AUGUREY, james s. potter.

By -mxgicpoison

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⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ 🖇 𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐅𝐔𝐋𝐋 𝐎𝐅 𝐋𝐈𝐄𝐒, 𝔞𝔲𝔤𝔲𝔯𝔢𝔶. ⠀⠀⠀⠀⠀ ❝ -¿Es posible haber vivido una v... More

ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ𝐀𝐔𝐆𝐔𝐑𝐄𝐘
ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄
(𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄 )
ii. inmune.
iii. amortencia.
iv. carrera.
v. dumont.
vi. enemiga.
vii. fiesta.
viii. misterios.
ix. aprendizajes.
x. prohibido.
xi. encerrona.
xii. castigo.
xiii. pista.
xiv. girls's day.
xv. marcada.
(𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐖𝐎 )
xvi. confusión.
xvii. observada.
xviii. quaffle.

i. hogwarts.

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"¿No sabes volar una escoba, pero sí sabes hacer pociones de nivel San Mungo? Chica, necesitas ayuda."


La estación de trenes Kings Cross, el andén nueve y tres cuartos específicamente, se encontraba repleto de familias despidiéndose de sus hijos que iniciarían un nuevo año en Hogwarts. Olive caminaba con lentitud hacia el vagón donde se recibían los equipajes, su hermano la había dejado atrás en cuanto cruzaron la barrera mágica.

—Muchas gracias.

El encargado de acomodar los baúles dentro del tren le sonrió con asombro al notar el cabello y ojos de la chica. Sin darse muchas vueltas, la muchacha subió de inmediato despojada de sus cosas, siendo una de las pocas personas que no llevaba jaula con mascota.

Encontró de inmediato un compartimento vacío, quizá por suerte de principiante o por el hecho de que sus padres no se habían tomado la molestia de despedirlos en la estación y simplemente enviaron una limosina para ellos.

—Disculpa, ¿podemos sentarnos aquí?

La puerta se abrió dejando ver a un par de chicos bastante diferentes entre sí. Ambos abrieron los ojos con sorpresa notando el azulado cabello de la chica.

—Claro, pasen.

—Tu cabello es hermoso, me encanta. —uno de ellos, el rubio, se sentó frente a ella dejando sobre sus piernas una jaula con una bonita lechuza de plumas negras—. ¿Crees que se me vería bien ese color, Al?

—Si no quieres que a tu padre le dé un infarto, quédate con el rubio.

—Tienes toda la razón, como siempre. —el más bajo de ellos asintió antes de girarse nuevamente hacia la chica—. Scorpius Malfoy, mucho gusto.

—Olive Devaulx, el gusto es mío.

Ante la mención del apellido, Al, cómo Scorpius lo nombró, arrugó la nariz con molestia.

—Dime que no estás relacionada con el imbécil de Altair Devaulx, sin ofender.

—Es mi hermano, pero estás en todo tu derecho de llamarlo así. ¿Te ha molestado? Me disculpo por él, cada día dudo más sobre la presencia de un alma en ese cuerpo.

Los chicos rieron y asintieron totalmente de acuerdo. El castaño se presentó como Albus Potter, lo que conllevó a una incómoda charla sobre los padres de cada uno; el padre de Scorpius era el medimago jefe de San Mungo, el de Albus era el salvador del mundo mágico y el de Olive el jefe del departamento de misterios.

A lo largo del viaje hacia el castillo, hablaron sobre distintos temas, incluyendo entre ellos la casa a la que pertenecían los chicos y el año que iniciarían ese día. Eran un par de años menores que la peliazul, pero aquello no significaría nada en cuanto a la amistad que fue formándose en las horas del viaje.

—Cuando tengas tu primera salida a Hogsmeade, debes probar la nueva colección de ranas de chocolate, ahora vienen con relleno de trufa y es, literalmente, el mejor invento culinario del mundo.

—Las de fresa son mejores. —murmuró Albus negando con la cabeza pensando que su amigo se había vuelto loco.

—Uh, no soy muy fan de la fresa, ¿no hay de ranas de cereza?

—Creo que no... tendríamos que preguntar cuando vayamos a Honeydukes.

Pasado un tiempo, la chica fue hacia los baños del tren para ponerse el uniforme. Vio su reflejo en el espejo y sonrió inmediatamente, aquel uniforme oscuro era mucho más bonito que los vestidos y túnicas color cielo de Beauxbatons. Con un fuerte resoplido, el tren se detuvo en un bonito pueblo que la chica supuso era el pueblito de Hogsmeade que le habían mencionado.

—¡Los de primer año por aquí!

Detrás de los chicos, descendió del tren con cuidado de no tropezar con uno de los cuántos alumnos menores que ella, quienes se movían con mucha emoción entre los cuerpos del resto. Mientras caminaba hacia un hombre que parecía medir tres metros, quien estaba guiando a los nuevos hacia unas barcazas, podía escuchar como la gente a su al rededor murmuraba y apuntaba su rostro, o más bien su cabello.

—Tu debes ser Olive Devaulx, ¿no? Soy Hagrid, el guardabosques de Hogwarts. —quien parecía ser un semigigante le sonrió dándole la bienvenida, el hombre daba un aura de confianza que de inmediato atrapó a la muchacha, quien con mucho gusto le correspondió la sonrisa mientras asentía.

Antes de seguir a los pequeños, buscó con la mirada a sus primeros amigos en aquel lugar y se despidió de ellos con un movimiento de mano. Le desearon suerte y se dirigieron a una zona donde unos carruajes los esperaban.

Se subió a una barcaza y lamentablemente tuvo que ir sola debido a que al ser cinco años mayor de lo normal, era mucho más peso a lo que aguantaban aquellas barcas. Viajaron por el que Hagrid llamó como el Lago Negro, que según muchos comentaban, era el hogar de muchas criaturas marinas peligrosas. Olive no era muy curiosa respecto a lo que llamaban por "peligroso", sabia que de algo había que morir, pero por el momento pensaba que era muy joven para tanto peligro.

Ah, cariño, no sabes lo que te espera este año.

Al llegar a la entrada del enorme y algo oscuro castillo, un hombre de no más de cuarenta y cinco años los esperaba con una gran sonrisa.

—¡Bienvenidos sean a Hogwarts! Soy el profesor Longbottom, jefe de la casa de Gryffindor, y quien los guiará a su pronta selección de casa.

Ingresaron al castillo y le fue inevitable no abrir la boca sorprendida a Olive. Los largos pasillos estaban plenos de bellos cuadros con gente en bellos trajes que saludaban con alegría a quien pasara por su lado, aunque algunos parecían verse mas reticentes a ser amables. El profesor Longbottom los guio frente a unas gran puertas doradas y los hizo esperar allí, antes de hacerle una seña a la menor de los Devaulx.

—A pesar de que harás tu sexto año, entrarás junto a los más pequeños de primero, ¿no es problema para ti, Olive?

Negó con su cabeza quitándole importancia al tema.

—Tenía planeado evitar llamar mucho la atención, pero como puede notar, es un tanto difícil. —apuntó su cabello y ojos haciendo reír levemente al profesor.

—Bueno, deberías saber que si fueras Ravenclaw, los chicos te proclamarían su reina, algunos de ellos son algo fanáticos del azul.

Fue inevitable que en su mente no se formara una sala llena de libros y estatuas de Rowena Ravenclaw, con una foto de Olive al centro del lugar. Movió la cabeza haciendo desaparecer aquella fea imaginación. Antes de poder responderle al simpático hombre, tocaron la puerta desde dentro lo que significo que era hora de la selección.

Cuatro largas mesas llenas de estudiantes con rostros hambrientos los observaban con ansiedad, por lo que había leído en Historia de Hogwarts, en aquel lugar daban unos increíbles banquetes en cada comida, por lo que entendió la desesperada mirada de los ya seleccionados por adelantar los minutos. Olive quedó de las ultimas de la fila, si se ponía adelante de algún menor, el pobre no podría mirar la mesa de profesores, en donde el profesor Longbottom los miraba con un banco y un sombrero. Comenzó a nombrar los distintos nombres de los de primer año, a cada uno los hizo sentarse en el banco y posicionó el sombrero seleccionador sobre su cabeza, pasados unos segundos, este sombrero anunciaba la nueva casa del estudiante.

—¡Devaulx, Olive!

Sus ojos viajaron por inercia a la mesa de las serpientes en búsqueda de su hermano, arrepintiéndose al momento cuando vio al mayor conversando a susurros con una chica morena, ajenos totalmente del evento de inicios de año. Bufó irritada, debería estar acostumbrada ya, después de tantos años de indiferencia por parte de su familia.

Una vez sentada frente al comedor, con el sombrero sobre su cabello, trató de relajarse y escuchar lo que decía.

Seis años tarde, ¿podría decir que eres algo impuntual?

—Culpa de mis padres.

Sí, bueno, Mary era una excelente Ravenclaw, fácilmente podrías estar allí, tienes inteligencia y una poderosa mente, pero creo que no es tu lugar. Mh, Slytherin tampoco, no tienes mucho en común con tu hermano. Hufflepuff... podemos descartarla.
Creo que hemos llegado a una decisión entonces, controladora... ¡GRYFFINDOR!

Alto aturdida por cómo el sombrero la había apodado, se levantó y caminó hacia la mesa de los leones, donde muchos la esperaban con aplausos y brazos abiertos. Se sentó junto a una muchacha con un gran cabello pelirrojo bien alborotado, que de inmediato le sonrió tendiéndole la mano.

—¡Hola! Seremos compañeras de curso, soy Dominique Weasley.

A la peliazul le extrañó un poco que la chica supiera a qué año entraría, pero sonrió encantada cuando comenzó a presentarle a quienes serían sus compañeros de curso y casa.

—Está es Madeleine Borrough, y las tres compartiremos cuarto desde hoy. —soltó un suspiro la pelirroja antes de girarse a una chica rubia que le sonreía—. Dicen que las mejores amistades son de a trío, ¡como las novelas románticas muggle!

—Merlín, Nique, no asustes a la nueva con tus comentarios extraños.

Un muchacho pelirrojo, sentado frente a la rubia, le sonrió con un poco de comida en la boca. Supuso de inmediato que Dominique con el chico debían ser primos o hermanos, por lo mucho que se parecían.

—Soy Fred Weasley, mucho gusto. Espero te gusten las bromas y no seas una empollona de primera.

El comentario provocó que en el rostro de Olive se enarcara una ceja y lo mirara con diversión mientras cruzaba sus brazos.

—Para tu información, podrías mañana despertar calvo y ni te enterarías cuando sucedió.

Recibió un guiño del chico, encantado con la respuesta.

—¿Quién está hablando de bromas? —junto a Madeleine, un chico con cabello azabache movió su cuerpo sobre la mesa para poder observar a la recién llegada—. Hola, bonita.

—Cuidado, Cornamenta, tienes a tu hermano lanzando chispas desde Slytherin.

Una melodiosa voz se unió a la conversación, provenía de un muchacho sentado frente a Olive. La sonrió con dulzura, achicando un poco sus ojos mientras estiraba su mano para presentarse.

—Frank Longbottom, espero podamos ser buenos amigos.

—Espero lo mismo, Frank. —aceptó gustosa la mano mientras sonreía, las ventajas de haber sido seleccionada recientemente era que no debía decir su nombre cada tanto, ya todos lo conocían—. ¿A que te referías con lo que dijiste de el hermano de él?

Apuntó con la cabeza hacia el azabache que se había quedado observándolos en silencio.

—Joder, que coqueto. No lo mires mucho, Olive, que se pegan las pulgas. —le murmuró Madeleine mientras se levantaba un poco en su asiento y golpeaba el rostro del chico—. Él es James, pero eres libre de ignorarlo.

—¡Te estoy escuchando, rubia oxigenada!

—Oh, ¡eres hermano de Albus! —al descubrir aquello, Olive giró su cuerpo en dirección a la mesa de Slytherin buscando a los chicos que había conocido en el tren. Los encontró rápidamente, justamente la observaban a ella con una sonrisa. Levantó la mano y los saludó, recibiendo de inmediato la misma respuesta.

Comenzó la cena, propiamente tal, y los alumnos de sexto año de Gryffindor se insertaron en una charla, más enfocada en conocer a Olive y añadir datos sobre clases y profesores. Para la menor de los Devaulx, el tiempo pasó muy rápido, ni se dio cuenta cuando ya estaban frente al cuadro de una elegante señora pidiéndoles una contraseña.

Potter.

Lo que faltaba, ahora si que se le sube el ego a las nubes. —murmuró Nique rodando los ojos al ver cómo James Sirius se pavoneaba al descubrir que la contraseña de su sala común era su apellido.

Las chicas la guiaron a su habitación, en donde encontró su baúl frente a una alcoba lista para ella.

Ya una vez estuvieron las tres acostadas en sus respectivas camas, conversaron un poco para conocerse.

—No quise preguntarte esto en la cena, por respeto a tu privacidad, pero soy muy curiosa. —comenzó hablando Madeleine dirigiéndose a Olive—. ¿Eres metamorfomaga? Digo, por tu cabello y ojos.

La peliazul rió levemente mientras se sentaba un poco para poder ver el rostro de sus compañeras. Negó con su cabeza antes de responderle concretamente.

—No, pero me encantaría. —formó un puchero con sus labios antes de continuar—. Según mis padres, cuando era pequeña tuve un accidente cerca de unas pociones y el resultado fue este. No pueden explicarse bien como sucedió que fuera permanente, pero no es que sea algo doloroso o algo que me impida vivir, entonces no tengo problema.

—Bueno, si somos sinceras, te queda muy bonito.

Ambas asintieron en unísono mostrándole el pulgar en forma de aprobación.

Con toda la emoción que sentía por iniciar el nuevo año escolar en aquel castillo, Olive pensó que le costaría mucho quedarse dormida, sin embargo, una vez terminaron de charlar en el dormitorio, su cabeza tocó la suave almohada y se fundió en su tranquilo sueño.





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