¡Deja de ser una nenita y no llores! —alegó su hermanita, la misma que agarró el rostro del mayor y comenzó a besuquear sus mejillas, la frente y todo su rostro. Una costumbre que adquirió de su madre. 

—Ah ya, fuera, no sean así —se fastidió él y alejo a su hermana que dejaba babas en su precioso rostro.

También se limpio el brazo mojado de las lagrimas del pequeño que luchaba por no llorar mas ¡Es que volver a ver a su hermano le causaba mucho sentimiento! Pero él no era de llorar, claro que no. 

—¡Adentro! —exigió el papá alejando a sus dos preciados mellizos del rebelde que era ese hijo que abandonó. 

Lo único que hicieron los hermanitos es obedecer, de verdad que le tenían temor al señor. La nena hizo un puchero entrando a la mansión seguidamente del mellizo. 

—Te comportas adentro o vas a tener consecuencias —lo amenazó el mismo señor poniendo su dedo indice en la sien del cráneo de él.

No respondió, solo se le quedo viendo tan desafiante como siempre y dejo que entrara, realmente no le apetecía hacer su entrada al lado de ese hombre. Observó los alrededores y se dió cuenta que ya había olvidado como lucía ese enorme jardín en el que solía jugar agusto en aquellos  tiempos en los que aún conservaba su inocencia y las ganas de jugar.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar directo a la puerta, él ya no era un niño y había perdido el gusto por jugar en esos lugares y el mismo de admirar las bellezas que su mad... que la señora de la casa hacia que tuviera la mansión. 

Entró sin cuidado a la estancia y de inmediato el olor y la pinta elegante que detonaba ese lugar era otra cosa que ya había olvidado, había olvidado la enorme plasma impregnada en la pared de la sala en donde veía lo que le gustaba. Dejó de ver, eso tampoco le llamaba la atención, lo que le llamó la atención en ese momento fue una niña probablemente de su edad, que poseía un cabello realmente largo de color chocolate, su piel era blanca, muy blanca que hasta parecía sin vida. 

¿Quién era ella? evidentemente no era de la familia, y menos cuando ella poseía un traje de sirvienta que le llegaba hasta debajo de las rodillas, dedujo entonces que era parte del servicio que trabajaría para esa noche de entrevistas como evento. 

La niña volteó con una charola en sus manos, muy torpe, porque se le cayó un recipiente donde iba la sal haciendo un estruendoso ruido. Probablemente no habría botado lo demás si no se percata la presencia de un chico tan hermoso como lo era él, y bastante alto que se quedo petrificada viéndolo. Observaba la belleza del él, esa que era exageradamente extravagante, ella nunca había visto algo parecido, nunca, por eso la vergüenza que estaba pasando, eso que jamás en su vida olvidaría.

El sonrío, de lado, burlista y viendo como ella se hacía un lío queriendo recoger todo lo que había dejado caer. Cuando se agacho su cabello rozó las puntas en el suelo, parecían tan suaves y de pronto quiso tocarlas, ella ahí de rodillas, nerviosa y volviendo a tirar todo era algo que le parecía... dejó caer un cristal «Que inútil» creyó y se dió la vuelta dejandola ahí con su desastre.

Iba subiendo las gradas cuando escuchó el grito que la regañaba por haber hecho eso, él volvió a sonreír y siguió su camino. 

El despacho de su padre lo recibió con un silencio tan feo que sabía lo que ocurriría. Eso no duró mucho pues su madre yacía llorando en la silla frente a su esposo y por algo él no quería venir a esta asquerosa mansión. La señora se dió cuenta de la presencia de su hijo mayor y de inmediato se levantó yéndolo a abrazar de inmediato. No le correspondió, tampoco le apetecía, en lo absoluto. 

Los llantos de la señora de alguna manera le pareció tan hipócrita, como lágrimas de cocodrilo. Porque lloraba por volverlo a ver luego de muchos años de la decisión que tomó el señor que lo veía despreciante, de ese señor y de ella también porque nunca hizo nada al respecto para poder impedirlo. Ya no la quería, definitivamente no, y menos al señor ese. 

La soltó y deseó irse yá, no le gustaba para nada estar ahí, ya no. Pero tenía que quedarse o su padre era capaz de arruinarle la vida. 

La noche transcurrió como debía y él se vistió con un traje también blanco como el de su hermano menor, sintiéndose también ridículo, él prefería sus pantalones de mezclilla y sus chaquetas de cuero. 

Durante las entrevistas sus ojos se fueron nuevamente a aquella niña que repartía bebidas y pequeños bocadillos a los presentes que esperaban el turno de poder entrevistar a la familia. Mencionáron su nombre y volvió su atención a las cámaras. 

—¿Cómo es que le va en las clases en el internado de preparación física?

¿Prepara qué? ¿Internado? Volteo mínimamente a ver a su padre y este le endureció la expresión. Bien, genial, parece que creó una nueva mentira para cubrir el teatro de familia perfecta, se avergonzaba de él eso era claro.

—Muy bien, todo va muy bien —eso fue lo único que dijo sin querer responder más preguntas porque odiaba con tantas fuerzas lo que ese señor hacía. 

¿Mentir que estaba en un internado para no decir que estaba en uno de los barrios más bajos del país? Joder, si que se estaba volviendo un completo asco. El señor había mentido a la prensa diciendo que estaba en un internado, al parecer, así podría cubrir la ausencia de él en casi todos los lugares a los que iban, para cubrir sus formas de educar y para esconder que el primogénito era un rebelde sin remedio. 

Se levantó del sillón en donde estaba alejando a su hermanita que se le restregaba abrazándolo como si o hubiera un mañana. No le importó la mirada de advertencia del señor ni la de súplica de la señora. 

«Que se jodan» pensó con tanta rabia saliendo al patio trasero, sacó un cigarrillo de uno de los compartimientos del saco y lo encendió, dió la primera calada y el olor tanto como el sabor le gustaban, el chocolate le gustaba desde que conoció a... 

Sus ojos se fueron directo a la chica de cabello largo que estaba al lado de un árbol viendo simplemente la obscuridad, parecía que iba a colapsar, jugaba con sus manos y contaba del uno al tres repitiendo siempre, inhalaba y exhalaba como si quisiera tranquilizarse. 

¿A caso ella estaba así por él? ¿Así de nerviosa?  volvió a sonreír y comenzó a acercarse con paso tranquilo a ella. 

—¿Muy linda la obscuridad, no? —dijo.

Su voz hizo que la niña diera un respingo girándolo a ver con ojos muy abiertos. Fue entonces cuando él vió aquellos ojos tan peculiares en ella, por ahí dentro de él eso le llamó la atención. Ella le llamó la atención. 

Ella tartamudeó, no se le entendió, pero ella seguí ahí avergonzándose mucho más frente a él. Le vió los labios y quiso besárla, al fin y al cabo ya no volvería a verla, él no volevería por mucho tiempo a esta mansión luego de lo que hizo. «¿Qué más da?» se lo preguntó  a sí mismo mientras acariciaba la mejilla de ella, la misma que era tan suave. La pobre chica ya no sabía ni como respirar, estar frente a él era tan intimidante a pesar de saber que probablemente tenían la misma edad. 

Se inclinó a ella despacio y tentativamente, mientras que ella dejaba de existir y sus labios hicieron contacto en un beso que para él sería uno más y para ella uno de los que guardaría en lo más profundo de su ser, ahora podría contarle a sus amigas que había dado su primer beso ¡Y con alguien muy guapo!

El beso era uno muy muerto, ella apenas movía sus labios con tal ternura que a él no le gustó en lo mas mínimo, pues a pesar de que tenía quince años él ya se podía considerar un experto en los besos, como aquella mujer le había enseñado, tanto besos como muchas otras cosas más que probablemente la niña que estaba frente a él no tenía ni idea tan siquiera que se pudieran hacer. 

La soltó, dejo sus labios y para dejarla con algo que nunca olvidaría le dió un lengüetazo en los labios que la dejó tan confundida y más cuando él se alejo limpiándose las babas que ella le había dejado en la comisura de sus labios. 

Se fue a sentar al lejano muelle donde estaba la playa, dejándo que el tiempo pasara y cuando creyó que era suficiente tiempo el que estuvo ahí se levanto y regreso a la mansión confirmando y aplaudiéndose al notar que ya no había ningún reportero. Subió las gradas y quería ir a despedirse de sus hermanos para irse y pedirle sus pertenencias al señor aquel que ya despreciaba. 

Pasó por el despacho en dirección a la habitación de la hermanita, ella sería la primera en despedirse pero ya no lo llevó a cabo cuando escuchó los gritos del hombre ese y la señora. Retrocedió un poco y pegó la oreja a la madera, esa que estaba semiabierta. 

—Déjalo porfavor, deja ya que se quede en la casa —suplicaba ella al señor— Es hora que termines ya el castigo que le has puesto ¿No crees que ya es suficiente cuatro años?

—¡No me digas que es o no suficiente para ése!

—¡"Ése" es tu hijo!

—¡No! ¡Yo solo tengo dos hijos y son los pequeños que si me obedecen, que me hacen estar orgulloso!

—No es justo lo que estás haciendo. Sí es tu hijo ¡Tiene tus mismo rostro!

Escuchó un golpe fuerte y seco, apretó los dientes y vió por la abertura como el señor le pegaba en el rostro a la señora.

Listo, eso era suficiente para explotar su enojo, pensó en entrar y olvidar que ese era su padre, pero no le dieron ganas de defender a la cobarde mujer que sollozaba sin defenderse, la misma cobarde que no fue capaz de interponerse por cuidar a su hijo cuando aún estaba pequeño. ¿Ahora para qué? él ya tenía quince y estaba totalmente perdido como para querer volver a esa casa, totalmente curado como para tenerle cariño o estima, lo único que ella le provocaba, y que en ese momento se dió cuenta; era lástima. 

—Ese fue un error que no merece estar en mi casa, no hasta que sea un portador digno del apellido —las palabras salían con un completo odio de su boca.

Aún si sonrío ¿Y al señor quién le dijo que el quería portar el apellido? eso era antes, no ahora que ya podía estar solo. 

Salió de la mansión después de haberse cambiado a su ropa, sin importarle que fueran casi las once de la noche y que el barrio en donde él vivía quedaba a mas de dos horas. Él solo corrió, corrió y corrió evocando sin querer las palabras del hombre que se hacía llamar su padre. Dolía, a él no le dolía pero al niño que no pudo disfrutar de su niñez sí, y más cuando sopesaba el hecho que desde ese día en adelante él nunca más iba a poder tenerles tan siquiera cariño, que desde ese día jamás iba a poder llamarlos madre y padre. 

Llegó al lugar en donde pasaba la mayoría del tiempo y...

—Quiero pelea con el más letal. —pidió con tanto enojo retenido.

—En tus sueños niño —se burló el anfitrión del lugar de peleas clandestinas. 

—Te pagaré. —ofreció con tal de que le dijeran que sí.

El enojo estaba por desbordarle de todos lados y quería descargarlo, y uno de los sujetos con los que siempre lo ponían a pelar no le aguantaría, él quería hacer daño o que le hicieran, la cosa era acabar con el maldito enojo. 

—¿Estás loco verdad? —el hombre seguía riendo. 

Lo observó por unos segundos y lo tomó del cuello mostrándole los billetes que daría por pelear, no le importó nada, solo quería hacerlo y yá.

Luego de exigir como loco lo dejaron. 

Todos creían que estaba loco por lo que haría. El sujeto mas letal tenía veinticuatro años y mucho más fornido que él, claro, un cuerpo de hombre y el de él era de un adolescente, aunque sobresalía porque no necesariamente poseía un cuerpo para su edad. 

Todo ocurrió muy rápido y es que él no sabía a lo que se enfrentaba. Solo subió al ring y espero con tanta ira a su contrincante el cual entro a los minutos riendose. La campanilla sonó, el hombre le dió la mano pero no la recibió porque su puño se fue directo al rostro haciendo que el hombre tambaleara. 

No le dió tregua y luego de otro golpe se vinieron muchos más sin darle mucha oportunidad al hombre que le tocara con golpes, aún así recibió mas de uno certero que le reventó la piel de los pomulos. Pero nada se comparaba a la agresión que él tenía ensangrentando toda la lona de la sangre que salía de la piel reventada de su contrincante. 

Daba patadas, rodillazos, puños y todo con una fuerza sobrenatural. Su agilidad y su altura de 1.72 le ayudaron en todo sentido para llegar al punto de ser solo él, el que golpeaba. El hombre comenzó a estar inconciente.

Su mente se nubló y siguió golpeando hasta que sintió como varios hombres se le iban encima, uno de ellos lo agarró del cuello y lo tiró al suelo con ayuda de tres más, éste mismo sacó un arma y le escupió la cara antes de apuntarle directo a la cabeza y... 

Él no tenía miedo, o probablemente no entraba en cuenta que estaban a punto de matarlo por la rabia que lo segaba, miraba fijamente al hombre con la pistola que se le acerco mas y cuando estaba a punto de jalar el gatillo un tiroteo del otro lado del enorme lugar se hizo presente haciendo que quien le apuntaba se diera la vuelta disparando el arma para cubrirse de los balazos que iban directo a su persona.

Varios hombres salieron de los lados con rifles de asalto apuntado al centro del ring en donde estaban todos esos hombres que lo habían separado del que ahora estaba fuertemente golpeado. Aún no entraba en cuenta en lo que estaba hasta que el mismo hombre de pistola se volvio a él y lo levanto del cuello colocándolo como un escudo humano apresándolo con el brazo alrededor de su cuello, la espalda contra el pecho del hombre. Fue entonces cuando se dió cuenta de lo que ocurría y entro en desesperación, debía actuar rápido si no quería morir en ese momento. 

Pensó rápido, así que con una maniobra se inclino para adelante llevando todo el peso del hombre que lo agarraba a su espalda para después levantárlo y tirarlo hacia delante, el hombre cayó de espaldas con su cabeza a los pies de él y alzó su arma disparando al cráneo.

Por suerte se hizo con cuanta habilidad a un lado esquivando el disparo, sin perder tiempo le metio una profunda patada en la cabeza, lo noqueó por unos segundos, segundos que le permitieron agacharse y arrebatárle el arma a ese hombre, el mismo que forcejeo para que no se la quitara pero él gano y al nomás tener el arma en su poder la empuño al mismo tiempo en que el hombre se colocaba de pie. 

El hombre le dedicó una torcida sonrisa antes de sacarse otra arma de la parte de atrás de su cintura, él al ver la acción no lo pensó más y disparó.

Tan grande fue su suerte o su puntería, para que la bala cruzara justo enmedio de la frente, el hombre cayó de rodillas destilando chorros de sangre y cayó de boca al suelo. 

Y ahí fue, en ese lugar y en ese momento en donde sumó su primera alma, su primer asesinato a sangre fría. Dió unos pasos atrás viendo como el cuerpo se desangraba y levantó la vista para darse cuenta que varios hombres lo apuntaban con escopetas, rifles y pistolas.

—¡Baja el arma! —le exigieron. 

Pensó en oponerse pero analizó antes el panorama y no, sabía que no podría con la cantidad de hombres que lo rodeaban con todo tipo de armas así que no le quedo de otra que dejar caer al suelo el arma que pateo hacia delante cuando se lo exigieron. 

Al hacer eso se le vinieron más de seis hombre encima amarrándole las manos en la espalda, mientras que otros le vendaban los ojos con una tela, muy fuerte, limitándole la vista y la posibilidad de hacer algo más. 

Se lo llevaron y de ahí en adelante él no supo que ocurriría con él ni a donde lo llevaban, pasaron un montón de escenarios por su mente, todos en donde terminaba muerto. 

Jamás se le pasó por la mente que quienes lo llevaban eran los antonegra de la mafia y el lugar a donde lo llevaban era a con el Boss de la mafia siciliana.

Jamás creyó que el haber matado a ese hombre le desencadenaría una relación entre el jefe de la mafia y él.

Jamás imaginó que a quien había asesinado era al Boss de otro clan quien por su falta de responsabilidad terminó muerto tirado en la lona de las peleas clandestinas a manos de un chico de quince años.

En ese momento, no sabia que golpeó hasta casi la muerte al hermano del mero cabecilla, el ya muerto cabecilla. Ni mucho menos que quien lo tenía en su oficina se diera cuenta del potencial letal que poseía, ese mismo que le otorgaría un poder tan grande y respetado ante sus hombres, ante todos, ante el mundo negro.

—¿Y como te llamas querido hijo?

La palabra "Hijo" dió vueltas por su mente pero no le causó nada, ya no le causaba nada desde hace ya mucho tiempo. Él ya había dejado de ser el pequeño niño abandonado por sus padres millonarios desde ya hace varios años. 

—Hanniel —contesto acariciando sus manos que fueron apresadas y ahora estaban libres, viendo el suelo y luego al hombre fornido al frente suyo, el mismo que era el jefe de un clan mafioso, y el mismo que le cambiaría completamente el estilo de vida, ese que lo convertiría intocable. 

—Hanniel...—asintío — Me gusta.

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Eso es de tramposos

Hanniel

Las bellezas y placeres que las mujeres te pueden ofrecer son infinitos, tanto que no es para que te quedes solo con una, o por lo menos hasta que te canses.

La rubia a mi derecha masajea mi miembro que yace erecto a la vista de otras dos pelinegras que se besan entre ellas frente a mi alternando la boca contra la mía. Mientras que otra de cabello corto a mi izquierda lame mi abdomen pasando las manos por los testículos que se me ponen duros con la sensación. Entierro la lengua en la boca de la morena de tetas grandes que me agarra desde atrás y luego se coloca sobre mí quitando a las otras dos que me tocaban.

Pone sus dos manos en mi cintura y abre un condón que me coloca tentativamente, ubica la cabeza en su entrada y se deja caer echando la cabeza atrás arqueando la espalda y sonrío viendo la escena de las demás...

La rubia se pone de pie a la izquierda y ubica su coño en la boca de quien me monta, la misma que comienza a mover su lengua alrededor de la vulva de la otra.

Una pelinegra le ofrece sus tetas a la rubia y empieza a succionar haciendo que la chica jadee mientras que yo le introduzco tres dedos que la estimulan completamente en la vagina que chorrea en un segundo mi mano.

La de cabello corto ubicada a mi derecha se recuesta y coloca a la segunda pelinegra sobre ella de piernas abiertas en la famosa posición de tijeras rozando sus coños entre sí, la pelinegra se inclina a besarme y mi mano libre magrea la tetas de la que está acostada gimiendo en mi oído.

Una fantasía que cualquier hombre quiere vivir, hacerla realidad tan siquiera por unos segundos y claro que es plenamente excitante para mi que disfruto de los choques que da la morena de arriba y abajo dando círculos con sus caderas buscando el clímax de los dos.

Muevo y presiono fuerte mis dedos en las paredes que se comienzan a contraer con mi masturbación en tanto pellizco los pezones que se erizan con los roces en sus coños. La que me besa disfruta del placer que puedo crear con solo usar mi lengua en su boca y sé que se está aprovechando porque no me suelta acariciando mi cabello de una forma que ya no es ni pasional, ni erótica, sino mas bien con algún sentimiento que aniquilo de inmediato separándola de mí tomando a la otra que si sabe en qué estamos.

Los gemidos y jadeos son tan altos que dudo que los que están en las habitaciones contiguas no quieran desear estar con tremendas mujeres deliciosas.

La primera en gemir junto con obscenidades es la pelinegra con mis dedos que saco y hago que los lama probándose a ella misma. La segunda es la que penetro con movimientos pélvicos haciendo que me succione haciéndome tensar la mandíbula sintiendo la llegada de su orgasmo y ésta misma aumenta sus lamidas con el sexo oral que hace provocando que la rubia se corra en su boca y aprovecha lamiendo y limpiando todo tipo de fluidos.

Me quito a la morena de encima, las ultimas en correrse son las que tijeretean y las separo agarrándome a la que está acostada para ponerla en cuatro, me coloco de rodillas para empalarla con brusquedad haciendo temblar sus nalgas y no la toco, solo busco mi placer y lo logro luego de varios minutos y trago saliva satisfecho con todas por saber coger.

—¿Te volveremos a ver mas seguido por acá? —pregunta la morena mientras me limpio para cambiarme.

—Probablemente, aunque por el sentimentalismo ilógico que algunas tienen no volveré —veo y me refiero a la pelinegra que baja la vista apenada y sin disimulo las demás la fulminan con los ojos.

Salgo del sitio y con un movimiento de cabeza es suficiente para indicarle a Cristóbal que me dé su reporte.

—Ya no lo hemos visto, señor, no sabemos que planea pero ha dejado de seguirlo y de merodear la mansión.

—Quiero que lo encuentren y me lo traigan vivo o muerto.

—Señor, no tenemos pistas de su paradero.

—¡Pues las buscas! ¡Las quiero lo más rápido posible!

—Entendido —se da la vuelta comunicándose por los audífonos con los demás en lo que yo abordo mi auto.

El celular me timbra y contesto de mala gana mientras comienzo a conducir.

—Rocca...

—Hanniel...

—¿Que ocurre?

—La chica a muerto.

—¿Qué? ¿Quién?

Dice su nombre y aprieto el timón tanto como mi mandíbula.

Al parecer la carta que te ha dejado fue una de despedida.

—¿La mataron?

Se suicidó. El hermano la fue hallar con las muñecas desgarradas a tal profundidad que ya no hubo remedio.

Acelero en el asfalto fastidiado por todo este asunto.

—¿La has leído ya?

Recuerdo la maldita carta que me entregó Cristóbal aquella noche y que solo la tome y la tire a un cajón con llave cuando llegue a mi departamento.

—No, no creo que sea importante ¿Que tenía ella que escribirme?

Que voy a saber yo, léela, ten por lo menos consideración con eso.

Cuelgo el aparato, y si antes tenía mal humor, ahora peor.

«No pienso leer ni una mierda» Lo que tenga que ver con ella no es de mi incumbencia y solo espero que el inútil de su hermano no intente mas de algo contra mí porque con él si no tendré compasión, porque estoy más que seguro que ella abrió la boca desbocando todo lo que ocurrió, y aunque yo no tenga toda la culpa él ya tiene su problema conmigo. Hasta ahora he contenido las putas ganas de joderme a los malditos que me andan tentando, que me siguen creyendo que son más que yo. 

No sé exactamente quién es quien está siguiendo a Riley y a Logan, pero porque estoy dejando todo en las manos de la guardia, haciéndole caso a Malcom y a Copelia de no manchar mis manos en eso para ya no alimentar a las escorias de los periodistas que pueden mandar a la mierda el partido de Malcom. En realidad no le hago caso a esos dos que para mí son nada, lo hago por los niñitos llamados mis hermanos que tienen vida social y si les meto en problemas ya no podrán hacerlo. 

Pero me jode completamente sentarme a esperar el trabajo mediocre de los que me cuidan, el que me sigue es astuto pero no más que yo. 

Llego al apartamento de Sofía y estrello la puerta del auto con las ganas de ir y hacer lo que necesito

—Voy de salida, querido. 

—Uhm, solo vine a que me dieras lo que dejé la otra noche acá.

Arruga el ceño y aprieto la mandíbula exigiendo solo con la mirada que abra la puerta.

—¿Que cosa Hanniel?

—Abre Sofía, mi tiempo es muy limitado como para quedarme a platicar. 

Niega, miro las llaves en sus manos y sin hacerle daño se las arrebato haciéndola a un lado. 

—¿Ya olvidaste todo lo que hablamos?

—Me vale, no soy un crío para sentarme a esperar resultados que nuca encuentran. 

Intenta agarrarme pero no la dejo y entro a su casa yendo directo a su clóset en la planta alta. No la escucho y la ignoro porque no quiero hablarle mal a ella. Abro el cajón indicado con las llaves y saco mi mejor arma, la misma que dejé luego de irme a joder a los que me traicionaron en el tiroteo. Tengo posibilidades de conseguir muchas mas, pero esta contiene mi propio sabor así que si me es posible usarla pues lo hago sin tanta necesidad de otras.

—Te vas a arrepentir —me dice recostada en el marco de las puertas y me doy la vuelta con una sonrisa torcida. 

—Usar esta joya jamás me hará arrepentirme —le paso la punta del cañón por su cuello y la deslizo haciendo un camino hasta su escote revelador. 

Ella observa lo que hago y suspira, la conozco tanto como para saber que este pequeño roce la ha puesto caliente «Aunque, ¿Quién no se calienta con solo verme?» 

—Que lástima que ya ibas de salida —le digo separándome de ella para irme pero me detiene. 

Se cuelga de mi cuello y estampa su boca contra la mía besándome con tales ganas que son capaces de ponerme duro. Su lengua juega con la mía y su boca es tan acostumbrada a la mía que no importa el nivel de potencia que le ponga, siempre es capaz de seguirme los movimientos que haga. No tengo el piercing en el labio pero si en la lengua y el que uso para estimular su boca completa mezclando su saliva con la mía. 

Siento un pequeño dolor por la mordida que cierta persona, que ni quiero recordar, me dió con una fuerza que me cae mal. Andar con el labio reventado no es algo que me guste, ni tampoco algo vaya conmigo.

Me suelta y le doy un lengüetazo en los labios haciendo que ría. 

—Hace mucho ya no dabas lamidas así, típica manía de cuando eras un adolescente. 

Juego con el piercing y recordarme en la adolescencia con ella sobre mí es algo que nunca falla al ponerme caliente y con ganas de ella, pero..

—No me vas a retener con eso. 

Salgo de su casa sin querer verla porque mi autocontrol dura muy poco y verla en esas faldas me ponen al borde, cosa que no me ayudaría en nada. Arranco el auto y emprendo el camino a la mansión. Luego de varios minutos el celular me timbra y contesto. 

—Eres un desgraciado. —habla airosa, despacio.

—Ah Sofía ¿Aún quieres creer que juegas mejor que yo?

—¿Como piensas que voy a bajar las ganas que me dejaste entre las piernas?

—No lo sé, dímelo —juego con ella. 

—Mmm... ¡Ah! —jadea y arrugo las cejas sin poder creer lo que hace. 

—Eres una maldita.

—Ve tu celular y luego me dices quien juega mejor. 

Cuelga y espero a entrar por completo a la masión, me estaciono, abro el chat con ella y de inmediato la polla se me engorda todavía mas al ver el coño rojo, mojado y brillante en el video que me envió. Aprieto la madíbula cuando se frota tan desesperada e introduce tres dedos en su cavidad, el sonido que hace me desespera y mas el hecho de querer estar ahí con ella y pasar la lengua por sus pliegue limpiando todo el fluido que destila. 

Veo el pie del video y la maldigo por ser como es. 

"Nos vemos cuando regrese del viaje"

Salgo del auto ahora mas jodido que antes. Me topo a Logan y este parece no tener playeras porque nunca anda puesta una en la casa. 

—¿No fuiste a la universidad? —me pregunta quedándose frente a mí. 

—¿Porque no fuiste a la  secundaria con Riley?

Se queda callado y le da un mascón a una tostada que carga en la mano.

—¿Has sabido de Collet?

Tan solo la mención del nombre me eleva la bilis, recordarla me dan ganas de ir y buscarla para obligarla a qué me diga las cosas a mi manera.

—No.

Lo hago a un lado y este me arrebata el celular que no está bloqueado, me acaricio la sien cuando se va corriendo.

Recuerdo lo que estaba viendo y más de quién viene y salgo corriendo detrás de él esperando que no lo vea.

—¡Si te alcanzo, te jodes Logan! —lo amenazo subiendo de dos en dos las gradas que llevan a la planta tercera.

Veo que mira la pantalla dándole otro mascón a su tostada y se queda parado derrepente probablemente viendo el vídeo. Me apresuro y se lo quito de las manos cuando ya puedo.

Veo la pantalla otra vez y justo el vídeo se está reproduciendo otra vez con el volumen al cien. El nombre de Sofía no está a la vista y lo amenazo con la mirada cuando vuelvo mi atención a él.

—No sabía que te enviaban videos de ese tipo —dice serio ladeando la cabeza, pensativo y luego emite una sonrisa.

«Pendejo» le pego un puño en el hombro porque sé lo que estará pasando por su mente y es que yo más que nadie sabe lo delicioso que se ve eso, y más que es de Sofía.

—¿Quién es? —me pregunta aún con la mente en lo que vio y lo encuello.

—No vuelvas a quitarme el celular de esa manera, y menos te embeleses con lo que es mío.

Se ríe y agarro su mano torciéndola, algo que desde niños lo hace débil.

—¿De Collet? —sigue y me enfoco en sus dedos, hace muecas pero no deja de reírse como un loco. —No recuerdo que el de Collet sea así.

—Para crío primerizo si servís va —le tuerso más los dedos y comienza a suplicar que lo deje.

—Bien yá, no te quito de nuevo el celular pero déjame —suplica de nuevo y no cedo— ¡Yá!

Se ríe y me mete un codazo en la boca del estómago, el maldito tiene fuerza pero no como tanto como la mía, así que ahora le agarro las dos manos y las hago por un lado haciendo que se queje. No preveo sus intensiones y cuando menos lo siento me da un rodillazo en los huevos y me empuja. ¡Joder! si cuando te pegan mientras la verga está dormida ya va a ser cuando esta dura y sensible. 

Su empujón con todas sus fuerzas me desestabiliza por el puto dolor de huevos y topo con alguien atrás cuando intento no caer, la misma que emite un grito y cae de espaldas al suelo de mármol por llevarse mi empujón. 

—¡Ah Hanniel! —se queja Riley en el suelo sobándose la cabeza con el golpe que se dió mientras yo no quito mi mano de mi entrepierna con el dolor aún. 

Logan se ríe levantándola y se traga lo último de su tostada cuando intento agarrarlo pero el toma a Riley de escudo.

—Los putos golpes bajos no se valen —le agarro el pelo y Riley hace caras en medio de los dos. 

—Oigan tranquilos que soy mucho mas pequeña que ustedes.

Ninguno de los dos le pone atención y le meto una cachetada a Logan, apenas, porque mueve como títere a la inútil de Riley. 

—Ay —cierra los ojos cuando le pego otra cachetada a él— ¡Déjame Logan!

Este no para de reír y estoy comenzando a creer que se ha drogado, empuja a Riley y esta cae sobre mi quejándose y la hago a un lado yendo detrás del idiota ese pero cuando estoy a punto de agarrarlo se encierra en su habitación.

—De salir tenés puto —lo amenazo devolviéndome y no sé que carajos hago perdiendo el tiempo con estos. 

—Son unos salvajes —se queja ella acomodándose el cabello que le desordenamos. 

—Aprende mejor a pelear y no seas una fresita —le paso por un lado y abre la boca indignada.

—¡Yo no soy una fresa!

—Ajá. 

Me voy a mi habitación yéndome a bañar, salgo con una toalla amarrada a mis caderas, abro los cajones donde tengo mis boxers y lo primero que me encuentro son unas bragas color rosa, están rotas y ¿Como olvidar de quien es? la tomo y una sonrisa se forma en mi rostro al recordarla acá mismo siendo follada por dos, no voy a negar la capacidad que tuvo de aguantármela por detrás, tampoco el que me ponga duro recordarla pidiendo más cuando estábamos solos. 

Muevo de un lado a otro la cabeza y es que siento un odio y un deseo por ella que no sé cual tiene más potencia, con ella me dan ganas de enseñarle todo lo que sé y lo que ella no tiene ni la menor idea de que se puede hacer con su menudo cuerpo. 

Veo mi verga y me coloco el boxer antes de intentar algo que no va a tener resultado. Tengo tantas cosas que hacer, más con las empresas que se están pasando a mi nombre para que ya pueda comenzar a trabajar en mi nombre y no en nombre de Malcom. Tenemos un trato y ese trato tiene un plazo de tiempo el cual se está acabando.

Por muchos motivos acepté vivir nuevamente en esta mansión y uno de ellos era que la mitad de las enormes empresas de Malcom pasaran a mi nombre, una fortuna que yo voy a hacer crecer. todo con tal de dejar de aparecer en las noticias como un delincuente, la verdad es que eso a mi me importa una puta mierda, pero sé jugar mis papeles y con el viejo no me resultó tan mal. Escondo mi identidad en la mafia cumpliendo mis deberes como un miembro importante del clan, para así mantener el respeto y el poder que tengo dentro de ella, y al mismo tiempo parecer una persona sin sombras en la espalda en el mundo político y empresarial. Dos mundos, en los cuales me apetece tener el poder máximo, y claro que con el camino en el que voy lo haré. 

—Maya, necesito que me tengas informes de los nuevos socios en la petrolera de Canadá, Arabia, y Rusia lo mas antes posible, quiero estar al tanto de todo. —le exigo a secretaria de Malcom.

—Los informes hechos se los envié hace dos días al señor Malcom y...

—Te los estoy pidiendo ahora yo, nuevos y mejores estructurados que las porquerías que le entregan a él ¡Ya!

—Como ordene. 

Le cuelgo y salgo pensando y estableciendo que tengo que contratar a una secretaria para mí porque las inútiles de Malcom son un desperdicio. Voy a estudiar en las mañanas y trabajar por las tardes, aunque realmente ser el dueño de las empresas te quita el esfuerzo de tener que trabajar, si quiero solo contrato gente que me lleve arriba los negocios, pero yo tampoco soy un inútil para que alguien más haga las cosas por mí. 

 Abordo mi Aston Martin, arranco y de inmediato soy bloqueado por el auto de Logan «Estos van a terminar con mi paciencia» baja los vidrios y una muy emocionada Riley esta de copiloto. 

—¿A donde vas? —me cuestiona como si acabara de salir de un circo. 

—No les incumbe, ahora fuera de mi camino —acelero el motor. 

—Tan grosero que eres —ruedo los ojos— anyways, nosotros iremos de compras, o bueno... yo iré de compras. 

—No pueden salir solos y ya lo saben.

—Hoy es un día especial así que será la excepción. 

Arrugo el ceño. Excepción ni que nada, ellos no pueden salir sabiendo que los andan asechando. 

—Se van a dentro, no salen —ordeno ya fastidiado— ahora fuera de mi camino. 

—¡No! —me grita y enarco una ceja, ella se retracta ventilándose el rostro mientras que Logan se hace el loco escondiéndose en el celular— Es que iremos a comprar un regalo, no se que puede ser para una competencia ganada pero ya en el centro comercial lo decidiré 

¿Competencia ganada? a que se refiere con eso y ¿Qué competencia?

—¿Y a mí qué con eso? Yo los quiero dentro de la casa.

—Hanniel —dice con voz suplicante— Collet nos ha invitado, o bueno...—piensa negando— En realidad no nos invitó pero igual quiero ir a apoyarla ¡Hoy compite!

Saboreo la información, que ya sabia, pero que había olvidado. 

—Eso a mi no me incumbe. 

—Ya deja de ser un cabrón —se mete por fin Logan— Tenemos guardia que nos cuida, o que digo, dos guardias e iremos muy rápido y luego a la competencia, no creo que en un lugar lleno de gente ocurra algo así. 

Levanto una ceja viendo como se atreve a desafiarme, algo muy pero recuerdo que de quien hablamos es de Collet y el muy patético ya se encariñó con ella. 

—Fuera de mi camino —vuelvo a pedir y Riley hace un puchero. 

—¿Nos dejarás ir? —no respondo y ella sonríe derrepente—, incluso puedes ir tú también. 

Resoplo burlón y acelero el motor. 

—Yo no iré a nada, tengo mejores cosas que hacer. 

—Y te acabo de decir que no seas un cabrón —bufa Logan y arranca acelerando también. 

—Eres muy malo con Collet —sigue Riley y yo estoy completamente fastidiado— ella te quiere y...

—No me hago responsable de que les pueda ocurrir —la interrumpo negándome a escuchar esa palabra que no debería ni de existir para identificar a Collet.

—¿Eso es que nos estás dando permiso? —la miro fijo y enarco una ceja, repuesta suficiente para que ella grite emocionada pegándole en el brazo a Logan para que retroceda. 

Intenta ir antes que yo pero le gano acelerando dejándolos atrás saliendo de la mansión directo a mi asunto que tengo pendiente desde ayer. Un asunto que voy a disfrutar cobrármelo que casualmente tiene que ver con la muy mentada Collet. 

Paso por todo la avenida principal cruzando en una calle y luego en muchas otras adentrándome a un barrio de mala muerte, en donde vive esa escoria. Ya habrá salido de la universidad y aparco el coche unas calles antes saliendo, veo mi alrededor y el ambiente desolado es uno que para la suerte conozco tan bien, ubico la casa, me dirigo a ella y la rabia va creciendo cada vez mas que me acerco pero me detengo cuando sale de la casa y sonrío cuando sale el otro maldito junto con él a gritarle saber que mierda. 

Emprendo de nuevo mi camino y me arremango las magas de mi chaqueta pasándome detrás de él que se despide de su hermano, se da la vuelta e impacto mi puño contra su cara botándolo al suelo de una vez sin darle tiempo de nada. 

Este se hace para atrás sacudiendo su cabeza tratando de estabilizarse probablemente de la nublada de su vista. Lo miro desde arriba caminando hacia él cada ves que se hace para atrás.

—¿No que muy macho pues Kaiser? —me burlo de él patiándo su pie— ¡Levántate y demuéstralo!

Escupo por un lado y el odio que le tengo a este idiota no es algo que le vaya a ayudar y menos cuando se levanta y sale corriendo su casa nuevamente, lo alcanzo y lo detengo agarrándolo de la playera, de un tirón lo estrello en la pared y le dejo ir otros dos puños que le revientan en menos de nada piel de la cara. Creo saber lo cobarde que es y lo inteligente que puede ser hasta que me responde defendiéndose lanzando puños y patadas a lo loco. 

Esquivo la mayoría de sus patadas, calculo y tomo su pierna en el aire y hago una llave con mi brazo impidiendo que la vuelva a bajar y le meto no sé cuantos más golpes que lo dejan ir de espaldas impactando nuevamente en la calle con piedras. 

—Lo que hiciste ayer fue de tramposos ¿Pegar cuando estaba distraído? bueno, ahora hice lo mismo. —le meto tres patadas en su estómago haciendo que se encurve del dolor— Lástima que yo si no me quedo tranquilo con un solo golpe —le meto otras cuatro y cuando siento que alguien se me tira encima me impulso para atrás para que esa persona caiga al suelo también. 

—Vaya, vaya, Adikia ¿Te sumas a la fiesta? 

—¡Jódete hijo de puta! —se levanta de la calle agarrando una piedra grande y me sorprende que tenga los ovarios de enfrentarse a un hombre y que ese hombre sea yo. 

Me la lanza y solo hace falta un movimiento para esquivarla, agarra otra y se me viene encima con tal coraje que ya sé y tengo claro el motivo, no es solo por defender al inútil que apenas se levanta del suelo. Le detengo la mano y la retuerso tal como lo hago con Logan y grita pegándome con la otra mano. 

—Es absurdo que quieras pelear conmigo —me burlo viendo como patalea y hace de todo para que la suelte— Así que mueve tu puto trasero y vete a la mierda, de donde vienes. 

 —Maldito mal nacido. 

—Ajá ¿Que más?

Las lágrimas se le salen y un golpe en mi cabeza le cobra la nariz a Kaiser cuando doy un codazo con tantas fuerzas quebrándole el hueso de la nariz. 

Empujo a Adikia sin querer hacer mas con ella, me devuelvo a Kaiser y le mete una patada directa a las costillas como él lo estaba haciendo y esquivo todos los puños que me desprende, ninguno me toca, este es muy inútil como para enfrentarse a mi y tan siquiera golpearme. 

Queda tirado en el suelo con cuatro puñetazos mas que le doy acertando completamente. Lo veo en el suelo y la satisfacción ya me deja bien, me agacho a un lado de el y lo agarro del pelo.

—No se te ocurra volver a intentar creerte el machito porque muy bien sabemos que eres un inútil que ni un golpe puede darme cuando estoy poniéndo atención. —entierro el dedo en la nariz reventada y grita preso del dolor. —¿Entendido?

No responde y presiono más fuerte y agarra mis manos temblando. 

—¿Entendido?

—¡Sí! ¡Sí maldita sea!

Asiento sonriendo y lo suelto como la escoria que es y un golpe fuerte en la cabeza me recuerda que esta la otra puta haciendo lío y me volteo, esta me lanza otro golpe con un tubo de metal lo esquivo, me da otro con la rabia pura en su rostro y no puedo creer que en un pasado me haya involucrado con ella. Me da otros tres y uno impacta en mi mano «Suficiente» que sea mujer no quiere decir que no me puedo defender cuando ella me ataca, el problema no era con ella pero aún así quiere meterse pues... me da otro golpe que esquivo muy bien y atrapo el tub entre mis manos jalando fuerte para que lo suelte y me da un puñetazo en la cara y yo se lo devuelvo con una chachetada que la manda directo al suelo. 

Si bien puedo, la dejo igual que Kaiser, pero no tengo tiempo ya para eso, me agacho a donde ella y la tomo del cabello muy rubio. 

—No te opongas con el demoio que puede matarte en este mismo instante, Adikia, sé inteligente y vete a la mierda. 

Me mira con odio y me escupe y le doy otra cachetada enterrando los dedos en sus costillas. 

—Ni tampoco te quiero ver cerca de ella. —la sigo amenazando y eso la hace reír. 

—¿Qué? ¿Tienes miedo que te la quite? —lo ridícula nunca se le quita y sonrío como ella. 

—Si te han correspondido es porque yo las he dejado, no te creas hija de puta ¿Quien te quiere a tí sin un despecho de por medio? siendo como siempre la ultima opción y el agua asquerosa donde van a dejar sus mierdas. —entierro con mis palabras los cuchillos en las heridas que siempre ha tenido— Te usan y se largan.

Me escupe y me da una patada e los huevos, tenso el abdomen, intenta hacerlo de nuevo y le meto un puñetazo que la deja tirada en la calle. 

Me pongo de pie y me voy caminando a mi auto, lástima que no salió el hermano de Kaiser porque tenia ganas de acabarme a ese también. Acelero satisfecho y en el camino me limpio la sangre asquerosa de esos malditos. Ya he quedado conforme co lo que ocurrió ayer, o mejor dicho; de un solo suceso. 

Ahora me falta la mas importante y es Collet que me enoja a niveles extremos. ¿Como es eso de que está embarazada? ¿Como carajos está embarazada si conmigo siempre ha usado protección para el sexo? la única vez que lo hicimos sin el puto condón me aseguré que se tomara la pastilla. 

Y no soy un crío como para creer que esas mierdas son seguras, pero jamás he embarazado a nadie con las que me meto, no puede ser que con ella si haya fallado, y no es que tengamos sexo duro porque ni siquiera me aguanta. Pero lo que mas me jode es recordar las putas marcas que cargaba en el cuerpo y las que le he notado las veces que ha estado conmigo hasta ahora, es evidente que se coje a más y no pienso aceptar lo que ella me diga ni hacerme cargo de ni mierda. 

Ya decía yo que el día que la lleve al restaurante los antojos que tenía de niñita no eran normales, pero no le puse mas atención por estar besándola como quise. Ese día terminó placentero, lástima que tuvo que arruinarlo con su sentimentalismo. Somos solo sexo y ella no lo entiende ¿Por que nadie puede entenderlo? 

Miro por los retrovisores notando muchas cosas. Llamo a Critóbal. 

—Reporte —le exígo. 

—No hay peligro señor ni siquiera el sospechoso. 

Asiento viendo por el retrovisor y cuelgo. Voy a mi departamento y me voy a bañar nuevamente.

La imagen de ella viene a mi mente y la maldita erección vuelve a mí recordando su cuerpo y su rostro que... Acaricio el falo bajo el agua fría y la sensación es tan rica, cierro los ojos y la recuerdo acariciando su coño que también es rico, el olor que siempre carga, aumento  los movimientos y pongo mi mano en la pared de mármol frente a mi y un gruñido deja mi garganta con la masturbación efusiva que me estoy dando pensando en ella, recordando como se siente estar dentro de ella, aumento aun mas el movimiento de arriba y abajo, los minutos pasa. Evoco sus gemidos, la fricción placentera y sus tetas que... 

Carraspeo con la eyaculación que deja salir mi pene y echo la cabeza atrás sintiendo que esto no es suficiente aun así haya terminado. 

Salgo de la ducha yendo a cambiarme para salir de nuevo «Tengo un asunto pendiente» 

Tocan la puerta y me parece extraño pues nadie viene acá porque no vivo acá. Paso las manos por mi cabello húmedo y abro dejando ver a Liam recostado en el umbral. 

Doy la vuelta para terminar de peinarme. 

—¿Que haces acá? —le pregunto cuando se va directo al mini bar. 

—¿Qué no puedo venir a ver a mi hermano?

Ruedo los ojos  y comienza reír dándome un vaso con whisky. 

—Las chicas quieren ir al bar y me mandaron a traerte, Camille recalcó que quiere divertirse. 

Me codea y sonrió de medio lado recordando a Camille y su forma de "Divertirse"

—¿Chloe también? —lo molesto de vuelta tomando un sorbo del liquido. 

—Chloe se divirtió ya mucho antes —se muerde los labios como todo pervertido y río con él. 

—¿Y Allie?

—Ah ella aún no pero probablemente mañana.

Toma mas Whisky al igual que yo y me burlo. 

—Recuérdame como es que no te han mandado a la mierda. 

Arruga las cejas y se hace el indignado. 

—Recuérdame tú Hanniel como no te han mandado a la mierda mas de 3 chicas que te cojes.

Lo pienso con una sonrisa torcida y me encogo de hombros.

—Follo bien. 

—¡Já! ¿Y qué? ¿Crees que eres el único que folla bien?

Vuelvo a encogerme de hombros. 

—No te quiero bajar el autoestima pero, sí, soy el único. 

Asiente y se termina su vaso. 

—Me voy a ligar a Collet y a ver que dice —reta y entrecierro los ojos tomando de un solo trago lo que quedaba en el vaso. 

—Atrévete, y te corto los huevos. 

Emite una carcajada y me pregunto porque he aguantado tanto tiempo a Liam. 

—No me digas que el egocéntrico Hanniel ya quiere a Collet.

—Como si no me conocieras. 

—Pues porque te conozco es que lo digo.

—Collet solo es una mas, sexo las veces que yo quiera y cuando ella quiera también. 

Levanta las cejas y se burla. 

—Habla quien no ha podido soltar a Allie. 

—Oh vamos hermano, Allie ya paso su etapa en donde la quería, ahora solo es sexo, ella sí. 

—Ajá y yo nací ayer. 

—Yo si acepto mis sentimientos querido Hanniel, cuando quiero a una chica se lo hago saber para que sea solo mía. 

Me burlo de su actitud chico bueno y voy a traer mi chaqueta para salir. 

—La verdad me vale —le digo palmeando su hombro—, líate con las que quieras. 

Se ríe y me sigue hasta el ascensor cuando salgo del apartamento. 

—Las chicas nos esperan en casa de Chloe. 

—No iré. 

—¿No irás?

—No

—¿Y a donde vas entonces?

—Digamos que tengo que ir a ver una ridícula competencia. 






Publicado el 12/03/21



Nota de la autora:

Primera parte del capítulo. Corran a la otraaaa.

Aún así dejo saber que está primera parte me encanta, es uno de esos que emite completamente la escencia de mi amado Hanniel.

Sus opiniones acá.

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