Capítulo 7/?

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—¡Lino, arriba!

Changbin tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.

Balbuceé entre la almohada, y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Bin me viera con los ojos abiertos.

Me llevé los puños a los ojos y comencé a tallarlos para despabilarme, luego abrí paso a un bostezo grande.

Me paré con pereza y abrí la puerta, Changbin estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador.

Me miró. —Ponte algo bonito, algo negro. A Felix le gusta el negro —dijo.

—Estás loco —musité y me di la vuelta para vestirme.

—Si quieres gustarle a Felix, ¡escucha mis consejos! —gritó desde la cocina.

—No quiero gustarle a Felix, ¡ni siquiera lo conozco! —me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación, increíblemente asombrado por el esfuerzo de Changbin por emparejarme.

—Sólo vístete, ¿sí? Ellos llegarán en cualquier momento.

—Eres perverso.

—Pero así me quieres.

Me sacó la lengua y me vi obligado a reír por el gesto infantil.

—Tonto —dije.

Me vestí con una remera blanca, unos jeans y un suéter verde, sólo por llevarle la contraria a Changbin.

A los pocos minutos oí el timbre sonar, y la fierecilla comenzó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Christopher.

Salí de mi habitación al escuchar el murmullo de las voces, y ahí junto al ángel, reposaba otro.

Su piel de caramelo mostraba las pecas esparcidas por su joven rostro, y el color miel de sus ojos artísticamente coloreados resplandeció con la luz del exterior. Su cabello, alisado y con un color gris platinado, estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre su nuca. Me sonrió, con sus labios rosados coloreados con brillo.

—Hola —musité.

—Minho, mira, él es Felix —me dijo Changbin, empujándome por el codo hacia el par de ángeles.

Extendí la mano para saludarlo y él respondió mi saludo.

—Hola —me dijo.

No estaba muy seguro, pero sentía dentro de mí como dos partes: una atenta a Felix, y la otra atenta a Christopher. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

—Bueno, ya que se conocieron, ¿a dónde vamos a ir? —preguntó Changbin.

—¿Quieren desayunar en...? —la voz de Christopher habló por fin, y yo, completamente me perdí en él.

Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que estos se aferraban a mantener la vista en Christopher.

Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron.

"¡Reacciona!" Me ordenó una voz en mi cabeza, entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

—¡Minho!

Changbin me sacudió.

—¿Qué? —musité, terriblemente desconcertado.

—¿Quieres desayunar algo típico de aquí? —me preguntó.

—Ah, sí —dije. ¿Cuánto tiempo me habían estado hablando?

Manuel de l'interdit [Banginho]Where stories live. Discover now