Capitulo 18. Maratón 1/6

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HOLA!!! 

Se que le prometí subir ayer pero no tenia internet, así que aquí esta el maratón que les prometí que sera de 6 capítulos. Espero que los disfruten.

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-Mierda amigo aleja a tus pequeños de mis hijas antes que te arranque las bolas -dijo Xabiani mientras tomaba de su cerveza.

-Vamos Xabi no es como sí las pudieran violar acá -reí.

-Que lo hagan -gruñó.

-Si no son tiernos -apunté a León y Violetta jugando con la serpiente.

-No, que ese animal se acerque a mi hija y le entierro cuchillos ¿Entiendes?

-Después lo hace León contigo -reí- eso sería entretenido.

-¡Nos conocemos hace más de diez años y te ríes de mi muerte!

-Sí -tomé un trago de la cerveza.

-¿Y qué tal Martina? -preguntó- Te la tiraste ya o...

-Cállate -exclamé. León estaba a pocos metros y Xabiani no era nada disimulado para hablar- Y no -susurré.

-¿Estás jodiendo? -soltó una carcajada- Llevas una semana sin nada, nuevo récord amigo.

-Bueno, no todos acá nos encontramos a una mujer dispuesta a cumplir todas las malditas posiciones como la mujer con la que estas ¿Vale? Deja en paz a la mía -gruñí.

-La envidia no es buena -sonrió Xabi.

-¡Aush! -gritó Diego- Oye, que agresiva -gruñó mientras llegaba a mi lado tocándose el hombro.

-¿Qué paso? -pregunté listo para cualquier respuesta.

-Violetta me golpeó -se quejó. Fulminé con la mirada a Francesca que estaba en el regazo de Xabi.

-Controla a tu hija, Xabiani-dije tocando el hombro de Diego. ¡Esperen!- ¿Quién dijiste que te había golpeado? -le pregunté.

-Violetta.

-Diego... Las mujeres odian que le digan otro nombre -reí.

-¿De qué hablas? -preguntó confundido. Francesca gruñó en respuesta acurrucándose en los brazos de su padre.

-¡Papá, Diego me dijo Violetta! -lloriqueo la pequeña.

-Que estúpido es ¿Cierto? No te acerques más a él -dijo Xabiani con una sonrisa.

-¡Pero si ese es su nombre! ¿Cómo quiere que la llamé?

-Diego ella es Francesca no Violetta -hablé con calma.

-Oh.

-¿Qué pasa? -preguntó León con los brazos sobre los hombros de la niña- ¡Violetta! ¿Quieres? -le ofreció una coca-cola.

-¡León si sabe que es Violetta! -gritó enojada Francesca.

-Es que son idénticas -se quejó.

-Diego, Francesca tiene trenzas y Violetta no -rió León.

-¿Ves cómo siempre arruinas mi vida? -gruñó Diego mirándome.

Por favor, sólo quedaba un día.

(...)

MARTINA.

-Mira el de allá -saltó emocionada mi amiga apuntando a todos los chicos que estaban sin camisas.

-Bien, yo me voy con él y tu con el otro -dije. Dios el que me iba yo era un ángel.

-Suerte -dijimos a la misma vez.

Camine decidida hasta la camilla del chico que estaba haciendo los masajes, mi espalda ya dolía por el relajo máximo pero no me perdería la oportunidad de esas manos en mi cuerpo.

-Hola, hermosa -susurró sensualmente. ¡Su voz!

-Hola -dije con una sonrisa en mi rostro.

-¿Quieres qué te haga masajes?

-¿Qué más haces? -este hombre me ponía.

-Mucho gusto -estiró su mano y la acepte gustosa- Soy Jack.

-Martina -iba a morir.

-¿Y? ¿Quieres los masajes o de lo otro que se hacer? -dijo cerca a mí. ¡Ay!

-Sólo masajes, gracias -respondí con la imagen de Jorge en mente.

Tratar de parecer normal cuando el chico tocaba mi espalda fue difícil, en ocasiones abría la boca y espero que el no haya escuchado el pequeño gemido que de escapo de estos cuando su respiración chocó con mi cuello.

Al día siguiente me sentía malditamente feliz y extrañaba a mis chicos. Necesitaba volver a casa y abrazarlos hasta la muerte, con los masajes quedé tan relajada que nada en un millón de años me haría enojar otra vez.

(...)

JORGE.

Era domingo y Xabi seguía en casa con sus hijas, León estaba como loco con ese maldito animal y creía que darle de comer arañas estaba bien.

-Dormí como la mierda en ese sillón -se quejó Xabiani haciendo muecas por dolor de su espalda.

-Era eso o que Francesca durmiera con Diego desnudo.

-Ni hablar -bufó- ¿Sabes a que hora llegan las chicas?

-No.

-Creo que estoy queriendo demasiado a Mechi -tocó mi hombro.

-Con las cosas que hacen yo también la amaría, créeme.

-Oye, deja de fantasear con mi mujer.

-No, yo sólo fantaseo con una y ella está muy ocupada tratando de vivir con dos gemelos locos.

-¿Quieres una cerveza? -preguntó.

-Nos vamos a emborrachar con cuatro niños en una casa, me gusta -recibí la botella y di un gran sorbo.

-Papá -susurró Diego en mi oído.

-¿Qué? -pregunté.

-Shh, no quiero que el tío Xabi escuche.

-¿Que paso? -susurre.

-Acabo de recibir el mejor golpe de mi vida.

-¿Por qué?

-Intenté besar a Francesca y me pegó una patada... justo ahí -susurró. Contuve las ganas de reír en su cara e hice una mueca de dolor.

-Trata de besarla de nuevo y dile que es muy guapa -opiné.

-Eso está bien -susurró y volvió a correr.

El cielo estaba oscuro y tenía algo de alcohol en mis neuronas, estaba tan malditamente enojado con Francesca por no dejar que Diego la besara, que la llamé a un rincón y le dije que compraría todas las cosas que quisiera de las barbies si dejaba que Diego la besara. Entonces, me golpeó el hombro y me dijo que a la otra vez que le dijera cosa de niñas pequeñas me mataría. Le ofrecí dinero y una sonrisa se formó en su rostro. Diego y ella subieron las escaleras felices. Ese es mi hijo.

-¡Mira, papá! -gritó León con la serpiente en su cabeza.

-Genial -susurró Xabi.

Escuchamos la puerta abrirse y Martina apareció allí con una sonrisa en su rostro seguida por Mercedes. Corrió a mis brazos y dio varios beso en mi mejilla.

-Jorge me la he pasado de maravilla, muchas gracias -revolvió mi castaño cabello, sonreí y bese sus labios con rapidez.

-¿Dónde están los mejores hijos del mundo? -preguntó feliz con los ojos cerrados, al ver que nadie le respondió los abrió y vio a León con ese maldito animal en su cabeza.

-Fue papá-dijo nervioso León.

No recuerdo haber recibido un mejor golpe en mi vida.

Annelú.  



Papá por Accidente.Where stories live. Discover now