Capítulo 12

513 45 4
                                    

Celos


Una vez finalizada la jornada, Della llega a su hogar agotada junto a Shelley y Roman, y esperó tomar un largo baño relajante. No supuso encontrar a un oficial en el vestíbulo junto a su madre esperando su llegada.

― Roman ― llama Olivia, con una expresión seria, acercándose junto al oficial que sostenía una pala en sus manos. Supo que había problemas. Se dio cuenta que era el mismo oficial que los sorprendió en Kilderry Park, el oficial de bigote extraño ―. Tenemos una visita. Shelley, cariño, ¿puedes irte a tu dormitorio? Tu también Della.

De alguna forma, a Della se le erizó la piel al ver la mirada de Olivia puesta en Roman. Destilaba ira tras esa faceta tranquila que proyectaba, solo para guardar apariencias.

― Me quedaré ― informa Della.

Olivia le advierte con la mirada, pero ella se mantiene firme.

― ¿Cuál es el problema? ― pregunta Della por Roman, quien la mira sorprendido por su actuar.

― Franklin Hernandez ― pronuncia por primera vez el oficial. Miraba fijamente a Roman, ignorando la presencia de la tercera Godfrey.

Roman se encoge de hombros ante el nombre sin saber a qué se refiere. Della tampoco tenía ni idea quién era.

― Adelante, oficial ― dice Olivia con una sonrisa falsa.

― Parece que unos pervertidos, y por "unos" me refiero a dos, dadas las huellas que encontramos, se ensuciaron las manos en el cementerio― explica el oficial, serio.

― ¿Alguna especie de broma?

― Si considera que desenterrar el cadáver de Lisa Willoughby y destriparla como a un pescado es una broma, entonces sí, fue una broma.

― ¿Quién es Hernandez? ¿Es un sospechoso o...? ― interviene Della, atrayendo la atención del oficial por primera vez.

Sabía que algo tenían que ver con aquel par. Y justamente le pidió ese día a Peter que cuidara de que Roman no hiciera tonterías.

― Es nuestro jardinero, Della ― contesta Olivia, cruzando los brazos.

― Que ha estado en el hospital las últimas tres semanas ― complementa el oficial. Alza la pala mostrándola a Roman ―. Rescatamos esto del agujero ― ambos adolescentes miraron la pala que efectivamente tenía el nombre de su jardinero ―. ¿Tienes idea de cómo esta pala terminó cerca de una tumba recién cavada?

Olivia también esperaba una respuesta.

― ¿Roman?

― Quizás alguien la robó ― responde Roman, poniendo una sonrisa inocente.

El oficial apoyó la pala en el suelo de mármol a propósito.

― ¿Alguien robó la pala de su jardinero? ― cuestiona irónico ― ¿Esta pala?

― Oficial, cabe la posibilidad de que sea así y no como lo está planteando ― indica Della. Enrolla un mechón de su cabello entre sus dedos.

El oficial la mira y hace una mueca.

― Della, no te metas ― advierte Olivia.

Della le mira indignada.

― Sí ― responde de una vez Roman a la pregunta del oficial.

El oficial se le quedó mirando un rato más, antes de asentir.

― Por si le interesa, hay una recompensa de diez mil dólares.

Bestias De La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora