En el olvido.

By hypnotics

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Tras varios intentos de suicidio, River Smoak es internado en Moorfields, una antigua cárcel convertida en ho... More

introducción.
Capítulo 1; Sid, Kash y Coral.
Capítulo 2; Jane doe.
Capítulo 3; Incógnitas y más incógnitas.
Capítulo 4; ¿Cita doble?
Capítulo 5; No todas las sorpresas siempre son buenas.
Capítulo 6; ¿Los borrachos son conscientes de sus actos o no?
Capítulo 7; Una ''cita'' desastrosa.
» nota.
Capítulo 9; Familia.
Capítulo 10; Oh, ¿libertad?

Capítulo 8; ¿Pillado?

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By hypnotics

Podría poner la mano en el fuego al decir que no hay nada más embarazoso que caminar hacia tus amigos cuando te han visto ligar, coquetear, flirtear o sin más, abrazar a una persona, porque sé que no me quemaría. Sus miradas posadas sobre mí parecían las de cuatro hienas hambrientas, observando lentamente los movimientos de su futura presa y comida. 

-Hm.. ¿Queréis un autógrafo?.- Pregunté, nada más llegar a donde estaban ellos. Mi mente se había decantado por actuar como si no hubiera pasado nada, como si lo que habían visto fuera una imaginación en su cabeza.

-¿Tienes novio?.- Preguntó Joanna, mirándome con una enorme sonrisa. Si algo era Joanna, era clara. Lo que se le pasaba por la cabeza, lo decía. Doliera, o no.

-¡River es gay!.- Exclamó Kash asombrado, mirándome de arriba abajo.- ¿O no eres River?.- Sid soltó una carcajada y me miró, poniéndose de pie y dándome un pequeño golpe en la espalda. -Pequeño, claro, como si no hubiera estado a punto de sacarme todos y cada uno de los órganos-

-¿Qué más da lo que sea? ¡Lo importante es que ha ligado!.- Exclamó Sid, apretando con suavidad dos de sus dedos en mis hombros, como si fuera a hacerme un masaje.

-La monjita ha salido del convento, eh.- Coral sonrió entre carcajada y carcajada, mirándome llena de felicidad.

-¿Soy el único que no se lo esperaba?.- Preguntó Kash mientras miraba a todos igual, o más, sorprendido que yo. Todos asintieron. Sid se sentó de nuevo al lado de Joanna y todos volvieron su mirada a mi. Escondí las manos en mis bolsillos y agaché la cabeza mientras mordía mi labio inferior en busca de algo que decir. Odiaba ser el maldito centro de atención.

-Pensábamos que nunca nos lo ibas a decir.- Razonó Coral, levantándose y lanzándose sobre mi para abrazarme con tanta fuerza que casi me tira hacia atrás.

-P-pe-pero..- Tartamudeé, mirando hacia Sid con confusión. ¿A caso había dicho algo? Lo dudaba, pero quien sabe. Sid negó con la cabeza y Joanna soltó una pequeña carcajada.

-A ver River.. Nosotros nos hemos tirado a otras personas del hospital, tú ni siquiera te has liado con nadie en todo el tiempo que llevas aquí.- Respondió, asintiendo con la cabeza al igual que Kash, que parecía haber descubierto un nuevo planeta.

-Además, has dormido conmigo muchísimas veces, te he dado besos en los labios, sentado encima tuya y nunca has tenido una erección.- Añadió Coral mientras se sentaba de nuevo en el banco.

-Pues yo pensé que sí habíais follado.- Respondió Kash, haciendo un pequeño gesto de indiferencia. Solté una pequeña carcajada nerviosa y negué con la cabeza.

-¿Habéis visto todo lo que habéis sacado de un maldito abrazo?.- Me crucé de brazos y alcé una de mis cejas.- ¿Y si es mi primo? O.. ¿Y si es algún familiar lejano?.- Añadí.

-Hemos visto como os mirábais y, a no ser que os vaya eso del incesto, no podéis ser familiares.- Respondió Joanna, enfriando poco a poco su mirada.

-Vamos, River, díselo. No te van a comer, es más, les encanta.- Sid se abrió paso en la conversación, mirándome con tranquilidad. Agaché la cabeza y suspiré.

-¿¡Tú lo sabías!?.- Exclamó Kash.- ¡Y no me dices nada!.- Añadió, soltando un enorme suspiro de decepción fingida. 

-¿Por qué no le dijiste que nos lo contara?.- Coral sonó preocupada.- River, ¿pensabas que nos lo íbamos a tomar mal?.- Coral se levantó y agarró mi barbilla, levantando un poco mi cabeza para que la mirara a los ojos. Sentía que estaba colorado y no me gustaba que la gente me viera así. Me sentía bastante débil.

-Se lo dije pero su decisión fue esperar.- Sid sonrió.

-A ver..- Tragué saliva y tomé asiento en el banco, entrelazando mis manos sobre mis piernas mientras jugueteaba nervioso.- Tenía miedo de que me tratárais diferente..- Suspiré y me encogí de hombros.- Por lo que vi muchas veces en el instituto, el amigo gay se termina convirtiendo en una más, los tíos le ignoran y solo se lleva con chicas. Yo no quiero eso.- Les miré uno a uno, sintiéndome más nervioso que nunca.- Yo quiero ser el mismo de antes, el que no se queda en la habitación cuando vosotras dos os cambíais, el que comenta cosas sobre deportes con los chicos..- Agaché la cabeza de nuevo. Joanna me abrazó por el cuello, acariciando mi nuca.

-¿Qué te hace pensar que cambiaríamos nuestra forma de verte?.- Preguntó, apoyando su cabeza sobre mi hombro.

-Siempre vas a ser el mismo para nosotros, River.- Respondió Kash, dejándome bastante sorprendido.- Que luego en tu intimidad te tires a tíos, no cambia nada. Sigues siendo un hombre, ¿verdad?.- Añadió entre carcajadas. Levanté la cabeza y asentí mientras soltaba un par de carcajadas.

-Claro. Soy tan hombre como cualquiera de vosotros.- Me encogí de hombros y me miré hacia Sid.- No quiero que me malinterpretéis, pero no me gusta cuando algunos chicos se tratan de una manera femenina, es como si quisieran anular su masculinidad. Y yo la quiero, me gusta.- Sid me sonrió con orgullo y yo sonreí de lado. Tener su apoyo para mi era una de las mejores cosas.

-Te entiendo. Yo tenía una amiga en el instituto que era lesbiana pero era mucho más femenina que cualquiera de nosotras.. Una vez en clase hicimos un trabajo sobre la homosexualidad y cosas así, entonces ella explicó que respetaba a las personas homosexuales que se trataban como él o ella aunque no lo fueran, pero que a ella le gustaba que la trataran como a una mujer más porque sentirse atraída por mujeres no la hace un hombre, al igual que a ti sentirte atraído por hombres no te hace una mujer.- Mientras Coral hablaba, se abrazó a mi cintura y apoyó su cabeza en mi otro hombro.- Es cuestión de cada persona, así que tranquilo.- Coral sonrió, agarrando una de mis manos.

-Nosotros siempre te vamos a tratar igual, River.- Sid se puso en pie y nos miró fijamente.- Te dije que nada iba a cambiar y como has visto, lo sospechaban y nunca nada cambió.- Una vez terminó de hablar, el mayor se dio media vuelta y comenzó a caminar.

-¿A donde vas?.- Pregunté asustado. Quizás había sido una mala impresión mía o algo, pero lo había notado algo más serio de lo normal, y me preocupó.

-Voy a mear. ¿Queréis venir a hacerme compañía?.- Bromeó soltando una pequeña carcajada que no me terminó de convencer.

-Eh, a todo esto.- Kash me miró con una de sus cejas alzadas, soltando una pequeña carcajada.- ¿Te das cuenta de que tienes a dos tías agarradas a ti y yo a ninguna? Incluso siendo gay ligas más que yo.- Bromeó el castaño mientras todos estallábamos en carcajadas.

Me sentía mucho más tranquilo ahora que todos los que me importaban lo sabía. Era como haberme quitado un peso de encima por partida doble. Ese miedo que tenía no se iba a cumplir y eso me mantenía más que satisfecho.

1.30 PM

Me sentía bastante cansado, y la verdad no tenía ni idea de por qué. Aunque bueno, teniendo en cuenta que no podía sentarme mucho por el dolor de culo que me había dejado mi querido amigo Sid, es normal.

Aproveché que habíamos llegado un poco antes de la hora de comer y me dirigí hacia mi habitación para tomarme un par de pastillas y poder aguantar lo que quedaba de día. Siempre lo hacía, un par de pastillas por la mañana y otro par cuando me empezaba a sentir cansado. Había empezado a tomarlas por equivocación, una vez que el camello se equivocó al darnos las cosas pero decidí quedármelas porque siempre he estado abierto a probar cosas nuevas que puedan hacerme sentir bien, y estas lo consiguieron. Según parece, son unas pastillas que le recetan a las personas hiperactivas para que estén tranquilos. Pero sin embargo, si no padeces de hiperactividad y te tomas una, tiene el efecto contrario. Estaban prohibidas sin prescripción médica, por eso eran algo difíciles de conseguir. Eran la gloria, mi gloria. Una vez llegué a mi habitación, abrí el cajón de mi escritorio y saqué el estuche, rebuscando en él la pequeña bolsa de plástico color negro en la que las tenía guardadas. Una vez lo encontré, la abrí y me lo encontré completamente vacío. Negué con la cabeza y vacié el estuche sobre el escritorio en busca de alguna pastilla pero nada.

Hice lo mismo con el cajón, la cama y el armario. 

Y no encontré nada más que polvo. A punto de entrar en cólera, respiré hondo y salí hacia la habitación de Sid, quien estaba tumbado en su cama fumándose un porro. De todos los que consumíamos algo, Sid y yo éramos los únicos que tomábamos de ese tipo de pastillas, o eso tenía entendido.

-Sid, necesito pastillas.- Susurré mientras me acercaba a su cama una vez había cerrado la puerta. Sid me miró con el ceño fruncido y se sentó en la cama.

-¿De cuales?.- Preguntó, soltando el humo tras haberle dado una calada.

-De las de la hiperactividad.- Empecé a sentirme más nervioso. Me estaba volviendo loco de tan solo pensar que no tenía para mi dosis diaria, y si no tenía, tendría que esperar días hasta que el camello volviera. No, no podía. No debía.

-No tengo, solo tengo maría..- Sid me miró preocupado y me agarró por la muñeca, tomándome el pulso.- River relájate.- Gruñó. Sabía que eso solía calmarme cuando me enfadaba o simplemente me ponía nervioso, pero esto era completamente distinto. Negué con la cabeza y me solté de su agarre con fuerza, yendo de nuevo hacia mi habitación donde me encerré. 

Una semana después..

Había decidido aislarme de todos otra semana. Aunque suene una estupidez, cuando siento que no tengo el humor adecuado para ser agradable con la gente que aprecio, opto por ignorarles. Creo que es mejor eso a recibir una mala mirada, una mala contestación.. Así que decidí tirarme casi una semana encerrado en mi habitación, sin a penas comer, sin a penas relacionarme.. Solo salía para ducharme y para hablar con la psicóloga, aunque bueno, solo hablaba ella, yo respondía con simples monosílabas y a veces incluso con miradas, aunque lo menos posible. Si veía mi mirada muy perdida, sabría enseguida por qué era. No padezco de bipolaridad, así que no podría ser un ataque de rabia reprimida. Era mono, mono de drogas, y era desesperante. Sid me trajo un par de porros, pero solo me aliviaban durante un raro. Necesitaba las pastillas que me hacían sentirme vivo y me quitaban todo el cansancio, odiaba estarlo. 

Un gran golpe en mi puerta me hizo revolverme en la cama y mirar hacia esta. Se abrió y dejo ver a Alexandra con la cara de pocos amigos tan habitual en ella; esta se adentró y me miró.

-Smoak, tenemos que ir a la sala de visitas.- Ordenó, haciéndome un pequeño gesto para que saliera de la habitación.

-No tengo ganas, diles que vengan en otro momento.- Gruñí y me levanté de la cama, caminando hacia el escritorio para sentarme en la silla. Si algo había hecho durante esa semana, era dibujar. Todas las cosas que se me pasaban por la cabeza, las dibujaba.

-No hay tiempo para rabietas de niño pequeño. La señora Laveau quiere informar de unas cuantas cosas.- Respondió, cruzándose de brazos. Nada más escuchar ese maldito apellido la piel se me puso de gallina. Le lancé una pequeña mirada de desprecio a Alexandra y me acerqué hasta el armario, cogí una sudadera y me la puse; me calcé y salí de la habitación, junto con la enfermera. 

Una vez llegamos a la sala de visitas, Alexandra abrió la puerta, dejando ver que ya todos estaban sentados y esperando que empezara la pequeña charla, pero como siempre, me tenían que esperar.

-Llega tarde, señorito Smoak.- Habló la señora Laveau desde la mesa que había al principio de la sala, liderando todas las filas de las sillas.

-La gente importante se hace esperar.- Respondí con superioridad, dedicándole una mirada de desprecio mientras me dejaba llevar por Alexandra hasta la fila final, haciéndome sentar allí.

-Parece que ahora podemos empezar.- La pelirroja aclaró su garganta y miró el papel que tenía frente a ella.- Muy bien. Como creo que ya sabéis, he adquirido este maravilloso centro psiquiátrico, lo que me convierte en la dueña y directora. Ya he dirigido alguna que otra institución en el pasado, así que tranquilos, no estáis ante una novata.- Agarró las gafas que colgaban de su cuello y se las puso, mirando hacia nosotros.- Tras estar una semana estudiando e informándome de como la señora Tasswell, que en paz descanse, dirigía este lugar he llegado a una serie de conclusiones que me gustaría cambiar. También he leído las fichas de cada uno de vosotros y he decidido cambiar unas cuantas cosas en este lugar.- Agaché la cabeza, escuchando como la señora seguía hablando. Había algo en ella que no me gustaba, me hacía repudiarla y odiarla tanto como fuera posible.- Primero de nada; Se acabó el llevar la ropa que a vosotros os da la gana. A partir de ahora, las chicas llevaréis unos camisones blancos y los chicos un pantalón y una camiseta, también blancos.- La señora levantó la mirada del papel y nos observó lentamente. Hice lo mismo y me percaté de como un par de personas habían levantado las manos, pero ella los había ignorado.- Mañana os llamaremos y escogeréis vuestra talla y vuestras nuevas mudas. Segundo; os dividiremos a todos en dos grupos, mujeres y hombres. Solo coincidiréis en comidas, excursiones, cuyo punto aclararé más adelante, clases y actividades.- Sacudí la cabeza de lado a lado, apretando con fuerza mis puños, intentando contener la ira que se me estaba formando solo de escucharla.- Todos, absolutamente todos, estáis obligados a participar en al menos una actividad. Ya sea natación, fútbol.. Lo que sea, os vendrá bien para despejaros y hacer ejercicio. También las excursiones pasarán a ser única y exclusivamente culturales, siempre y cuando lo que vayamos a ver no se pueda trasladar hasta aquí.- Nada más escuchar lo de las excursiones se me vino a la cabeza a Sly. Probablemente no podría volver a verle, a no ser que viniera él aquí. ¿Y si le daba cosa venir hasta aquí? A mi me lo daría. Y bueno, quizás también pensé que sin visitas no familiares, no hay camello..

-Disculpe señorita Laveau.- Paula dio un paso al frente y la pelirroja le miró.- ¿No cree que ha de hablar antes todos estos cambios con los padres? Quizás ellos no estén de acuerdos. Muchos eligieron este lugar por la libertad que se le da a nuestros pacientes puesto que no están dentro de la gravedad.- Paula parecía nerviosa y la verdad, estaba en todo su derecho. La señorita Laveau se puso en pie y rodeó la mesa, apoyándose en esta frente a nosotros.

-Señorita, si no hubiera faltado estos dos últimos días a su trabajo se hubiera enterado de que he hecho una reunión con los padres y parecen estar de acuerdo.- La pelirroja sonrió de lado y Paula agachó la cabeza.

-Lo siento, no me encontraba demasiado bien.- Paula dio un paso atrás y yo rodé los ojos. ¿Quién se creía esa señora? Bueno, la directora, pero.. ¿A qué viene hablarle así a la gente sin sentido? 

-Continuemos. No quiero ver a más de un paciente en la misma habitación, por lo que queda prohibido dormir juntos y etcétera. También cambiaremos la seguridad de las ventanas, ahora solo se podrán abrir con una llave que los enfermeros poseerán. Las puertas en principio también, pero debido a que los padres no lo han aprobado por ser poco seguro, se rechaza.- La señora se dio media vuelta y cogió de nuevo el papel, lo revisó y volvió su mirada a nosotros.- Por último, y por ello no menos importante, habrá sanciones de comportamiento.- Añadió y rápidamente la interrumpí.

-Ya hay de eso.- Gruñí sin a penas levantar la mano, pero sí poniéndome en pie. Todas, o casi todas, las miradas se centraron en mi, especialmente la de la nueva directora, quien me examinó de arriba abajo con regodeo.

-Lo sé, querido. Pero por comportamientos como el que tú estás mostrando tener y derivados, estaréis corriendo el riesgo de ser castigados en la sala de aislamiento durante un periodo de tres, cinco u ocho días, dependiendo de la gravedad de vuestro comportamiento.- Mis ojos se abrieron como platos y, casi sin ser el dueño de mis propios actos, eché a correr hacia la puerta y salí de allí lo más rápido posible, yendo hacia mi habitación. Mi respiración se aceleraba y la rabia fluía con más rapidez por todo mi cuerpo, haciéndome sentir como si estuviera en el medio de una llama de fuego enorme. 

No estaba dispuesto a vivir en una maldita dictadura.

No estaba dispuesto a ser tratado como una persona completamente loca cuando como mucho, mi locura será de un treinta por ciento. Que esto lleve el nombre de psiquiátrico, no significa que lo sea del todo. Siempre ha sido como una especie de internado con atención médica, y no porque la verdadera directora haya muerto debe cambiar. No. Me niego. ¿Cómo nuestros padres iban a estar de acuerdo con semejante dictadura? ¿Sala de aislamiento? ¿En serio?

-¡River!.- Escuché a Sid a mis espaldas, pero continué a toda prisa hasta llegar a mi habitación. Segundos después de entrar, Sid abrió la puerta y susurró.- River..- Cerró la puerta y caminó hacia la cama, donde yo estaba sentado, mirando hacia el suelo.

-Déjame en paz.- Gruñí, agachando la mirada hasta el suelo.

-River, yo sé por lo que estás pasando..- Susurró, sentándose a mi lado.- Sé que te jode todo esto, y a mi también, pero por más que me revele no voy a conseguir que esa mierda de señora cambie de opinión.- Escuché como suspiraba e hice lo mismo, metiendo mis manos en el bolsillo. Segundos después me puse en pie y suspiré con ansia.

-No, Sid, no. No podremos reunirnos con el camello, no tendremos nuestras cosas y yo las necesito, ¿¡me entiendes!?.- Exclamé, dándole un fuerte golpe a la pared.

-Lo sé River, pero encontraremos la manera de conseguirlas.- Respondió.

-¡No! ¿No lo ves? ¡Nos quiere hacer la vida imposible!.- Exclamé y casi acto seguido comencé a llorar.- Nos quiere hacer la vida más mierda de lo que es, no quiero vivir esto, quiero morirme..- Gruñí, pegando mi espalda a la pared y deslizándome suavemente por esta hasta quedar en el suelo. Me abracé a mis piernas y segundos después Sid se sentó a mi lado y me abrazó.

-River tranquilo, estas así porque tienes mucho mono encima..- Susurró mientras me acunaba entre sus brazos. Me acurruqué entre estos y apoyé mi cabeza en su pecho, sintiendo como su respiración chocaba contra mi cabeza.- Te prometo que cuando se te pase esto, verás todo de una forma mejor.- Concluyó, abrazándome más fuerte mientras yo me deshacía en lágrimas contra su pecho, desahogando así la ira que había contenido en mi interior durante una semana.

Horas más tarde..

Sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo de extremo a extremo y por inercia, desperté del profundo sueño del que me había vuelto prisionero víctima del cansancio. Todo estaba bastante oscuro, cosa que me hizo entender que había dormido toda la tarde; tan solo el resplandor del cielo al anochecer daba un poco de claridad a la habitación. Me revolví sobre mi mismo y sentí que a mi cintura había agarrado un brazo, así que me revolví hacia el lado contrario y observé a Sid completamente dormido con su brazo alrededor de mi cintura. Sonreí suavemente al ver lo adorable que era durmiendo y me levanté con cuidado de no molestarle para no interrumpir su sueño; Justo cuando me iba a levantar, la puerta se abrió de golpe, haciendo que me sobresaltara y casi me cayera al suelo.

-Oops.. ¡Lo siento!.- Exclamó Rick, mirándome algo preocupado. Después miró hacia la cama al igual que yo y observamos como Sid se movía pero sin llegar a despertarse. Tras mirarle a él me miró a mi y arqueó las cejas. De inmediato negué con la cabeza y solté una pequeña carcajada.

-Me vino a calmar cuando me fui de la charla cabreado y se ve que nos quedamos dormidos..- Me froté los ojos con mis propias manos para limpiarme las lágrimas secas que quedaban por allí y observé, gracias a la luz que entraba del pasillo, como el castaño sonreía.

-Lo sé, nos pidió por favor que no te dijéramos nada.- Añadió y sacó algo del bolsillo de la camisa de su uniforme.- Por cierto.. He hablado con Sly sobre esto de las nuevas normas y me ha mandado esto para ti.- Se acercó a mi para darme una pequeña hoja doblada unas cuantas veces. La agarré extrañado y suspiré. Era obvio que me iba a dar la patada, y no le culpaba. La cita fue un desastre, no sabía qué hacer ni qué decir, seguramente el busque a alguien divertido y.. que no viva en un psiquiátrico. Lancé la hoja hasta el escritorio y asentí con la cabeza, volviéndome hacia la ventana. Escuché a Rick suspirar y poco a poco caminar hacia la puerta.- Las normas no entran en vigor hasta mañana, así que dile a Sid que se quede aquí por si necesitas algo. Y bueno, a mi me toca el turno de noche así que también estaré por aquí por si necesitas cualquier cosa.- Asentí con la cabeza y cerró la puerta. Suspiré de nuevo y me senté en el pequeño saliente de la ventana, recibiendo un poco de aire fresco que me serviría para despejarme.

Tras un buen rato observando como la noche se apoderaba del cielo junto con las estrellas, Sid se despertó.

-¿He dormido mucho..?.- Preguntó con una voz ronca que me hizo estremecer. Negué con la cabeza sin despegar la mirada del cielo. Escuché como el mayor bostezaba y después suspiraba.- ¿Tú has dormido bien?.- Preguntó y asentí con la cabeza, desviando suavemente mi mirada hacia la suya, dedicándole una pequeña sonrisa. Nuestras miradas se cruzaron por un instante y segundos después la desvié de nuevo hacia el cielo. Escuché como los muelles de la cama crujían y poco después, la voz de Sid volvió a mis oídos.- ¿Y esto?.- Me giré hacia él para saber a qué se refería y me encogí de hombros. Había cogido la hoja y la observaba con una expresión llena de curiosidad.

-Una carta de Sly.- Suspiré y me bajé del saliente de la ventana, mirando hacia Sid al igual que él me miraba a mi.

-¿No la vas a leer?.- Preguntó alzando una de sus cejas, haciendo un pequeño gesto con la mano y la carta. Negué con la cabeza y caminé hacia la cama, tirándome en esta.

-No tengo ganas.- Me encogí de hombros y me abracé a la almohada, mirando desde allí hacia él, que dejó la carta sobre la cama y se acercó hasta a mi.

-¿Estás bien?.- Susurró. Agarró mis piernas y las levantó para poder sentarse; después las dejó sobre las suyas y acarició mi rodilla con suavidad.

-Estoy triste.- Le miré y, poco a poco me senté a su lado, siento consciente de como clavaba su mirada sobre mí. Le miré a los ojos y apoyé la cabeza sobre su hombro. Muchas veces la comunicación entre ambos era tan solo visual; Su mirada era capaz de decirme lo que quería, y la mía a él. Respiré hondo y miré hacia el suelo como si fuera lo más interesante del mundo.- Siento que no voy a ser capaz de soportar todo esto.. Además en esa carta Sly probablemente me esté mandando a la mierda, así que no hay nada que pueda hacerme sentir bien.- Suspiré. El brazo de Sid rodeó mi cintura y me abrazó fuerte contra él, subiendo después lentamente por todo mi cuerpo hasta terminar en mi cabeza, la cual apoyó mejor sobre su hombro mientras jugueteaba con sus dedos por mi pelo.

-River, vas a pasar por una enorme montaña rusa de emociones estos días. Te enfadarás, te deprimirás, te reirás... Pero yo voy a estar a tu lado apoyándote, te lo prometo. Además, algún día vas a sentirte igual de bien que con esas pastillas sin necesidad de nada.. - Respondió, abrazándome más fuerte contra él. Solté un pequeño suspiro y asentí suavemente con la cabeza.- ¿Recuerdas lo que te dije el primer día que te las tomaste?.- Preguntó. Revolví mi cabeza sobre su hombro para mirarle con atención y después, asentí con la cabeza.

-Que tuviera mucho cuidado porque algunos medicamentos son mucho peor que algunas drogas.- Respondí mientras él asentía con la cabeza y arqueaba sus cejas.

-Exacto. Pero te prometo que lo pasarás, yo te voy a ayudar en todo lo que pueda. ¿Y sabes qué? Si Sly pasa de ti, que le jodan. Eso significa que no ha sabido ver lo bueno que eres para cualquiera.- Respondió, abrazándome de nuevo contra él mientras yo sonreía de medio lado, asintiendo con la cabeza. Era adorable.- Voy a ir al baño un momento, ¿quieres que venga después o..?.- Se separó y me miró mientras caminaba hacia la puerta. Llevé mi mirada hacia la suya y asentí con la cabeza.

-Quédate conmigo hoy, por favor..- Susurré. Sid sonrió y asintió con la cabeza, saliendo por la puerta. Solté un pequeño suspiro y sonreí. Sid muchas veces me recordaba a Ben, por como se preocupaba, por como me ayudaba, por como me cuidaba.. Aunque su apariencia fuera de un chico frío, y muchas veces lo sea, cuando necesitabas algo siempre estaba ahí. Incluso si te veía un poco raro él era el primero en preguntar. Muchas veces me paraba a pensar en qué sería mi vida sin esa persona que está ahí a mi lado preparada para recogerme si me caigo, y por suerte la vida me quitó la más importante pero me dio otra, y no todos corren la misma suerte. 

Sacudí la cabeza para salir de mis pensamientos y caminé hacia el escritorio, sentándome frente a este. Agarré la hoja y la desdoblé, comenzando a leerla a desgana.

''Antes de nada, siento que hayas tenido la mala suerte de acabar con una mierda de señora como directora.

Aún así, te prometo que me las ingeniaré para poder ir a verte. Sé que el otro día la cita {si me dejas llamarlo así} fue un absoluto desastre. Suelo ser mucho más divertido y menos vergonzoso, ¡lo juro! pero fue la primera vez que me encontré en una situación así y estaba demasiado nervioso..

Quiero decir, ya he tenido otras citas y eso pero ninguna tan.. ¿a ciegas? tan solo nos habíamos visto por unos cinco minutos y no sé, me hacía sentir triste/nervioso pensar en que te pudieras confundir de persona y esperarte un chico elegante y guapo y de pronto aparecer yo ahí.. 

También me quedé con muchas ganas de abrazarte por más rato cuando nos despedimos, te lo aseguro. Pero tenía demasiada vergüenza encima y ahora me arrepiento de no haber pasado de ella.. Probablemente ahora suene como q̶u̶e̶ ̶e̶s̶t̶o̶y̶ ̶m̶a̶l̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶c̶a̶b̶e̶z̶a̶  soy un maldito acosador pero no. Todo el rato que estuvimos hablando, la madurez que vi en ti a pesar de tu edad.. {tienes casi 20, yo tengo casi 23.. no es una gran diferencia, pero a veces es una diferencia abismal} me hicieron sentirme muy cómodo contigo a pesar de que estaba nervioso i̶n̶c̶l̶u̶s̶o̶ ̶p̶e̶n̶s̶é̶ ̶e̶n̶ ̶b̶e̶s̶a̶r̶t̶e̶ ̶y̶ ̶t̶a̶m̶b̶i̶é̶n̶ ̶m̶e̶ ̶q̶u̶e̶d̶é̶ ̶c̶o̶n̶ ̶l̶a̶s̶ ̶g̶a̶n̶a̶s̶

Me gustaría muchísimo volver a verte, quizás en un ambiente más íntimo como la sala de visitas :) es broma, pero creo que si daría más privacidad por lo que Rick me ha contado. El caso es que.. ¿tu quieres volver a verme? Espero una respuesta.. aunque sea un ''Ha dicho River que eres un pesado pero que vayas a verle'' de Rick, eso me bastaría para saber que quieres volver a verme..

pd: siento esta mierda de letra y los tachones, pero lo he escrito a toda prisa que Rick se tiene que ir a trabajar y verte :(

Un beso, River. 

Con cariño, Sly.''

Una vez terminé de leerla, completamente asombrado, sacudí la cabeza y volví a pasear mi mirada por toda la carta, fijándome en los tachones que había. No parecía haberse esmerado demasiado en tachar la frase bien, pero.. ¿En serio había pensado en besarme? Sin saber muy bien por qué, sentí como la temperatura de mis mejillas empezaba a florecer y un pequeño vacío se centraba en la boca de mi estómago, haciéndome sentir un poco nervioso.

¿A mi me hubiera gustado que me besara? 

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