Capítulo 57. Internet explorer.

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*Tunat_Lacunza acaba de añadir contenido a sus historias*

Una foto del cielito, atardeciendo ya, y una canción de Álex Ubago, Temblando, cortada en la parte en la que dice: temblando, con los ojos cerrados, el cielo está nublado, y a lo lejos tú... 

La canción más triste del mundo y a Alba Reche la pilló saliendo de la ducha tras la clase de zumba. Negó con la cabeza, muy digna, y decidió ignorarla, a pesar de que se le estaba formando un nudo en la boca del estómago de imaginarse a su poeta tan triste como para poner esa canción. 

*Alba_Pi acaba de añadir contenido a sus historias*

Una foto de la ristra de polaroids que tenía colgadas en su habitación, estratégicamente tomada como para que no se vieran las que Natalia había ido colgando de sí misma. Un trozo de Dákiti, cortada en la parte que decía: y de nosotros quién va a hablar si no nos dejamos ver... 

Natalia suspiró desde su piso, ya duchada y meditabunda. Se le estaba rompiendo el corazón a cada minuto que pasaba desde que su rubia le había pedido tiempo hasta que se decidiera a tirar para delante con lo que apenas acababan de empezar. Se le estaba rompiendo el corazón con cada canción que la rubia subía y que no era de amor, pues nunca imaginó que llegaran a estar así a su llegada a Madrid. Se le estaba rompiendo el corazón, como ya he dicho, y lo peor de todo es que se lo estaba rompiendo ella misma. 

*Tunat_Lacunza acaba de añadir contenido a sus historias*

La foto de un peluche que tenía por allí, de una nube que lloraba corazones, y una canción de Los planetas: no voy a decir que cuidaré de ti, ni siquiera sé cuidar de mí, es posible que sea yo quien necesite que lo salven, pero te quiero más que a nadie, de eso estoy seguro por mucho tiempo que pase... 

Alba bufó, tirándose en el sofá. Se subió las gafas y frunció el ceño. La canción era bonita, no lo podía negar, pero no pensaba bajar la guardia tan pronto. No, señora. Natalia necesitaba abrir los ojos a la absurdez en la que se había convertido su relación y, si no podía soportar el hecho de reconocer que estaba con ella delante de sus amigas, era mejor dejarlo estar ahora que los sentimientos no habían terminado de asentarse. 

Se la llevaban los demonios y no comprendía cómo era posible que su poeta estuviera siendo tan cobarde. No le encajaba con la idea que tenía de ella. Se sentía engañada, abandonada a su suerte por la opinión de unas amigas que, estaba segura, a pesar del choque inicial, aceptarían cualquier cosa que a Natalia le hiciera feliz, y ella estaba decidida a esforzarse en conseguirlo, aunque no tuviera mucha idea de cómo hacerlo. Justo cuando había tomado la determinación inamovible de ir con todo, había sido su morena quien se echara para atrás, y eso la tenía más enfadada que triste. 

*Alba_Pi acaba de añadir contenido a sus historias*

Una foto del libro de planetas que Natalia le intentó regalar meses atrás, y que aún estaba en su casa, para que no tuviera ninguna duda de que iba dedicada a ella, y otro trozo de canción: que si pudiera estar sin ti ya lo estaría, pero, ¿no ves que todavía me haces falta? No sé por qué, porque eres una mierda seca, pero te veo y la falda se me levanta... 

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