Capítulo 5🌷

Depuis le début
                                    

Me detuve un poco confundida observando cada una de las puertas que tenía esa empresa, hasta que logré encontrar la que estaba buscando. Esa tenía un letrero en la parte de arriba que decía: Presidencia. Por lo tanto, era la oficina de mi jefe. Comencé a caminar para dirigirme hacia el lugar, pero volví a detenerme cuando escuché una aguda risa femenina.

¿La llorona se ríe o solo llora?

Me armé de valor y decidí entrar.

—Buenas noches.

Eliam se encontraba sonriéndole a una mujer que estaba sentada frente a su escritorio. Solo que cuando sus ojos se encontraron con los míos, la sonrisa desapareció de su rostro.

—Samara ¿Qué hace usted aquí?—preguntó él, haciendo que su compañera volteara a mirarme llena de curiosidad.

—Vine a buscarlo.

El pelinegro frunció el ceño.

—¿A buscarme?

—Sí—afirmé—. Sus hijas pasaron todo el día organizándole una sorpresa, confiando en que usted llegaría a casa a la misma hora de siempre, pero no fue así. Y no es justo que pretenda dejarlas tristes y decepcionadas, porque usted no aparece.

—¿Sorpresa?—fue lo único que dijo, un poco desconcertado—. Ellas no se acordaron de mi cumpleaños.

—Fingieron no recordarlo—rodé los ojos.

Eliam llevó una de sus manos a la cabeza. Pude percibir un poco de emoción inundando sus ojos. Y por primera vez desde que lo conocí, lo observé sonreír.

Ah, sí sonreía el desgraciado.

Igual, desvié la vista y no le presté mucha atención.

—Claudia—miró a la rubia, quien le dedicó una mirada tranquila—. Te ofrezco una disculpa, pero no puedo hacer esperar aún más a mis hijas.

—Tranquilo.

—Gracias por el lindo detalle que tuviste conmigo.

¿Lindo detalle?

Miré de manera disimulada hacia el escritorio de Eliam y observé encima del mismo, una caja mediana de pizza. A la cual por cierto, solo le hacían falta dos pedazos.

—No te preocupes Eliam. Yo entiendo la importancia que tienen los hijos en nuestras vidas.

El hombre no dijo nada al respecto, se levantó de su asiento y me echó una miradita, para luego volver a mirar a la rubia.

—Ella es Samara—me presentó—. La niñera de mis hijas.

—Mucho gusto—expresó la rubia extendiéndome su mano.

Correspondí con una sonrisa.

—No se comerán esto ¿Cierto?—fue lo que pregunté.

—No, por...

Eliam hizo silencio en el momento que me observó inclinándome frente a su escritorio para tomar la caja con los pedazos restantes de la pizza. Jamás la desperdiciaría.

Yo amaba la pizza.

—Ustedes despídanse, los espero en el auto—finalicé, al mismo tiempo que caminaba hacia la salida y trataba de meterme un pedazo de pizza en la boca.

Cuando salí por completo de la empresa, el viento frío de la noche chocó en mi rostro. Miré a Esteban quien se encontraba apoyado sobre el auto y este me dedicó una mirada de pocos amigos. Lo único que hice fue sonreírle.

—¿Quieres?—le señalé la pizza.

—Me las vas a...

Se calló de golpe cuando observó a Eliam caminando en nuestra dirección, al lado de la rubia sonriente que se encontraba a su lado.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant