Cap 8

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El trinar de los pájaros, poco a poco logra despertarla de su profundo sueño.

Sus orbes granates; opacado por unas grandes ojeras que expresaban lo extenuada que todavía seguía.

Trata de moverse lento, para ponerse de pie, pero el ardor de todos sus músculos, se lo impedido; era increíble como hasta el mero hecho de respirar se le hacía insufrible.

Esto demostraba claramente que los entrenamientos de Rengoku Shinjuro, eran inhumanos; muchas veces, El mayor se desquitaba con ella; golpeándola y llevándola al límite de lo inhumano.

-Se está vengando de mí, me queda más que claro- piensa Youko en voz alta, con pesar y acompañado con muecas de dolor adornando su magullado rostro se pone de pie por fin.

Habían pasado eso de un mes desde que empezó el entrenamiento con Shinjuro, sin embargo; este parecía como si hubiera estado cinco meses entrenando sin descanso.

Youko, procede a caminar cojeando levemente, realmente si seguía así iba a morir de agotamiento.

-Con permiso- habla con un hilo de voz, abriendo la puerta del salón; donde se encontraba para su sorpresa Senjuro.

El joven Rengoku, la mira con tristeza; al ver el estado aciago que presentaba a la vista, el cabello con leves tonos rojizos ya casi llegaba a su cintura y este yacía muy desordenado, sus ojos con un tenue esplendor; representado como progresivamente estos se opacaban.

Senjuro la toma del brazo y la ayuda a sentarse, para luego ofrecerle una taza de té.

-¿El señor Shinjuro se encuentra? -Pregunta la chica con preocupación.

-No, como no te presentaste en la mañana al entrenamiento, se fue a comprar sake, por lo que todavía no ha regresado... Debe ser muy agotador, ser entrenada por mi padre; he visto como te trata en los entrenamientos-

-Se que solo quiere que me vuelva fuerte, para representar a la Familia Rengoku, me he puesto en su lugar y él... tampoco la ha pasado nada bien... agregándole que para el represento al que al parecer odia, no sabría descifrar sus sentimientos; siempre me esta gritando acerca del aliento solar, y ser la reencarnación de Yoriichi...jamás debí comentárselo, me trata como si fuera inmortal y como si estuviera al nivel de mi vida pasada- Se queja con cansancio, sorbiendo de a poco el té.

El rubio la escucha y la mira absorta en ella, provocando que la chica, llame su atención para sacarlo de sus pensamientos.

-Sen-chin, ¿dije algo malo? ¿Tengo algo en el rostro? -Pregunta curiosa.

El nombrado, se sonroja y se ríe cuando cae en cuenta que estaba mirando fijamente a la Tsuguko.

-Es solo que recordé la primera vez que llegaste, tu cabello no estaba tan largo y ahora mírate; estas toda despeinada- Vuelve a reír Senjuro, apuntando la presentación personal de la fémina.

Senjuro gatea hasta la pelinegra y comienza a acomodarle el cabello; dándole un orden completamente diferente a como ella lo llevaba.

-Solo debo ponerte unas cintas y estarás lista para ir a visitar a mi hermano- comenta el chico antes de dejar asombrada a Youko, por sus dichos.

El pequeño vuelve con un par de cintas de color rojas y naranjas, disponiéndose a amarrar el cabello de la pelinegra; dejando libres dos mechones de cabello en sus costados.

-Si que tienes razón Sen-Chin, jamás lo había tenido tan largo -reconoce, tanteándose el peinado.

-Ahora ve, mi hermano debe estar esperándote-

Los ojos de la chica brillan intensamente, debido a las lágrimas que nacían en ellos; por fin después de un mes completo podría ver por fin a Kyojuro.

La reencarnación del solUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum