Cuando terminé de dar el beso. Kevin tenía cara de sorprendido. De hecho, todos la tenían. Hye tenía su boca demasiado abierta, parecía que su quijada iba a caer al piso.
—Listo— me volví a sentar y crucé mis piernas.
—Wow— Jisung aplaudió. —Entonces, veo que por fin ya superaste a Hyunjin ¿eh?— se burló.
—Jisung, cállate, por favor— musitó Felix algo irritado. —Deja de hablar de esos temas—
—Estoy hablando con Min, no contigo, no te metas—
—Creo que no debería importarte si ya lo superó ¿o sí? te notas más preocupado que todos ¿por qué?— contestó Kevin mirándolo fijamente.
—Porque era muy estresante tener a esta chica detrás de Hyunjin todos los días. No sólo lo molestaba a él, nos molestaba a todos. Era muy irritante, no sólo Hyunjin la odiaba, todos aquí lo hacíamos— bufó.
Me sentía realmente mal. Todos se quedaron en silencio. Y tenían razón. Sentía una opresión en el pecho. Tenía un poco de ganas de llorar.
—Perdón por haberlos molestado antes y ahora, no volverá a pasar. Disfruten su noche, compermiso— me levanté inmediatamente de mi asiento y corrí hacia la salida. Escuché que alguien gritó mi nombre pero no supe quién. Me escondí en un lugar cerca de ahí y puse mi teléfono en silencio por si me llegaban a llamar, no sonara. Vi que Kevin salió junto con Felix y Hye. Como era de esperarse, uno por uno me llamó y no contesté. Se veían preocupados, Kevin fue directo a su auto y se subió. Supongo que iría a buscarme. Felix y Hye se quedaron ahí en la puerta preocupados. Pasaron minutos y mejor decidieron volver a entrar al lugar.
Deslicé mi espalda en el auto—sí, estaba escondida atrás de uno—lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. ¿Felix también era como ellos? Entonces ¿por qué se acercó a mí? ¿Acaso sólo quería burlarse? Muchas preguntas como esas abundaban en mi cabeza. Comencé a sollozar. Mi pecho dolía. ¿Por qué rayos vine? Debí haberme quedado en casa.
Mi teléfono se iluminó y pude ver que era una llamada. Me sorprendí, era Hyunjin. Obviamente no contesté. Me asomé un poco hacia el lugar y vi que estaba afuera. Tenía su teléfono en su oreja derecha. Tenía los ojos cerrados. Cuando mi teléfono dejó de iluminarse, él lo quitó de su oreja y después dio un gran suspiro. Se veía frustrado y algo preocupado. Duró varios minutos allá afuera. Me llamó varias veces y nunca contesté. Suspiré.
Vi que el auto de Kevin había llegado de nuevo. Salió de él y se encontró con Hyunjin. Estaban hablando. Se veían bastante serios. Cuando terminaron de hablar, ambos suspiraron pesadamente. Kevin entró y Hyunjin aún seguía afuera. Se veía muy pensativo. Vi que agachó la cabeza y puso ambas manos en su cara. Esperen, acaso ¿estaba llorando?
Duró así varios minutos y cuando quitó sus manos, alcancé a ver algo hinchada su cara. Sí, efectivamente estaba llorando. Volví a sentir otra opresión en mi pecho.
Estaba a punto de volver a entrar al lugar, pero negó con su cabeza. Noté que mandó un mensaje y luego de eso fue directo a su Mercedez, se subió y se marchó.
Lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Me sentía mal. Ya había pasado un rato que salí de ahí, por lo que creo que ya era hora de irme a casa. Pensé en pedir in taxi, pero no. Me levanté de ahí y me fui caminando hasta casa. Ya pasaban de las 10 de la noche, era tarde, pero realmente ya me daba lo mismo. Si me llegaba a pasar algo, lo tenía bien merecido.
El lugar no quedaba tan lejos de mi casa, pero caminando sí eran como 40 minutos. Bueno, llegué sana y salva a casa. Abrí la puerta y mamá estaba en la sala viendo la televisión.
—Hola, mamá— saludé sin ánimos.
—Hola, hija ¿qué tal tu noche?— sonrió, pero ya cuando me vio más de cerca, su sonrisa desapareció.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien?— habló preocupada.
—Descubrí que sólo soy una molestía en la vida de los demás. Bueno, creo que ya lo sabía pero no quería darme cuenta— otra vez estaba comenzando a llorar.
Mamá se paró del sillón y me abrazó. Fue ahí fue cuando solté todo. Era la primera vez que lloraba frente a mamá. Siempre lo hacía en silencio, desde niña, nunca me ha gustado que me vean llorar. Siempre he visto eso como algo más personal.
—Me odio, soy un asco de persona. Intenté dar lo mejor de mí misma, intenté quererme más, dejé de seguir al chico que me gusta, intenté ser alguien nueva, pero el pasado siempre me atormenta. En el pasado fui una maldita estúpida y ahora que estoy intentando ser alguien mejor, siempre alguien sale y me lo echa en cara. Había hecho un nuevo amigo, pero al parecer sólo se acercó para burlarse de mí. Siempre he sido una maldita burla para todos. Estoy harta. Intenté cambiar eso, pero al parecer todo sigue igual. Ya no sé qué hacer, mamá, ayúdame, por favor— sollocé demasiado fuerte. Mamá sólo daba leves masajes en mi espalda.
—Min, tranquila. Sé que eres una buena chica. Tal vez tu pasado no fue el mejor, pero sé que estás intentando ser una mejor persona. He notado muchos cambios en ti y todos son muy buenos, eso me gusta. Si los demás no quieren verlo, entonces mándalos mucho a la mierda, aquí la importante eres tú. Tienes que estar bien contigo misma. No quiero que dejes de hacer tus cosas por eso, quiero que sigas adelante— me abrazó un poco más fuerte. Su voz comenzaba a quebrarse. —Mi amor, recuerda que todos merecemos una segunda oportunidad—
Me solté un poco de ella y me limpié las lágrimas.
—Mamá ¿puedo pedirte un consejo?—
—Claro que sí—
—Hyunjin, cuando yo lo acosaba, él me molestaba demasiado, incluso a veces llegaba a humillarme frente a todos en la escuela. Dejé de hacerlo y él comenzó a buscarme, aunque, aún me seguía molestando. Días después me dijo que le gustaba y le creí, incluso llegué a besarme algunas veces con él, pero después, sus comportamientos eran muy cambiantes, un día se comportaba lindo y al día siguiente como el mayor idiota del mundo. Me dije a mí misma que ya no quería esos tratos y ambos decidimos alejarnos uno del otro. Hice como que todo lo que él hacía, no me importara, pero muy dentro de mí, sabía que sí lo hacía. Últimamente que lo he visto, creo que está intentando darme celos, no sé, es un idiota— dije. —Aunque bueno, los dos lo somos— finalicé.
—¿Aún te sigue gustando?— asentí levemente con los ojos cerrados. —¿Sabes? las personas somos muy masoquistas, a veces estamos en lugares donde no deberíamos. Sabemos que nos hacen daño, pero ahí seguimos. El amor atonta— suspiró. —Hija, no me gusta verte así, porque sé que sufres demasiado. Ambos estuvieron mal. Tú por acosarlo y él por hacer todas las cosas que te hizo. Debería decirte que te alejaras, porque sería lo más conveniente, porque aún sigues sufriendo. Sé que no es fácil olvidar a alguien de la noche a la mañana. Sé que ya intentaste hacerlo, pero ¿te funcionó?— negué. Intenté demasiado, pero diario lo veía y no funcionaba mucho. Por eso quiero que ya acabé la escuela, para ya no verlo más.
—Es algo muy difícil de superar— volvió a hablar. —Dices que el chico es muy cambiante y que te trataba mal. Estar con alguien así es irritante, porque realmente no sabes de qué humor va a estar ese día y cómo se vaya a comportar. Te lo vuelvo a decir, todos merecemos una segunda oportunidad. Si crees que es conveniente que ambos se den una nueva oportunidad, adelante. Pero si ves que es de nuevo lo mismo, es mejor dejar todo ahí, lo que menos queremos es una relación tóxica. Así que piensa muy bien lo que quieres. Primero estás tú misma. Es mejor llorar por unos días, a llorar toda la vida— sonrió y me volvió a abrazar.
Correspondí el abrazo y sollocé un poco. Qué bien se sentía poder hablar libremente de esto y soltar todo el llanto que tenía atorado. Y estaba mejor, porque era con mi mamá.
—Muchas gracias, mamá, en verdad lo necesitaba. Voy a pensar bien las cosas. Lo mejor para mí, y bueno, para ambos— me separé de ella e intenté sonreír.
—Yo sólo quiero que seas feliz— sonrió también. —Por cierto, tu papá y yo hablemos y bueno, hemos pensado muy bien lo de la universidad— la miré dudosa. —Si entras y te llegan a dar la beca, tienes nuestro permiso para viajar a Australia— abrí mi boca sorprendida. —Repito, quiero que seas feliz y sé que eso lo has deseado desde niña. Tal vez nos duela mucho tu partida, pero vamos, existen las videollamadas, correos, podremos visitarnos de vez en cuando. Por más que quisiéramos que te quedaras aquí, no podemos, es tu vida y no queremos arruinar uno de tus más grandes sueños— la volví a abrazar.
—Gracias, los amo demasiado— después de que llegamos de Canadá, ya era tiempo de hacer trámites a la universidad, así que hice a 3 universidades. A la Universidad Nacional de Seúl, a la Universidad Yonsei y a la Universidad Kyung Hee. Todas ofrecían becas de intercambio y yo tenía muy buen promedio. Por lo que, en cuanto se diera la oportunidad, haría trámites para poder obtener una beca—claro, si es que entro—aunque también, ya era hora de ir buscando un trabajo. No voy a dejarle todo a la universidad, así que, es hora de actuar. En 2 semanas daban los resultados y vaya que estaba nerviosa.
—¿No vas a cenar? mandé a tu padre por comida, pero ya se tardó un poco, tal vez haya tráfico— miró el reloj de su mano.
—Ya cené, gracias— mentí. Mamá sólo asintió y yo subí a mi habitación. Estaba mal por lo que sucedió en el bar—y lo que estaba sucediendo en mi vida actualmente—pero también estaba un poco feliz por lo que mamá y papá habían decidido sobre la universidad.
Revisé mi teléfono y tenía un montón de llamadas perdidas de Kevin, Hye, Felix y oh, Hyunjin. También tenía mensajes de todos, menos el último mencionado. No los iba a ver, tal vez hasta mañana o no lo sé, yo sólo quería dormir. Así que acomodé mi cama, me puse mi pijama, me acosté y ya no supe de mí.
[.]
Desperté, desayuné y ya no sabía qué hacer. No quería atender ni llamadas ni mensajes, por lo que mejor apagué mi teléfono.
Decidí organizar mi cuarto, ya que estaba hecho un asco, desde que llegué de Canadá, no lo había hecho. Hoy era el día libre de mis padres, por lo que todos estábamos en casa.
Le dije a mamá que si me dejaba hacer la comida y accedió. Decidí hacer jajangmyeon, le encanta a mis padres.
Escuché que tocaron la puerta. Mamá fue a abrir. Escuché pasos viniendo hacia acá.
—¿Por qué no respondes llamadas ni mensajes? ayer nos quedamos muy preocupados ¿cómo estás?— se miraba bastante preocupado.
—Estoy bien, Kev— sonreí sin ganas.
—No te creo, te conozco muy bien. No les hagas caso. Todos son unos idiotas—
—Y más yo, pero bueno, cosas del pasado. No dejaré que me afecten— seguí picando la verdura.
Kevin suspiró pesadamente y se sentó en una silla de la cocina.
Escuché que volvieron a tocar la puerta. Mamá volvió a abrir.
—Min, te buscan— gritó desde la entrada.
Kevin y yo nos miramos mutuamente algo confundidos. Fui hacia la puerta y Kevin me siguió.
—¿Podemos hablar?— dijo algo triste.
—Iré a terminar de hacer la comida— dijo mamá y se retiró de ahí.
—Nos vemos más tarde, cualquier cosa, no dudes en llamarme— dijo Kevin despidiéndose y yéndose de mi casa.
—Estoy algo ocupada, así que, sé rápido, por favor— cerré la puerta y salí, luego de eso, miré hacia el suelo.
—Me disculpo por lo que dijo Jisung ayer, a mí nunca me molestaste, nunca te odié, por dios, jamás te odiaría, ellos lo hacen, o lo hicieron, porque son unos estúpidos— sentía su mirada fija en mí. —Créeme, Min, por favor. Nunca me acerqué a ti de mala manera o para burlarme. Desde hace mucho quería hacerlo, pero creí que también me considerabas un idiota y creí que me rechazarías. Perdón, en serio perdón— levanté la mirada y tenía su cara cansada, se le notaban las ojeras, parecía como si no hubiera dormido.
—A estas circunstancias, ya no sé qué creer ni en quién— respondí sincera.
—Te estoy diciendo la verdad, lo juro— se veía triste. —N-no quisiera perder tu amistad, eres una excelente chica. No soy un idiota como todos ellos— bajó la mirada.
Suspiré pesadamente. —Me voy a arriesgar y confiaré en ti— levantó la mirada rápidamente. —Todos merecemos una segunda oportunidad— me encogí de hombros y recordé las palabras de mamá. Espero no volver a salir lastimada.
—Gracias, gracias por confiar en mí, juro que no voy decepcionarte— por fin sonrió. —¿Te puedo dar un abrazo?— dijo tímidamente.
Me sorprendí. Yo no era mucho de dar abrazos. Pocas veces lo hacía y sólo era a personas de suma confianza.
—C-claro— contesté tímidamente también.
En menos de 3 segundos, ya lo tenía pegado a mí. Sonreí instantáneamente. Correspondí a su abrazo.
—Gracias por confiar en mí— se separó de mí sonriendo. Yo sólo asentí.
—¿Irás a la graduación?— preguntó.
—No lo sé, no creo. Se me hace muy tonto eso de que las chicas inviten a los chicos. Aparte, es raro que vayan a hacer baile, nunca lo hacen— rodé los ojos.
—Para todo hay una primera vez— se encogió de hombros. —Y deberías de ir, se pondrá divertido. Incluso si no invitas a nadie, tú sólo ve— me miró.
—Lo pensaré ¿ok?— asintió.
—Ve a hacer tus cosas. De nuevo, gracias por esto— hizo una reverencia. —Nos vemos— se despidió sonriendo. Yo hice lo mismo.
Entré a casa. Me sentía un poco rara, pero bueno. Regresé a la cocina y le dije a mi mamá que yo me encargaría. Decidí prender mi teléfono. A los pocos minutos, sonó. Miré la pantalla. "Hyunjin". Otra vez. ¿Por qué tanta insistencia? dudé en contestar, así que sólo desvié la llamada y lo volví a poner en silencio.
¿Para qué me estará buscando tanto?