Hacia lo Prohibido ©

By Nara_CC

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Collet Zane es una adolescente que, junto a su mudanza de Carolina del Norte a nueva York, viene a su vida lo... More

ANTES DE LEER
Prefacio
Introducción | Collet Zane
...
Capitulo 1 | El comienzo de todo
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 5 | Parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 8 | Parte 2
Capítulo 9 | Un faro y un cigarro
Capítulo 10 | Impotencia
Capítulo 11 | Al carajo
Capítulo 12 | La diferencia entre...
Capítulo 13 | Impulsos
Capítulo 14 | Karma
Capítulo 15 | Descubriendo la verdad
Alas de ángel
Capítulo 16 | Sentimientos
Capítulo 17 | Dudas sin responder y Encaros
Capitulo 17 | Parte 2
Capítulo 18 | Choque con la realidad
Capítulo 19 | Mal presentimiento.
Capítulo 21 | Consecuencias
Capítulo 22 | Límites
Capítulo 23 | A la vista de alguien
Capítulo 24 | Espejos
Capítulo 25 | Desde las sombras
Capítulo 26 | Escarmiento cruel
Capítulo 27 | Eres como las otras
Capítulo 28 | La última gota
Capítulo 29 | Eso es de tramposos
Capitulo 29 | Parte 2
Capítulo 30 | Me arrebataron...
Capítulo 31 | Tu y Yo
Capítulo 32 | Tú y Yo, claro que sí.
Capítulo 33 | Navidad diferente
¿Esto es un...?
Capítulo 34 | Revolución de las ratas.
Capítulo 35 | Desgracia de media noche
Capítulo 36 | Afrontando el sufrimiento
Capítulo 37 | Encuentros sabor a tristeza
Capítulo 38 | La última copa
Extra | Bajo mi atención.
Capítulo 39 | Ni un beso, ni un perdón
Capítulo 40 | Nuestro destino
Capítulo 41 | Tiempo cumplido
Capítulo 42 | Asuntos ajenos
Capítulo 43 | El sabor de la verdad
Capítulo 44 | Llena eres de desgracia
Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.
Epílogo
Agradecimientos.
Hacia la Obsesión.
Un pequeño regalo
El sabor a muerte.
Extra -Halloween atrasado-
Escena fugaz

Capítulo 20 | Demone

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By Nara_CC

Demone.

Hanniel

Cuando las mierdas se te salen de las manos tienes que volver y hacer saber que a tí nada se te puede escapar. 

Esos hijos de puta me las van pagar porque cuando de mí y de los míos se trata no me dejo y yo, yo soy muy vengativo y para su mala suerte ni siquiera saben quien soy como para cuidarse las malditas espaldas porque de que me los jodo, me los jodo.

—Necesito el helicóptero en menos de 10 minutos —exijo con el celular pegado a la oreja en tanto los lloriqueos de Collet me desesperan.

La volteo a ver y es imposible que de un momento a otro esté tan desecha e hinchada del rostro por llorar tanto.

«Hace menos de dos horas estaba gimiendo en mi oído» 

Sacudo la cabeza ahuyentando los pensamientos porque soy capaz de tomarla justo ahora, ganas no me faltan, con decir que me contuve al no empalarla mientras dormía completamente desnuda en mi cama. 

Me acomodo el empalme que me lastima bajo el pantalón. La rabia no se me va y me voy directo a los diez hombres que se acercan a mi ya fuera del chalet. 

—¿Qué sabes? —cuestiono a Cristóbal, cabecilla de mis hombres y mi mano derecha.

—Su padre, madre y hermana no alcanzaron a ser heridos señor, a  pesar de que el objetivo eran ellos, salieron ilesos pues la guardia pudo detectar a tiempo los movimientos inusuales y salieron lo antes posible del lugar —se calla y entiendo porque lo hace.

Miro de soslayo a Collet y noto la presencia de Liam y Evans que vienen caminando para acá.

—Quedate aquí —le advierto a ella avanzando en lo que con un gesto le hago saber a los otros dos que se queden con ella. 

El primero en abrirle los brazos es Liam y sin perjuicios ella se le va encima «Ya saben lo que a ocurrido» Les llamé con intenciones de otra cosa pero no para que se fueran los dos a abrazar a Collet. Muevo la cabeza indicándole a Cristobal que siga hablando caminando a mi lado para que nadie nos escuche. 

—Temo que no puedo decir lo mismo del señor Zane y la señorita Dafne, ellos pues... —desvía su mirada a donde yace la diminuta chica hecha un mar de llanto. —No podrá con tanto, señor...

—No te incumbe —lo corto de una vez por todas— ¿Qué sabes de lo otro? 

—Aún no hemos podido identificarlo, es muy astuto. No sabemos como ha podido entrar, nuestra guardia estuvo muy a la defensiva adicionando la seguridad de la finca. Aún no sabemos como pudo evadir a tantos, sé que aún está dentro pero es imposible encontrarlo, ni la mínima idea donde puede estar, no hay refugios acá ni donde pueda dormir, se descubrió que estuvo en la cabaña 150 pero ya hemos puesto vigilancia ahí. 

—¿La cabaña 150? ¿Como pudo entrar ahí si esa cabaña hace mucho que dejó de funcionar?

—En eso estamos señor, alguien tuvo que ayudarle. Además que él no fue el único que estuvo ahí —arrugo el ceño entendiendo su referencia.— La señorita Collet estuvo ahí, la vimos entrar junto a su amiga para que luego salieran con sus pertenencias.

Dirijo mi atención a ella. ¿Qué hacías en esa cabaña?

—¿Sabes si la llave se la proporcionaron o ella ya sabía que ese alguien ya estaba ahí?

—No señor, la llave aún permanece en el llavero general, nadie de los que estaban autorizados para asignar la tomó. No hay otra copia así que alguien que puede pasar desapercibido y conocido a la vez entró al lugar para tomarla y luego devolverla a su lugar con trampa.

Analizo sus palabras aún viéndola y me da un reproche el tenerla conmigo acá. 

—¿Que insinúas? —tanteo viendo al mar, vuelvo a poner mi atención en él.

No me contesta, solo ladea la cabeza en un gesto que entiendo completamente. Escucho las solapas del helicóptero y me doy la vuelta en dirección a ellos. 

—Te llevas mi mercedes —le encargo a Liam, la sonrisa de pendejo se hace presente, aunque la deshace al instante con verla a ella.— Solo recuerda que ese vehículo vale mas que tu y Evans juntos. 

Termino de advertirle antes de irme a la pista donde me están esperando, le dejo el todo terreno a pesar que tengo hombres que pueden llevarlo sin siquiera arrancarlo. 

—¿En esto nos iremos? —pregunta Collet sorprendida. 

—No voy a manejar en la carretera cuando puedo hacerlo en el aire. 

No me responde nada porque comienza a llorar mas y me fastidio, me termino subiendo haciendo mas llamadas. Las letras DIXON relucen en la cola del helicóptero que emprende el vuelo directo a Brooklyn. Pido que trasladen mis maletas y las de ella a mi casa, también solicito que me hagan un informe mas detallado de lo que ocurre, necesito mas información y les está quedando grande, o mas bien; les quedó grande y por eso voy directo a Malcom. 

Estoy tan enojado que ya no sé ni que hacer en el tiempo que nos toma llegar a la pista de aterrizaje. Evito verle las piernas torneadas a Collet que como si lo único que tenía para ponerse eran esos shorts de mezclilla que le queda a los muslos cremosos que tanto ansío por marcar. 

Nos subimos a la camioneta respaldada por cuatro mas. Malcom es un gran empresario y político militar aspirante a presidente que acaba de ser atacado, por ende, debo andar con mas seguridad de la que tenía, ahora no puedo hacer que sea tan discreta. Aunque sé muy bien el porqué de mis precauciones. 

Collet se pone nerviosa con mi presencia muy cercana y no puedo evitar tomarla de la cintura subiéndola de piernas abiertas sobre mí. Atrapo sus labios suaves que están hinchados y mas deliciosos que nuca, ella no tarda en corresponder el beso pero siento su angustia y miedo que no puedo adentrarla mas allá para follarla porque se separa de mi boca abrazándome mientras se le salen los sollozos. ¿Qué diablos hago yo aguantando esto?

Llegamos al hospital y ella sale como bala mas alterada, lleva el cabello recogido, una chaqueta, esta obscuro aun pues ni las cuatro de la madrugada son. Se vuelve loca preguntando de aquí para allá tomándome del brazo sin querer soltarme, me hala hasta que le dicen donde están su hermana y papá. Nos vamos por el pasillo indicado y no aguanto mas. 

—Quiero cogerte —soy sincero y ella se detiene junto conmigo pero no voltea a verme y suspira sentida del pecho. 

Sonrío y ahora yo la halo introduciéndonos en una de las puertas que tiene "almacenamiento" por rotulo y no me importa cuando ella me toma del cuello de la palyera para besarme. Cierro la puerta con pestillo y el que me muerda los piercings no ayuda a mi autocontrol para no ser un salvaje, ella aun no se adapta. Me sorprende que por ella misma se quite la blusa que tiene junto con su sostén. 

—Chupa —me pide y mis ojos no se quitan de sus pequeños pezones rojos e hinchados que tiene por la manipulación que les dí hace unas horas. 

La tomo de las caderas y la subo en una mesa en la que cae al suelo las cosas que tenia. Le doy un lengüetazo en un pezón pretendiendo rozar en el tentativamente el arete que tengo en la lengua, cosa que rápido eriza su piel y erecta los mismos poniéndose como unas pequeñas piedras, me deleita ver cómo crecen con la exitación.

Me toma del pelo y me da gracia su desesperación en estos momentos. Me meto a la boca la teta que chupo y muerdo a mi antojo poniéndola sensible, mientras que con mi otra mano estimulo, el pecho me queda pequeño, es un pecho de adolescente que no me importa porque tiene un coño tan placentero el cual busco quitándole las bragas y el short para introducirme dentro con el condón que me coloco. 

Echa la cabeza atrás con mi invasión y no le doy tregua al comenzar a moverme como le gusta, como la que exige con sus caderas que le arremeta mas duro aún sabiendo ella misma que no me aguanta. Me deslizo dentro y fuera tan fácil, bien lubricado por sus espesos fluidos que me confirman que no era el único que ya desde hace ratos está caliente. 

La separo de mi haciendo que se recueste en la mesa, me gusta verle el cuerpo completo y desnudo mientras la penetro con las misma ganas que siempre me provoca cada que la veo. Pongo mis manos en su diminuta cintura apretando su piel cremosa, tan blanca y suave que me inclino a morderle un lado de la misma haciéndola gemir en alto.

Pega la cabeza en la mesa con los ojos cerrados cuando con mi dedo pulgar hago círculos en su clítoris hinchado.

—Mira —le exigo poniendo mis manos en sus muslos exteriores.

Abre los ojos y la verga se me hincha más con la expresión de éxtasis que tiene; la boca entreabierta, los labios rojos, las cejas fruncidas, ojos relajados y rojos, con pequeñas perlas de sudor en su sien son todo para grabarla en mi mente para nunca soltarla.

Le indico con un gesto que vea nuestros genitales, dejo de moverme rápido para que me obedezca porque se niega a hacerlo. Se enoja y se apoya en sus codos para levantar la cabeza.

—No pares —exige lamiendo sus labios.

—Entonces mira —llevo mi atención a dónde saco mi verga— Mira todo lo que te entra.

Agarro el falo rozándole la punta en su entrada, haciendo que cosquillee. Al fin se anima a ver, sus ojos brillan y la noto tragar saliva con dificultad, la penetro intentando meter hasta el nacimiento y lo logro emitiendo un gruñido de completo palecer. Se muerde los labios haciendo una mueca de dolor pero que su vientre se contraiga, y que sus paredes me aprieten es seña que también lo disfruta. Mezclo los típicos movimientos circulares presionando sus puntos sensibles.

No dejo que quite su vista de nosotros, en como entro y salgo cada vez más manchado de sus fluidos blanquecinos. Gime abriendo la boca, tímida aún por demostrar su placer, sin embargo no es consiente que eso me pone más que lo haga porque sus jadeos y sus sonidos no son como la de las demás, estos son llenos de inocencia, inexpertos que salen sin poder evitarlo y con eso siento cuando se tensa dejándose caer en la mesa disfrutando del orgasmos que le otorgo.

No dejo de moverme viendo cómo su piel blanca de sus caderas se torna roja con mi agarre, mi fuerte agarre que no desisto y menos cuando la verga se me llena completamente expulsando el semen con mi llegada.

Cuánto desearía dejarle dentro de ella mis líquidos, pero conociéndola no usa ningún anticonceptivo y menos con su novio mediocre al cual le apuesto que me la he cogido más veces que él.

Se recompone cuando salgo de su interior quitándome el látex que odio usar, sacudiéndolo bajo su vista y sonrío cuando se pone roja desviando su atención. Desde siempre he sabido el efecto que mi verga causa en las chicas, pero nunca había visto alguien como ella, que a pesar que ya hasta la ha tenido en la boca sigue poniéndose nerviosa y con pena para ver lo que le provoca placer.

No me habla mientras se coloca su ropa, todo lo hace en silencio y supongo que es porque se siente culpable, pues mientras su hermana y papá están luchando por su vida ella está follando conmigo.

Yo tampoco le digo nada y menos cuando con cara de cachorro se pone frente a mí ¿Qué se supone que tengo que decirle? ¿Estuvo rico? Bufo burlón en mi interior por eso «No soy de andar dando cumplidos luego de follar»

Lo único que hago es atraerla a mi cuando sus ojos se cristalizan y la beso evitando cortar más oportunidades.

Salimos y lo mismo de antes, se aferra a mi brazo caminando a la sala de espera indicada.

—Sabes que debo irme ¿No?

No me contesta aún avanzando y suspiro tratando de no fastidiarme con esto, tengo tantas cosas encima por arreglar como para andar con esto.

—Tengo cosas que arreglar, Collet.

Se detiene antes de girar al lugar, y que su rostro esté mojado por sus lágrimas me hace entornar los ojos.

—Solo acompáñame —pide y ni tiempo me da de aceptar o negarme porque sigue caminando.

La sala blanca e intensamente iluminada hacen ver la presencia de unas cinco personas. Collet se dirige a dónde yace una señora y una chica probablemente de la misma edad que ella. No sé de quienes se tratarán pero al segundo en que la señora repara en el agarre que Collet tiene conmigo hace que me suelte alejándose de mí. Analizo su acción y esto es tan ridículo. No me acerco mucho.

—¿Dónde estabas? —habla la señora histérica y noto el cuerpo de Collet nervioso, más que antes. La señora la ve reprochante y a mí me dedica un gesto despectivo.

Es evidente que no le agradó en nada que ella viniera a mi lado, como si a mí me importara lo que esa señora piense.

Siento la mirada pesada de alguien sobre mí mientras Collet se limpia las lágrimas tratando de hablar, busco de dónde viene la mirada y la arrogancia me llega al límite cuando noto que es de la chica blanca de cabello rubio oscuro que está al lado de la señora, frente a Collet. Me dedica gestos, sonrisa y mirada coquetas que lo único que me provocan es burla «No me conoce y ya se ofrece»

Le sigo el rollo de miradas pero trato de transmitirle mi frialdad, pero no puedo evitar mirar las tetas que se acomoda, no están nada mal.

Vuelvo a su rostro pero toda mi atención se la lleva la cachetada que la señora le mete en el rostro a Collet, frente a todos los presentes. Arrugo las cejas sacándome de lugar con ver llorar de nuevo a ella con la mano en el lugar afectado.

—¿Que diablos tienes en el cuello? —Pregunta la misma vieja, con los dientes apretados y tengo que recurrir a todo mi autocontrol para no ir y hacerle saber el porqué fue un completo error que la haya abofeteado.

La chica rubia se ríe, burlándose de ella tratando de no soltar sonidos. Collet me mira de soslayo, avergonzada y yo miro a mi alrededor viendo cómo todos los demás presentes cotillean con lo ocurrido y la sangre me enerva con esto.

Le vuelve a dar otras dos cachetadas en el mismo lugar volteando nuevamente el rostro de ella.

—Me he golpeado, tía —explica Collet y tengo que respirar a fondo por su excusa tan mediocre al justificar las marcas de mis dedos en su cuello.

—Ese no es un maldito golpe y no trates de verme la cara de boba.

«Pero es que la tiene»

La toma del brazo sacudiendola y ella lo único que hace es querer alejarse. La observa de pies a cabeza y se queda en los muslos que el short no cubre y que están rojos por el magreo de hace unos momentos, la huele cuál perro y al parecer no es tan idiota porque ésta se indigna y voltea a verme con la boca abierta.

Sí, señora, me he follado a su sobrina ¿Y qué?

—Hueles a ramera —le dice apretando el brazo que tiene agarrado y Collet solloza y eso es suficiente para querer irme contra ella a quitarsela de sus putas manos, con el enojo en grande.

Camino cuando la hala bruscamente casi haciendo que se caiga pero que se me crucen enfrente me lo impide.

—¿Cómo te llamas? —inquiere la rubia que se burló de Collet.

Bajo mi vista a ella con el rostro y las manos contraídas. Me lamo los labios, ella sonríe y se acaricia una hebra de cabello bajándose disimuladamente la camiseta mostrando de más.

Paso la lengua por mi colmillo y sonrió, miro por encima de ella y ya no tengo a la vista a Collet.

—Yo me llamo Sayda —sigue y asiento.

—Que bueno... —le digo y amplía su sonrisa— pero en ningún momento te pregunté ¿y sabes por qué?

Niega.

—Por qué no me gustan las ofrecidas como tú. Ni siquiera para coger. —se le desarma el gesto y se pone sería— fuera de mi camino —la aparto con asco.

Me voy en dirección por dónde se llevaron a ella y con el enojo ni cuenta me doy cuando en la vuelta se estrella en mi torso.

Está llorando más que nunca y tenso la mandíbula viendo detrás de ella como su tía se está histérica y se mete en una de las puertas.

Suspiro y tomo entre mis manos su rostro.

—Hey, preciosa, mírame.

Se niega a levantar el rostro y tengo que obligarla prácticamente. Sus ojos café se conectan con los míos y vuelven las ganas de cobrarmelas por lo que esa señora le hizo al verle las mejillas rojas con las marcas del golpe.

—¿Quieres que me encargue de ella?

Niega y su actitud alterada me cansa, lleva horas en la misma manera.

—Se lo va a decir —se encoge y sé a que se refiere.

—Puedo encargarme de eso también.

Si en algo soy bueno es en dar escarmientos y su tía si que se lo merece.

—Es mi tía, Hanniel.

—¿Y?

—Que no le harás nada y de todas maneras va a decirle a papá —se suelta de mí y se agarra la cabeza—, papá va a matarme, tengo prohibido...

¿Prohibido? ¿Quién diablos prohíbe tener sexo?

—¿Ya lo has visto? —me refiero a su padre.

—Ella no me ha dejado, dijo que el olor y la apariencia que tengo no es digna.

Bufo, huele a sexo y a mí, y no es por presumir pero ese es el olor más rico que puede tener una chica.

—Pero sé que cuando él se recupere le dirá —suelta varios sollozos y las lágrimas exageradas vuelven a sus ojos.— Porque tiene que recuperarse... Tiene que hacerlo.

Lo dice como si tratara de convencerse ella misma de que él y su hermana saldrán ilesos de los balazos que les metieron. No le deseo mal pero dudo en los milagros.

El celular me timbra recordándome todo lo que tengo que ir a hacer.

—Me voy —le hago saber pero su mirada ya no está en mí sino en la chica anterior que pasa a nuestro lado con aire altivo, actitud que no le queda para nada y más bien se ve ridícula —Está buena —inquiero viéndole el trasero.

Collet se voltea aniquilándome con sus ojos con mis últimas dos palabras. Me encogo de hombros sonriendo.

—¿Qué? Es la verdad. ¿Quién es?

—Vete a la mierda Hanniel —se enoja e intenta irse pero la agarro del brazo.

—Déjame.

Miro como la otra chica nos observa y tomo el rostro de Collet dándole un beso que solo le daría mientras me la follo, pero le concedo el privilegio que la otra tenga fantasías imaginándose en el lugar de ella.

Ella me corresponde suspirando usando su inexperta lengua para jugar con la mía. Se me erecta la verga y las ganas vuelven a mí pero necesito irme o las mierdas que hay pendientes tardarán más tiempo.

—¿Quién es? —le pregunto cuando le suelto los labios.

—Es mi prima —dice con mala cara aún.

Asiento. Con que su prima ¿Eh?

Me voy del lugar dejándola a su suerte porque en realidad sus problemas no me interesan, de serlo la tomaría y la sacara de este lugar hasta que ya no tengan derecho de tocarla.

—¿Dónde está Malcom? —le pregunto a Cristóbal quien me proporciona la ubicación a la que me dirijo en la camioneta.

Entro a la mansión la cual tiene un montón de seguridad alrededor. Busco a Riley y la ira vuelve a mí con verla llorar.

—¿Que te hicieron? —le pregunto enojado.

Ella levanta su cabeza  y se limpia la cara con las mangas de su sudadera.

—Me intentaron llevar —vuelve a llorar—, no me dejé pero el muy desgraciado me lastimó.

Levanta la manga de un brazo, y su expresión de indignación se hace presente. A Riley le encanta su piel intacta y el que tenga un moretón y rasguños es todo para hacerla llorar dejando de lado el verdadero problema.

—¿Y Logan?

—Está en su cuarto, tratando de detener la hemorragia en su nariz, le golpearon fuerte cuando me defendió —vuelve a llorar y como me habría gustado estar ahí para reventarles el culo a esos ineptos.

—¿Reconociste quiénes eran?

—No, llevaban pasamontañas.

Asiento y me doy la vuelta directo a la oficina de Malcom.

—¿Dónde mierdas estabas mientras los hijos de puta intentaban llevarse a Riley? —le cuestiono nomás abro la puerta.

—Cuida como me hablas —pide tajante acariciando una sien.

—Te hablo como se me pega la regalada gana ¿Dónde estabas?

No responde y la puerta del baño se abre dándole pasó a Copelia.

—Están bien tranquilos cuando que han sido unos putos irresponsables —reprocho importandome un comino que se les descomponga la cara.

—No nos merecemos tu falta de respeto —dice Copelia y sonrio de forma fría.

—No se merecen ni mierda, agradezcan aunque sea eso.

—Hanniel...

—Cállate —la corto sin las mínimas ganas de tan siquiera verla— Por su puta irresponsabilidad Riley está lastimada y Logan con una hemorragia que ni siquiera pretenden tratar al llevarlo al hospital.

—No es necesario —dice Malcom.

—¿Qué? ¿Están volviendo a su misma forma de educar?

—¡Pareces un puto crío! ¡Fuera de aquí!

—¡Ni mierda! No les gusta que yo les diga las pendejadas que hacen pero ¡Lástima! ¡Lastima porque lo voy hacer hasta que mueran!

—La culpa la tuviste tú, te niegas a dejar lo que nos va a meter una y otra vez a problemas.

—Yo no tengo culpa de nada, mis cosas son mis cosas. Sabías la consecuencia de andar de confiado y si no es por mi guardia todos estuvieran muertos o quizá en el hospital como los Zane que te llevaste de colados.

—Eso a mí no me incumbe.

—Nada te incumbe ¡Pero debería!

Se da la vuelta agarrándose la cabeza y la mirada aniquiladora de Copelia me la paso por el culo.

—Es la última vez que dejas que toquen a Riley y a Logan. De ahora en adelante soy yo el que les pondrá la seguridad que quiera. No tus malditos mediocres.

—¡No quiero a tus criminales cerca de mis hijos!

—¡Me vale! De haberlos cuidado esto no estaría pasando.

Me doy la vuelta saliendo del lugar directo a la habitación de Logan. Escucho agua cayendo desde el baño y abro sin pedir permiso.

—¿Que te has puesto para calmar la sangre?

Logan voltea extrañado con un trapo mojado de sangre, está sin camisa y el pantalón de pijama lo tiene manchado.

—Solo he apretado el puente de la nariz y me he mantenido inclinado.

Vuelvo a suspirar queriendo buscar paciencia de dónde no la tengo.

—Ven.

Es lo único que le digo saliendo de su cuarto para ir al mío. Voy a mi baño y abro los cajones del mueble de cosas de uso personal, busco y busco hasta que encuentro lo que necesito.

—Siéntate —le indico cuando ya está detrás de mí.

Le arrebato el trapo y hago que haga la cabeza atrás para que se limpie bien. Abro el envase que quiero.

—Inhala despacio —anticipo antes de introducirle la punta del envase en una fosa nasal en lo que con mi pulgar bloqueó su otra fosa.

Aprieto el envase dejando que el aerosol nasal salino haga su trabajo. Repito el procedimiento con el otro lado de su nariz antes de tirarle el tubo de gel salino.

—Te lo aplicas en unos minutos y luego te lo quitas.

Salgo del baño a buscar ropa porque lo que tengo no es adecuado para a dónde saldré.

—Gracias —dice a mis espaldas y ruedo los ojos.

—Ve aprendiendo que no siempre voy a estar para cuidar tus mediocridades.

—Solo he dicho que gracias ¿Por qué tienes que reprocharme?

—¿Qué quieres que te diga? "Gracias Logan por dejarte quebrar la nariz y por dejar que toquen a Riley"

Bufa con fastidio y le aseguro que no es el único.

—Eran varios Hanniel ¿Cómo pretendes que le hiciera?

—Te he entrenado para pelear con más de cinco. Pero ahí está el resultado de que nunca le pongas atención a las cosas por los putos consejos que te da Copelia, una mediocre más.

—Es nuestra madre.

Sonrio ante eso. Es por gusto que estoy acá haciéndo estas mierdas, son un caso perdido.

Salgo ya cambiado con la advertencia de Malcom y la insistencia de Logan, con la recomendación de Riley para que no salga a las seis de la mañana.

No me importa nada y monto la camioneta con mi respaldo haciendo más llamadas.

—¿Quienes fueron?

—Los Martinelli.

—¿Quién trató de llevarse a mi hermana?

—Carlo. Lo mandó Uriel junto a todos los antonegra.

Escucho sus palabras y la sangre hierve entendiendo todo, sabiendo que dejar las cosas en otros me lleva a tener consecuencias porque nadie trabaja como yo, ni mucho menos.

—¿Cómo lo supieron?

—No lo saben, pero han dejado una trampa que confirmaría lo que sospechan, en la cual "cayeron tus hombres". Te han delatado. Aunque esa es la trampa; haber puesto una falsa, la de haber caído en la trampa de defenderte, para justificar la traición de entregar a Riley y confirmar lo que sospechan saliendo ilesos.

—¡Mierda!

Le pego al sillón delante de mí imaginándome a los mal nacidos que no pudieron usar por lo menos un poco de cerebro.

—Quiero tres regime preparados para cuando llegue —exigo a Rocca, el capo de la mafia siciliana.

Cuelgo el celular sin esperar respuesta. Exigo que manejen más rápido llegando a mi destino, me coloco lo que cubre mi identidad al igual que toda mi guardia, nadie la sabe, ni aquí, ni allá. Cristóbal me alcanza la Walther P99 sabiendo a lo que voy. Los hombres del lugar con rifles de asalto se ponen alerta y ni tiempo de nada les da cuando me bajo a cinco encapuchados de un tiro directo certero al cráneo respaldado por mi guardia que me quitan de la entrada al resto.

De una patada abro la puerta directo al lugar del bar en donde algunos ya están alertados por los anteriores disparos y se ponen de pie estudiando cada paso que doy, me acerco a los que cuando ya estoy frente a ellos se levantan rindiéndome honor.

—Mi estimado... —no dejo que termine cuando le doy un culatazo que le revienta la boca en segundos, se recompone con su mano tratando de apaciguar la sangre.

Alzo el arma de nuevo pero se me viene encima el hermano de esta escoria pero ni se percata de mis reflejos los cuales le cobran algún organo cuando le disparo en el estomago, pone sus dos manos en el lugar afectado echándose atrás y el anterior intenta darme pelea y lo termino con un tiro en la frente que lo hace caer de rodillas inerte de sus extremidades, lo pateo en el pecho descargándole todo el cartucho en todo su puto cuerpo para no dejar fallas. 

—¡Todo hijo de puta que quiera traicionarme va a terminar igual o peor que éste! —espeto firme apuntando en general a todos con mi arma. 

Todos están callados y viendo lo que pasa, nadie hace nada porque saben perfectamente que soy y que significo en este lugar. Nadie tiene idea de a qué traición me refiero, y si lo saben, serán los próximos a morir, y quien no muera, pensará dos veces en difundir la información. Escupo al que está herido y me mira mal y no me importa yéndome en busca del mayor, si me causa problemas... Simple: me las cobro dejando rastro de que no deben meterse conmigo.

Me muevo en dos mundos, en los cuales no pienso dejar que se me sobrepasen creyendo que no haré nada, siendo así a cada momento y como se me pega la regalada gana con diferencia de que en uno me muevo con más libertad que en el otro, pero eso no quita que me tengan respeto.

Entro a su "oficina", lo encuentro viendo por la ventana con un porro en la boca, la cual expulsa gran cantidad de humo al darse la vuelta para verme.

—Mi querido Demone —inquiere Skender, el Boss de la mafia—, Bien decía que semejante escándalo sin contraataque no era casualidad. 

Ruedo los ojos agarrando una silla para sentarme controlando mi ira.

—¿A qué se debe tu repentino... —hace como que piensa— tu repentino regalo que me das matándome a casi la mitad de hombres en guardia? 

—Ya no servían para nada —le resto importancia.

—No eres tú quien dictamina si sirven o ya no.

—Claro que puedo, y mas cuando no usan el razonamiento intentando traicionarme creyendo que no me voy a dar cuenta, subestimándome. 

—¿Quién dices? 

—Carlo.

—He escuchado bien —se rasca la barbilla— "Carlo" mas no los demás hombres.

—¡Ay yá! como si esposados a ellos estás.

—Vas a tener que pagarme esa pérdida y lo sabes, los hombres son como mi inversión.

Entorno los ojos viéndolo directamente con la frialdad que me caracteriza, él si puede verme tal como soy, el único entre todos y sé que mis privilegios acá no son en vano ni mucho menos regalados así que la sonrisa siniestra que me dedica es la linea que he cruzado obligadamente al dejar las babosadas en manos de otros y no en las mías.

• ───────── ✾ ───────── •

Observo plácidamente el cielo blanco de la habitación recostado en la cama con mis brazos detrás de mi cabeza, viendo a través del ventanal cómo el sol comienza a salir tornando la habitación de un color naranja.

Justo una alarma comienza a sonar acabando con mi tranquilidad y me paso las manos por la cara tratando de no levantarme y estrellar el maldito aparato «yo no uso alarma»

Se mueven a mi lado gimiendo en negación por no querer levantarse, el mal humor se retiene por un momento y giro la cabeza detallando el perfecto rostro de Sofía.

—Buenos días —susurra ella abriendo levemente sus ojos verdes claros.

Sonrió inevitablemente al ver el desorden que es su cabello chocolate.

—Buenos días.

Me inclino hacia ella dándole un beso en los labios que están hinchados aún por el magreo de la noche anterior y de la madrugada.

Se apoya en sus manos y se levanta irguiéndose sobre mi, pone una mano en mi pecho obligándome a caer nuevamente en la cama, se sube sobre mí a horcadas e inmediatamente la polla se me engorda con el roce de su coño húmedo en mi abdomen. La tomo de las caderas y ella me sumerge en un beso que ya no es tranquilo ni mucho menos casto, se acomoda y comienza a moverse rozando directamente en mi falo, su lengua se enreda con la mía moviéndose en un ritmo muy bien conocido solo por nosotros dos.

—Eres insaciable —me le burlo sonriendo cómplice.

Ella forma una sonrisa torcida que marca sus dos hoyuelos en las mejillas.

—Contigo nunca —confiesa y trato de levantarme para tomar el control de la situación, pero no me deja enderezandose y empujando mi torso— No, me encanta montarte.

Rio y me relajo tensandome luego sin tiempo cuando ubica con su mano mi glande en su entrada y se deja caer de una vez, sin escrúpulos. Se muerde los labios y se inclina hacia mí ofreciéndome los voluptuosos pechos que no dudo en tomar entre mi boca, chupando con éxtasis mientras ella mueve como una diosa sus caderas de arriba abajo combinándolo con técnicas circulares, aprieto la piel de su cintura obligandola a que impele con mas brusquedad los movimientos. Alzo mi pelvis y hago círculos también con ella aumentando la penetración «Me excita que la aguante toda»

Se esconde en mi cuello repartiendo besos húmedos mientras que yo deslizo mis manos a su culo, abro sus nalgas y acaricio su orificio que sin oportunidad de adaptarse introduzco el dedo pulgar, ella jadea en mi oído ante la acción y me hincho con tal sonido erótico que sale de su deliciosa boca. Muevo el dedo en círculos estimulando, sacando y metiendo con rapidez.

los minutos de clímax pasan y siento como aprieta mi verga y sé que está a punto de correrse. Me está tomando a su merced y complacencia que no me molesta en lo absoluto, al contrario, me fascina la seguridad y actitud de mujer dominante que emana. La dejo aunque sabe que el que siempre tienen el control soy yo.

Se retira de mi pecho y le muerdo los pezones erectos, los gemidos se vuelven más escandalosos, el sonido de cada choque de su piel con la mía hace eco por todo el lugar.

—¡Madre mía! —cierra los ojos abriendo la boca para regular su respiración.

Echa la espalda atrás y sonrió ante la imagen que me dedica: sus tetas hinchadas y rebotando por los movimientos, su muy bien marcado abdomen, su cintura diminuta y sus muslos grandes que me vuelven loco son parte del show erótico.

Sigo con mi trabajo en el culo y con mi mano libre acaricio también su clítoris, ayudándole a su liberación y de paso la euforia que tiene para acabar conmigo también. Se lleva las manos a sus pechos y los masajea mordiéndose los labios, un gruñido se escapa de mi garganta y tenso la mandíbula disfrutando del placer que siento con esta mujer.

Unos minutos después de saltos sobre mí siento la tibieza derramarse en mi pelvis y la succión deliciosa de su vagina a mi verga me indica que ella a llegado a su punto, sin embargo sigue moviéndose con la misma velocidad considerándome. Unos movimientos más y mi abdomen se contrae derramándome con fuerza dentro de ella.

—¡Joooder! —vocifero nalgueando sus glúteos grandes y perfilados.

Ella disminuye los movimientos y se deja caer encima de mi besándome nuevamente mordiendo está vez el piercing que tengo en mi labio inferior, recuesta su cabeza en mi pecho.

—Tu verga es una bendición —dice contra mi torso que acaricia.

Vuelvo a sonreír y le acaricio los muslos.

—Me lo dicen mucho —la tanteo observando su siguiente reacción.

Levanta su cabeza y entorna los ojos neutral ¿Lo logré? lo dudo porque con ella nunca salen los celos a relucir.

—¿Cuántas? ¿Cinco? —se burla enderezandose

Levanto una ceja ante sus preguntas ofensivas, pero sonrio divertido con ella.

—Seguramente más que con los que tú te has acostado.

—Claro, yo no soy fácil como tú querido.

—Yo no soy fácil, ya quisieras —le aprieto el culo

Se echa a reír y se apoya en sus rodillas y siento muy bien como se estremece cuando me saca la polla de ella.

—Debo ir a trabajar y tú a estudiar —se obliga a decir besándome otra vez

Baja de la cama y comienza a buscar no se que cosa en su armario completamente desnuda, permitiéndome otra vez apreciar su muy bien trabajado cuerpo, mi erección se vuelve presente otra vez y bajo la vista y ésta reposa en mi abdomen completamente hinchada.

Me levanto sin quitar la vista de ella y me le pongo detrás separando sus nalgas y metiendo el glande entre ellas.

—¿Y si nos bañamos juntos? Ya sabes...

Tira la cabeza atrás recostándola en mi hombro suspirando.

—Ve al baño del pasillo —se separa haciendo rebotar mi miembro— no quiero llegar tarde a mi trabajo y si te meto al baño conmigo eso pasará, a ti tampoco te conviene —se voltea y me sonríe.

Ruedo los ojos odiando su formalidad ¿Por qué no solo follamos las veces que queramos sin pensar en lo que hay que hacer?

Saca su ropa interior y se mete al baño cerrando la puerta con pestillo sabiendo que puedo entrar y ella no se resistirá cuando la quiera empellar.

Veo mi celular y tengo varios mensajes pero no me importa de quiénes sean y noto la hora «seis treinta»

Tomo del armario de Sofía una muda de ropa, tengo varias acá con ella por las veces que me he quedado en su casa. Me dirigo al baño del pasillo y me topo con el estorbo blanco que tiene como mascota.

—Largo gato mugroso —le empujó con un pie cuando se me pega a la pierna restregándose.

Después de unos minutos salgo ya vestido y peinado, preparado para ir al dolor de cabeza que se hace llamar universidad. Llego a la cocina y veo a una muy bien arreglada Sofía, con una falda entubada y un tacuche a juego del color lila, un color perfecto a su piel blanca, una blusa crema de cuello desabrochada en los primeros botones.

—Estas hermosa —halago sentándome en el taburete

—Lo sé, pero gracias.

Se voltea con dos platos de comida y me ofrece uno. Comemos y hablamos como los viejos amigos que somos, hace más de un mes que regresó a la ciudad después de dos años que se fue por trabajo y nos hemos estado poniendo al día.

—Y Emerson se está ocupando de algunas cosas en....

Le hago una seña para que espere ya que mi celular comenzó a sonar. Asiente y me levanto alejándome.

—¿Qué pasó? —contesto a Riley.

—¿Qué te has hecho?

Arrugo el ceño.

—¿Necesitas algo? —reformulo la pregunta. No me gusta dar explicaciones de que hago.

—Hanniel te has ido todo el fin de semana vuelto un nudo de enojo e ira y eso de tí nunca acaba bien. Quiero saber cómo estás.

Ruedo los ojos volviendo a la mesa frente a Sofía.

—Ando ocupándome de unas cosas —sonrio viéndola— o mejor dicho; Comiendo una delicia.

Sofía sonríe pícara y Riley al otro lado de la línea suspira aliviada.

—Que bueno que estés desayunando ya —intento no reírme— ¿Si volverás hoy?

Vuelvo a rodar los ojos fastidiado.

—Si Riley, iré hoy.

Me dice que me quiere y cuelgo tomando un sorbo de jugo.

—¿Que decías? —me centro en ella.

—Que Emerson anda ocupándose de unas cosas fuera del país por unos días. Así que podrás venir sin problema las veces que quieras hasta diciembre.

—¿Solo hasta diciembre? —Tanteo con una pregunta capciosa la cuál ella capta inmediatamente.

—¿Acá? Sí. Pero eso no quiere decir que no pueda seguir viéndote.

Suelto la carcajada que me provoca y ella ríe despacio viendo que me estoy burlando de ella.

—Déjate de reír que no se porque lo haces —se molesta.

—Ya, déjalo, ya sé que sufres de retraso mental.

—Ja. Ja. Que chistoso.

—Hey que no aguantas nada.

—Claro que aguanto pero tus preguntas obvias y con doble entendimiento no.

—¿Miedo?

—No porque cada vez que te quiera vas a estar disponible.

Bufo con su afirmación y me levanto terminando de comer.

—¿Aún te sigues enrollando con Camille?

Arrugo el ceño con su pregunta rodeando la mesa observando cada gesto que hace y acercándome a ella.

—Si. ¿Por qué? —la cuestiono sabiendo la respuesta, hace una mueca de asco levantándose del taburete tomando lo último que le queda de jugo en el vaso.— ¿Celosa?

—Ay ya quisieras —se ríe tomando su bolso—, de una inmadura nunca tendré celos. Además tú siempre serás mío.

Me besa y le correspondo como a mí me gusta; enterrándole la lengua en su boca mezclando por completo muestras salivas.

Salgo de su casa no sin antes haber llamado a Cristóbal para que me tuviera mi Audi preparado.

Hago rugir el motor llegando en menos de nada a la universidad. Al primero al que me encuentro es a Liam.

—¿Como les fue? —pregunta uniéndose.

—¿El qué?

—¿Pues que mas? pues el asunto con Collet.

—Ah pues ese no es mi problema.

Lo volteo a ver cuando se detiene de caminar y me está viendo como un loco patético.

—Es que aveces yo quiero ser como tus "amigas" las intensas para reclamarte tu actitud de mierda —se vuelve a incorporar negando.

—¿Y que diablos quieres que te diga? 

—¿No la acompañaste?

—Si pero hasta ahí —a mi mente vine lo que hicimos en el cuarto de almacenamiento y trueno mi cuello de un lado a otro tratando de que no me afecte—, no sé nada más.

Vuelve a negar y me está fastidiando su actitud de vieja.

—¿Y tú qué? ¿Por qué de pronto tanto interés en ella? —reclamo pasando una mano por mi cabello.

Él levanta una ceja y luego entrecierra los ojos.

—¿Qué estás insinuando? 

Ruedo los ojos y reviso mejor el celular. Escucho como se ríe y lo quiero mandar al otro lado del mundo.

—Hanniel, hermano —me palmea un hombro—, nunca me fijaría en la chica que ya has fichado. 

Le quito la mano y me detengo.

—Deja de joder Liam...

—Aunque no puedo negar que está buena —frunce los labios—, ese culo esta para...

—¡Callate! —le exigo y se ríe y ya no sé que hacer, me cuestiono el por qué tengo a mi lado a alguien como Liam.

Se vuelve a reír como un pendejo en lo que veo en la distancia como viene Camille con Dánae a su lado. 

—Haber, de hermano a hermano, dime si ya te la cogiste. 

Tenso la madibula sacando paciencia pero de algún modo su pregunta me hace sonreír y ese mínimo atisbo de orgullo lo hace carcajear.

—No te lo creo —se me acerca— bien decía yo que no por nada la pobre está clavada de tí.

—¿Quien está clavada de quién? —habla Camille detrás de él.

—A no, nada —se niega a hablar y aguanto no reirme por confirmar que el pendejo ya es capaz de encubrirla—, un pajarito por allí.

Se rasca la barbilla viendo descaradamente de pies a cabeza a la rizada que se me acerca con brazos abiertos. La abrazo y la veo arrugar las cejas. 

—¿Y quién es ese pajarito? 

—Que te importa. 

Dánae abre la boca y yo me muerdo el labio por la respuesta. Liam sonríe pero luego se pone serio con la expresión de indignada de Camille y toma su mano.

—Perdóname, Camille, por mi grosería —ella entrecierra los ojos—, no volverá a pasar pero el asunto es entre colegas. 

Le termina de decir y le besa el dorso de la mano y quiero pegarle en la cabeza para que vuelva a sus cabales que ya me lo controlé y anda de goma.

—Ay ya déjame —le dice ella y se da vuelta entre mis brazos e intenta atrapar mi boca sin previo aviso. 

Evado la intensión y no puedo evitar captar la incomodidad de Dánae que sé que le gustaría que fuera ella la que esté entre mis brazos. Liam se burla en silencio y un giño es suficiente para que tome a la chica por los hombros llevándosela lejos. 

—¿Por qué no me quieres besar? —se cruza de brazos cuando la separo.

—Te recuerdo que no somos nada como para que me estés besando frente a todos cuando se te de la gana.

—No lo somos porque nunca has querido.

—Ni querré así que no te confundas.

—¿Hasta cuando vas a estar guardándole luto al amor con Sienn...

Se corta cuando se da cuenta de lo que está reclamando y más cuando mi mirada neutra la estudia. 

—Ay perdón —se me vuelve acercar acariciando mis brazo— es que tu te pones de difícil cuando que conmigo no debes hacerlo. 

Resoplo con sus palabras sin sentido, de verdad que no entiendo a la chica.

—Vamos a clase. 

Me encamino con sus rabietas de que está dipuesta y caliente pero lástima porque yo estoy por el momento saciado y es que la verdad se me antojan otras piernas las cuales no veo en todo el día ni en los cinco siguientes de clases haciendo que Allie se me acerque cuando estoy recostado en el capó de mi Aston Martin. 

—¿Sabes que ha pasado con Collet? —me pregunta firme, sin expresión.

La miro de arriba abajo sacando el humo de mi cigarro. Allie es de las chicas que no hay por donde sea, es guapa y tiene un cuerpo bueno mires por donde lo mires, pero que desperdicio es porque ella conmigo choca, es de las que te hacen doler los huevos por lo complicada que es.

—Deja de verme y responde a lo que te he preguntado. 

Carga un vestido a los muslos, suelto y por mas que no quiera los recuerdos vienen a mi mente y la rrogancia es lo primero en manifestarse en mi sonrisa.

—No sé nada de ella.

levanta una ceja y puedo ver en sus piernas que se está poniendo nerviosa, las tensa a cada nada y sé que si estuviera sentada apretaría los muslos también. Es una chica que puedo decir que tiene, casi, casi mi mismo carácter; con el ego en alto, la autoestima por los cielos siendo arrogante en todo el sentido del ser. Sin embargo, ha fallado como chica inalcanzable y es ocultar sus reacciones frente a otro, lo hace con otros pero conmigo nunca ha podido.

—Es enserio, deja de verme —traga saliva viéndome directamente, desafiando con la mirada.

Ladeo la cabeza y observo su rostro, su piel morena es tan característico que a ella le queda cabal, sus pestañas bajo sus ojos color miel son un nuevo recordatorio.

—¿Cuando piensas dejar tu enojo?

—Nunca.

—¿Si sabes que hubiéramos podido llegar a más si no te hubieras alejado, no?

Rueda los ojos acomodándose el cabello.

—En mi vida voy a perdonarte lo que le hiciste a mi hermano.

—Acepta que se lo merecía.

—Estás de mente si crees que lo haré.

La vuelvo a ver de pies a cabeza y casi la puedo ver como antes.

—Hanniel es enserio...

—¿Qué? ¿Te pongo nerviosa?

Se lame los labios sin creer probablemente que esté platicando conmigo.

—No sé ni para que diablos te vine a preguntar a tí.

Se intenta ir pero mis palabras la detienen haciendo que vea a todos lados acercandoe nuevamente.

—¿Qué te pasa? —se altera.

—Solo estoy diciendo la verdad.

—Pues no la digas que no es ni el lugar ni el momento. 

Ahora soy yo el que levanta una ceja. ¿Así que no es el momento? Me rio. Vaya, vaya, vaya, quien te nota Allie.

La dejo yéndome con la llamada de Logan que me dice que tengo visitas. ¿Qué visitas?

Entro a la mansión ordenando que me laven los carros, que los necesito impecables para dentro de tres horas. Cierro la puerta del Aston cuando salgo y entro por la puerta principal moviendo mis llaves y las detengo al ver a la menuda chica que está sentada en el enorme sillón blanco. Un recuerdo de ella y yo en ese mismo sillón viene a mi mente así también como la sangre bombea a lugares equivocados en este momento.

—Está muy mal —me hace saber Logan en voz baja cuando se me acerca.

Intercalo la vista de el a ella y ella está viendo un libro que Logan tenía en la mesa.

—¿Y que hace acá? ¿Qué tengo que ver yo?

—No seas hijueputa Hanniel.

Sonrió torcidamente con sus palabras de advertencia ¿Que hacía el muy pegado a ella cuando entré?

—¿Qué? ¿Ya eres su amiguito de consolación?

Arruga las cejas y al entender lo que insinuó, el muy maldito forma la misma sonrisa que yo.

—Puede que más pero no te lo voy a decir.

Le pego en el hombro quitándolo de mi camino dirigiéndome a Collet. «Jodido crío»

Traga saliva cuando arrastro una silla esponjosa para quedar frente a ella. Luce diferente y hasta más delgada podría apostar.

—¿Qué necesitas? —le pregunto esperando que deje el libro para verme, sabiendo que tiene eso para resguardarse porque de que lo esté leyendo nada, es seguro que su mente ya está completamente en mí.— Hey —le quito el libro con gentileza— mírame.

Vuelve a tragar saliva jugando con sus manos, nerviosa. Levanta por fin el rostro y algo ocurre cuando noto sus ojos realmente rojos, irritados por probablemente haber llorado mucho.

—Perdón por venir sin avisarte —su voz es ronca— es que necesitaba...

La tomo de la mano sacándola de la sala para llevármela a mi habitación, mi muy cómoda habitación. Pasamos al lado de Logan quien me advierte nuevamente con su mirada y le sonríe con dulzura a Collet y ella le devuelve el gesto.

Cierro la puerta cuando la adentro volteándome de una para besarla. Se esperaba esto o probablemente lo tenía en mente porque me toma del cuello mordiendo y succionando mis labios con tantas ansias como si esto es lo que necesita para tranquilizarse.

Aprieto su cintura caminando a la cama, giro para sentarme en la misma y hago que ella se siente sobre mi de piernas abiertas.

Jadea cuando siente mi erección bajo el pantalón, hago que sienta bien porque la estrecho más a mí. Estoy sintiendo su práctica en el beso y me sorprende que ya esté agarrando mi ritmo. Ya no besa como la primera vez que la besé, ya no es con delicadeza ni con la lengua escondida, ya no es despacio apenas tomando los labios, no. Ahora abre lo suficiente la boca para que pueda hacer con ella lo que yo quiera, saboreando su sabor a dulce, chupando y mordiendo su lengua para hacerla estremecer.

Tengo mucha experiencia en chicas y sé bien que un beso es suficiente para hacerlas sentir diferentes y alzarle el pulso a mil, si se hace bien. Y para la suerte de quienes me besan, yo sé hacerlo muy bien con técnicas propias y secretas que sé que funcionan en ella porque comienza a mover sus caderas encima de mi, sus manos acarician desesperadamente mi cabello y me muerde el labio inferior antes de separarse en busca de aire.

Le muerdo la barbilla observando su sonrojado rostro, su delicadeza que se ve lastimada. No abre los ojos y respira pesadamente con la boca entreabierta.

—Listo, dime qué pasa —depuro las ansias porque también se que necesita sacar todo con palabras.

—Están realmente mal —trata de que no se le quiebre la voz— ya no se como estar en casa sola con mi tía amenazándome a cada nada con decirle a papá lo ocurrido.

Respiro tensando la mandíbula, recordando la mugrosidad de mujer.

—Y venir a mi casa es la solución.

—Tus besos lo son —confiesa, tímida, decidida con transparentarse.

Sonrió bajo su vista que me comen completo y me da pena que el brillo que noto es lo que ella no debe sentir, ella debe tener las cosas claras entre los dos y parece que está ciega porque está viendo la ilusión de una relación en dónde nunca la habrá, ni hoy, ni mañana, ni nunca.

—Yo no puedo darte lo que buscas, y lo sabes —debo cortar toda línea que crea que es indicio de algo diferente.

Se lame los labios mirando hacia otro lado, sin quitar sus manos de mi cabello, ni yo las mías de sus caderas.

—No hablemos de eso ¿Sí? —sus ojos suplican además de sus palabras— solo hazme olvidar de la mierda en la que estoy viviendo ahora.

Se le quiebra la voz y pega su frente en mi pecho, su cuerpo tiembla con el sollozo reprimido.

—¿Segura? Puedes quedar peor que antes.

Levanta la cabeza y coloca sus manos en mis mejillas.

—Quiero correr el riesgo.

Es lo último que dice antes de llevar sus manos al borde de su blusa para tirar de ella quitándosela por completo.

El sostén de encaje rosa no logra cubrir los pezones erectos y rosados que tiene, bajo mi vista se lo desabrocha y desliza las cintas dejándolo caer para dejar sus tetas a mi merced. Subo mi vista y capto sus ojos cristalizados y esto es tan raro que me desconozco cuando me levanto y la recuesto en la cama.

—No soy gentil, Collet —le hago saber antes de llevar mis manos a su pretina.

Traga saliva llevando una mano a un seno, masajeando, demostrándome que no aguanta más.

Le bajo el pantalón haciendo que sufra con la lentitud con la que lo hago. Sus bragas me hinchan más la verga ¡Joder! ¿Quien carajos se ve tan sexy con bragas rosa pastel? Solo ella, definitivamente solo ella se ve así con un color tan inocente.

Beso su intimidad por encima de la tela y alza la pelvis en un reflejo inconsciente que la avergüenza. Sonrió plácido con eso, con eso y con la vista de su cuerpo desde mi perspectiva; desde abajo notando sus rojeces y cada curva que tiene. Ahora beso un muslo, subiendo hasta llegar nuevamente a su centro que sé está derritiendo por la humedad que se traspasa de la tela delgada. Beso el otro muslo dejando saliva para que se desesperé y lo logro, lo confirmo cuando suelta un jadeo.

Llevo mis manos al elástico y trato de quitarlo pero sus manos me detienen y levemente arrugo las cejas. No me digas que...

—Yo... —empieza viéndome desde arriba pero le quito las manos sin deshacer mi sonrisa.

Sí. Nunca te han besado ahí.

Le deslizo la prenda que guardo en mi bolsillo «Ésta será mía y no se la devolveré»

Aprieto los dientes al verle el coño. Tiene una leve capa de vello que lo único que hace es excitarme más, se remueve incómoda y no pierdo tiempo.

—Ahora sí vas a sentir y saber la verdadera razón del por qué tengo un piercing en la lengua.

Le abro las piernas de un solo movimiento y la halo de los muslos arrastrándola más a la orilla de la cama. Le doy un lengüetazo en sus pliegues haciendo que contraiga el vientre con la acción, saboreo sus jugos y eso nomás es entrada a lo que nunca pienso salir.

Beso sus alrededores, tentando y desesperando más para que su llegada sea más placentera. Mis manos llegan a sus tetas que aprieto y con los dedos atrapo sus pezones que pellizco, fuerte.

—Ah...

Jadea. Lamo sus muslos y su vientre, su excitación sale despacio en confirmación de su extasis, ansiosa por estallar y es que no creo aguantar más.

Me prendo del coño que palpita. Rozo el arete en su clítoris haciendo círculos alrededor del mismo, tocando y la vez no, me tiene pero a la vez no. Muevo rápido la lengua flexionando sus piernas atrayéndola más a mi cara para fundirme en ella y saborear sus deliciosos jugos, succiono su perla roja que se hincha cada vez más, mis manos masajean sus tetas, introduzco la punta de la lengua en su vagina junto con el arete que es siempre una buena herramienta y sus manos no se hacen esperar al agarrarme la cabeza y hundirme más a ella.

Llevo una de mis manos a mi cinturón quitándolo con habilidad para sacarme la verga que también palpita con la excitación que siento. Comienzo a mover mi mano de arriba abajo alrededor, masturbándome mientras me como el coño de Collet.

Mis labios besan los de ella como si de su boca se tratase, lamiendo, succionando, moviendo y rozando haciendo que gima como nunca lo había hecho.

—¡Ah... Haa-nniel!

Mi nombre sé escucha jodidamente bien como gemidos de su garganta. Introduzco dos dedos que muevo en forma de gancho presionando fuerte su punto G, ese lugar con textura diferente entre toda su carne, ese lugar que la hace retorcerse de puro placer en lo que mi lengua hace su trabajo en su clítoris, otro punto lleno de sensaciones.

Aumento la rapidez de mis movimientos en mi verga disfrutando del morbo que esto provoca.

Muerdo sus labios, despacio, pretendiendo crear sensaciones que nunca en su vida a sentido y que nunca va a olvidar, porque cada vez que bese con la boca recordará que su coño ha sido besado de la mejor manera. Rozo el glande en su pierna haciéndole saber lo que hago conmigo mientras muevo dentro de su vagina los dedos de atrás para adelante hacia ese punto que se hincha cada vez más, haciéndose más esponjoso llegando a la sensación que busco.

—He... Hey —logra decir entre gemidos cortados— Hanniel... Debo... Debo ir al baño.

Me causa gracia su preocupación, pero a mí no, su inexperiencia la hace querer quitarse porque no sabe exactamente lo que se acerca.

Mi lengua se mueve rápido de arriba abajo al igual que mis dedos dentro de ella, mi otra mano manipula su pezón, apretando y soltando, luego pellizcando y con la misma uña deslizar en la punta del mismo, dejando por un lado mi verga con la que después le derramaré. Curva la espalda pegando la cabeza al colchón que se hunde también con su culo y yo no desisto de mi tarea. Su piel se eriza completamente y levanto mi cara sin dejar de mover mis dedos cuando se libera en cantidades grandes de líquido que tienen un solo nombre.

—¡Por Dios! ¡Ah! —se muerde los labios temblando con los espasmos que está sintiendo.

Su líquido me moja por completo la mano y el brazo, se queda quieta disfrutando cuando termina de expulsar todo lo que es su máximo punto de placer y yo me lamo los labios quitando su sabor que no voy a olvidar.

Con la boca, sí, con la boca y los dedos logré eso, pude haberlo hecho con el pene pero para lograrlo la habría dejado destrozada y ella, ella aún no es capaz de aguantar.

Saco mis dedos de ella y con esa misma mano tomo mi pene y me pongo de rodillas en medio de sus piernas masturbándome con más dedicación bajo su mirada lasciva que me da, abre la boca respirando aceleradamente y observa sus partes realmente mojadas y vuelve a mi dándome a entender que no sabe lo que le ocurrió. Me falta poco, la increíble vista que tengo de ella es todo, apunto con la punta a su abdomen y sin dejar de mover llegó a liberarme expulsando el semen que cae directamente a su piel y muevo el miembro manchándole las tetas también.

Abro la boca con el orgasmo tan placentero. Ella traga saliva viéndome anonada y su perversión nueva es tan excitante al igual que su cuerpo completamente desnudo y manchado de mis líquidos blancos espesos que necesito penetrarla yá.

Publicado el 10/02/2021


Nota de la autora:

Que capitulo más largo, uf, hasta casi 10,000 palabras.

Acá sus opiniones sobre esto.

Vayan a echarse agua si es necesario 👀

Hasta el próximo capítulo...

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