Capítulo 22/?

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Jeongin me esperaba afuera luego de media hora de haberle llamado. Reconocí su carrazo parando en frente de la banca de donde yo estaba, y agradecí que hubiera llegado ya, porque el pinche solazo me encandilaba los ojos bien machín.

Fui hasta él y abrí la puerta, pidiendo permiso antes obvi, y me senté en el asiento del copiloto, al igual que anoche...

—Volveré a Corea, Innie —sollocé.

—¿Qué? ¿Por qué tan pronto? —inquirió, más confundido que antes.

La voz se me atoró en el nudo de la garganta, impidiéndome hablar. Me sentía fatal de confesar mi pecado.

—Hice algo muy malo, Jeongin —admití.

Y quiso saber: —¿Qué tan malo pudo haber sido para que te obligue a irte?

Las lágrimas eran el vivo recuerdo de la noche anterior e incluso de esta misma mañana.

—Muy, muy malo.

—Por favor, Minho no me asustes así, ¿qué hiciste?

Lo miré, con los ojos empapados aún y mis labios temblaban con las palabras que estaban a punto de salir.

—Anoche me emborraché...

—Oh, vamos Minho, eso no es tan malo.

El alivio huyó de su rostro cuando continué hablando: —...y besé a Christopher —confesé, tratando de ahogar el nudo en mi garganta. Entonces se le desplomaron las cejas de sorpresa y desconcierto.

—¿Qué? —preguntó, incrédulo. Me llevé las manos a la cara, intentando al menos ocultar mi rostro avergonzado y las lágrimas que lo bañaban, ya no podía pararlas— ¿Besaste a Chris? ¿Pero cómo? ¿Por qué?

Sus preguntas sólo sirvieron para que el dolor me sucumbiera más, sin contar que la cabeza estaba por explotarme.

—¡Por estúpido, Jeongin! —solté, retirando las manos de mis rostro para elevarlas en modo de desesperación— Changbin se dio cuenta de que Chris ya no era el mismo y el domingo pasado al muy idiota de mí, se le ocurrió bailar con él en plenas narices de su novio. Debí imaginarlo, ¿sabes? Hasta la persona más estúpida lo hubiera reflexionado.

—Minho, tranquilo —me tomó del brazo y sentí su tacto cálido sobre mi piel—. Cuéntame con más calma y sin insultarte —me pidió.

Suspiré, yo no sabía cómo es que no esperaba que no me insultara a mí mismo. Me merecía todo clase de insultos habidos y por haber. Pero traté de tranquilizarme.

—Felix me lo dijo —continué—, y me pidió que fuera... Sensato, y lo primero que hago es ir a ponerme una peda bien buena para olvidar el dolor por romperle el corazón a mi mejor amigo, dime, ¿qué tan sensato es eso?

—¿Y cómo sucedió?

—Chris fue a buscarme al lugar cuando estaba borracho, me sacó de ahí y me hizo subir a su Mustang... Casi le confieso que lo amo —la voz volvió a quebrárseme—. Y luego de una ridícula discusión me quedé dormido. Cuando me desperté me di cuenta de que no estaba en el departamento de Bin, sino que en la casa de Chris, acostado en su cama —el recuerdo apareció nítido en mi mente, como si fuese una película que se estuviese proyectando con bastante claridad—. Él se acercó a besarme la frente para desearme buenas noches —ya no estaba tan seguro de que mi voz tuviera sonido, pero Jeongin seguía mirándome atento—. Sujeté su rostro entre mis manos y lo besé, simplemente lo besé.

Me perdí por un momento en el recuerdo.

—¿Y él qué hizo? —inquirió.

—No se apartó... ¡No se apartó! Yo tuve que detener aquello porque si no...

Manuel de l'interdit [Banginho]Where stories live. Discover now