Capitulo 13

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—Buenas noches, Meyrin Chan —sonrió

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—Buenas noches, Meyrin Chan —sonrió

—Buenas noches ojou sama, está aquí Sebastian? —preguntó nerviosa

—Si, ya se iba, verdad Sebastián?—pregunto, sin saberlo estaba corriendo al pobre Sebastián

El azabache le dio un tic en el ojo, pero cuando vio que aquella no lo había hecho a propósito simplemente sonrió y se retiró de la habitación.

____ recogió el vestido que estaba en el suelo y lo dejó en una silla, levantó las sábanas y se acostó, comenzaba a quedarse dormida, hasta que escuchó como la puerta se abría, una fragancia conocida hizo que la chica sonriera.

—¿Adrián?—preguntó, aquel peli gris sonrió y se metió bajo las cobijas abrazando a la chica, esta correspondió con gusto.

El peli gris había notado las intensiones del demonio, así que para asegurarse de que ___ éste bien decidió dormir con ella. Ahora se encontraba rodeando su cintura, oliendo el perfume de sus cabellos.

Realmente le encantaba esa sensación, tanta inocencia a esa edad era casi imposible de ver en esos tiempos.

(Menos ahora puercas)

Sino fuera por qué los dos saben de lo anormal diría que aquella chica estaba muerta, no respiraba al dormir, simplemente fingía estar viva cuando estaba despierta.

Los ojos verdes amarillentos del hombre observaron el rostro de aquella chica hasta bajar a sus labios, acercó lentamente sus labios a los de la chica para luego besarla, como si nunca más la volviera a besar, degustando el sabor que solo aquella boca le proporcionaba.

La chica despertó poco a poco correspondiendo el beso, acarició las mejillas del peli gris con ternura, abrió lentamente sus ojos encontrándose con aquel peli plata, ahora sus ojos eran como los de el, tan verdes y con tonalidades amarillentas.

La hora de trabajar había comenzado.

El peli gris se separó y volvió a besar a ___, le encantaba besarla sin previo aviso.

Era algo que disfrutaba, el acariciar su cintura y la espalda de la chica, asiendo que la piel de esta se erizará.

Bajaba dejando un camino de besos hasta su cuello, y de ahí besando lo más que podía.

En uno de sus besos mordió el cuello asiendo que un sonido sonoro escapara de la boca de la chica.

—A..Adrian...es hora de irnos...—comentó en en un gran suspiro para calmar el revoltijo en su estómago

—Está bien, te espero...—se separó de la chica besando su frente

La azabache se encaminó al baño, media hora después salió con un vestido arriba de la rodilla, era de color negro con gris, un saco de color verde oscuro, su cabello amarrado a una coleta alta.

𝓜𝓲𝓻𝓪𝓭𝓪𝓼Where stories live. Discover now