Cap 5

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El actual pilar de la flama; enfunda su katana y suspira con cansancio, esta misión había sido extenuante, además se le sumaba que debía al entrenamiento intensivo con Youko él no había alcanzo a reponer sus fuerzas a su totalidad, pero aun así independientemente de su estado, debía seguir avanzando y completar la misión.

El cuervo kusagai, del rubio lo sobrevuela, y aterriza en su hombro.

—Veo que traes noticias— Infiere son una sonrisa cansada.

—La selección final ha acabado para Haganezuka Youko, ella se ha convertido finalmente en una cazadora de demonios y Tsuguko del pilar de la flama, ella ya se encuentra en la finca—grazna el ave de plumaje negro.

Un suspiro de alivio se escapa por entre sus labios, por fin podía estar tranquilo, el cansancio como por arte de magia, desaparece.

Era inexplicable parta él, hace muchos años que no sentía esta felicidad desbordante, felicidad que encendía su corazón.

Como su misión ya había finalizado, Kyojuro notifico a todo el cuerpo de exterminio que lo había acompañado; para que todos volvieran a sus distritos.

Sentía la profunda necesidad de llegar cuanto antes a su finca; para poder así ver a Youko, él confiaba plenamente en que ella lo lograría, pero irremediablemente siempre habría una preocupación.

Comenzó a correr, seguido del cuerpo de exterminio a su cargo; su idea era llegara a la estación del tren que conectaba este distrito con el distrito de la flama; para así llegara más rápido a su destino.

Ya en otro momento del día, en la finca de la flama; Youko se remueve; bajo las sabanas y nota como sus piernas pesan, con lentitud levanta sus manos y restriegas sus ojos, para luego tratar de enfocar su mirada.

Ahí estaba Senjuro; acostado sobre sus piernas; la chica se sienta y le sonríe mientras le acaricia la mejilla al menor de los Rengoku.

—Sen-chin, es hora de levantarnos... Sen-chin—llama reiteradas veces, tratando de despertar al chico, que al parecer había estado cuidando de ella mientras dormía.

El rubio se remueve un poco y mira por unos segundo a Youko.

Senjuro, se levanta y se disculpa reiteradas veces, mientras Youko trata de calmarlo y decirle que no había hecho nada malo.

—Lo siento mucho, no me di cuenta; solo recuerdo que vine anoche para verte y me dormir, lo siento mucho—

La risa de Youko, provoca que el niño se avergüence aún más, pero esta lo atrae hasta su pecho y la abraza con cariño y compresión.

—Todo está bien, muchas gracias por cuidar y preocuparte por mí—le susurra la chica; mientras le acaricia el cabello.

Ambos al cabo de unos minutos se levantan, para ambos hacer los quehaceres de la finca.

—Sen-chin no te preocupes, yo me ocuparé de la cocina— comenta Youko arremangándose las mangas de su yukata.

Al terminar de cocinar; lo primero que preparo fue una bandeja, llenándola de todos los platos variados que había preparado y se dispuso a llevárselo al mayor de los Rengoku.

Como nunca, se arrodilla; dejando la bandeja a su lado y levemente golpea el shoji de la habitación de Shinjuro.

—¿Disculpe, está usted despierto? —

Youko no obtiene respuesta por lo que, delicadamente abre la puerta, logrando apreciar el enorme desorden y desparramo de hojas de papel desperdigadas por el piso y encima de esto, Shinjuro se encontraba notoriamente; debido al olor, borracho, durmiendo en su futón.

La reencarnación del solOnde histórias criam vida. Descubra agora