Me abrieron la puerta a lo que pensé sería su camerino, fue una pequeña sala desierta que imaginé utilizaban los del staff para descansar. Me pasé diez minutos caminando de un lado a otro, dispuesto a tirar puertas si Hiroto no llegaba en los próximos dos minutos, como si lo hubiera invocado apareció en la puerta con mirada de sorpresa. Fue una de las visiones mas perfectas que he visto en mi vida, lo había visto incontables ocasiones arreglado para algún concierto o en la novela, ese día se veía diferente, más grande, incluso melancólico.

Le habían pintado el cabello de rubio, y estaba usando diamantina por todos lados, tenía ya puesta la diadema que servía como micrófono, varias capas de delineador sobre sus ojos. Aunque yo creía que se veía perfecto con su cabello despeinado, con su primera sonrisa de la mañana, como lo había visto muchas veces en mi casa. Abrió mucho los ojos al verme frente a él, jugueteaba con sus manos y miraba a todos lados sin saber muy bien qué hacer.

—Hola —atiné a decir, como si fuera lo más apropiado. Pensé por un momento que se me echaría encima y me molería a golpes, solo avanzó unos cuantos pasos hacia mi cerrando la puerta detrás de él.

—¿Qué haces aquí? —No sonó a un reclamo, me veía con ojos suplicantes.

—Sabes perfectamente que hago aquí, no podías romperme de esa forma y esperar que todo marchara a la perfección —no estaba enojado, quería explicarle con claridad lo que sentía—. No podías esperar que renunciara a ti tan fácil.

—¿Por qué? ¿No te bastó todo lo que te dije? —Se mordió el labio con urgencia.

—Claro que no —avancé, me detuve al instante—. Al principio pensé que tenía que olvidarte, pensé incluso en conducir hasta un limite y solo dejar que el auto siguiera su curso, al final creo que no pude irme de este mundo pensando lo que podría pasarte o cómo te sentirías.

—Eres un tonto —negó sonriendo ligeramente—, ¿cómo vas y piensas esas cosas? Y encima te pones a pensar en mi.

—Siempre estoy pensando en ti —dije sin una pizca de vergüenza. La sorpresa de Hiroto fue evidente, eran el tipo de cosas que me había cansado de ocultarle, aunque podía habérselas dicho mientras éramos cariñosos el uno con el otro, jamás le había hablado con tal seriedad respecto a lo que sentía. Hiroto abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, lo había dejado sin palabras—. Ya sé, que debo ser el mas grande tonto de la historia, y que estás harto de que te siga como perro faldero, es solo que no puedo evitarlo. Te amo, te amo tanto que siento que colapso si no estoy contigo, si no te tengo cerca el mundo es...

—Una fantasía —completó Hiroto sabiendo lo que iba a decir.

Asentí—. Si me ves solo como un hermano mayor, está bien. Solo quiero que sepas que yo no, jamás te he visto como un hermano menor ni un reemplazo de Takanori, te amo desde el primer instante que cruzaste palabra conmigo; aunque suene descabellado. El día del funeral de los Shiroyama, caí en cuenta que te amaría por toda la vida —dije rápidamente.

—Kyo...

—No, déjame terminar. Si me quieres mandar al carajo después, está bien; solo ya no me quiero guardar esto —tomé mi camisa y la arrugué cerca del pecho—. Siempre he creído que no te merezco, eres demasiado perfecto, talentoso, espectacular para ser mío nada mas; ¿viste la cantidad de personas que esperan por ti, allá afuera? Yo nunca he creído que sería capaz de igualarlas, me he sentido tan poco junto a ti que decidí callar todo, con tal de verte triunfar, la verdad tenía miedo de perderte, que no fuera real. Todas las personas que he amado, se han ido y a ti te he amado más que a nadie —pequeñas lagrimas se formaron en los ojos del cantante—. Es solo que me di cuenta que no hay manera en la que alguien te ame como yo lo hago; todas esas personas que te idolatran no te conocen como yo te conozco. No saben de esa sonrisa tan especial que tienes o la forma en la que tu risa suena cuando acabas de hacer una travesura, jamás podrían imaginarse como se arruga tu nariz cuando comes algo que no te gusta o tus labios se curvan cuando te acabas el helado que siempre hay en mi nevera para ti. Nadie mas que yo sabe que te dan miedo las películas de terror, pero te encantan de todas formas; nadie sabe que cantas cada que estás nervioso o bailas cuando cocinas...Yo sí, yo te amo con todas esas cosas, porque hacen de mi vida una existencia perfecta que nunca creí merecer, pensé que no merecía ser feliz contigo, pero yo ya era feliz contigo a mi lado, con solo oler tu perfume o sentir tu respiración cuando nos dormíamos en el sillón. Yo ya era feliz contigo...

2Fast, 2Beautiful [The Gazette]Where stories live. Discover now