Cap. 2: Manos

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"And when I touch you I feel happy inside" (I want to hold your hand, The Beatles)

Debo, no debo. Debo, no debo. Debo, no debo.

"Pero quiero esto. Y querer es poder. ¿No?"

Hinata pensaba en ello una y otra vez, caminando con Kageyama a su lado durante el recorrido de vuelta a casa. Han pasado dos días de la confesión acelerada de sentimientos que sorprendentemente fueron recíprocos, y su relación había cambiado... O algo por el estilo.

El cambio no fue un giro radical de ciento ochenta grados, han decidido mantener el perfil bajo porque no piensan contarles a sus compañeros de equipo sobre esto, menos a sus familias. Aún es todo tan nuevo que parece que podría retorcerse en cualquier momento, Para esa clase de cosas, se necesita un valor y confianza ciegos. Cosa en la que están trabajando,

Sin embargo, no podía decirse que todo sigue igual que siempre. Si, siguen tratándose de la misma forma, entre los gritos ofensivos y las competencias ridículas, aunque las miradas furtivas ya no eran vergonzosas, incluso buscan excusas para verse a cada rato.

Eso es a lo que nos lleva el dilema del pelirrojo, quien observa fijamente sin reparos la mano del armador del equipo; Cuando sales con alguien se supone que hay ciertas cosas que se hacen, entre ellas tomarse las manos, es natural. ¿Verdad?

Pero, ¿Quién debía tomarle la mano a quien primero? ¿Podía tomarla como si nada? ¿O tenía que hacer un contacto leve antes de intentarlo? Demasiados líos mentales. Demasiadas reglas no escritas. La idea del contacto no sonaba nada mal, tal vez debía probarlo.

Shouyou respiró profundo antes de atreverse, colocó sus nudillos sobre el dorso de la mano de más alto, acercándose de a poco para no verse descubierto. La piel de Kageyama es suave, cálida a los leves toques, es un grato hallazgo.

Siente una paz con ese contacto de piel con piel, es adictivo y cede a la necesidad de quedarse con ello en mente. O eso pasa hasta que Tobio atrapa la palma de su mano, siente los párpados bien abiertos y la mirada azul encima haciendo que brote su nervio.

—¿Qué haces?

Al verse descubierto, lo único que Hinata pudo hacer es fingir demencia mientras piensa qué responderle. Todo fluye en su cabeza pero nada se queda, las palabras no salen. Ambos detienen su paso en una esquina de los suburbios no tan concurrida. El mayor resopla, no le queda de otra que sincerarse.

—Intentaba... Hmm, tomarte la mano.

—Más bien tocabas mi mano. ¿Qué clase de pervertido eres?

—¡No te creas tanto, Tontoyama!

Los colores de Hinata se van al rojo vivo, Tobio disfruta el espectáculo que es no ser el avergonzado en este momento. Shouyou es derrotado por la sonrisa genuina que proyecta el chico que lo acompaña, es tan atrapante como su piel aperlada.

—¡Deja de burlarte!

—Me río de ti porque eres un idiota. —Respondió Kageyama volviendo a su seriedad regular— A veces no sé cómo me puedes gustar tanto.

El rojo se apodera de Hinata de nueva cuenta, dispersandose a todo su sistema, con las pupilas cafés reventando ante el comentario tan repentino. "Gustar tanto". da vueltas en su cabeza sin control alguno. ¿Acaso Kageyama buscaba adrede matarlo de la pena con esos comentarios?

El armador de Karasuno tenía la vista apuntando a otra dirección y sus orejas sonrojadas al punto de parecer metal derretido.

Entonces simplemente no había medido sus palabras. Shouyou hace un puchero descontento.

—A veces creo que me provocas porque te divierte. —Confiesa el más bajo escondiendo sus manos en los bolsillos de la chaqueta deportiva.

Aunque antes de ello, el pelinegro introdujo también su mano izquierda en el bolsillo más cercano a él, colocándola al lado de la de Hinata. De un segundo a otro ambas manos ya están unidas, entrelazadas por sus dedos, todo cubierto por la tela del uniforme de entrenamiento.

Reanudan su camino sin alejarse del otro, con las manos tomadas a escondidas.

¿Qué tanto podías llegar a anhelar tomar la mano de quien te gusta?

Shouyou ahora puede responder esa pregunta.

Crónicas de homos primerizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora