Capitulo 1

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Me cago en la enfermera y en el estúpido doctor que está entre mis piernas en éste momento.

¿Cómo maldita sea podía doler tanto?

Moriré de eso estaba segura. Dios que dolor. Cuando comencé con los ejercicios de preparación las entrenadoras decían que dolía y aún más si eran gemelos pero ellos nunca dijeron que dolería tanto.

-¡Martina, puja! -gritó el doctor. Estiraría mis brazos y le arrancaría la cabeza si no fuera por que la vida de mis bebés está en peligro.

-Hijo de puta -murmuré antes de pujar por milécima vez en 10 horas.

-Vamos Martina, Leon o Diego estarán acá pronto -la enfermera habló mientras limpiaba las gotas de sudor que caían por mi frente. Miré a mi padre sentada en la silla a dos metros de distancia, ¿Por qué a mamá se le había ocurrido ir a ver a la abuela justo ahora? Papá estaba blanco y tenía las manos en su boca, ésto no me servía de apoyo.

-¡AAAAH! -grité lo más fuerte que pude. La presión que sentía allí abajo era jodidamente increíble, puje para tratar de calmar el dolor y me sentí vacía... bueno, algo. Giré mi cabeza volviendo a ver a papá que se encontraba de pie y afirmado de una silla.

-¡Vas bien cariño! ha salido uno.

¿Qué mierda sabía él del dolor que sentía justo ahora? ¡No iba bien! ésto dolía demasiado.

-Ese es Diego -dije con dificultad.

-Bueno, Diego es un niño muy lindo.

-Duele -murmuré a la enfermera que estaba a mi lado.

-Aumentaré la epidural ¿De acuerdo? Aún falta Martina tienes que estar tranquila.

Un minuto después el efecto de la anestesia se hacía cada vez más presente, me encontraba feliz de la vida.

-¡AAAH! -grité otra vez cuando sentí una presión.

-¡León viene Martina! -habló el doctor. Cuando estos niños crezcan les diré todo los días lo mucho que sufrí para que ellos estén con vida.

-¿Ahora? -pregunté. El doctor me miró extrañado.

-¿No te duele?

-¿¡Sí o no!? -lo hice ignorando lo que el doctor iba a decir. Me sentía viva otra vez.

-Vamos enfermeras, ¡lleven a estos dos muchachitos a su primer control! -gritó el doctor.

Y aquí vamos...

(...)

-¡Diego! -grité.

-Estoy acá mamá deja de gritar -gritó también recibiendo un golpe por parte de León.

-No le grites a mamá -gritó.

-¡Puedo hablar como yo quiera!

-Pues a mamá no.

-Sí.

-No.

-Niños basta -volví a tomar a Diego de la mano y seguimos caminando- Han estado juntos toda la vida, no  pueden pelear.

-Nueve años no es tanto -reclamó Diego fulminando con la mirada a León.

-Lo es, Diego. -Venir a ver un partido de Fútbol con dos niños de distintos equipos era siempre un desastre.

-¡Toma asiento León!

-¡No mamá! -gritó.

-¿Pueden dejar de gritarme? -grité- No es mi culpa haber tenido dos hijos de diferentes equipos.

Papá por Accidente.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora