— Muchas gracias, Liam. — fue lo único que pronuncie, él sonrió y se alejó caminando.

— Piénsalo bien. — escuché que dijo antes de irse por completo.

Me quedé organizando algunas carpetas que me había pedido mi jefa antes de irse por la mañana. Por lo general yo estaba sola, solo veía a la mujer cuando llegaba por las mañanas y me entregaba el trabajo del día; no podía decir mucho de ella porque nunca habíamos tratado más allá pero era amable. Inesperadamente hoy había vuelto luego de que yo terminara con las carpetas, eran casi las 5 de la tarde.

— Hola, Lauren. — saludó ella con una cordial sonrisa.

— Hola, señora Donson. — respondí.

— Vine porque necesito que me hagas un favor. — la miré escuchándola. — Tienes que llevar esos libros a la facultad de medicina, salón 306. — dijo señalando una caja, enseguida la tomé. — Y debes quedarte allí toda la clase para cerciorarte de que devuelvan todos los libros porque no hay tiempo de llenar el formulario. En total son 38 libros. Después de eso puedes irte a casa, yo me quedaré cuidando el puesto. Ahora corre. — asentí y salí a toda velocidad hacia la facultad de medicina.

Entré en el edificio y subí hasta el tercer piso, comencé a buscar los salones y pronto encontré mi destino pero antes de ingresar revisé que estuviera bien presentada. Limpié un poco mis jeans, estiré mi pólera, até bien mis zapatos y acomodé mi cabello, tomé un suspiro y entré. Para mi sorpresa la cara de Valerie estaba allí, y para aún más sorpresa era la clase de Camila, sonreí al ver a mi novia.

— Buenas tardes. — saludé, los jóvenes respondieron al unísono.

— Buenas tardes, Lauren. Pasa, por favor. — escuché a la profesora y así lo hice, ella me señaló una silla para poner la caja y se fue un poco más adelante para comenzar con lo que parecía la explicación de la actividad que harían con los libros.

Yo miré y conté los libros antes de que fueran entregados para estar segura de que la cantidad total sí fuera 38.

— Lauren, espero no te moleste entregar los libros. — miré a la mujer. — Te pido ese favor.

— No hay problema. — contesté con normalidad y tomé la caja en mis manos para repartir.

No fue hasta que me volteé al público que noté la mirada de todos en mí a pesar de que la maestra Vega seguía explicando, tragué saliva porque sí me intimidaba bastante la mirada de todos, yo busqué los ojos de Camila y ella estaba debatiéndose entre mirarme y prestar atención, sonreí internamente.

— Tienen que compartir, muchachos. La información que necesitamos solo está en esos libros y no hay suficientes para todos, así que les agradecería buscaran una pareja para trabajar. — muchos bufaron, yo seguía esperando que se juntaran para repartir. — Solo es por hoy, lo prometo. — por fin hubo movimiento y yo comencé a entregar.

— Maestra. — escuché una voz masculina. — ¿Mi pareja puede ser la chica que reparte los libros? — miré al chico por primera vez, era uno de los que me había hablado esta semana. No dije nada y continué con mi trabajo.

— No, no puede. Y le agradezco que se calle y se siente si no quiere que lo saque de mi clase por indecente. — el tono fuerte de la mujer dejó el salón en completo silencio, lo único que se escuchaba eran mis pasos entre los puestos para entregar los libros.

La siguiente pareja era Camila y Nancy, yo me acerqué a ellas y fueron las únicas que miré detalladamente, les sonreí —en especial a Camila— y saqué el libro para dárselos. Mi novia lo tomó y rozó mi mano al hacerlo, sentí un cosquilleo en el estómago como la primera vez que nuestras manos rozaron cuando era repartidora y le entregué la tableta de firmas. Lastimosamente tuve que abandonarlas y continuar con la entrega. Cuando por fin terminé volví al frente y esperé que Valerie terminara de hablar, entonces me acerqué a ella.

Breathe || CAMRENWhere stories live. Discover now