1. Las Escaleras

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Al entrar al segundo curso, me dije a mí mismo que era momento de olvidarme de Xiao Zhan.

Incluso le pedí a mis amigos que dejaran de hablar de él, porque últimamente les estaba haciendo gracia decirme:

«A Yibo le gusta comer conejo»

«Así fue como el león se enamoró de la liebre»

También dejaron de mencionar a Jiaer si no era para reírnos de su baja estatura o sus lentes cuadrados que a mí siempre me habían gustado.

Comencé a hacerme de la idea de enamorarme nuevamente y casi lo logré.

A mi salón de clases se había integrado un nuevo estudiante; Li Wen Han.

Todas en el salón querían con él. Kaixi y yo incluidos.

Pero no, no ocurrió nada, porque cuando me enteré que yo también le gustaba a él y que podíamos tener un chance, alguien regresó a mi vida.

Sí.

Xiao Zhan.

Me buscó con el pretexto de volver a querer ser mi amigo y yo accedí porque, según yo, era muy agradable tener a alguien como él en tu vida y, también según yo, extrañaba aquellos días en los que nos divertíamos siendo amigos.

Y pues nada, que volvimos a reunirnos.

Al principio salimos de forma casual, como el día de mi cumpleaños, que fuimos al cine. Así que esos tickets que estaba tirando al cesto de basura, eran los de nuestra primera cita.

Nos limitamos cada uno a ver la película y tan pronto como terminó la función, nos fuimos al súper a comprar algo de comer.

Ambos estamos hambrientos y contábamos con cien yuanes cada uno. Sólo nos compramos un jugo de uva y una rosquilla de pan de mantequilla para ambos y nos fuimos al viejo campo de béisbol.

Hablamos entonces de lo que habíamos hecho en los últimos tres meses.

Él me contó que finalmente había terminado con Dalu luego de descubrir que él también le había sido infiel y que estaba arrepentido de las cosas que había hecho anteriormente por él.

¿Y qué creeis?

¡Le creí!

No sé qué tan poca dignidad tenía en aquel entonces para actuar como lo hice a continuación:

Me paré frente a él y lleve mis manos a su cuello y metiéndome entre sus piernas dije:

—¿Significa que estás disponible ahora, conejito?

Sin esperar respuesta, me lance a sus labios.

Xiao Zhan me correspondió y comenzamos a intensificar el beso. Ya no se parecían a los besos que nos dimos meses atrás en mi habitación. No. Estos eran más fuertes.

—¿Vamos a tu casa? —me dijo Zhan.

Eran cerca de las seis de la tarde. Mamá y papá ya estaban en casa seguramente.

—Mejor a la tuya —sugerí.

—Pues vamos.

Y como si mis recuerdos se saltaran la parte en la que viajamos en el colectivo hasta su departamento, cuando menos nos dimos cuenta, ya estábamos subiendo las escaleras.

Xiao Zhan vivía en el último piso. Llegué hasta ahí con el aire entrecortado y el corazón latiendo a mil por hora.

Y como mis ganas de follar eran muchas, le dificulté a Xiao Zhan la búsqueda de sus llaves y, si no lo hubiese distraído tratando de agarrar su pene, nos hubiéramos dado cuenta que había alguien dentro.

Hagámoslo en... [YiZhan/ZhanYi/Versátil]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora