Cap 11: Calor

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"You make me want to pick up a guitar, and celebrate the myriad ways that I love you" (Slow hands, Interpol)


Las tardes en casa de la familia Kageyama tenían tiempo siendo parte de la rutina de los dos. Datando desde que la "rivalidad amistosa" surgió en el primer año. Era usual ver al pelirrojo ahí, la madre de Tobio lo invitaba a comer mínimo una vez por semana, inclusive en temporada de exámenes solía quedarse a dormir. Y eso no suponía ningún inconveniente.

O al menos eso pensaba el par hasta que dentro de la fórmula que era su existencia entró la variable de ser una pareja, una pareja que aprovechaba cada oportunidad en solitario para hacer de las suyas; Nada malo, unos besos que migran a volverse mimos, lo normal.

Sin embargo, la desventaja de ser un adolescente es que tu espacio no es en realidad tuyo, es solo una fracción del territorio de tus padres, y que en el horario de la tarde entre semana es custodiado. Para colmo, Tobio gozaba de una madre que se emociona cada vez que trae "amiguitos" (palabra textual y recurrente en su idioma), sabe que para ella es reconfortante ver que su hijo si es un ser social funcional y que por ello se sobre esfuerza para hacer sentir cómodas a las visitas, pero tras ya un año de ver seguido a Hinata pensaría que lo normal es dejarlos ser. Qué equivocado estaba.

En ese momento se encontraban en su alcoba, viendo las grabaciones del último partido que tuvieron. El chico de pelo negro puso los ojos en blanco al escuchar los pasos casi imperceptibles de los pies maternales acercándose al marco de su puerta, se estaba volviendo un experto con el oído para evitar ser atrapado cuando toma de las manos a su novio. Hinata ocultó sus dedos debajo de su mano en automático captando la señal. El sonrojo se hizo presente, y por unos segundos Kageyama pensó que se veía adorable. "¡Despabila, Tobio!" Gritó su conciencia.

—¿Todo bien, chicos? —La voz femenina cruzó el umbral acercándose, los ojos de la mujer mayor se dirigían a todas partes antes de ver el televisor, como buscando algo sin éxito alguno— ¿Qué están viendo?

—Unos vídeos del juego con Dateko. —Respondió el armador pausando la emisión justo en el momento previo al remate que no quería perderse— El entrenador nos encargó observar los errores.

La señora se quedó unos segundos observando la pantalla con sorpresa para luego dedicarle una sonrisa al invitado.

—¡Hinata, si que saltas! —Kageyama dejó salir una sonrisa orgullosa que no pudo evitar— Espero que mi hijo no esté colocándola adrede tan alto.

—¡No, señora Kageyama! ¡Es mejor que lo haga! Además, siempre voy a poder rematar sus pases.

—Sí, claro. Voy y te la compro.

—¿Quieres pelea, Tontoyama?

Las risas anidaron en la habitación del menor de la casa, la madre de Kageyama adoraba a Hinata, a pesar de que se reñían era una presencia muy agradable y le encantaba pensar que su hijo había encontrado un amigo para toda la vida en él.

—Bueno, en ese caso creo que estarán bien si me ausento un rato. —Entre sus pensamientos y las peleas pequeñas de los muchachos acomodó su pelo, tomó las llaves de la casa que estaban en la cajonera— Voy al supermercado, hoy haré curry para la cena. ¿Te quedas a cenar hoy, verdad?

—No podría negarme. —respondió el pelirrojo con una sonrisa amable.
—¿Necesitas ayuda, mamá?

—No hace falta. —La madre negó con las manos y con la bolsa del mandado en ellas bajó las escaleras hacia la entrada— Además tienes que atender a Hinata mientras no esté aquí.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2022 ⏰

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