Hagámoslo en... [YiZhan/ZhanYi/Versátil]

10. Los vestidores

Terminó octubre y Xiao Zhan y yo seguíamos evitándonos uno al otro. Cuando esperaba el bus, lo veía marcharse en su motocicleta, sin detenerse.

Al principio sentí un poco feo, porque una parte en mí aún seguía teniendo sentimientos por él y quería que él se esforzara en buscarme. Pero después, empecé a salir con alguien de la universidad.

Era un tío un año mayor que yo y estudiaba en la facultad de derecho. Nos habíamos conocido porque su facultad y la mía eran vecinas y en ocasiones coincidíamos en los mismos bares.

Empecé a salir con él después de una borrachera y llegamos a la cama esa misma noche. No fue algo especial. Me tocó ser el de abajo y mis sentidos estaban controlados por el alcohol. Al día siguiente, quedé con él de seguir viéndonos y pronto anunciamos en nuestros perfiles de Weibo que éramos novios.

A veces, cuando él tenía oportunidad, iba por mí al trabajo y me llevaba a casa. Nunca se presentó con mamá, pero a mí me gustaba que fuera así.

Creí que finalmente Xiao Zhan iba a salir de mi vida, pero inesperadamente, a las cuatro semanas de empezar a salir con Yi Xuan, recibí una visita.

Salí del campus, con dirección a la parada de autobuses, cuando me encontré con la persona que menos me hubiera imaginado encontrar.

Wang Dalu.

Quise seguirme recto cuando le vi, pero él me llamó. Mi corazón latió con nervios.

—¿Eres Wang Yibo? —preguntó.

Asentí con seriedad y traté de mantener mi semblante fijo en él.

—Tú eres Wang Dalu —jamás creí que me enfrentaría a él en persona.

No era muy alto que digamos. Media lo mismo que yo (sino es que un poco menos) y parecía tener la piel bronceada.

—Me es un placer conocerte al fin —dijo, sonriente —Zhan Zhan siempre hablaba de ti.

¡Ah, caray!

—¿A sí? ¿Y qué te decía?

—Siempre me decía que erais buenos colegas. Que aunque sos un niño, sabías entenderle.

—¿Un niño? —pregunté con sorna.

Wang Dalu pareció no entender mi tono irónico. Yo continué.

—¿Xiao Zhan te dijo que yo era su amigo y que era un niño? —Dalu sonrió.

—Vale, que es lamentable que antes Zhan no haya podido presentarnos. Quizá nos hubiéramos llevado bien.

Me reí. Por mi cabeza cerda se cruzó la imagen de un trío con Xiao Zhan enmedio de los dos.

—Venga, ¿Y a qué has venido a buscarme a mí? —tajé para no pensar cosas impuras.

Dalu dio un paso más hacia mí y me dijo:

—No sé si lo sepas, pero Xiao Zhan y yo no hemos quedado bien la última vez. Mira, que lo que quiero decir es que... Quiero recuperarle. Se que sois amigos y de verdad, de verdad, me gustaría que me ayudaras a conquistarle de nuevo.

No, el Wang Yibo de dieciocho años no pensaba en interferir, pero sí en hacer algo que desde antes tenía ganas de hacer.

Juro que no lo hice por maldad. Creo que Dalu tenía que enterarse tarde o temprano, ¿Qué no? No podía vivir junto a alguien que le iba a volver a poner los cuernos en la menor oportunidad.

Cogí valor y le dije:

—Eres un gran tío, Dalu —«Sí, cómo no» —pero creo que necesitas saber algo.