Crónicas de mi Amo, Hijo segu...

By DemiKhalid

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Dafne es una joven franco-americana normal. Su vida transcurre entre un trabajo aburrido, algunas amistades y... More

Hola otra vez, mis Pequeñas Inmortales!!!
Capítulo 1,Temporada 1
Capítulo 2, Temporada 1
Capítulo 3, Temporada 1
Capítulo 4, Temporada 1
Capítulo 5, Temporada 1
Capítulo 6, Temporada 1
Capítulo 7, Temporada 1
Capitulo 8, Temporada 1
Capítulo 9, Temporada 1
Capítulo 10, Temporada 1
Capítulo 11, Temporada 1
Capítulo 12, Temporada 1
Capítulo 13, Temporada 1
Capítulo 14, Temporada 1
Capítulo 15, Temporada 1
Capítulo 16, Temporada 1
Capítulo 1, Temporada 2
Capítulo 2, Temporada 2
Capítulo 3, Temporada 2
Capítulo 4, Temporada 2
Capítulo 5, Temporada 2
Capítulo 6, Temporada 2
Caítulo 7, Temporada 2
Capítulo 8, Temporada 2
Capítulo 9, Temporada 2
Capítulo 10, Temporada 2
Capítulo 11, Temporada 2
Capítulo 12, Temporada 2
Capitulo 13, Temporada 2
Capítulo 14, Temporada 2
Capítulo 15, Temporada 2
Capítulo 16, Temporada 2
Capítulo 17, Temporada 2
Capítulo 18, Temporada 2
Capitulo 19, Temporada 2
Capítulo 20, Temporada 2
Capítulo 21, Temporada 2
Capítulo 22, Temporada 2
Capítulo 23, Temporada 2
Capítulo 24, Temporada 2
Capítulo 1, Temporada 3
Capítulo 2, Temporada 3
Capítulo 3, Temporada 3
Capítulo 4, Temporada 3
Capítulo 5, Temporada 3
Capítulo 6, Temporada 3
Capítulo 7, Temporada 3
Capítulo 8, Temporada 3
Capítulo 9, Temporada 3
Capítulo 10, Temporada 3
Capítulo 11, Temporada 3
Capítulo 13, Temporada 3
Capítulo 14, Temporada 3
Capítulo 15, Temporada 3
Capítulo 16, Temporada 3
Capítulo 17, Temporada 3
Capítulo 18, Temporada 3
Capítulo 19, Temporada 3
Capítulo 20, Temporada 3
Capítulo 21, Temporada 3
Capítulo 22. Temporada 3
Capítulo 23, Temporada 3
Capítulo 24, Temporada 3
Capítulo 25. Temporada 3
Capítulo 26, Temporada 3
Capítulo 27, Temporada 3
Capítulo 28, Temporada 3
Capítulo 29, Temporada 3
Capítulo 30, Temporada 3
Capítulo 31, Temporada 3
Capitulo 32, Temporada 3
Capitulo 33, Temporada 3
Capitulo 34, Temporada 3
Capitulo 35, Temporada 3
Capitulo 36, Temporada 3
Capitulo 37, Temporada 3
Capitulo 38, Temporada 3
Capitulo 39, Temporada 3
Capitulo 1, Temporada 4.
Capítulo 2, Temporada 4.
Capitulo 3, Temporada 4
Capitulo 4, Temporada 4
Capitulo 5, Temporada 4
Capitulo 6, Temporada 4
Capítulo 7, Temporada 4

Capítulo 12, Temporada 3

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By DemiKhalid

Me lanzo una mirada firme mientras empujando mi hombro me hacía descender hasta que mis rodillas y palmas estuvieron sobre el suelo. Viéndolo desde abajo puse una cara con la que pretendía conmoverlo para que al menos se apiadara de mí y me explicara lo que pasaría a continuación.

Planto una rodilla en el suelo frente a mí, creí que me diría algo para tranquilizarme pero en lugar de eso se sacó una soga de esas para hacer alpinismo con la que hizo un lazo como para lazar ganado, me la puso alrededor del cuello, inquietándome.

— ¡Vamos a tu corral, hermosa criatura!—poniéndose a mi izquierda me dio una nalgada.

Camino a cuatro patas y la paja se me pega en palma y rodillas, causándome picor. Entrando en el corral ruego porque a Kenji no se le olvide el hecho de que soy una mujer, que no se le ocurra ensillarme o montarme y me niego en rotundo a comer alfalfa.

Cierra la puerta del corral y extiende en el suelo cubierto de paja una manta de lana (claramente nueva):

—¡Colócate sobre la manta!—así lo hice y el picor se redujo, aunque aún tenía paja adherida a mis "patas"—Levanta esta patita—con la fusta dio toquecitos en mi brazos derecho, flexione el codo enseñándole la palma digo "pesuña" derecha—Muy bien—se arrodillo a mi lado y frotando su mano con la mía me quito la paja que me incomodaba—Ahora la otra—repitió el proceso y tomándome de los tobillos me limpio las rodillas también—¿Mejor?—asentí con la cabeza enérgicamente, feliz de que Kenji no se olvidara de mi humanidad.

Se incorporó, caminaba en círculos a mí alrededor haciendo que la fusta sonara al cortar el aire, se veía tan letal como un tiburón. Pero yo no tenía miedo solo ansias por saber lo que haría a continuación:

—Ser mi yegua te sienta de maravilla—empezó a acariciarme la espalda, digo "el lomo" con la fusta —Desnuda sobre esa manta te ves magnifica.

Eres zoofilico, Kenji, ya para que negarlo.

—Esto me trae recuerdos... del día en que nos conocimos—discúlpame si no quiero pensar en ese día—Lo recuerdo bien—se colocó detrás de mí—Estabas en esta misma posición solo atada de manos, abriste las piernas porque alguien pisándote te forzó—sentí la fusta darme deliciosos toquecitos entre los muslos—Hoy tienes las manos libres y ni mi fusta ni mis botas te harán daño. Dime preciosa: ¿Separarías las piernas para mí?—separe las piernas deseando que no dejara de palmearme el interior de esa exquisita forma.

Sobo mis piernas con el cuero, provocándome un placentero cosquilleo:

—Así se hace, buena chica—se arrodillo frente a mí—Recuerdo que después con estos dos dedos invadí tu boquita—me mostro los dedos índice y medio—y tu garganta, causándote arcadas—las yemas de esos dedos acariciaron mis labios entreabiertos— ¿Les darías una segunda oportunidad?—seguro puedo darle otra oportunidad a los dedos que me habían brindado tantos y tan intensos placeres. Alce la barbilla y sacando la lengua les di la bienvenida. Sus dedos se deslizaron lenta y suavemente por mi lengua, al llegar al inicio de mi garganta estaba tan relajada que no sentí nausea alguna—A ver ¿Qué paso luego?—sacaba lentamente de mi boca sus dedos empapados de mi saliva—¡Ah si...—se inclinó sobre mi e invito a mi cabeza a descansar sobre su rodilla mientras sus yemas descendían por mi vientre—Te sacudiste ansiosa intentando quitarte mi mano de encima—lo recuerdo bien—¡Sacúdete y ya no te tocare más!—me quede muy quieta, por nada del mundo quería que parara—Intente entrar en tu interior pero tu vagina seca y asustada se cerró con todas sus fuerzas—con los dedos húmedos me repasaba los labios íntimos—¿Sera que esta tierna y acogedora cuevita me dará la bienvenida?—me acariciaba el rostro con los dedos introduciéndome el pulgar en la boca al tiempo que el índice y el medio en la vagina—¡te morderé el dedo si no empiezas a agitarlos en este instante!, pensé.

Pero solo los dejo ahí adentro. Ya estaba tan deseosa que me agite yo misma chupándole el dedo como si se tratara de su amigo.

—Que cooperativa estas mi yegua bella— ¿Por qué no cooperas tú también y consigo correrme?

Pero como si supiera lo que pensaba alejo sus dedos de mis orificios.

—También quise probar tu orificio trasero, logre entrar pero te quejaste adolorida .¡Que bruta era tu amo!—brutisimo, una bestia—Oh, fueron errores de novato. Nunca había tenido a una tierna sumisa como tú—acariciaba mis nalgas— ¿Me ofreces tu culito para hacer bien las cosas esta vez? Si no quieres solo siéntate.

En vez de sentarme sobre mis tobillos flexiono los brazos, apoyando cara y pecho sobre la manta. Kenji sonrió de oreja a oreja al ver la confianza con la que le entregaba mi ano:

—Esa es mi chica—deslizabas sus dedos y su palma desde mis hombros pasando por mi espalda hasta la parte posterior de mis muslos, que bien se siente eso— ¡Relájate!—la yema de su dedo medio empapado en mi lubricación empezó a frotar en círculos la entrada de mi asterisco. Con la otra mano no cesaba de sobar mi espalda, yo prefería que con ella le brinde un poco de atención a mi botón.

La resistencia que mi trasero le presentaba a su dedo era nula, lo tuve antes de que me diera apenas cuenta.

—Cómo han cambiado las cosas, estas perfectamente domesticada ahora—quise decirle que esto no se debía a ningún entrenamiento, que era sobre la confianza que habíamos cultivado juntos.

—Lo has hecho muy bien—se separó de mi para ir a limpiarse la mano con una toalla y volvió a arrodillarse a mi lado—Te mereces un premio—me mostro su mano, había un terroncito de azúcar sobre ella.

Lo tome con los dientes y lo mastique. Ummm, dulce, Eso de fingir ser una yegua es lindo. ¿Qué le hará ahora a su yegua, amo?

—Vamos a cepillar tu pelaje— ¿me va a pasar un cepillo de caballo por el cuerpo? Eso suena asqueroso. Pero al parecer había traído consigo el cepillito para gato con el que me mima.

Me lo pasa haciendo círculos por todo mi cuerpo, por mi pelo, espalda, vientre, brazos y piernas, hasta por mi cuello como le hago yo a los corceles. ¡Esto es lo máximo! Por mi pude continuar haciéndolo por horas.

—Y ahora—se levantó en busca de algo.

¡Oh, sí! ¿Qué es lo que sigue?

Trajo consigo una caja de regalo alargada con un lazo azul. ¿Qué traía ahí? ¿Un paraguas?

—No sé si te acordaras—me mostro ese condenado artefacto de hierro con su inicial. Claro que me acuerdo de el—Es también un recuerdo del día que nos conocimos.

Sé que fue el regalo que le dio el Bulgaro por mi compra, como cuando adquieres un perrito y en la tienda de animales te regalan la placa de su collar.

—Esta justo como aquel día, jamás ha sido usado—tomo el artefacto por el mango y le dio vueltas examinándolo—A veces me pongo a pensar en lo fácil que seria. Tan solo poner un poco de carbón a arder y dejarlo sobre las brasas por menos de cinco minutos, luego colocártelo justo aquí por cinco segundos. La marca te duraría toda la vida—me puso el hierro sobre el comienzo de mi espalda.

¿Por qué dice eso justo ahora? No quiero oírlo. Tengo miedo:

—Me hubiera resultado sencillo aquel día. Pero ahora es imposible. Tendría que atarte y amordazarte, llorarías asustada y siempre me lo tomarías en cuenta, me odiarías ¿no es cierto?—sacudí la cabeza afirmativamente con todas mis ganas—Por supuesto, si te hiciera pasar por tanto dolor nada más por gusto pensarías que no me importas y con razón—me quito el hierro de la espalda y me planto un sonoro beso en su lugar. Había confesado que le importaba mi bienestar, me sentía optimista—Esto se quedara sin estrenar—fue a meter el hierro de nuevo en su caja.

¡Así me gusta, buen chico! Quería expresar mi aprobación de algún modo y como se suponía no debía hablar hice mi mejor imitación de un relinchido equino.

— ¡Con que sabes relinchar!—se plantó de pue frente a mí, haciéndome mirarle desde abajo— ¿También sabes contar?—di unos cinco golpeteo rítmicos a la manta bajo mi cuerpo.

Kenji estallo en su risa de hiena tan musical y me ofreció sus manos para ponerme de pie:

— ¡Ven aquí, yegua mía!—halo mis brazos sobre sus hombros y sus brazos me acogieron en un tierno abrazo como sus labios demandaron mi boca en un largo y sensual beso—Me tienes muy complacido hoy. Te daré una recompensa—tomándome de la mano me saco del corral.

Me coloco justo en medio del establo de frente a las puertas.

— ¡Espera aquí y no voltees!—la curiosidad me carcome. ¿Qué puede ser? Sergio me aseguro que me gustaría. Quizás sea un lindo vestido que ponerme para ya no andar desnuda.

Estaba muy concentrada en mis conjeturas, al sentir algo húmedo y rasposo azotarme el hombro desnudo me dio un vuelco el corazón. De un salto me di la vuelta para sorprenderme al verme reflejada en unos enormes ojos verdes.

Movía la cola de pelo castaño sin cesar, contaba golpeteando con la pesuña delantera derecha en el suelo y relinchaba sacudiendo la cabeza haciendo bailar la brillante melena que salía de su crin. Me quede con la boca abierta:

— ¿Qué piensas?—Kenji me rodeo con el brazo.

— ¿De dónde ha salido este precioso...

—Querrás decir: de donde ha salido esta preciosa yegua—me tape la boca con las manos, viéndola embelesada—Es una hembra.

— ¡Es hermosa!—con la palma hacia ella empecé a acercarle mi mano para tocar su hocico.

Ella no espero a que mi palma la alcanzara, adelanto la cabeza dejando la frente bajo mi mano.

— ¡Que linda es! ¿Hace cuánto que está aquí?—Kenji me sobaba la barbilla como yo la mandíbula de esta celestial criatura.

—Hace menos de dos horas.

— ¿Cómo se llama, amo?—Kenji me abrazaba por detrás mientras yo y la yegua simpatizábamos.

—Como tú desees. Es tuya— ¡no puede ser! ¿He escuchado bien?

— ¡¿Cómo dices que dijiste?!—abrí desmesuradamente los ojos y mi voz salió chillona. Kenji rio por lo bajo.

—Que esta preciosa yegua de ojos verdes es tuya, es un presente para ti. Sergio y yo la escogimos ¿Te gusta?

Enloquecí de emoción y empecé a dar saltos, mi menudito busto rebotaba:

—¡¡Me en-canta!!—la yegua me imito subiendo y bajando la cabeza—¡¡Este es el mejor regalo que me han dado!!—arrolle su pecho, casi consigo hacerlo caer de espaldas— ¡Muchísimas gracias, Kenji!

Entre sus brazos con la mano sobre mi coronilla me hizo echar la cabeza hacia atrás para vernos a la cara.

—Muchas gracias, "amo" Kenji—me corrigió haciendo énfasis en la palabra "amo".

—Sí, muchas gracias, amo Kenji—asintió satisfecho.

No sé por qué continúa queriendo poner estas distanciantes formalidades entre nosotros. Tampoco entiendo por qué Sergio no me trata de tu cuando soy menor que él y yo si lo tuteo.

— ¡Vamos a dar una pequeña cabalgata!—aplaudí la idea y mi nueva compañera equina pareció entender pues se puso de costado invitándome a subirme en ella.

—Claro. Solo iré un segundo a ponerme la ropa de montar—di unos pasos hacia atrás deshaciendo nuestro abrazo.

Pensaba ir a buscar la manta sobre la que estaba en el corral, para envolverme en ella y así ir hasta mi habitación.

—No lo creo. Si te pedí que vinieras desnuda es porque así quiero que estés— ¡¿cabalgar desnuda?! ¿De qué me vio cara? ¿De Lady Godiva?

—Pero, amo Kenji, no puedo cabalgar sin ropa—me cubrí el busto, repentinamente avergonzada de mi desnudez.

—De que puedes, puedes. Estas a punto de hacerlo—vaya, Kenji dándome a comer de mi propio chocolate.

—Pero...—quise refutar pero Kenji me acallo impulsándome hacia mi yegüita.

—Ningún pero. ¡Mírala! Ella esta desnuda también y no le importa—que chistosito.

—Todos me verán, moriré de pena y vergüenza—oponía resistencia, me negaba a sentarme desnuda sobre la silla de montar— ¡No puedo cabalgar así!

—Es cierto, no puedes cabalgar así—aleluya, ha entrado en razón—Se me olvidaba que tienes que ponerte protector solar.

— ¡¿En serio?! ¿Protector solar es lo que me hace falta? ¿Qué tal un par de pantalones?

—El sol está especialmente radiante hoy—tomándome de la mano me llevo de vuelta al corral, del morral colgado en la pared seco una botella de bloqueador y me hizo volver a adoptar la postura a cuatro patas sobre la manta—Si no te ponemos protección te puedes insolar—el preocupado por mi piel y que hay con mi dignidad.

— ¡Este es un castigo cruel y extraño!—me queje con voz lastimera haciendo morritos.

—No estas siendo castigada y te consta—sostuvo mi barbilla y me miro con intensidad— ¿Alguna vez te he ridiculizado exponiéndote desnuda ante alguien?

Pensé en la noche de sushi naked, pero aquello no contaba como ridiculización o exposición pues se preocupó de que nadie más que Miriam me viera.

—No, amo. Nunca—me frotaba el cuerpo esparciendo hábilmente la crema solar.

Con el dedo índice, a toquecitos, me puso protector en la nariz, frente, mejillas y barbilla. El aroma a verano reinaba en el ambiente.

—Pues confía en mi... y masajéate el rostro para que esto penetre—resignada hice lo que me pidió.

Salí del corral toda barnizada, mi yegüita agitaba las fosas nasales olisqueándome por todas partes. Se sonó el hocico echando la cabeza al lado opuesto, al parecer le apesto. Aun así se quedó quieta cuando puse mi pie en el estribo, Kenji empujo mi trasero hacia arriba (por puro gusto y morbo).

— ¡Siéntete segura! Quien nos la vendió aseguro que es una chica muy bien portada—Kenji sobaba a la yegua con una mano y mi pierna con la otra—Extremadamente confiable y cariñosa, además de hermosa—como si supiera que estaban halagando, poniendo la cabeza sobre el hombro de Kenji parecía abrazarle—En cuanto la vi pensé en ti—sonriendo le correspondió el abrazo—Son idénticas las dos, ¡podrían ser hermanas!— ¡que elocuente y dulce estas hoy, Kenji!

Fue enérgico hacia la puerta del establo y la abrió eficiente, con una expresión afable en el rostro.

— ¡Amo Kenji, está muy guapo hoy con su atuendo de montar!—nunca espere un "gracias" a cambio, no sé por qué él parece incapaz de decir esa palabra. Pero sin duda no esperaba la contundente nalgada que me propino:

— ¡Tú eres toda una visión ahí arriba desnuda!—caray, ha sido cierto que sobre la piel húmeda los azotes duelen más. ¡Qué picor! Me sobre el trasero mientras él sacaba a Belle Creature de su corral y lo montaba.

—¿Lista?—ya que. ¡Hagamos esto!

Ya montado en Belle Creature, coloco paralelos a ambos caballos, que se pusieron a fraternizar como si no se hubieran visto por primera vez hoy.

—Estoy lista—traspasamos el umbral de luz.

En un ataque de pudor me acomode todo el pelo hacia adelante para que me cubriera los pechos como hacen estratégicamente en las escenas con desnudos frontales en películas de horario familiar. Kenji lo noto, con la fusta hecho hacia atrás mi pelo dejando al descubierto mi pecho derecho:

—Solo para que lo sepas...—vapuleaba mi pezón con el cuero haciéndolo endurecer—todos lo demás habitantes de la mansión están encerrados en la sala de cine... verán alguna película con "fines ilustrativos" por hora y media mas. Así que no seas tímida—delineaba mi silueta con el suave tacto de la fusta.

"Si somos solo tú y yo, ya no pondré más reparos" pensé.

Mi yegua curiosa por el novedoso entorno no quería ser dirigida, deseaba galopar errante y a su propio ritmo por todo el territorio cercado por el muro, así que se lo permití. Kenji nos seguía de cerca, Belle Creature no paraba de intentar llamar la atención de su compañera.

Soplaba una brisa suave y fresca que me consentía cada centímetro de la piel, la calidez del sol penetraba por cada poro, esta simpática caballita me hace sentir en una nube, retozando serena y grácil, y la mirada lasciva de Kenji junto con el recuero de su tacto bondadoso me enciende las entrañas.

No requiero de ver su pelvis para saber que algo ahí se ha despertado y clama por mi, él necesita palpar mi silla de montar para entender que mi ser se desborda en añoranza por el.

—Amo Kenji ¿Me está siguiendo?—pululaba a mi alrededor como una abejita a un tulipán.

— ¿Me creerías si te dijera que no soy yo quien lleva el mando? Belle Creature no acepta indicaciones hoy, solo quiere ir allí donde este tu yegua. ¡Creo que lo ha cautivado!

—No es de extrañar...—me incline sobre su lomo para achucharla—Es sencillamente encantadora.

Kenji, quien tenía su caballo paralelo al mío, me estremeció al deslizar el cuero de la fusta desde mi nuca pasando por mi columna hasta la hendidura entre mis nalgas.

—Como su jinete—mi parte femenina palpito deseosa ante su halago.

—Amo Kenji, le deseo—mis bajos instintos se apoderaron de mi boca.

—Te deseo tanto...—soltó la fusta y me tomo a mí— que ya no puedo esperar un segundo más—sus bajos instintos lo poseyeron por completo.

Estando los dos cara a cara mis labios buscaron sus besos, estaba tan ocupada sujetándome a sus hombros y con las sensaciones que su boca me brindaba, que solo pude lanzar un gritito ahogado al notar que su verga se invitaba muy dentro de mí.

Como si fuera poco que nuestros cuerpos se encontraran así fundidos en delicado equilibrio, Belle Creaute empezó a moverse siguiendo a mi yegua que ya sin jinete decidió continuar el paseo por su cuenta. Nos agitaba como un terremoto, provocándole a mi botón un placer tan salvaje que me hacía gemir y gritar sin control ni contemplaciones.

— ¡Sujétate bien!— gruño aferrando los brazos a mi cintura.

Mi delicada y sensible zona rosa no paraba de darse baquetazos y los giros inesperados de Belle Creature me estaban mareando, sin embargo no podía quejarme pues me estaba muriendo del gusto.

¡Los orgasmos, letales, uno tras otro, me debilitaban cada vez más!

Creí que no podría soportar más y entonces escuche a Kenji celebrar el suyo con un gruñido profundo seguido de:

—Te quiero, Dafne. Te quiero.

¿Lo abre escuchado realmente o fue solo una alucinación antes de desmayarme?

Hola, mis Pequeñas Inmortales!! Como estan?

Les gusto el cap de hoy? Es muy emotivo y sensual. 

Diganme una cosa: si solo pudieran escoger un capitulo para leerselo a una persona, con el fin de engancharla a la historia ¿cual seria? Por mucho que me guste este cap, yo adoro muchos caps y me seria imposible elegir solo uno. 

Hasta el miercoles mis preciosas. 


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