Capítulo 10

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- Veo que te agotó decirle éso a la mesera -noto como Fabricio me mira con intriga al darse cuenta de tal cosa.

- Es que nunca fui de creerme más que alguien sólo porque soy una Driscolld o algo así -aclaro-, siempre fui simple, básicamente toda mi família lo es, porque nunca tratamos mal a nadie, ni nos creemos superiores por ser famosos a nivel mundial.

- Veo que es algo que tenemos en común, yo nunca me creí mejor que alguien sólo porque mi família es muy poderosa. Nunca me interesó el poder ni mucho menos la fama, me parece absurdo que mucha gente se crea que por ser muy conocidos sólo por tener un apellido famoso, puede despreciar al resto -wow éste hombre y yo somos más parecidos de lo que esperaba.

Y justo cuando iba a hablar llega la mesera.

- Acá está lo que pidieron -dice con recelo entregándonos nuestros pedidos.

Sólo asentimos ya que no teníamos ganas de dirigirle la palabra.

Estaba por tomar mi preciado café con caramelo cuando Fabricio habla muy enojado.

- ¿Me estás jodiendo que sigue insistiendo después de todo lo que pasó? -pregunta totalmente enojado. Se ve que le escribió algo en la servilleta que le entregó, porque mira el papel con puro odio.

- ¿Qué pasó? -y ahí estoy yo de chusma.

- Me acaba de escribir su número de teléfono junto con su nombre y una nota -responde asqueado.

- A ver déjame ver -pido. Me alcanza la nota y sólo puedo reirme para no dejar ver que me disgustó lo que puso la muy zorra.

3xxx1xxxx8.
Paola
Cuando te canses de la cheta, llamame que voy a estar para vos cuando quieras♡.

Mi sangre estaba que hervía pero no podía dejar que lo notara. Así que sólo llamé a Jim para cumplir con la amenaza que le hice a la putiperra.

Al llegar mi querido guardaespaldas a mi lado se dá cuenta de que algo no está bien porque sólo se queda parado a mi lado.

- Fabricio si querés venir, venís y sino bueno, esperame que ya vengo -digo parándome de mi asiento.

- ¿Qué vas a hacer? -pregunta divertido.

- Le voy a enseñar a la zorra que no tiene que andar de regalada y menos con el "Prometido" de Helena Driscolld -aclaro alejándome de a poco.

- Entonces te acompaño, quiero disfrutar del espectáculo -dice siguiéndome.

Caminamos hasta que llegamos a una oficina que por lo visto es la oficina del dueño del local.

Toco la puerta y se escucha un "Pase" y entro con mis acompañantes pisándome los talones.

- Buenas tardes -saludo al entrar y hago que el hombre me mire y se sorprenda por mi presencia.

- Buenas tardes señorita Driscolld ¿Qué se le ofrece? -llegó la hora de ser cruel.

- Quería comentarle antes de decir a lo que vengo, que ésta conversación tiene que quedar acá y nadie tiene que decir nada a nadie, ¿Está claro? -pregunto con mi postura de empresaria.

- Si señorita, no voy a hablar de nada -responde profesionalmente.

- Entonces prosigo, resulta que una de sus empleadas estuvo coqueteándole a mi prometido -señalo a Fabricio y éste se mantiene tranquilo, mientras que el dueño está sorprendido-. Y cuando tratamos de hablar bien con ella, empezó a decirme que soy muy poca cosa para él y todo éso, entonces tuve que pedirle que sino se calmaba iba a tener que venir a hablar con usted, a lo cuál se puso muy altanera y dijo que era su preferida y que nadie iba a hacer que usted la echara, así que tuve que hacer uso de mi apellido para que se calmara y nos pidió perdón por todo, pero cuando nos llevó nuestros pedidos, en la servilleta de él estaba escrito su número de teléfono junto con su nombre y una nota y si no me cree acá está la nota - le entrego la nota. Puedo ver como se sorprende por lo que dice la nota.

Enamorada de mi psicólogo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora