Capítulo 02.

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La mañana del dos de diciembre no se hizo esperar, Nathalie llegó temprano, más de lo usual, sentía que debía compensar su salida temprano el día anterior, como es su rutina habitual, entró en el atelier, dejo su bolso debajo del escritorio, colgó su abrigo en el perchero, encendió las luces del lugar, prendió la calefacción y con todo eso completado marchó a la cocina, allí preparo el café de su jefe, el desayuno continental del menor y su taza de té verde.

Finalmente se dirigió a las habitaciones, al primero que despertó fue a su jefe, cuando esté salió de su cama, se dirigió a la del menor, lo difícil venía ahora.

Despertar al modelo era una tarea totalmente titánica, primero abría las cortinas, dejando entrar la poca luz del sol, luego se sentaba en la punta de la cama, esperaba unos segundos y con su mano sarandeaba la espalda del muchacho al mismo tiempo que lo llamaba por su nombre, esto tardaba tres o cuatro minutos, tal vez cinco, con toda la furia siete, pero hoy, el joven se tardó dieciséis minutos en abrir sus ojos y despabilarse, cosa que saco de sus casillas a la teñida, terminando la acción con un fuerte grito.

─Buenos días a ti también─ bufo el chico al mismo tiempo que bostezaba

─Vamos prepárate que llegarás tarde─ replicó yendo a la puerta ─En diez a desayunar o tendrás que ir al instituto sin haberlo hecho─ sale

La mujer bajo las escuelas y en el recibidor se encontró con su jefe viendo por la ventana hacia el exterior, en la puerta, el cartero dejaba unas cartas, algo extraño, ya que todo lo que respecta al gran Gabriel Agreste se debía hacer vía e-mail.

─¿Todo en orden?─ mencionó la dama

─Hay un cartero en la puerta, dejando cartas─ contesto sin mirarla ─Car-tas

─Ire luego a revisar, es extraño, todo el mundo suele enviarle e-mail, está casa no recibe cartas desde─ guarda silencio

─No actúes como si fuese mala palabra. . .desde que Emilie murió que no llegan cartas a esta casa─ se girá y la mira ─Ire yo─ va hacia un pequeño armario al costado de las escaleras y saca una chaqueta polar color beige

─¿Seguro que puede con eso?─ desvía la mirada para evitar reír

─Hoy tienes un aire burlón. . .¿pasó algo anoche?─ se animó a preguntar

─Nada─ su voz fue apagada, hasta se podría jurar que triste

─Si necesitas hablar puedes hacerlo conmigo─ se coloca el abrigo y abre la puerta

─Lo tendré en cuenta señor.

Gabriel se encamina al exterior y ella huye cobardemente hacia la cocina para evitar continuar con la conversación, Gabriel al abrir el buzón se sintió un tonto, no había necesidad de que salga a la puerta, con precionar un botón, todo el correo habría llegado a su oficina sin que él haga el mínimo esfuerzo.

Después de tomar las cartas regreso al interior, descubriendo que su asistente había dejado el área, posteriormente guardo el abrigo y se fue al atelier para abrir los sobres.

Su sorpresa fue grande, una parte de la familia Agreste, lo estaba invitando a una cena familiar, en la postal decían que nada los haría más feliz que tenerlo la noche de navidad con ellos, el hombre escondió la tarjeta en su cajón y decidió ignorarla, no saldría por nada en el mundo de la comodidad de su hogar, y ni hablar de que ellos vengan; después de pensar, abrió el otro sobré, era un mensaje programado de Emilie, escribió la carta antes de fallecer y le pidió al correo que la entregara hoy, ahí le decía a Gabriel lo mucho que lo amaba, y le pedía que cuide mucho de Adrien y que lo consienta por ella, unas lágrimas comenzaron a escurrirse por sus mejillas, el hombre se para va hacia el tritura papeles que Nathalie tiene escondido a un costado de su escritorio y destrozó la carta, era hermosa, pero no podía permitir que Adrien la lea, eso podría entristecerlo mucho y no estaba en sus planes.

Alguien llamo a la puerta del atelier, el hombre se gira para ocultar su rostro permite el paso, el menor de la casa entra rápidamente y se para frente al inmenso escritorio.

─Padre, hay una fiesta navideña en el François esta tarde, es una tradición, quería saber si puedo contar contigo─ pidió con su voz temblorosa

─Lo siento Adrien, le diré a Nathalie que vaya en mi lugar.

─Pero padre.

─Sin peros─ lo interrumpió ─Tengo mucho trabajo, es Nathalie o nada─ sentenció

─Esta bien padre.

Se gira y corriendo abandona el lugar, al llegar a la entrada escucha como el celular de su tutora suena, está lo revisa y hace un gesto triste, ambos salen y suben al auto para partir con prisa al instituto.

─No hace falta que vengas─ hablo el de la nada

─Tu padre me asigno la tarea de acompañarte, debo hacerlo─ contesto sin verlo, iba entretenida admirando la nieve por la ventanilla

─Te relegó de la tarea, no voy a obligarte a hacer algo que ni mi padre quiere. . .

─Nadie me obliga a nada. . .iré porque quiero─ lo mira ─Si no quisiera. . .podría escapar fácilmente─ se sincero

─Voy a creerte, solo, porque no quiero estar solo, todos los padres estarán ahí─ suspira

La conversación quedó ahí, el auto arribo a la institución, el chico le dio la hora y los detalle y la mujer regresó a la mansión para adelantar trabajo y que su participación en la festividad del menor, no la atrasé demasiado.

 Miraculous: Una navidad anormal.Where stories live. Discover now