Capítulo 22 - Autoengaño

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–Entonces... ¿qué te ha pasado?

Elia dudó, con la vista fija en Lincoln. ¿Qué le contaba? Ni ella misma lo tenía claro, no sabía bien qué había sentido mientras hablaba con Peter, mucho menos con la intervención de Shuri. Había sido incómodo, eso desde luego, pero necesitaba centrarse.

–Pensaba que íbamos a tomar algo para que me despejase –le acusó.

–Yo solo dije que te invitaba a un café –le recordó. Elia pasó, cogiendo su taza y dándole un sorbo a la bebida–. Vale, perdón, si no quieres hablar es respetable.

–Gracias por entenderlo –ella lamió su labio, quitando los restos de café.

–Aunque tienes que entender que me preocupe –insistió.

–Puedo tirarte el café encima, tú verás –le amenazó.

–Boca cerrada –aseguró él y solo entonces Elia dejó la taza sobre el plato–. ¿Qué tal estás?

–¿Es esto otra forma de sacarme información?

–¡No, no! –exclamó, negando exageradamente–. Pero no me apetece quedarme aquí callado. Hace mucho que no hablamos.

Elia trató de relajarse un poco. Lincoln tenía razón, eran dos amigos que llevaban mucho sin hablarse, ella no podía estar a la defensiva . 

–Agotada con las investigaciones –resopló.

–Si solo fuera eso –sonrió Lincoln–. Estás a tope con todo lo que está pasando con Peter.

La chica intentó que su rostro se mantuviera impasible ante la mención de su nombre.

–Él también es mi amigo. 

Lincoln movió la silla, acercándose un poco más a ella.

–No eres responsable de lo que ha pasado –aseguró.

Elia no fue capaz de responder. Eso era cierto, pero había tantas cosas que había hecho mal, tantas decisiones en las que se había equivocado... Si hubiera reaccionado a tiempo podrían haberse ahorrado tantos desastres.

Si hubiera dicho que era imposible abrir un portal interdimensional sin generar terremotos.

Si no hubiera aceptado ir a investigar a Harry la noche del ataque a Praga.

Si hubiera impedido que Peter le diera las gafas a Beck.

Si hubiera llegado antes a Londres.

Tal vez si hubiera hecho alguna de esas cosas bien, Peter estaría tranquilo en su apartamente de Queens, viviendo con su tía y continuando con sus estudios. Al menos había reaccionado y estaba tomando clases en Wakanda, pero no era lo mismo

Incapaz de contestar, Elia bebió apresuradamente el café.

–Creo que debería irme –anunció, poniéndose en pie.

–Espera –Lincoln la retuvo–. creo que pasas mucho tiempo encerrada en el laboratorio –Elia fue a replicar cuando él continuó hablando–. ¿Confías en mí?

–¿Qué clase de pregunta es esa?

–Una que debes responder –contestó–. Prometo que no te pasará nada.

–No es eso lo que me preocupa –rebatió.

–¿Confías en mí?

Elia tomó aire profundamente, reteniéndolo antes de soltarlo todo en un suspiro. Un movimiento leve de su cabeza fue la respuesta que obtuvo Lincoln.

El Guardián siempre protege [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora