Capítulo 6: Efecto Cuarentena

881 84 31
                                    


El mundo había cambiado, donde alguna vez hubo personas disfrutando el turismo de aquellas antiguas ruinas que reflejaban la existencia de una civilización que le dejo mucho a la humanidad, donde las islas cercanas a ella estaban repletas de turistas, ahora ni un alma se veía como se dice popularmente, asimismo estaba el santuario de Athena, ningún caballero, amazona y/o guardias andaban fuera, en el caso de estos últimos solo había 4 guardias y por separados con las medidas de bioseguridad resguardando aquel lugar.

En las doce casas, los caballeros de oro ya se estaban por enloquecer, algunos por el aburrimiento, otros por las ganas de irse de parranda y otros porque no soportaban más las leyes estrictas que había establecido el pontífice.

Casa de Escorpio

-¡No es justo! –Decía el caballero de escorpio caminando de un lado a otro con fastidio –Sé que hay reglas pero ¿por favor? Aquí no puede entrar ese virus ¿no es así Aioria? –hablando con el caballero de leo por video llamada.

-Ni me lo recuerdes –dijo el otro acostado de cabeza –y eso que solo llevamos a ver –se ve el reloj –ni llevamos una semana y esto me está poniendo como un loco, pero ni en el vaticano hacen esto.

-Al menos ese pontífice es consciente de que tenemos que salir aunque sea para traer víveres y cosas así y si hay que desinfectar se hace –responde con molestia.

-Recuerda que el ruco de Shion –hablo Aioria –está más alarmado porque ¿no recuerdas cuantas veces se murió? Ha y aparte de nosotros.

-Si sé que se quiere cuidar –respondió Milo –pero me parece injusto este trato como si fuéramos irresponsables.

-Ah Milo –Aioria iba a responder con algo que tal vez no le iba a gustar al otro –siendo sincero si somos un poco irresponsables.

-Pero solo un poquito –minimizo –a ver lo del salón quemado fue culpa tuya, lo de la pintura fue culpa de Dohko, el que rompieran su túnica favorita fue culpa de Mu y su mascota digo alumno, tu hermano empujo por accidente al patriarca cuando iba bajando por su casa, la vez que le aventamos por accidente el puesto de frutas de la señora del pueblo todo gracias a Saga y Kanon en sus peleas a y como la vez que metimos las 100 moscas frutales en la ropa de Shion ¿a eso te refieres? –dijo con un ademan -¡Por favor eso no es nada!

-¿Aja? ¿Y dónde dejas lo del arresto? –Pregunto el caballero de leo –porque te recuerdo que por una idea tuya terminamos en una prisión cerca de aquí y en la que Shion nos negó como tres a cinco veces hasta que Mu le convenció de sacarnos.

-¿Vas a estarme culpando todo el día? –pregunto el joven ofendido; Las cosas al menos en ese lado andaban entre un poco bien, todavía no habían enloquecido lo suficiente, pero en Géminis las cosas ya se habían salido de control.

-¡Nunca me escuchas! –gritaba el gemelo mayor lanzándole frascos de leche condensada al otro.

-¡Son mis postres! –Reclamo el otro -¡Míos! ¡No tuyos!

-Lo hago para cuidarte estúpido –dijo sacando cada envase –si no limpiaba tu chiquero no me hubiera percatado de todo esto –señala una nevera pequeña -¡en que momento compraste ese montón de leche condensada y ni me interesa en lo absoluto.

-¡Entonces si no te interesa! ¡Déjalos donde estaban! –Grito Kanon agarrando un sartén para luego sacar un frasco de cerezas –y como te has metido con mis cosas ¡yo haré lo mismo!

-¡No te atrevas alimaña! –Dijo Saga agarrando otro sartén –te aseguro que si te metes con mis cerezas te aseguro que tu cabeza terminara como un saco de pudin vencido –amenazo, pero Kanon sin duda no le había escuchado y rompió aquel frasco -¡Hoy si! ¡No será ninguna enfermedad que te mande al otro mundo seré yo mismo! –exclamo para comenzar atacar a su gemelo quien sin duda no se dejaría vencer con facilidad.

Cuarentena DoradaWhere stories live. Discover now