Capítulo 2

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Lauren's POV

Salí del instituto bastante cansada, había sido un día difícil, tan solo en aquel día había presentado tres exámenes para los cuales había tenido que estudiar hasta altas horas de la noche y no había podido descansar muy bien. Aunque hoy por fin era viernes y no trabajaba los fines de semana, el cansancio me hacía pensar que la tarde sería eterna.

— ¡Lauren! ¿Quieres venir con nosotros al cine? — preguntó Ally, mi mejor amiga.

— No puedo, Ally, debo estar en la Oficina de Correos en solo una hora. — expliqué.

Mis horarios eran algo pesados pero no tanto como los de otros, entraba a las 8 de la mañana a la escuela y salía a la una de la tarde, luego entraba al trabajo a las 2 y de ahí hasta que terminaba de repartir entregas que redondeaban las 7 y 8 de la noche.

Ally insistió varias veces pero realmente no podía darme ese lujo, quería pero no podía. Aún así había logrado convencerme de llevarme al trabajo en el auto de nuestro amigo Troy. Al llegar agradecí y me dirigí adentro de las instalaciones para comenzar mi trabajo.

[ . . . ]

Aquella tarde había llovido y estaba empapada pero gracias al cielo siempre llevaba ropa de repuesto, me había acostumbrado después de varios episodios feos que pasé gracias a la lluvia y la nieve. Me puse unos vaqueros ceñidos, suéter color gris y zapatillas de deporte negras junto a mi beanie del mismo contraste.

— ¡Jauregui! — escuché que alguien me llamó y volteé a ver al señor Davis desde la puerta de su oficina en donde me hizo una señal para que fuese.

— ¿Sí, señor? — dije al entrar en la sala.

— Solo quería que recordases que desde el lunes comienzas a manejar la furgoneta hasta nuevo aviso. Las calles ya están muy cubiertas de nieve y no es seguro que andes en bicicleta, además que puedes pescar una peste por el clima. — avisó y asentí. — No olvides tus papeles. Hasta el lunes.

— Entendido, señor. Hasta el lunes.

[ . . . ]

En casa todo estaba como siempre, aunque hoy olía a aquel producto de limpieza por toda la casa por lo que sospechaba mi tía estaba de vuelta. Era la madre de Malcolm y ahora también casi la mía, el problema estaba en que trabajaba en un pueblo cerca de aquí pero lo suficientemente lejos para que no pudiese estar con nosotros en toda la semana sino hasta el viernes, no se podía dar el lujo de costear el viaje hasta allá todos los días.

— Te extrañé. — dijo para acercarse y abrazarme, cosa que correspondí. — ¿Cómo estuvo tu semana?

— Como siempre, tía, aunque a partir del lunes comienzo a manejar una furgoneta. — aquello era muy bueno porque ya no iba a estar muriendo de frío en la bicicleta o en la moto.

— ¿Y la escuela?

Me dediqué a contarle a mi tía todo lo que había pasado esa semana, desde los exámenes que tuve hasta la visita en la casa de los Cabello, ella me escuchaba atenta y de vez en cuando hacía algún comentario gracioso con el que me partía de la risa. Amaba hablar con ella, porque más que ser mi tía se comportaba como mi amiga lo que fortalecía nuestro lazo. Malcolm llegó una hora después con la cena, siempre hace eso los viernes porque sabe que mi tía vuelve. Él tenía 23, 3 años y medio mayor que yo, yo cumpliría 20 el próximo año. Era más grande que la mayoría en el curso en la escuela, sí, pero por distintas razones había tenido que suspenderla un tiempo y solo pude volver hasta que aquella beca apareció, sino no estaría estudiando.

Breathe || CAMRENWhere stories live. Discover now