CAPÍTULO 13

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La cena la noche de antes no había ido tan mal como me pensaba, pero todos se fueron temprano por el partido que se jugaría hoy. Era el primero para Mike, y podríamos decir que el primero con su nuevo equipo. El fútbol en Estados Unidos no era como en España, eso no quita que no se lo tomaran enserio. Después de los recientes acontecimientos había muchas cosas por resolver, pero me daba la sensación que todos habían decidido hacerlo después del partido. En casa no se oía nada de nada. Todos estábamos en silencio esperando a que Mike se preparase y estuviese preparado. En casa de Caleb debían estar igual, pero con más presión, ya que él era el capitán.

No me apetecía mucho ir al partido, ya que me tendría que toparme cara a cara con Caleb, y no quería. Además, seguramente habría movida con Sofía, Mike y sus padres. Yo en cambio estaba tranquila. No tenía ninguna movida con nadie y esperaba que siguiera siendo así. Suerte que ya tenía la moto, así me podría ir del partido cuando yo quisiera. Mamá llevo a Mike, a Jo y a Kate en su coche, Caleb se fue con el suyo propio, y que decía que le iba bien conducir antes de un partido. Will no podía ir ya que tenía que trabajar.

Pasaron diez minutos antes de que terminara de arreglarme y salir hacía el instituto. Cuando llegué ahí me costó encontrar aparcamiento, pero conseguí aparcarlo en un lateral al lado del coche de Caleb. Me fui acercando hacia las gradas cuando encontré por fin a Jo con mi familia. No me había dado cuenta de que no le había deseado suerte a Mike, así que me empecé a sentir mal.

—¿Cómo vas de la fiesta? —me preguntó Jo.

—Pues bien, la verdad. Aunque demasiadas emociones. Al menos tú no bebiste mucho.

—Ya te vi ya. Suerte que estaba por ahí mi hermano.

—Si te contara todo lo que hizo tu hermano en la fiesta, para ahora volver a estar con Alison otra vez.

—¿Que están que?

—¿No os lo ha contado aún? Ayer los vi dándose un beso delante de tu casa. Seguramente estarías tú con Jeremy. A lo que por cierto, ¿dónde está él?

—Pertenece a las animadoras junto a Alison, cuesta encontrar a un chico que haga de adolescente, pero les va muy bien para las acrobacias. No te veo con muy mala cara, es por Caleb verdad.

—A decir verdad no me esperaba que fueran tan mal las cosas. ¿Como pudo volver con ella? El viernes se estaban literalmente matando, aunque no lo hayan hecho público aún me enfada.

—Yo creo que a ti lo que te pasa con Caleb es otra cosa.

—Jo va a empezar el partido, así que atenta al juego.

—No sabía que te gustaba el juego.

—En España jugaba, pero aquí no hay ningún equipo cerca, así que paso. Pero estoy pensando en apuntarme a otra cosa. Me gustaría aprender a hacer surf la verdad.

—¿Sabes también quien está pensando en hacer surf?

—Caleb...

—Respuesta correcta. —y me sonrió a la vez que me abrazaba. No me podía creer que estuviera hablando de eso con su hermana.

El partido empezó, y todo fue bastante bien. Mike como siempre, jugó bien. Se notaba que aún no tenía la misma empatía que tenía con sus antiguos jugadores de juego, pero era solo su primera semana. Entonces Jack le pasó la pelota a Caleb. Él era realmente bueno. No sé lo pensó y marcó sin más. Entonces vino el peor momento. Fue a celebrarlo con Alison, y fue cuando Jo y yo nos miramos sabiendo cada una que estábamos pensando.

Cuando llegó la media parte tanto mamá como Kate fueron a buscar algo de comida. Yo me quede con Jo. Ella me contó de que a la media parte era tradición que la gente que sabía jugar bajara a darle algún toque, y como no, me obligó a bajar y a demostrar que sabía hacer.

—Solo podemos dejar saltar al campo los que saben. —dijo uno de los de seguridad.

—Déjame bajar y sabrás lo que soy capaz de hacer. Solo tengo diez minutos, por favor.

—Bueno, tienes dos minutos para demostrarme que vales la pena. —y me pasó una pelota de goma.

—La quiero de cuero, no de goma. —me parece que se había creído que no distinguiría las pelotas.

—Vale, veo que entiendes del material. Te observo.

Me quité los zapatos y me puse a dar patadas al balón. Hacía mucho que no jugaba, y había perdido un poco de práctica. Había cambiado esa actividad por algunas otras, pero ninguna me llenaba tanto como la emoción del momento, echaba de menos jugar. Sin darme cuenta todos los pases me estaban saliendo perfectos. Se me acercó el mismo hombre de seguridad de antes, para decirme que veía que controlaba y que me quedase.

Pasaron cinco minutos cuando vi a mi madre con Kate sentadas en las gradas con un cubo de palomitas dulces, y creo que ella estaba llorando. Desde la tragedia que no había vuelto a tocar un balón. Mi padre fue quien me impuso el espíritu futbolista, y creo que venir a Los Ángeles me estaba haciendo bien. Estaba recuperando mi viejo espíritu. No me di cuenta que los jugadores ya estaban en pista esperando a salir. Entonces vi a Mike, y vino a darme un abrazo. Creo que él también echaba de menos todo esto. A lo que añadí.

—Mucha suerte Mike, te lo mereces.

—Ya veo que estás aquí jugando.

Le pase la pelota con un pase perfecto, él me la devolvió, y noté que todos los del instituto me estaban mirando con una cara incrédula. Miré el reloj, y vi que solo faltaban dos minutos para que terminara la media parte, así que cogí mis zapatos y volví a las gradas con Fiona.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó mamá sorprendida.

—Pues nada mamá, volviendo a los viejos tiempos me parece.

—Me gusta que vuelva tu tú de siempre.

—Gracias mamá. —y nos abrazamos.

El partido fue siguiendo bastante bien. Al final el partido quedó 2-1 a favor de nuestro instituto. Así que me parece que todos estábamos bastante contentos. Mike no había tenido ocasión de marcar, pero como era defensa tampoco le preocupaba mucho. Salimos todos juntos y esperamos a Mike en la entrada. Se duchó rápido y no tardó mucho. Caleb salió a los cinco minutos, pero se fue con Alison nada más salir.

—Ya veo que no ha tardado mucho. —me dijo Jo al oído.

Entonces Caleb vino corriendo hacía mi.

—Se puede saber porque has aparcado tu moto ahí. Ahora no puedo salir.

—No hay aparcamiento, la he aparcado donde podía, y dado de que tú me conoces no creo que hubiera ningún problema.

—Sacala ahora mismo y no le hagas ningún rasguño al coche.

—Vale borde.

—... —y Caleb no fue capaz de decir ninguna otra palabra.

—Mamá nos vemos en casa.

Estuve conduciendo veinte minutos, di alguna vuelta de más para airearme. Cuando llegué a casa una sorpresa me aguardaba. Mike y mamá ya estaban ahí. Acompañados de Diego y de Sofía. Aparqué y me fui para dentro. En casa la conversación estaba muy animada. Jo me hizo una seña desde la ventana de su sofá deseándome suerte.

—Tenemos que hablar sobre vosotros dos. —dijo Diego señalando a Mike y Sofía—. Creo que ya sabéis nuestra historia, y por eso creo que no deberíais estar juntos.

—Hemos estado hablando y podría causaros problemas en el futuro. —añadió mamá.

—Yo creo que lo que vosotros queréis es vía libre. —dije enfadada.

—Elizabeth no te metas.

—Mamá me meteré donde yo quiera. No me parece bien que le digas a tu hijo lo que debe y lo que no hacer.

—Elizabeth vete ahora mismo a tu cuarto.

—No tranquila, que ya me voy de esta casa.

INCANDESCENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora