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Mae trataba de mantenerse activa para dejar de pensar en aquella propuesta, cinco días habían pasado desde la visita extraña, quería realmente enfocarse en su trabajo, tenía una columna por terminar del periódico y lo único que estaba en su cabeza durante toda la semana era a Bill bebiendo de su taza, la cual lavó y no volvió a usar, diciendo que quería que ella fuera su acompañante.

Bufo, sabía que no se concentraría si no se sacaba ese pendiente de la cabeza así que tecleo, vio su conversación totalmente vacía y comenzó a escribir.

"Quiero verte ..." y lo borro enseguida, ¿que estaba pensando? Eso se leía como que tenía otras intensiones con él, su mente ahora en blanco.

"Tengo una respuesta, ¿te veo en algún lado? O prefieres ir a mi apartamento... al fin ya te sabes la dirección." Pensó que eso era un poco más decente, lo envío y dejo que él decidiera.

"Te veo en tu apartamento, a las 8 ¿está bien? ... ¿quieres que lleve algo?"

"Esa hora es perfecta, no, no lleves nada, tranquilo."

La pelirroja negó, iban a ser unas horas bastante largas para ella.


La puerta se escuchó, ella se tomó su tiempo para dirigirse hacia ella, suspiró antes de abrir y verlo con una sonrisa bien puesta en la cara.

— Hola Mae — se acercó para besar su mejilla — ¿qué tal tu viernes?

— Hola Bill — le sonrió — bien, creo, no estuvo mal ¿tú?

— no me puedo quejar, aunque se me hizo más largo el día de lo normal desde que recibí tu mensaje — se encogió de hombros

— ¿quieres pizza? — cambio de tema — compre para cenar y en la nevera hay un par de cervezas

— ¿tú tomas? — frunció el ceño desconcertado

— no, bueno poco, pero las compré para ti

Casi se da un golpe en la frente al soltar esas palabras, él supo del "error" que había comentado cuando está cerro los ojos deseando retroceder unos segundos.

— gracias — se dirigió a la nevera — ¿sacó algo para ti?

— el jugo de manzana — casi deletreo — por favor

Mae se sentó en el sofá, su mesita de centro sería el lugar adecuado para cenar y hablar de la situación, Bill se dejó caer en el mismo ofreciéndole el juego, la joven abrió la caja de pizza para tomar un trozo y que su acompañante lo hiciera también.

— entonces ... ¿qué has pensado? — Bill le dio una mordida a su pedazo de pizza

— creo que es buena idea — sonrió y encogió de hombros

— ¿de verdad? — Bill abrió los ojos con sorpresa

— sí, me refiero a que eres alguien que conozco y en parte también te estaría ayudando — una mueca apareció en su rostro — lo que no se es porque fui la primera opción

— te lo dije, te tengo la suficiente confianza como para pedirte algo así — sonrió de lado — ¿qué tal las fechas de tus compromisos? las mías todas son antes de la de Eija

— ¿sí? Las mías también — Mae intento recordar — sí, todas

— ¿quieres comenzar? Podríamos hacer un calendario que nos ayude a ambos, anote las fechas de mis compromisos, por si aceptabas

— el domingo viniste a que yo te diera un si ¿verdad? — Mae amenazo con el dedo

— no te lo puedo negar, esperaba que estuvieras de acuerdo desde el primer segundo — tapó su cara en señal de vergüenza — no por lo que piensas, pero ibas a aceptar a Sam, necesitaba ganar tiempo

Plus One Where stories live. Discover now