CAPÍTULO 19 | No necesito ayuda

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ESTHER

Me sorprendí al día siguiente, al despertarme e ir a la cocina y ver que sobre la mesa había siete juegos de tazas y platos, todos distribuidos como para que alguien llegara y se sentara a comer. Estaban llenos, las tazas de café y los platos de tostadas. Me acerqué sin poder creérmelo, era un desayuno simple pero no creía que... no esperaba tenerlo.

No esperaba despertar y encontrar algo como eso. Pensé que conseguir comida iba a ser algo de pocas veces, de suerte. Sonreí. En el centro de la mesa había un contenedor, tenía manzanas. Tomé una y estaba a punto de morderla cuando oí su voz.

—Eh—me regañó Aarón, apareciendo por la puerta de la cocina—, deberías dejar eso. Es lo único que no nos dieron de a montones.

Me detuve, aun sonriendo.

—¿A qué te refieres?—cuestioné sin bajar la manzana.

Aarón se acercó a mí, con cuidado se extendió hasta que sus dedos alcanzaron los míos y alejó la fruta de mis labios. Lo observé.

—Solo hay siete manzanas—dijo finalmente—, supongo que es una para cada uno. ¿De verdad quieres comer la tuya ya? Yo la guardaría. Quién sabe, quizás la comida se termine y sea lo único que nos quede.

—O quizás se pudran y ya no podamos comerlas más adelante—masculló de repente alguien, entrando a la cocina. Heather.

Se acercó a nosotros, deslizó una silla y se dejó caer sobre ella. No tardó en tomar una de las manzanas y, observando sin vacilar a Aarón, darle un mordisco. Miré su cabello despeinado, la ropa que llevaba encima era más grande que ella. Enarqué una ceja ante ese detalle, Heather me vio.

—Sí, Esther—farfulló poniendo los ojos en blanco—. Se la robé al grandulón.

—¿Daniel?—aventuró Aarón.

Heather asintió con cuidado, le dio otro mordiscón a la manzana.

—Ni siquiera piensen en decírselo—nos amenazó, medio en broma medio en serio.

No dijimos nada, Aarón y yo nos limitamos a sentarnos en sillas continuas. Había tres frascos sobre la mesa, no tenían etiquetas pero tomé uno y en cuanto lo abrí supe que era miel. No era una fiel fan de la miel, sí de las abejas, pero de todas formas la usé sobre una de las tostadas que más tarde devoré.

Maia no tardó en aparecer, ella a diferencia de Heather llevaba el cabello arreglado y la ropa de su talla. No se sorprendió al ver la comida, en silencio se acercó a una silla y se sentó frente a Aarón. También tomó la miel y mientras la untaba, noté que sus movimientos eran lentos y algo forzados.

Tenía bolsas bajo los ojos, no había dormido bien.

—¿Una mala noche?—susurré en su dirección, volviendo a esbozar una sonrisa.

Maia alzó la mirada y negó con la cabeza.

—No sabría decirte—musitó, alzando la tostada y llevándosela a la boca—. Solo me quedé hasta tarde.

Heather se inclinó sobre la mesa, de repente sonreía con picardía.

—¿Haciendo qué?—dijo, dedicándole una mirada divertida.

Ambas se observaron, Maia abrió la boca para decir algo pero justo entonces alguien más llegó a la cocina.

—Hablando conmigo—comentó Zayn. También llevaba el cabello despeinado y parecía estar tan cansado como Maia. Se acercó a nosotros y se sentó justo al lado de mi amiga rubia, pero observaba a la pelirroja—. ¿No que tú no podías hablar?

00:00Donde viven las historias. Descúbrelo ahora