Capítulo 31

2.3K 129 4
                                    


Todo parecía un sueño hermoso del que no quería despertar, «¿en realidad me merecía todo esto?». Era algo que me pregunta siempre, era extraño que ocurriera algo bueno en mi vida. Pero me había dado cuenta que haberlo conocido fuera una dicha.

Verlo sonreír, mientras disfrutaremos de esta hermosa velada mojados por el mar y bajo un cielo oscuro y estrellado. Era la cita perfecta, no necesitábamos lujos o cosas exuberantes, solo detalles que parecían simples pero eran los momentos más maravillosos de la vida, y con solo tenerlo a mí lado me podía conformar. Ya me estaba acostumbrando a estar así con él, ya estaba deseando vivir otro momento así junto a él. 

No quería que este sueño terminara, y es que eso parecía, un sueño del que nunca quería despertar. Ese hombre me tenía ya loca y perdidamente llena de amor por él. Temía confesarle mi amor, ya que sabía que no era correspondida de igual manera, solo el tiempo era el que podía llegar a decirme algún día, si él también sentía lo mismo por mí.  

Tendría que ser paciente, como me lo había dicho Karmín, y así lo iba hacer, de igual manera a penas íbamos comenzando algo entre nosotros, y había tiempo para eso.

Nuestra velada se fue en pláticas sobre su familia y sobre mis pequeños hermanos, me pregunto si estaban bien y que si necesitaba algo que no dudará en pedirlo. Por supuesto que no lo iba hacer, solo le dije sí para que olvidara ese asunto. Seguimos enfocados en otras cosas en la plática, mientras esperábamos a secarnos un poco, para poder marcharnos. 

Y es que ya era muy tarde, y él tenía que ir mañana temprano arreglar unos asuntos, sobre lo que me comentó de su padre. Aún no entendía, no comprendía muy bien eso, ¿cómo era posible de que alguien matará a un buen hombre? No lo conocía para saber eso, pero ha lo que me había platicado Karmín y Mara, supe que fue una buena persona, también Erick lo comentó, a pesar de haber dicho que en algunos momentos le hizo falta por estar más enfocado en el trabajo. 

Después de terminar nuestra charla animosa de nuestras familias. Nos ponemos de pie para ir nos, el me ayuda para llegar hasta el coche. El chófer sigue ahí esperando por nosotros, me sacudo la arena que traigo sobre el vestido y mis pies. 《Tendré que lavar muy bien esta ropa》

El regreso a la casa fue silencio, pero no incómodo, él tomaba de mi mano sentado muy apegado a mí, mientras que con su otra mano revisaba su celular. Creo que estaba mensajeándose con alguien porque se escuchaba el tono cada vez que llegaba una notificación, quizás sea del trabajo ya que lo noté muy apurado por responder. 

Al llegar me ayudó a bajar, seguía descalza, no quise ponerme los tacones porque aún traía algo de arena y no los quería ensuciar. Entramos tomados de las manos sonrientes. En eso doy un brinco del susto cuando noto alguien de pie junto a la escalera, y es que las luces estaban casi todas apagadas, solo se llega apreciar una luz leve al fondo de un pasillo.

Erick frunce la frente y entre cierra los ojos para enfocar la vista a esa sombra. Pero no nos damos cuenta de quién era, está que habla.

— Ya me había preocupado — es la voz de Karmín, camina un poco y enciende una lámpara de pie — Ya iba a llamar para saber dónde estaban — dice mientras pone sus brazos en jarra en su cadera — No creas que lo iba dejar pasar.

No sé que quiere decir, pero se que se lo dice a su hijo porque solo lo ve a él cuando habla. Erick solo resopla después de un gruñido.  

— Madre, no crees que ya estoy lo suficiente grandecito para que me estés vigilando — responde irritado. 

— Tú lo has dicho, ¡Tú, ya estás grandecito! — lo señala con un dedo — Pero ella — ahora me señala a mí — Se ve que es buena chica y que aún es muy joven 

Una Luz En Mi Oscuridad (SIN CORREGIR)Where stories live. Discover now