CAPÍTULO 10.

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Como de costumbre el despertador volvió a sonar. Eran las siete de la mañana y aún me tenía que duchar, además de coger la moto e ir al instituto otra vez. Después de aquel primer fatídico día no tenía muchas ganas de volver ahí otra vez. Sabía que iba tarde, muy tarde. Y que no me iba a dar tiempo a desayunar. Después de ducharme ya eran casi y media, me vestí con lo primero que tenía en el armario y cogí corriendo la moto. Mike y los demás ya se habían ido hacía más de diez minutos, y si no me daba prisa no podría entrar a la próxima clase.

Paré en el supermercado y me pedí un café. De aquellos de los preparados, que están fríos. Para mi opinión de los mejores que hay. A los dos minutos ya estaba en el colegio, y sorprendentemente había llegado cinco minutos antes. Tenía la esperanza de tardar poco más de dos minutos en llegar a clase. Tenía otra vez matemáticas. Eso significaba tener que ver las caras de Caleb y Jo otra vez, y después de como me había ido la noche antes de su casa no me apetecía mucho. Conseguí encontrar la clase por mi misma, y cuando llegué vi que tanto Caleb como Jo estaban sentados en sus pupitres. Se sentaban juntos aunque tampoco los viera tan unidos como para hacer eso, aunque me daba la sensación de que nadie sabía de que Caleb iba a esa clase. El prototipo era gente que se le daba muy bien en general el colegio, y que no perdían el tiempo en otras cosas, como en jugar a fútbol o novias tóxicas.

Cuando terminó la clase Jo vino a hablar conmigo, y a juzgar por su expresión facial sabía de qué quería hablarme.

—Elizabeth espera un momento por favor. ¿Estás bien? Nosotros sólo sabíamos que ya no estabais con tu padre, pero no sabíamos que está desaparecido.

—No hables de esto y menos aquí.

—Deberías hablar con alguien.

—Jo, no te ofendas, pero una de las principales razones por las cuales acepte mudarme aquí fue por la de que nadie conocería mi pasado. Si me vas a juzgar... si me vais a juzgar tú o tu hermano, podéis dejar de hablarme. No necesito que nadie me diga nada. Y menos si necesito o no necesito hablar con alguien.

—Perdoname no quiero meterme en tu vida, pero deberías hablar con alguien de verdad. Tu madre se quedó muy preocupada.

—Jo de verdad, no quiero hablar de esto aquí.

Me fui alejando del aula, e intente llegar rápido a la clase de física. Justo cuando entraba me encontré con Caleb, pero simplemente me miró y continuamos a lo nuestro. Me volví a sentar sola, que realmente era lo que quería debido a todo.

Lo que más me dolía era que no había visto a Mike en todo el día. Y aún me quedaba una hora para poder comer. Durante toda la hora algo extraño me pasaba. No paraba de notar como alguien me miraba, y no se porque pensaba que era Caleb. Tenía las esperanzas de que no me hablara de lo sucedido. Jo ya había sido directa, y no necesitaba ningún hermano más que me molestase.

Iba a ir a comer cuando me encontré con Caleb que salía del baño. De un tirón me metió dentro, y después de ver que no había nadie me llevó hacía el fondo.

—Caleb solo tenemos media hora para comer algo, ¿que quieres?

—Viendo lo poco que comes no me preocupa eso.

—Para ya. ¿Porque intentas ser amable conmigo si luego solo sabes más que comportarte como un capullo?

—Yo un que...

—Caleb, solo haces más que discutir conmigo. Lo de ayer fue ayer. No voy a hablar de esto ni contigo ni con Jo. Ni siquiera voy a hablar con mi madre. Eso pasó hace mucho tiempo, y no quiero que nadie me conozca por la chica que su padre desapareció. Y de verdad Caleb tengo hambre, no he podido comer nada esta mañana.

INCANDESCENTEKde žijí příběhy. Začni objevovat