Bless the child.

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- Genial, bien, si...- Crowley balbuceó para sí mismo, mientras miraba a los duques. Después dirigió su atención hacia la cesta de mimbre que sostenía en su mano. Hastur y Ligur lo juzgaron sin emitir ni una palabra. La reacción de Crowley fue típica, frunció ligeramente el ceño y después les dio la espalda.- ¡Ciao!


Se alejo, recuperando la postura mientras caminaba orgullosamente hasta su auto. Su reunión con los duques había terminado.


- ¿Qué fue eso? – Ligur lanzó su pregunta al aire.


- Ciao. Es italiano.- Hastur respondió. Y después de pensarlo un poco llego a una conclusión.- Significa comida.


Hastur se dio la vuelta, y camino hacia el interior lúgubre del cementerio. Ligur se quedo en su lugar un momento, observando el armatoste moderno en el que Crowley se transportaba, hasta que desapareció.


- No eso...- Ligur continuó, mientras seguía los pasos de Hastur.- Me refiero a su reacción, fue... Inusual.


- ¿A qué te refieres con inusual?


- Otorgarle un honor como este...- Ligur igualo sus pasos. Era una noche tranquila, contrario a lo que se esperaría para un acontecimiento de tal magnitud.- Esperaba una explosión más arrogante, pero en su lugar, parecía como si la noticia del fin de los tiempos fuera una desgracia, para él y no para la humanidad.


- No le han otorgado una simple tarea que cumplir para lucirse.- Hastur dijo con seguridad.- Esto es el Armagedón. Llevamos miles de años trabajando para que sea un hecho. Y si por alguna razón no resulta como todos lo esperamos, ¿Quién será el culpable? – Una sonrisa maliciosa y complacida adorno su rostro. Lo que hizo reír a Ligur.


- Crowley.


- Ningún privilegio o gloria pasada, lo salvarían de una condena.


- Sin misericordia.- La expresión en el rostro de Ligur se asemejo a la de algún tipo de alegría retorcida, y rápidamente la envidia que llegó a sentir fue saciada.


- Así ha de ser.- Hastur elevo la voz, con seguridad. Después extendió su mano hacia Ligur. - Ahora vamos, el fuego infernal aún tiene que arder en la tierra está noche.


Ligur acepto su tentadora invitación, y después de que sostuvo su mano, los dos emitieron una risa ligera, pero amenazante. Y desaparecieron.
El gran plan de Dios para la resolución final entre el cielo y el infierno, estaba por hacerse realidad.


Que terrible predicamento.


Cuando le ofrecieron la oportunidad de vengarse del cielo, Crowley se proclamo a favor. Pero una cosa era vengarse del cielo. Y otra muy distinta destruir al mundo en el proceso. Especialmente ahora, que su hijo estaba a punto de nacer.


¡El mundo no podía terminarse!


- ¡¡MIERDA, mierda, mierda, mierda...!! ¿¡Porque yo!?- Se quejó, agitando su cabeza con enojo, mientras apretaba el volante.

As the world falls down  [GoodOmens]Where stories live. Discover now