La casa del árbol

By loston_

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Natalia, una fotógrafa acostumbrada a usar su cámara como barrera entre ella y el resto del mundo, tiene que... More

1. La otra mami
2. La medio negra, la marica y la bisexual
3. Pediatra canosa y con gafas
4. El ligue de la consulta
5. Una sesión de Vogue
6. Mercadillo de scoutgirls
7. Calendario benéfico
8. Yin y yang
9. Una fiesta de bienvenida y una conversación intensa
10. Alba Reche, Valium para padres acojonados
11. El siguiente paso correcto
12. Si no saltas, no vuelas
13. Consultorios Reche
14. Pa'lante como los de Alicante
15. Maldito coche teledirigido
16. Ni macarrones sin queso ni monumento sin turistas
17. Me encanta la bollería
18. Pa' llamar tu atención
19. Convulsiones
20. Las burbujas de la cocacola
21. Gasolina
22. Lo que casi pasa pero no pasó
23. Con la precisión de Picasso
24. Casino abierto
25. Cara de idiota
26. For one night, and one night only...
27. La casa del árbol
28. El amor como la fotografía
29. Al ritmo de Waterloo
30. Mercurio
31. Las botas
32. Un puzzle de mil piezas
33. El fenómeno ~pausa en concierto de música clásica~
34. Natalia sin el 'alia'
35. Sebastian Bach
36. Las canciones molan
37. Un eclipse
38. Bragas en el suelo
39. Albá Ggeché el gaté
40. Como si fueras de mentira
41. Rojo y verde
42. La cajita del Happy meal
43. Magikarp
44. Te lo has buscado tú
45. Fígaro como el de Pinocho
46. La pediatra de Ale
47. El plan de los helados
48. Somos la Luna
49. "Alianza cuñadil"
50. En un musical
51. Cara guapa
52. Contigo
54. Sherlock y Watson
55. Por primera vez
56. Persona favorita
57. El cielo
58. No te enfades
59. Un corazón pa' dar amor
60. With a bit of rock music
61. Tres Monster y dos cafés
62. Copacabana y claqué
63. Destruye este tweet*
64. Como un arándano chiquitito
65. Primeras citas
66. Gol
67. Corriente de resaca
68. El ellas que era un no-ellas
69. Volver a encontrarnos
70. 10 de julio
71. Todo es vanidad
72. 1001 piezas
73. Laponia
74. Pasapalabra
75. Merecer la pena
76. El sol de invierno
77. I hope your days are filled with happiness
78. Reencuentro
79. Nubes de atardecer
80. Darle la vuelta al año
81. Cuatro aes
82. No quiero 1 beso
83. Mi casa del árbol
84. Idiota
85. Sitios chulos y chulos en todos los sitios
86. Lo mejor de dos mundos
87. Home to you
88. Un regalo y una canción
89. Silencios que completan
90. Las cosas que no vas a ver más
91. También somos mar
92. Estar
93. Quererse y ya está
94. Fuerza de gravedad
95. "Hace tiempo"
96. Una emisora de radio 24h
97. Como quitarse el sujetador
98. Tropecientos planes buenos
99. Agosto en abril
100. Una novia zanahoria y una gata peliplata
101. Quererse más que aguantarse
102. Contigo lo estoy
103. Shrek
104. "to love another person is to see the face of god"
105. Jugar a los Sims sin motherlode
106. Naranja
Epílogo - Días de lluvia

53. El mar

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By loston_


El panorama en la casa de los Lacunza esa mañana de Navidad era parecido a un capítulo de The walking dead, y todo gracias a Alejandra, que se había encargado de hacer madrugar a toda la casa sin importarle, claro, lo tarde que se hubieran dormido los demás celebrando la Nochebuena. La niña correteaba por el salón con alegría, dando órdenes en su lenguaje propio sobre cómo tenían que jugar Vicky y Natalia con ella, que eran las que se habían quedado a cargo de vigilar que no rompiese todas las bolas del árbol. Aunque precisamente ellas dos eran las que más tarde se habían acostado y, probablemente, las que estaban en peores condiciones. Natalia se sentó en el suelo, usando el sofá como respaldo, y echó la cabeza hacia atrás. Podría haberse quedado dormida si no le hubiera vibrado el móvil encima de la rodilla.

albi

feliz navidad natus!!!!!!!!!!!!
otra vez
que ya te lo dije anoche como veinte veces
cómo va esa resaca??

feliz navidad albiiiiii
otra vez jajajaja
pues fatal porque ale nos ha despertado a las las ocho
a las ocho
y llegamos a casa a las seis
creo que soy un zombie

JAJA dios mío qué dolor

seguía borracha cuando me levanté

normal cariño ni dos horas habías dormido

inconvenientes de dormir con la sobri en nochebuena jajajaja
y tu cena qué tal??

con muchísima comida
si nos hemos dejado para hoy todos los platos principales porque con los entrantes y aperitivos ya íbamos a reventar

nos pasa lo mismo todos los años
y mira que mi hermano es como una aspiradora

La fotógrafa iba a seguir escribiendo, pero vio que Alba empezaba a grabar un audio y lo dejó, un poco más nerviosa de lo que iba a admitir. Era una gilipollez, porque normalmente no es que se vieran todos los días, pero ahora, sabiendo que no veía a su rubia porque estaba a unas horas en tren de Madrid, pues era distinto, como que se había intensificado lo de echarla de menos. La pediatra pasaba las Navidades enteras en Elche porque ahí vivía su familia, así que todavía le quedaban más de diez días para volver, y eso suponía un paso nuevo en su relación. Iban a ser en total unos quince días sin verse, y teniendo en cuenta que aunque de lunes a viernes el trabajo no les permitía pasar demasiado tiempo juntas, los fines de semana los intentaban aprovechar al máximo; pues eso de dos semanas se les podía hacer un poco cuesta arriba. Aunque en realidad ambas tenían ganas de ver cómo se sentían ante aquel cambio en sus rutinas, de comprobar si la intensidad de sus sentimientos no se debía únicamente a eso de pasar juntas todo el tiempo que pudieran, ya fuera para irse al cine o para ir a comprar unas zapatillas de deporte que le hacían falta a la fotógrafa después de que Fígaro hubiese roto las suyas.

albi

"-Hola, Nat. Es que estoy aquí con mi prima y quería saludarte, porque es una cotilla.
-Calla, Alba, déjame. Hola... ¡Nat! Soy tu prima Clara, encantada.
-¿Pero cómo que su prima?
-Soy tu prima y es tu novia, pues es mi prima también. Mi prima Nat. ¿Qué nombre es Nat?
-Nat es de Natalia, pero creo que lo de primas no funciona así, ¿eh?
-¿Cuándo vas a venir a Elche? Alba, ¿cuando venga Nat a Elche se va a venir al cine con nosotras? ¡Las próximas Navidades puede venirse a cenar aquí!
-Clara, cariño, creo que te estás viniendo arriba, que para eso queda todavía un año. Venga, anda, deja a Natalia que estará con su familia también.
-Y tú estás con la tuya y estabas con el móvil, caradura.
-Creo que te está llamando la prima Marina.
-No la he oído. Nat, ¿te gusta Buscando a Nemo?
-Oye, venga, renacuaja, despídete que corto el audio.
-¿Por? Que estoy hablando con ella, jo.
-Pues porque su película favorita de Pixar no es Buscando a Nemo, es Wall-e, y a ver ahora la pobre cómo te lo dice.
-Pues diciendo que le gusta Wall-e, Alba.
-Ya, pero a lo mejor se piensa que le vas a caer mal si no le gusta más Buscando a Nemo, Clara. Venga, despídete que lo corto.
-Jo, pues la prima Alba no me deja hablar contigo más. ¿Podemos llamarla luego?
-Ya veremos, venga, dile adiós.
-¡Adiós, Nat!"

madre mía perdón
esa era mi prima clara
7 años y menos vergüenza que yo

jajajajaja ya me he dado cuenta de que eso debe de ir en los genes
qué mona es
dile que hola de mi parte

-Huy, la sonrisita-la voz socarrona de Elena la trajo de vuelta al salón de la casa de sus padres-. No se me ocurre con quién podrías estar hablando.
-¿Con cierta pediatra, podría ser?-se unió a la burla Vicky.
-¿Os vais a burlar mucho más?
-Sí-dijo Elena con rotundidad.
-No-respondió la bailarina casi a la vez, y le dedicó a la pequeña de los Lacunza una mirada reprobatoria-. Sin burlas, de verdad. ¿Qué tal está?
-Pues bien, con su familia. Estaba ahora escuchando un audio que me ha mandado su prima, que creo que está más o menos igual de loca que Alba.
-Ay, ¿has hablado con Alba? ¿Qué se cuenta?-preguntó su madre, que acababa de entrar al salón, como si que hablara con su novia fuese el acontecimiento del año.
-Pues eso les estaba diciendo a estas cotillas, que está bien, con su familia. Comiendo mucho, como todo el mundo, y durmiendo más porque no le ha despertado una renacuaja rubia como a nosotras, ¿verdad que no?-abrió los brazos para recibir a la loca de su ahijada, que estaba corriendo hacia ella y se dejó caer sin ningún tipo de cuidado, gritando algo que solo entendía ella.
-Haz el favor de felicitarle las Navidades de nuestra parte, ¿eh?-le pidió su madre-. A ver si cuando vuelva de por ahí la traes un día por fin a comer.
-Bueno, lo hablaré con ella-se rascó Natalia la nuca, aunque sabía que si alguien podía tener un problema con esa comida no era la pediatra, sino más bien ella, pues Alba sabía manejarse de sobra en situaciones que a ella se le antojaban un poco más difíciles.
-Es que, Vicky, ¿te puedes creer que todavía no la ha traído a casa? Que yo porque la vi una vez, y porque tú me dices que existe, que si no habría empezado a pensar que mi hija se la está inventando.
-¡Mamá!-se quejó Natalia, con los mofletes sonrojados.
-Joder, mamá-se rió Elena-, que Natalia es un poco muy suya, pero tampoco me parece como para que se invente una novia.
-No digas palabrotas que está Ale delante-la regañó María, señalando a la pequeña, aunque ella no parecía estar muy pendiente de nada a su alrededor porque no paraba de relatar en su lenguaje propio, concentrada en apilar tres tuppers. No importaba cuántos juguetes tuviera que siempre iba a entretenerse más con cualquier objeto cotidiano.
-Si Ale no se está enterando.
-Bueno, a lo que iba, que me cambias de tema.   ¿Entonces bien con Alba, hija?
-Sí, mamá-se mordió el moflete por dentro, lamentando un poco que se hubiera acordado de volver a esa conversación-. Muy bien.
-Ay, yo estoy un poco mayor para esto-se quejó mientras se sentaba en el suelo junto a Natalia, aprovechando que Vicky y Elena se habían puesto a jugar con Ale para hablar más a solas con ella-. Así en petit comité, que sepas que me alegra mucho verte tan contenta.
-¿Tan contenta?-alzó las cejas la fotógrafa.
-Se te nota, hija, que te crees tú que la policía es tonta y que la única que se fija en las sonrisitas al móvil es tu hermana para burlarse, pero no. Y se te ve feliz.
-Bueno, es que lo estoy-se encogió de hombros con su timidez característica y la vista fija en los dedos de sus manos-. Es fácil estarlo con ella.
-¿Y eso?-intentó rascar un poco más María, viendo que su hija estaba medianamente predispuesta a hablar, para lo que solía estar.
-Pues no sé, es fácil. Es que tienes que conocerla, no sé explicarlo.
-Pues te sienta bien el amor-concluyó María, al ver que ese amago de hablar se había quedado en un amago y ya.
-¿Tú crees que es amor?-ahora sí buscó su mirada, buscando una respuesta, porque por mucho que le costase hablar de esas cosas, llevaba ya un par de semanas sintiendo que necesitaba una conversación como esa con alguien que la conocía tanto y que sabía tanto como su madre.
-¿Tú qué crees?-sonrió ella, con ternura.
-Yo a veces... a veces pienso que sí-admitió con la mirada, de nuevo, sobre sus manos.
-¿Y las veces que no lo piensas?
-Son porque intento pensar que no por si al final sale mal.
-Ay, cariño-suspiró María-. Pero si lo es no puedes reprimirlo por miedo a que pase algo que a lo mejor ni siquiera pasa, eso lo sabes, ¿no?
-Bueno, pero prefiero... prefiero prevenir.
-Pero si estás genial, hija, se te ve. Estáis genial. Y abrirle el corazón a la persona que lo merece es bonito.
-Pero asusta-frunció los labios.
-Pero es bonito-sonrió-. Es como cuando de pequeña íbamos a la playa y siempre te asustaba muchísimo el mar de un año para otro. Y todos los veranos pasabas varios días en la orilla, metiéndote poco a poco porque te daba miedo, hasta que conseguías meterte del todo y ya no querías que nos volviéramos a Madrid.
-La liaba todos los años-se rió Natalia, recordando sus viajes a la playa.
-Y no dejabas que nos metiéramos contigo ni tu padre ni yo, querías hacerlo sola-se rió también María-. Pero al tercer o cuarto día conseguías meterte y ya no había quien te sacara de lo mucho que lo disfrutabas.
-¿O sea que me estás diciendo que el amor es como el mar?
-Más o menos.
-Pero el mar está sucio y hay gente que mea y  hasta se caga en él-bromeó la fotógrafa.
-También hay gente que se caga en el amor-sonrió María-. En realidad no son tan distintos, eh, el mar y el amor. Para quien no lo conoce y para quien ha tenido malas experiencias con él da miedo; y es algo tan grande que nos cuesta de concebir. Y tienes que confiar porque igual que en el mar no puedes saber si de pronto vas a pisar un erizo o te va a venir un tiburón, en el amor tienes que confiar porque siempre puede haber altibajos o puede acabar saliendo mal. Pero lo disfrutas, mientras estás ahí nadando te lo pasas como una niña pequeña que ni siquiera se preocupa por los peligros que pueda tener.
-¿Y si al final piso un erizo o me arrastra la corriente hacia dentro y no puedo salir?
-Pues igual que en el mar hay socorristas para sacarte, en el amor tendrías a tu familia y tus amigos para ayudarte, cariño.
-Es que creo que ella lo merece, mamá-suspiró Natalia, dejando caer la cabeza sobre el hombro de su madre y mirando fijamente su reflejo difuminado en la pantalla apagada de la tele.
-¿El qué?
-Lo de abrirle mi corazón, creo que quiero hacerlo. Aunque eso de abrirle mi corazón suene demasiado intenso y se me haga raro decirlo-se rió un poco.
-Pues hazlo sin decirlo-le dio un beso sobre el pelo, y le iba a decir algo más pero llegó Alejandra, que había decidido que aquellas dos llevaban demasiado tiempo sin darle el protagonismo que merecía la peque de la familia, y se lanzó con poco cuidado sobre ellas.





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-Mierda, coño-murmuró Alba al darse cuenta de que se había dejado las bragas en la habitación y tenía que salir en toalla, con el frío que hacía.

Se aseguró de que tenía bien enrollada la toalla del pelo, ajustó también la del cuerpo y salió dando saltitos hasta su habitación, con la idea de coger unas bragas y volver corriendo al baño que, al menos, con el vapor del agua caliente se había caldeado un poco. Lo que no esperaba era encontrarse sobre la cama de matrimonio que compartía con Marina cuando dormían allí a su prima Clara, dando unas voces que no sabía cómo no había escuchado desde la ducha.

-¡Pero cómo se va a llamar así!-se carcajeaba la niña, y Alba tuvo que asomarse por encima de su hombro para ver que estaba con su móvil y en una videollamada con Natalia, y que esta estaba sosteniendo a Fígaro junto a su cabeza. Qué coño.
-¡Clara!-exclamó.
-Huy, nos han pillado-susurró la niña a una Natalia que se reía desde la pantalla, y se giró a mirar a su prima-. Hola, Alba.
-Hola, Albi. ¿Estás en toalla?
-¿Se puede saber qué haces con mi móvil?
-¿Y tú desnuda?
-Estoy en toalla porque me acabo de salir de la ducha. ¿Y tú con mi móvil?
-Es que he venido a buscar un pintauñas y te estaba llamando, ha sido ella-señaló la pantalla.
-Te he llamado yo, eso es verdad-le dio la razón la fotógrafa.
-Tú no la defiendas, que no puede ir por ahí respondiendo a las llamadas de la gente.
-Jo, Alba, es que era Nat. Y luego a ella no le ha importado, ¿a que no?
-No me ha importado-volvió a defenderla Natalia-. Además me ha estado contando cómo eres como prima, ¿verdad?
-Miedo me da.
-No me ha contado nada malo, ¿eh? Dice que eres buena prima.
-¿Pero esto qué es?-se rió Marina al entrar en la habitación y encontrarse el panorama, y de pronto abrió mucho los ojos-. Os ha interrumpido la niña una llamada...
-¡No! Calla, Mini, no. La niña se ha puesto a hablar con Natalia mientras yo estaba en la ducha, y he venido y me las he encontrado de cháchara.
-¡Hola, Natalia, que no te he dicho nada!
-Hola, feliz año-respondió la morena, sonrojada por lo que acababa de insinuar Marina.
-Se me está congelando todo, Marina, ¿me las vigilas un momento que tardo dos minutos en vestirme y vengo rápido?
-Corre, que yo vigilo que no te critiquen mucho-le aseguró, aunque en cuanto se giró un poco le guiñó un ojo a su prima y se sentó junto a ella en la cama-. Menuda reguñona es la prima, ¿eh?
-¿A que sí?-la pequeña soltó una risilla-. Si solo estábamos hablando, y me ha enseñado a su gato que se llama como el de Pinocho.
-¡Te ha presentado a Fígaro! Natalia, ya me lo podrías presentar a mí también.
-Es que se me ha ido ya.
-Pues cuando volvamos a Madrid.
-¿Yo puedo ir?-preguntó Clara.
-Sí, claro, ¿y tus clases qué?
-Pues falto un día.
-Qué poca vergüenza.
-Natalia, ¿a que puedo faltar un día?
-No se puede faltar al cole porque sí, Clara.
-Joe, que tú tienes que ser la prima guay que me diga que sí-se quejó, y las dos mayores soltaron una carcajada.
-Hala, ya he vuelto-apareció en una esquina de la pantalla una Alba con el pelo mojado y una sudadera gruesa de pelito.
-Huy, no podemos seguir metiéndonos con ella.
-¿Han sido muy crueles, Nat?
-No mucho-negó la morena.
-Solo le he dicho que te sacas mocos-se rió Clara, y se tapó la boca como si acabara de hacer la mayor travesura de su vida.
-Que me saco mocos... Anda, tira para abajo o te los voy a pegar a ti en la cara.
-¿El qué?
-Los mocos que me saco.
-¡Alba, qué asco!
-¡Venga, para abajo!
-¡Vale, y le presento a Natalia a mi madre!
-No, caradura, para abajo tú, el móvil se queda aquí.
-Venga, Clara, vamos a dejarlas un poco.
-Espera, a ver qué dice la prima guay-puso puchero hacia la pantalla.
-¡Pero serás caradura!-se rió Alba-. Venga, para abajo, ¡corre!
-Joe, pues me tengo que ir, Nat, que tu novia me echa.
-De verdad que tienes más cara que espalda.
-¡Hasta luego, Clara!-se despidió la fotógrafa, agitando alegremente la mano.
-Y a tu cuñada ni agua, ¿no?
-Hasta luego, Marina-se rió-, es que Clara me dice que soy la prima guay, me tiene ganada.
-Porque Clara tiene menos vergüenza...-Alba sacudió la cabeza y se despidió con la mano mientras las otras dos rubias salían de la habitación y cerraban la puerta, y luego volvió a mirar a la pantalla-. Perdón, Nat, es que estaba en la ducha y convivir con mi prima supone que haga cosas como esa.
-No te preocupes, Alba, si ya casi somos amigas-se rió la morena, porque en realidad, con las insistencias de la pequeña por conocer a la novia de su prima, no era la primera vez que hablaban en esa semana y pico que llevaba Alba allí.
-Pero es fuerte la poca vergüenza que tiene, ¿eh? Creo que ni yo llegaba a eso.
-Bueno, a ver, si a tu edad te dedicas a imitar a Gollum en el Retiro, no sé yo si querría verte con siete años, ¿eh?
-Bueno, igual sí que llegaba a eso-se rió-. Pero por lo menos no tenía primas mayores a cuyas parejas acosar, ¿se puede saber la obsesión que se trae contigo?
-No la culpo, la verdad, si soy un encanto-chuleó.
-Ya-se rió la rubia, acomodándose en la cama.
-Oye, que yo te llamaba para contarte una cosa.
-¿El qué?
-A ver si lo adivinas.
-Cariño, ¿cómo lo voy a adivinar si no tengo ni media pista?
-Venga, piensa un poquito que en realidad tienes alguna pista.
-¿Que tengo alguna pista?
-Ajá-se rió Natalia al ver la mueca extrañada de la pediatra.
-¿Te vas a quitar el septum?-preguntó casi con horror, recordando que unos días antes de irse para Elche habían estado teniendo un debate sobre el piercing-. Te juro que lo que dije de que te dejaba era en serio.
-¿Solo me quieres por un pendiente en la nariz?
-Hombre, ¿lo dudabas?
-Confiaba un poquito en que te gustara algo más de mí.
-Ah, pues confiabas mal, Nat. Aquí o septum o nada.
-Menuda dictadora, Alba-se quejó la morena-. Debe ser por la altura.
-¿Cómo?
-Pues que si mides lo mismo que Hitler y Franco, al final acabas siendo un poco fascista tú también. 
-¡Nat!-soltó una carcajada la rubia, que no se esperaba un comentario así por parte de Natalia.
-Perdón-se rió ella-. He sido un poco bruta.
-Sobre todo porque al final la fascista eres tú, que no me dices lo que me ibas a contar.
-Es que tienes que adivinarlo, Alba.
-No sé-se rió-, ¿es de Fígaro?
-No-negó con la cabeza.
-¿De Ale?
-Tampoco. Albi, lo hablamos el otro día, no es tan difícil.
-Me rindo.
-"Me rindo", como si lo hubieras intentado mucho-se burló, y se llevó una peineta por parte de la pediatra que le hizo a ella soltar una carcajada y a la otra sonreírle como una tonta a la pantalla-. Pues que mañana he quedado con África para ir a ver a tus hijas.
-¿En serio?-preguntó con emoción.
-¿De qué te sorprendes si estuvimos diciendo el otro día que podría hacerlo?
-Ay, pero no sé, estos días se está mucho con la familia y lo mismo no te apetecía.
-¿Por? También tengo ganas de verlas a ellas, ¿eh?
-¿Sí?-se le desbordaba la sonrisa.
-¡Claro, Alba! Si yo las quiero un montón.
-¿A mis gatas?
-Albi, es que Queen ya se me tumbaba encima para dormir la siesta, ¿cómo no las voy a querer?
-¿Y vas a verlas mañana?
-Sí-sonrió la fotógrafa-. Les he comprado un paté, ¿vale? 
-¿Por qué motivo exactamente?-se rió Alba.
-Ay, pues porque esta mañana he ido a por comida para Fígaro, y lo he visto y he dicho "bueno, voy a llevarles un caprichito para que sepan que las sigo queriendo".
-Eres peor que una abuela.
-No, jolín, no es eso, es que igual se olvidan un poco de mí.
-Natus, literalmente llevan, ¿cuánto? ¿Once días sin verte?
-Casi doce ya. ¿Tú crees que en doce días se pueden olvidar de mí?
-Pues es muy probable, cariño. Ahora tienen que cogerte confianza desde cero otra vez.
-¿En serio?-sonó tan triste que a Alba le entró la risa.
-Claro que no, gilipollas, era una broma.
-Iri ini brimi-achinó los ojos-. Idiota, ¿no ves que yo me lo creo?
-Esa es la gracia, Nat.
-Pues cero gracia, que yo me lo creo y lo paso mal, jo.
-Ay, te echo de menos.
-¿A mí o a reírte de mí sin pantallas de por medio?
-A ti-volvió a reírse la pediatra-. A reírme de ti sin pantallas de por medio también, pero a ti.
-O sea que a reírte de mí-suspiró Natalia con pesar.
-Y a ti, idiota, que tengo ganas de verte.
-Yo a ti también-sonrió sin dientes la morena-. ¿Vuelves el mismo seis?
-Sí, por la noche, que el siete trabajo.
-Me parece fatal que no dejen ni un día de descanso.
-Cariño, me he cogido dos semanas, creo que eso son bastantes días de descanso-se rió Alba.
-Ya, pero para irte a Elche las dos semanas.
-El año que viene nos podemos organizar de otra manera las Navidades.
-¿El año que viene?-se aceleró un poco el pulso de Natalia, porque aunque no terminó de formular la pregunta en alto, que dijese aquello significaba que pretendía seguir con ella el próximo año, y eso puso un poco loco a su corazón.
-Podrías venir unos días, pero el problema de eso es que tendrías que aguantar a Clara en persona.
-Creo que podría soportarlo, que parece que le caigo bien. Me ha dicho que todos los años vais al cine y que tendría que ir con vosotras.
-Es que es tradición de primas, vamos siempre. Pero Nat, sabes que también supondría conocer al resto de mi familia, ¿no?
-Eso igual es un poco menos llevadero.

La mueca que puso la fotógrafa hizo que Alba soltara una carcajada, y ahora la que se quedó mirando la pantalla de su móvil con una sonrisa boba fue Natalia. La verdad era que en esos momentos, aunque estuviera a unos cuantos cientos de kilómetros y a través de una pantalla, el mar la estaba llamando bastante, porque Alba se estaba riendo a carcajada limpia y tapándose la boca imaginando lo que podía cortocircuitar su novia si tenía que enfrentarse en esos momentos a una comida familiar con tantas Reches. La llamaba bastante pero con calma, como cuando no corre nada de aire y se mueve tan poco que apenas se forma espuma en la orilla porque las olas no rompen con fuerza, sino que se limitan a pasear despacio sobre la arena mojada, en un vaivén suave. Cuando está el mar así de tranquilo le dan a una ganas de bañarse incluso aunque no veas el fondo y no sepas si puedes pisar un erizo o cruzarte a una medusa que te vaya a picar, porque no asusta, y está tan bonito que ni siquiera puede parecer peligroso. Mientras miraba la cara pixelada de la pediatra, que se había quedado congelada con la boca abierta y los ojos entrecerrados, Natalia entendió un poco mejor la metáfora que había utilizado su madre una semana antes para hablarle del amor y de abrir corazones, porque en ese momento el mar le decía que podía meterse sin miedos en el agua.

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