Hagámoslo en... [YiZhan/ZhanYi/Versátil]

5. El patio del vecindario

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¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dos mes? ¿Tres meses?

Xiao Zhan y yo nos habíamos vuelto unos follones con experiencia aunque a veces sólo lo hacíamos una vez a la semana.

La mayoría eran en su apartamento los fines de semana. Habíamos aprendido a no gemir en voz alta y quedarnos calladitos cuando nos penetrábamos uno al otro si había alguien la casa.

El sexo oral era nuestro favorito cuando su hermano se paseaba por el apartamento. Tan fácil nos era salir al cuarto de lavado y fingir que uno lavaba mientras el otro estaba de rodillas follándolo con la boca.

Aún seguía yo sin saber si éramos o no novios. Aunque mis amigos me aseguraban que lo éramos, yo prefería ahorrarme las palabras hasta no estar seguro.

Pero hasta entonces, no me dio tiempo de averiguar si lo fuimos o no, porque un mes después del cumpleaños de Xiao Zhan, terminamos.

No entendía la razón. Él simplemente me bloqueó de todas sus redes sociales, silenció mis mensajes y al poco tiempo, cambió de número.

Fui a buscarle a su apartamento para que mínimo me dijera estaba bien y que simplemente ya no quería seguir conmigo, pero nunca salió nadie. Ni su hermano.

Me alejé con el corazón roto de aquel apartamento y con las lágrimas cayendo.

Mamá me vio llegar a casa y se preocupo de verme tan mal.

—Yibo, ¿qué pasó hijo? ¿estás bien? —me preguntó bastante alarmada.

Mamá corrió hacia mí y yo la abracé. La necesitaba.

—A-Yi... ¿qué te pasa? ¿qué tienes, hijo?

«El corazón roto, mamá». Pensé mientras me aferraba a ella. 

—Me duele... Me duele aquí —dije posando mi mano sobre el pecho. Justo sobre el corazón.

Papá también llegó a nosotros y me abrazó por encima de mi madre. Nos quedamos así hasta que el llanto se detuvo.

Mis caprichos de un año atrás con Jiaer o con el mismo Xiao Zhan no se comparaban con lo que sentí en ese momento. Con cerrar los ojos me acordaba de él. De su rostro. De sus besos. Y también de nuestra pasión. 

Y me quebraba más.

Mamá y papá intentaron preguntarme qué había sucedido, pero no me sentía seguro de querer decirles que me follaba con un tío desde mi cumpleaños y que actualmente él me había dejado como si nada.

Claro que mis papás no eran tontos. Ellos sabían que lo que me había pasado tenía que ver con una ruptura amorosa, pero ninguno de los dos intentó sacar el tema. Y yo se los agradecí.

Los días siguientes no me presenté al colegio. Me sentía tan mal que mis ganas de levantarme de la cama se limitaba únicamente a la necesidad de ir al baño y volver.

Mis amigos me fueron a visitar después de clases al segundo día que había faltado, nunca atendí la puerta y una hora después se marcharon.

Hasta el día viernes me presenté finalmente a clases y fue como les conté todo.

Zhuo Cheng fue el que peor reaccionó.

—Ese maldito hijueputa me las va a pagar. ¿Dónde vive el cabrón? ¡Voy a ir saliendo de aquí a romperle la cara!

—¡Yo te acompaño! —se unió Kaixi.

Yan Xujia fue el único de mis amigos que no habló y encambio me prestó sus cuadernos para ponerme al corriente con las clases. Y también, cuando estuvimos a solas, él me dijo: