Capítulo 2

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El chico nuevo


― ¿Tú también lo sentiste? ― pregunta Della, desconfiada.

El chico asiente cauteloso. Si estaba en lo correcto, debe tener cierta precaución con ella.

A decir verdad no sabía por qué ella lo seguía hasta su casa.

De alguna manera no se sentía tan amenazado aunque sabía que las apariencias engañaban, pues Della se veía como alguien que no haría daño a ninguna mosca, totalmente inocente para la bestia que es en realidad.

El castaño se detiene enfrente de una casa rodante algo sucia por fuera, en el suelo se podía ver botellas de cerveza vacías. Della supuso que del antiguo dueño que vivió ahí.

Della pudo ver su imponente casa a lo lejos, la impoluta mansión que marcaba la diferencia de clases con el resto del pueblo.

Se preguntó si ya se habían calmado las cosas, pero prefirió la rara compañía que tenía. Se le olvidó por completo ir a su lugar secreto.

Ella ya sabía de quién era la casa rodante, o fue. Y supo que estaba en lo correcto cuando dice:

― ¿Vives aquí? ¿en casa de Vince? ― ve que el chico se acuesta en una hamaca a descansar. Aún así no tenía intención de irse.

― Sí, ¿lo conociste?

Della asiente aunque sabía que no la veía porque él tenía los ojos cerrados.

― Solía contarme historias de niña, cuando lo visitaba.

― Suena algo como él ― murmura para sí mismo―. Soy Peter.

― Della.

La bonita chica se encontraba de pie y Peter se da cuenta que hace una mueca de dolor, supuso que debido a los zapatos de tacón grueso que traía puesto.

No era un buen calzado para caminar por la tierra. Se dio cuenta tarde que estaba siendo descortés.

― Siéntate si quieres, por ahí hay una silla... y si quieres también puedes sacarte los zapatos. Estamos al aire libre ― sugirió vacilante.

Della sonríe divertida, pero lo hace. Toma una silla que se encontraba cerca, se sienta y procede a sacarse los botines, que por muy bonitos que son le lastimaban la planta del pie. Apoya los pies en la tierra helada a pesar del sol de verano, y sintió una sensación de libertad.

Se sintió... como si el bosque le estuviera viendo y le diera una cálida bienvenida.

Este lugar era mejor que volver a su hogar con el ambiente hostil entre su hermano y madre.

― ¿Mejor? ― pregunta Peter, sabiendo la respuesta.

Peter desvía por unos segundos la mirada del cuerpo menudo de Della, y se encuentra con una castaña conocida para él, ya que ha sido su única compañía durante el verano, además de su madre.

― Hola Hemingway ― saludó Peter.

Della frunce el entrecejo y se gira, reconociendo a la chica de inmediato.

Christina Wendall.

Una chica junior, introvertida, muy diferente a sus amigas, las gemelas Sworn, y sabía que quería ser escritora. Se lo contaba a todo ser viviente. Sin mencionar lo rara que era la mayoría del tiempo.

― Hola Christina ― saluda amable Della.

A una parte de ella siempre le pareció extraña esa chica. Después de todo, hace unos años, cuando ambos estaban en secundaria, inició un rumor de que Roman es un demonio, y lo seguía a todas partes intentando buscar alguna información.

Bestias De La NocheWhere stories live. Discover now