Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

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Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 20 | Demone
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 23 | A la vista de alguien

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By Nara_CC

A la vista de alguien.

4 de diciembre, mismo día en el que él vió el chupete de Collet.

Hanniel

Jodida mierda.

—Hermano pero cálmate —se burla Seth y tengo que enderezarme para que deje de hacerlo.

—No me jodas y dame una camisa.

—Hasta que me digas quien te la arrancó —se cruza de brazos y se sigue burlando. 

Paso mis manos por mi cabello tratando de tener paciencia con todo hijueputa inmaduro de los que estoy rodeado. Le hago mala cara y con eso se va a traer lo que le pido, Allie solo me ve desde un lado de la oficina con cara de advertencia y me vale mierda lo que piense y si ya sabe que he estado con Collet ¿Para que me ve así? ¿Acaso ya se cree la cuidadora personal de ella? ruedo los ojos desafiándola con la mirada. 

—Espero que no la hayas dejado llorado —sentencia y me da gracia lo que cree que hace para intimidarme.

—No es tu puto asunto así que cierra la boca —espeto porque no estoy como para aguantarla con el genio de mil demonios que cargo. 

Me analiza y desvío la mirada porque es una perdida de tiempo. Siento que me observa con sus pesados ojos y la escucho reír. 

—¿Lo dejaron con ganas y está enojado? —se burla también y con eso me doy la vuelta acercándome de más a ella. 

Se remueve incomoda o nerviosa viendo a otro lado pero la muy cobarde no centra su atención en mí. Ahora soy yo el que observa con atención cada gesto o movimiento que hace, me acerco mas arinconándola entre la mesa y mi cuerpo, bajo la cabeza para acercarme a su oído y mi respiración roza en su piel la cual se eriza y me burlo.

—¿Celosa, Allie? —le susurro y antes que pueda hacer algo me alejo satisfecho. 

—Eres un maldito.

—Lo sé. 

Recibo la camisa que me da Seth y me la coloco saliendo del lugar sin decir nada más. Me duele la verga que está erecta y bajo el pantalón aprieta incómodamente. Llamo a la persona que me va a complacer porque yo no me quedo con ganas nunca y si de sexo hablamos con cualquiera puedo venirme. 

De lejos noto a la maldita esa que me tiene con el pantalón apretado sentada en la barra hablando con la puta de Adikia y la furia crece mas en mí, ojala y no se le ocurra abrir la boca porque la mato. Si no me voy terminaré ropiéndole la cara a mas de uno. Camino rápido ignorándola pero que ella se tropiece conmigo es un obstaculo el cual esquivo muy rápido. 

—Cuídenla —le ordeno a Cristóbal, asiente y me voy con la otra mitad de la guardia y Oriana está en el asiento del copiloto cuando entro a mi Aston Martin.

Enciendo el auto y acelero de camino a mi departamento. La rubia se inclina besándome el cuello llevando su mano al pantalón tocando la eminente erección que obvio no es por ella pero que tendré que bajarla con ella. 

—Humm, ¿Urgido por follarme? —sonrío por la ingenuidad de muchas mujeres pero la dejo que crea lo que quiera. 

desata el cinturón y luego baja el zíper en lo que yo no despego la vista de la carretera.

—Detiene el auto... —me besa la comisura de los labios— podemos hacerlo en este precioso auto —se emociona y me fastidia que no sepa con quien trata. 

Le quito la mano de mi entrepierna y la enderezo. 

—No voy a manchar de líquidos mi auto. Vale mucho mas que una follada. 

Rueda los ojos y me importa un carajo cuando vuelvo a recordar el chupetón al lado del pezón que ansiaba por morder para hacerla sufrir, no se que ocurrió pero me recuerdo que tiene novio y seguramente fue él quien le hizo la marca tan mediocre. No me gusta ni quiero verla con señas de otros estúpidos en su piel que seguramente no la hacen venir como yo a ella, y ella es una maldita por creer que yo voy a caer en su puto juego de críos.

Aprieto el timón y Oriana solo observa mi actitud, Collet cree que soy igual a ella, lo que no sabe es que el juego yo lo cree y siendo el anfitrión no voy a perder, simplemente me da curiosidad saber quienes mas se atreven a meterse con ella sabiendo que tiene ya una marca que nunca en su vida se va a poder quitar. 

Llego a mi departamento que por el momento solo uso para coger porque obligatoriamente tengo que vivir en la mansión hasta que me gradúe por un trato del asco que hice con Malcom.

—Quítate la ropa y te abres de piernas —le digo quitándome la camisa que no es mía ni mi olor tiene. 

Ella obedece y es imposible no calentarse más con las diminutas bragas que tiene. Oriana siempre es un buen partido para follar, tiene un cuerpo de los que a mi me gustan y que entienda precisamente lo que tenemos le ha permitido quedarse mas de una vez conmigo.

Me acerco a ella que se sentó a la orilla de la cama sin quitarse la tanga y sé que quiere que yo mismo se la quite y lo hago dejando el coño que está mas que húmedo a mi disposición. Jadea cuando le agarro las piernas halándola mas a la orilla y me comienzo a colocar el condón bajo su vista. 

—Sin condón —pide y la ignoro—, solo por una vez en tu vida, Hanniel —suplica y me toma del cuello besándome tratando de distraerme al llevar sus manos a la polla y me quita las mías que colocaban el látex. 

Le correspondo el beso, me mordisquea los labios y siento como le gusta que introduzca la lengua, se va poniendo de pie sin soltarme la boca y su mano se mueve de arriba abajo estimulando, creando sensaciones que necesito. Me tira a la cama, trepa sobre mi torso como la gata que es y se quita el sostén mostrando las tetas grandes que comienzo a magrear haciéndola gemir, ubica el glande en su entrada y se prepara para hundirse cuando la hago hacia atrás, me levanto tomando otro condón y me lo coloco. 

—Con esta mierda o nada —le hago saber y hace mala cara pero me vale. 

Le tomo las caderas, me ubico enmedio de sus piernas y la penetro encima de ella de un solo empujón. Comienzo a moverme disfrutando de los roces en la vagina mojada y me concentro en llegar a mi liberación, veo como le entra todo acostumbrada a mi falo grande que suele lastimar por la cabeza grande, le gusta tanto tenerme dentro que gime fuerte y yo llevo mis dedos a su clítoris masturbándola al mismo tiempo en que la penetro una y otra vez haciendo que sus paredes se contraigan haciendo que curve la espalda aferrándose a las sabanas mientras su cuerpo tiembla depues de varios minutos en el orgasmo que le provoco. 

Yo sigo dando fuertes penetraciones haciendo un ruido constante y por mas que busco llegar a donde quiero no puedo, la rabia me vuelve mas brusco y le doy mas duro haciendo que su piel se torne roja. La vuelvo a sumergir en otro round que hace crecer su placer sin haberla dejado que disfrutara del anterior orgasmo, cierra los ojos y acaricia mis brazos cuando pongo mis manos a los lados de su cabeza para besarla y borrar esa maldita imagen de ella que entre mas recuerdo mas me da rabia. 

Mis movimientos son intensos y rápidos. Dejo la boca de Oriana y comienzo a lamer y a chupar sus tetas pero eso ayuda menos y me alejo volviéndome a enderezar y ella nota mi desesperación, mi afán de querer conseguir algo que nunca me había costado mucho llegar y menos con ella. Frunce sus cejas y yo no paro volviendo esto mas intenso sin darle tregua, la fricción es rica pero me enfurece el tocar mi liberación para después volver al principio como si lo que necesito ver o tener es el requisito para tener un maldito orgasmo. 

Oriana se coloca sobre sus codos y el sudor ya baja por mi sien y no me importa lo salvaje que estoy siendo, no le pongo atención a ella pero noto que arruga sus cejas, irgue su espalda y no escucho que me habla hasta que siento cuando me empuja fuerte. 

—¡Detente animal!

Me alejo y noto lágrimas en sus ojos y de inmediato se cubre con una sabana cuando noto sangre entre sus piernas.

—¡¿Qué es lo que te pasa pendejo?! —me grita histérica y hace una mueca de dolor y ve como la sábana comienza a consumir la sangre que sale de sus piernas.

Bajo mi vista a mi miembro y este yace manchado de la misma sangre, espesa y abundante, me agarro la cabeza dándome la vuelta con sus sollozos taladrando mis oídos. 

—Mierda. —digo para mí mismo y estrello el puño en un mueble al frente de la cama y me quedo por un momento ahí. 

La rubia no deja de llorar e imagino el daño que le habré hecho. Quito el condón empapado de sangre y lo tiro a un basurero cerca, guardo la erección que aún sigue potente, incluso mucho más que antes y me doy la vuelta a ella que se niega ver entre sus piernas. 

—Si es mucho levántate y te llevarán a un hospital —le digo la pie de la cama.

Me fulmina con los ojos verdosos y no sé qué pretende que haga. Sí, se que la lastimé pero no voy a ir a consolarla como si yo fuera de hacer eso.

—¿No puedes levantarte? —insisto.

La miro tragar saliva, baja su vista a las sábanas que siguen manchándose de rojo carmesí y con miedo se quita la sábana, abre las piernas y desvío los ojos cuando miro lo que le pasa. Comienza a llorar más y mi subconsciente me dice que por más hijo de puta que yo sea, por lo menos ella se merece ayuda para levantarse e ir a un hospital.

Me coloco una playera que sí sea mía y llamo a mi guardia, solicito a la única mujer que por cabrona pertenece a los hombres que me cuidan y sube de inmediato a mi departamento.

—¿En qué le puedo servir señor?

—Necesito que ayudes a la chica que está en la habitación y la lleves a un hospital.

Asiente y se adentra al pasillo que lleva a dónde dejé a Oriana aún llorando y alegando que no quería que una tercera persona la viera pero yo no iba a estar ahí cual novio arrepentido por hacerle daño a su novia «Es que ni mi novia es»

Recibo una llamada y contesto con el dolor punzante en mi cabeza aún cabreado por la erección que se niega a bajar.

—¿Que ocurre?

—Señor... Aquella chica ha estado buscándolo como loca y ha dejado una carta.

Arrugo el ceño.

—¿Quién?

Escucho el nombre que me dice y cierro los ojos suspirando profundo para no salirme de control, acaricio mi sien y veo como Mireya saca a Oriana del departamento en un pants evitando que ella camine mucho o haga esfuerzo.

—Nadie puede saber de eso y menos sobre la carta. Te vienes inmediatamente cuando termines de cuidar lo que te pedí y me entregas el papel.

—Muy bien señor.

Cuelgo y recuerdo a esa chica y en los problemas que me va a causar. Recuerdo también lo que ocurrió y como ocurrió y estrello los puños en la pared rabioso.

Vuelven a llamarme y contesto furioso.

—Señor, se ha puesto descontrolada y tratado de acercarse a ella.

Vuelvo a estrellar los puños que se revientan con la fuerza que utilizo.

—¿Lo ha logrado?

—No, tuvimos que recurrir a la fuerza y sacarla del lugar sin que la señorita Collet se haya dado cuenta.

Aprieto la mandíbula y ordeno que la lleven a su puto lugar de mierda al que pertenece y me voy con la única persona que puede ayudarme en este momento.

...

—¿Hanniel?

—Necesito follar.

Sonríe y ve a todos lados y se centra en mis nudillos que están reventados.

—Pasa. —me abre por completo su puerta y me pierdo en la belleza que posee cuando deja caer la bata que cargaba puesta dejándome a la vista su bien formado cuerpo desnudo.

Me mira cómplice y toma la mano que más ensangrentada está y comienza a lamer los nudillos limpiando casa gota del líquido metálico. La polla se me engorda y es imposible no recordar lo que hacíamos.

Observo plácido como lame y saborea, llevo mi mano a su coño y está completamente húmedo, confirmo una vez más el morbo que provoca esto y que le encanta mucho más.

Mi mano la enrollo en su cuello estrellando su cuerpo en la pared.

—¿Me esperabas?

Su respiración es un desastre y comienzo a mover mis dedos en su piel que palpita.

—No, me masturbaba pensando en tí, sí.

Me endurece más con esas palabras y me apodero de su boca besando de la misma manera en la que ella me enseñó y le provoco gemidos que son dulces para mi oído, trago su misma saliva y su lengua juega dentro de mi boca luchando con la mía para saber quién ha perdido la práctica.

Me la subo a la cadera y camino a su habitación. La tiro en la cama e inmediatamente abre las piernas ofreciéndome el coño rojo y brillante. Me inclino y me apodero de sus carnes lamiendo como un poseso, succiono cada parte que le hace temblar halando mi cabello queriendo más y más.

—Como te... ah... como te enseñé, mi amor —afirma y la veo sin quitar mi boca de su coño y se está mordiendo los labios.

Tiene los ojos cerrados y estoy seguro que está recordando las cosas. Sin embargo no la dejo sacando mi lengua de su interior.

—Mirame, joder, mira como me como tu delicioso coño.

Se comienza a masajear las tetas mientras me mira y clavo mis ojos en los verdes clarísimos de ella. Uso a perfección los piercings que tengo para hacerla ver las estrellas y nublarle el conocimiento.

Sus piernas tiemblan y su pelvis hace elevaciones involuntarias presa del placer. Gime y jadea como se le da la gana y le abro más las piernas para succionar bien la carne completa y eso es todo para que vocifere en preciosos gemidos mi nombre.

Me levanto. Es mi turno.

Me quito toda la ropa queriendo que nada me estorbe, masajeo ante su vista el falo limpio ya que me bañé antes de venir. Paso la mano por su coño atrapando su húmedad y untandola en mi verga lubricado para que no ocurra lo mismo que con Oriana. Sigo completamente furioso y no creo que se me vaya hasta que la tenga frente a mí y le pueda dar un escarmiento, mientras tanto me ocupo de mi placer y de Sofía.

Las venas palpitan anciosas por penetrarla con fuerza, con la misma que me va a complacer, doy estocadas vivaces y certeras, fuertes y extremas. Le doy la vuelta dándole una nalgada que la hace gemir y luego se esas de doy muchas más penetrandola a más profundidad estando ella en cuatro.

Pongo la mano el inicio de su espalda para que se deje caer en el colchón alzando más el culo. Estimulo su ano y penetro el dedo pulgar haciendo que su piel se erize.

El placer con ella nunca falla y me encanta tanto que no tardó más en correrme dentro de ella con la fuerza que venía buscando desde hace mucho. Ella vuelve a llegar a su segundo orgasmo y cae rendida en la cama quedándose dormida después de varios minutos luego de que yo me acueste a su lado dándole besos en todo su cuerpo y su rostro.

...

No debió pasar.

Eso nunca debió pasar.

En realidad es la única cosa de la cuál me arrepiento por haberlo permitido y haber contribuido.

Ahora me joden la vida a cada nada.

No pasó.

—Son las tres de la madrugada cariño ¿Qué haces? —Sofía acaricia mi brazo mientras fumo en el balcón de su habitación, viendo el cielo nublado con el frío a mil.

—Ha retomado lo que hacía —confieso.

—¿Quién? —me abraza desde atrás y coloca su mejilla en mi espalda.

Digo su nombre y la oigo suspirar, cansada al igual que yo.

—No es tu problema, fue un error que nunca debió ser y ahora solo déj...

—Me está jodiendo Sofía —la separo de mí dando caladas más largas acabando con el cilindro y vuelvo a sacar otro encendiéndolo para seguir fumando.

Me voy al otro lado del balcón y olvido lo terca que ella es cuando me toma el rostro obligandome a poner toda atención en ella.

—Nunca fue tu intención mi amor y tampoco fuiste tú —me besa los labios y apenas noto que sigue desnuda, acudo a toda paciencia para no alegarle el porque sale desnuda en pleno frío de diciembre.

La cargo besando sus perfectos labios llevándola dentro.

• ───────── ✾ ───────── •

Collet

Llega la segunda semana de Diciembre y consigo la dada de alta en el hospital de mi padre y Dafne, completamente sanos y recuperados de sus heridas de bala. No los he visto desde que papá declaró el retiro de toda ayuda en mis estudios para mí, no había querido que fuera al hospital y eso me dolió mucho, realmente sí porque ellos son mi todo y única familia nuclear.

Me pongo nerviosa cuando los esperamos fuera del hospital y no sé como ver a la cara a papá, por una parte me da vergüenza que sepa que un hombre ya me ha tocado íntimamente y hasta más, pero por la otra me siento mal por haberle desobedecido y gritado como lo hice, muy a pesar de todo el sigue siendo mi papá y no debí, nunca debo hacer eso.

Dafne es la primera en salir y sonrío por volver a verla sana, pero no me quedo conforme porque tiene el aura mismo que cuando estaba buscando hace meses en su celular como suicidarse y cuando intento hacerlo, creo que hasta peor con unas inmensas ojeras en su rostro, no se como hacer para ayudarla, Dafne es alguien difícil de descifrar.

—Al fin te apareces —me dice chocando su mano con la mía y quiero abrazarla pero ahora que ella está bien no se va a dejar que la apretujee.

—Mi culpa no fue...

—Ahora si me vas a contar que ocurrió —sentencia yéndose a donde Marlen a quien abraza tan a gusto.

Papá sale dándole las gracias a todo el personal y mi ilusión de abrazarlo lo demuestro dando un paso adelante y estirando mis brazos pero él ni siquiera me ve y se va a donde su hermana y abraza a Dafne y yo asiento varias veces y despacio para mi misma aceptando que aún sigue enojado.

Nos vamos a casa y Dafne solo me observa probablemente analizando cada parte de mí y ese hábito de ella me asusta porque lo hace tan neutral y tenebrosa. Nadie habla durante el camino y entiendo la tensión que hay porque después de haberle pegado a Sayda y arrebatado el cincho a Marlen no me hablan y supongo que papá aún no sabe nada de eso, pero también sé que lo sabrá nomás lleguemos a casa. 

Llegamos y cada uno baja y yo ayudo a Dafne que aunque ya esté bien sigue sensible al no poder hacer mucho esfuerzo. Como lo predije papá se encierra en la oficina con su hermana y la mía hace un gesto llamándome a su cuarto y lo hago. 

—Ahora sí cuéntame que te tiene con los ojos irritados y que tienes que ver con el mal humor de la tía y Sayda. 

Hago mala cara sentándome en la cama, mi hermana es una buena confidente y tarde o temprano se va a enterar de lo que ocurrió así que le cuento mi versión, omitiendo algunos pequeños detalles. 

—¿Así que le sacaste sangre de un puñetazo?

—Si —digo y me comienzo a reír, los sucesos desde este punto ya me dan risa y ella también ríe. 

—Ay Collet sos tan problemática.

Tuerzo la boca sin querer aceptarlo, yo soy cero problemas pero si me retan ahí si me encuentran.

—¿Segura que no ha ocurrido nada mas? —entrecierra los ojos.

Sabe que hay algo mas a fondo y además sabe que tengo un amorío con quien ya me escucho hacer cosas que ella no debería saber y yo ni de loca le voy a contar que me lo he follado como si no hubiera un mañana y que por eso tengo problemas con papá. Ya ni me reconozco pensando de esta manera y ni me creo que tres miembros diferentes han estado dentro de mí. 

—Papá ya sabe que me gusta alguien más y que sin ser nada lo he besado —le quito peso a las cosas—, y a causa de eso me ha quitado todo tipo de ayuda de dinero para la universidad y la academia.

—¿Qué? —se sorprende. 

Asiento indicándole que si es enserio lo que le dije, voltea el rostro acariciando su cien y se que está sin creerlo porque papá no es tan extremista.

—Papá no puede...

—¡Collet! —el grito de papá llamándome la interrumpe.

Suspiro sabiendo que ya está informado de todo lo que ocurrió en todas las semanas que el no estuvo presente y me espera un buen regaño. 

—Me esperan mas castigos —le digo levantándome para ir a la oficina de Lionel.

Abro la puerta despacio con temor y Marlen ya no está y agradezco tanto eso. Me siento frente a él y espero a que se tranquilice para que hable. 

Pasan unos largos minutos y por fin se digna a dejar un montón de papeles que lee para levantar el rostro y verme con expresión firme. 

—¿Por qué?

Juego con mis manos en mi regazo y no se que decirle de primero. Me quedo callada con el rotro agachado y el sigue hablando.

—Te estás comportando como una rebelde que no ha tenido principios para respetar a sus mayores fugándose a lugares quien sabe cuales y vuelves ya noche.

Las lágrimas comienzan a salir recordando todo y no es justo. 

—Supongo que Marlen omitió los detalle en donde ella sale golpeándome como si fuera mi madre —levanto el rostro y miro el de él que está contraído en enojo, pero no me importa porque comienzo a desahogarme—, ella me ha estado tratando como todo pero menos como su sobrina. Me ha dado fuertes golpes en la cara y con el cinturón, y para colmo Sayda se mete golpeándome también y ya no aguanté... ya no aguanté ese día y tuve que defenderme para ya no recibir mas golpes, me contuve mucho por el respeto que le debía tener pero sabes bien que el respeto se gana y ella desde un principio me falto al respeto y no tiene derecho...

Se me quiebra la voz y me niego a seguir hablando porque quiero dejar de llorar. Papá solo ve hacia otro lado apretando los dientes y sé que esto no se lo dijo la tía y eso le cae mal a él. 

—¿Cuantas veces?

—Todos los días. 

Vuelve a tensar los dientes y se pone más furioso. 

—Voy a hablar con ella y otra vez que intente tocarte me avisas —sentencia y mi interior salta escuchando nuevamente a mi papá verdaderamente—, pero eso no cambia lo que ya sabes. Lo que hiciste, dejando fuera a Marlen, no es nada bueno o algo que yo permita.

—Es que...

—No me importa Collet, vas a buscar un trabajo no sé como para pagarte tus gastos que a mi no se me hacen esas cosas. 

—¿Pero qué te estoy haciendo? —Pregunto exasperada. El me mira despectivo y no me responde.

—Te ibas y volvías bien noche...

—Con Allie —lo interrumpo y se calla—, con Allie es con quien me iba a su casa para soportar lo que estaba pasando y venía noche para que ya no hubieran problemas al encontrarlas durmiendo —me justifico con mentiras, necesito que recapacite.

—Bueno pero entonces de hoy en adelante ya no lo haces porque soy yo el que estará acá. 

Acepto y me hace un gesto de que ya puedo irme y me quedo aun sentada insegura de cual fue su decisión neta. 

—¿Vas a seguir ayudándome?

—Ve buscando un trabajo y ahora vete que tengo mucho trabajo que hacer.

Me levanto aguantando hasta salir cerrando la puerta, me voy a mi cuarto y ahí me desplomo, lo hago llorando queriendo pegarle a todo lo que se me atraviesa. Paso lo suficiente llorando hasta que la alarma suena y es que debo ir a la academia, no fui a la universidad por ir a traer a ellos. 

Alisto toda mi mochila y después de un baño salgo de mi habitación tapándome a Sayda que ignoro por completo bajando la gradas. Papá está en la cocina y me le acerco. 

—Iré a la academia, volveré hasta noche —voltea y no hay expresión en su rostro. 

—¿Estás asistiendo aún?

Resoplo sin ganas. Obvio que sí, papá, no me daré de baja solo porque a ti se te da la gana de quitarle apoyo a tu hija solo por concejos de mierda que te da tu hermana. 

—Si. —es lo único que respondo.

Arruga el ceño y es como si quisiera recordar algo. 

—¿Cuántos meses están pagados?

Me emociono creyendo que se va a resignar.

—Solo hasta éste. 

Asiente. 

—Tienes tiempo para conseguir tu trabajo.

Trato de no voltear los ojos, ya estoy cansada de llorar y si él no me apoyará no le voy a rogar porque de que hice algo muy muy malo para merecerme esto no hice. Salgo sin expresión tampoco y el aire helado me recibe al tocar el pavimento. Diciembre ya se hace notar con los adornos que algunos fanáticos del tiempo colocan en sus jardines delanteros y en toda su casa anunciando el comienzo de la época navideña. Me da nostalgia ver que ha pasado tanto tiempo desde que llegué acá y me veo en el auto de papá camino a NY por primera vez pensando angustiada en qué me depararía el futuro en un nuevo comienzo y debo admitir que nada de lo que estoy viviendo fue lo que imaginé. 

Un niño tropieza conmigo por andar jugando con un muñeco, se disculpa y regresa a su casa y yo observo como pasan todos los autos en lo que camino a la academia. Tengo un poco de pena el llegar y ver a la cara a Fernán luego de haber hecho esas cosas en su escritorio, me recuerdo bien abierta para el y hasta me dan escalofríos cerrando los ojo por no querer recordarlo, me es imposible creerme eso. 

Llego y lo primero que hago es irme al vestidor para cambiarme. Aún no hay muchas chicas y me quito la blusa y luego el pantalón, saco mi lícra y mi top con la camiseta floja. Meto mis manos en el top para pasarlo por mi cabeza pero me quedo estática cuando unas manos frías se deslizan por mi cintura. 

Solo bajo un poco la mirada para reconocer las manos del profesor que no se quedan quietas y las desliza mas abajo quedando peligrosamente cerca de mi intimidad. 

—¿Cómo le va, Collet? —Susurra en mi oído y trago saliva con dificultad por los nervios de que me vea así. 

Ayer estaba más zafada que hoy, o sea hoy tengo mente fría y me da un poquito de inseguridad. 

Pienso rápidamente que hacer aunque me den ganas de experimentar nuevamente el placer, sin embargo las demás no tardarán en llegar y yo cuando comienzo quiero terminar. 

—No tardarán en...

Ya ni siquiera me permite rechazar la oferta porque me da la vuelta tomándome de los muslos para cargarme, me veo obligada a enrollar mis piernas en su cadera y su boca no se hace esperar para besarme. Debo admitir que me gustan sus besos y que aunque mi corazón se acelera por alguien mas en un segundo con él puedo llegar a tenerlo con suficiente adrenalina por las manos que se introducen a los lados dentro de mis bragas. 

Contengo mis manos en sus hombros, una mano comienza a estimular mi intimidad, le muerdo los labios por los espasmos que comienzo a sentir, abren la puerta de los vestidores y me baja tan rápido como me agarró pero es imposible no evitar que Marcela nos vea.

Tomo mi blusa y me la coloco lo más rápido posible con ganas de que se vaya por que no deja de reparar en lo que ocurre. Fernán se da la vuelta de camino a su oficina con la cara indignada de la de cabello morado pero ésta no se queda callada.

—¿Y dónde está tu decencia Fernán? —se ve enojada y el tono de voz que usa es muy firme, no puedo pasar por alto que lo tutee. Yo no dejo de vestirme— ¿Tu ética? —él no le pone atención y ella me mira de pies a cabeza con asco y se va detrás de él— ¡Tus malditos principios por los cuales me..!

Fernán se da la vuelta y con un solo gesto  la hace callarse, ni siquiera la toca ni nada, ella cambia completamente su actitud y arrugo las cejas con lo que él hace. 

Le acaricia un mechón de cabello y eso parece que a ella le provoca mas de una cosa poniendola a respirar pesadamente, luego le levanta el mentón y con un movimieto de ojos la hace dejar caer sus cosas para ir a la oficina de él. 

¿Qué jodidos fue eso?

Enfoca su atención en mí, con su rostro como cuando lo conocí y es dura sin sentimiento y firme, demandante y sigo con la misma expresión extrañada que él nota pero que supongo que no me va a explicar porque se da la vuelta también.

—Hey —lo llamo y lo alcanzo— ¿Que fue eso?

Se suelta de mi agarre y solo se gira un poco para agarrarme la cintura.

—Hoy te irás conmigo a mi departamento —me dice y es mas una orden que una propuesta y se adentra en su oficina con la loca esa.

«No me digas Fernán que ella tiene que ver con tus amoríos» Se supone que yo era la primera en hacerlo caer al mundo de meterse con una alumna sabiendo que eso está completamente prohibido.

Dejo por un lado todo ese drama y me voy a entrenar y llega Allie con la que hablo varias cosas y me cuenta que Riley nos ha invitado a un asado en unos días. Recuerdo a su hermano y la emoción se apodera de mi así también como la pocas ganas que tengo de aguantar sus desplantes, pero como siempre Allie me va a obligar pero el problema será papá y se lo hago saber. 

—Ay tu padre es lo de menos —me dice y me indigno por restarle importancia a algo que es bien sabido.

—No conoces a papá —le hago saber—, el ni de loco me va a dejar luego de todo lo que ocurrió.

Se me queda viendo y veo un atisbo de sonrisa pícara en sus labios pero espanto eso de inmediato y me dice que Lionel le tiene confianza para ser mi amiga con la única que pueda salir yo. 

Niego sabiendo que no es así y comenzamos a entrenar con las exigencias de profesor que nos dice que el 23 es la competencia en la que si ganamos pasaremos a semifinales  y luego a las finales que serán presentadas en las Vegas Nevada y eso me emociona tanto que le doy con todas las ganas que tengo a la coreografía establecida.

Pero ya luego viene el sentimiento de rabia y de preocupación al saber que si no pago no podre ir ni semifinales ni a la final. Termina la práctica y termino bien cansada, Allie se despide rápido de mi que dice que irá a un lugar al cual ya se le hizo tarde.

Me quedo duchando con la mirada de odio de Marcela y vuelve a mi la duda del porque se comporta así. 

Una llamada desvía toda atención y contesto sin ver el contacto y me arrepiento luego luego al escuchar su voz.

—Collet, bebé —Volteo los ojos con la maldita insistencia de Wyatt. 

—¿Necesitas algo? porque tengo cosas mas importantes que escucharte.

—¿Nunca me vas a dejar contar mi versión?

—¿Para qué? si no tengo porque hacerlo, además ya no quiero ni amistad contigo.

—Ella se me metió...

Le cuelgo caminando a la salida de la academia. Tampoco estoy dispuesta a escuchar muladas. Estoy por salir cuando el acelero del motor de el auto me detiene. 

—¿Vienes? —me dice y siento pesar.

—Debo llegar a casa temprano —me acerco a la ventana.

—¿Por qué? —se extraña y sonrío.

—Fernán, le recuerdo que yo no soy independiente como usted y estoy a cargo de un hombre llamado Lionel, o sea, mi padre. 

Entiende y se endereza y oculta muy bien su desespero para tenerme, casi ni me creo eso.

—Muy bien, nos vemos. 

Se va y miro como el auto se aleja mientras emprendo el camino de regreso a casa. Siento que me siguen y veo a cada nada para atrás y a los lados, el miedo es muy grande y debo correr para llegar mas rápido a casa y me doy la vuelta al estar frente a ella segura de que venía cerca. Pero no hay nadie, la calle está sola y solo las luces de colores en las casas alumbran todo. 

Entro y cierro con llave con la respiración acelerada y aún me siento observada. Veo por la ventana y analizo mi entorno, siento aún el pleno miedo y mis ojos ven algo raro, la hoja de un arbol es la unica que se mueve mucho, agudizo el enfoque y grito haciéndome para atrás cuando veo la silueta de alguien salir de entre las sombras.

«Dormida y relajada te ves mejor»

Corro y extiendo todas las cortinas de las ventanas con la respiración trabada, voy a la cocina y hago lo mismo, corro a la segunda planta, entro y cierro todo también, me alejo sintiendo otra vez la presencia de alguien, no hay nadie en casa, ni papa, ni la tía, ni Sayda. Salgo corriendo al cuarto de Dafne y me detengo abruptamente con encontrarla en el suelo hecha un ovillo. 

Harold viene a mi mente y la presencia de algo pesadamente, me acerco en un santiamén a ella quitando el cabello que cubre su rostro y que sus mejillas estén completamente rojas empapadas de lágrimas, acompañado de sus sollozos es lo suficiente para encogerme el corazón entrado en pánico. 

—¿Qué tienes Dafne? —tomo su brazo insegura pero ella se me lanza por primera vez encima para que la abrace y lo hago apretándola fuerte contra mí y no me dice nada mas.

Me siento en el piso y su llanto completamente amargo lleno de dolor me estremece, las lagrimas comienzan a salir de mis ojos mientras ella aruña mi espalda mientras me abraza y siento plenamente su dolor. 

 La lluvia comienza a escucharse a lo lejos contradiciendo al clima y a la predicción de que aquel día seria la ultima del año, un trueno que resuena en nuestros oídos, en los oídos de él, en los oídos de todos.

...

La ultima del año. 

Las gotas de lluvia resuenan con truenos anunciándole a Collet que no siempre cuando crees que las cosas han acabado, han acabado por completo. Cuando crees que la lluvia se acaba y consigo los problemas, viene y desafía demostrando que puede, aún en el tiempo mas inesperado, dar su última tormenta con truenos aterradores que nunca antes se habían escuchado durante esa época nostálgica. Así que cuídate, no vaya a ser que te caiga un rayo de mala suerte.



Publicado el 21/02/21

Nota de la autora. 

Sus opiniones acá. 

Sepan que los capítulos están sujetos a cambios por sucesos o línea de tiempo.

Actualicé hoy pero pongamos los jueves como día de actualización opcional. Los domingos son fijos ;)

Las quiero y nos vemos en el próximo capítulo.

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