CAPÍTULO 21

47 7 0
                                    

Me había pasado toda la semana pensando en aquel último día en casa de mis vecinos. Había hablado con Caleb para solucionar las cosas, pero al final había pasado lo de siempre, él y yo no terminamos de solucionar bien las cosas. Ese día era viernes, y como cada viernes, tocaba partido. Los días de partido se los solían currar mucho en el instituto, era como una pequeña fiesta, y nadie daba importancia a que en tres día empezaban exámenes.

A primera hora me encontré a quien no quería, pero por respeto decidí desearle suerte. Aunque no pasaramos por el mejor momento, sabía que debía hacerlo, por todos.

—Caleb, espera. Mucha suerte esta noche.

—Muchas gracias. ¿Podríamos hablar más tarde?

—Ya te diré algo. —Y me fui con una sonrisa.

Se notaba que había tensión, pero no le di más importancia. El día fue pasando bastante bien, pero sin más. Justo cuando estaba pensando en todo lo de la tarde, me choqué con Alejandro. Se le notaba raro, así que fui a hablarle. Sabía cómo podía sentirse una persona nueva que viniera de otro país, y dejando de lado todo lo que había pasado, sabía que como amiga mi deber era intentar ayudarlo.

—Alejandro espera.

—Veo que no te cansas nunca.

—Oye, perdón por lo de mi casa, era algo inevitable, pero no quería marearte. Me gustaría poder echarle las culpas al alcohol, pero la verdad es que tampoco iba muy bebida, así que no sé qué decirte. Lo siento. Y como disculpa, te invito esta tarde a ver tu primer partido, ya que no puedes jugar, lo veras desde arriba. ¿Te parece?

—Sí, es cierto. Lo siento mucho si te cause algún problema. No quería que se liara tanto, de verdad. Y bueno, me encanta la idea. ¿Te paso a buscar? Lo siento si es incómodo.

—No, no hace falta, te veré ahí. Hasta esta tarde. —no me sentía incómoda, pero la realidad es que después de todo lo que había pasado realmente me apetecía ser su amiga.

Me despedí de Alejandro, y después de clase me fui a casa. Mike ya estaba ahí, y nada más pisar la casa me hizo sentar en el sofá para hablar.

—¿Qué te pasa con Caleb? ¿Porque estáis muy bien, y al rato fatal?
—No creo que te importe.

—Bueno, me importa cuando él habla conmigo sobre ti.

—¿Sobre mí?

—Sí bueno. Digamos que está bastante celoso de Alejandro...

—Y más que se va poner. He quedado con él para ver el partido, que por cierto, deberías de estar preparándote.

—Eso ahora no importa. El caso es que me da la sensación que le gustas. Haber realmente me ha hablado poco de ti, supongo que porque soy tu hermano. Pero esta mañana en el último entrenamiento si lo ha hecho. Se le veía muy interesado, así que sí, creo que le gustas, y que deberíais de dejar de hacer tanto el tonto, porque al final, os cansaréis.

—Mike, la verdad, se me hace raro hablar de esto contigo. Seguramente no será nada, todos sabemos como funciona. Volverá a Alison, y después volverá con su sentido superficial. Como siempre. No llevamos ni dos meses aquí y ya sabemos un poco como funciona esto.

Mike en el fondo sabía que tenía razón, y me dejó sola en el sofá. El partido empezaba a las cinco de la tarde, y él se empezó a preparar. Tenía media hora para prepararse, y al rato lo vi que se iba con Caleb. Eran las cuatro y media cuando me llamó mamá para avisarme que me fuera preparando, y al rato cogí la moto y me fui hacía el instituto. Había mucha gente, demasiada para mi gusto, y aunque costará diferenciar a la gente entre tantas cabezas, por fin pude ver a Alejandro.

INCANDESCENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora