Epilogo.

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Bill habia estado pensando en esto desde hace un par de semanas atrás, estaba muy nervioso ante la respuesta que tendría Mae, su propuesta podría ser mal interpretada o que la pelirroja pensara que iban demasiado rápido.

Llevaban 6 meses de relación, los mejores 6 meses en mucho tiempo para ambos, todos se limitaban a decir que parecía que llevaran toda una vida juntos, de alguna forma eso los hacía sentir más seguros de su decisión, aunque Bill tenía muy presente que aun así alguno se atreviera a oponerse, ellos seguirían juntos.

—¡Estoy lista! – dijo Mae saliendo de su habitación con un vestido negro entallado — ¿es muy formal? ¿muy corto? Puedo cambiarlo si es así

—¿Qué? ¡no! Es perfecto, tú siempre te ves perfecta – se levantó del sofá para poder besarla

—¡adulador! – le dio otro beso pequeño — ¿ahora si me dirás adónde vamos?

—es una sorpresa – Bill hizo un puchero – bueno, realmente no es una sorpresa el lugar, pero si lo que sucederá ahí

Mae frunció el ceño, comenzaba a asustarle el tipo de "sorpresas" que tenía Bill para ella.

—no nos meteremos a una secta o algo parecido ¿verdad? – dijo ella después de unos segundos

—¡Mae!

—solo me aseguro – levanto sus manos en señal de rendición – vale, vamos entonces al lugar misterioso

Bill negó divertido, estaba asustado, pero ella hacía que todo mejorara y que lo tomara con calma. Después de un viaje de 30 minutos, llegaron a uno de los restaurantes favoritos de Mae, quien sonrió enternecida cuando él la ayudo a bajar.

Después de ordenar lo que solían ordenar, Bill empezó a ponerse un poco extraño, veía a todos lados y se movía constantemente en la silla, Mae intentaba adivinar que pasaba por su cabeza, pero realmente no entendía que estaba sucediendo.

—¿Qué tienes? – le pregunto cuando trajeron el plato principal — ¿Por qué estas actuando así de raro?

—¿raro? No, yo no actuó raro – se metió una porción del platillo a la boca – para nada

—claro y yo soy Megan Fox ¿no? – bufo

—ahí te equivocas – la señalo con el tenedor – eres mucho más guapa que Megan

—¿ves como si te pasa algo? Ya estas delirando – lo vio directo a los ojos – dime...

—tienes que esperar un poco más para saberlo, pero será esta noche, lo prometo – le aseguro con un puchero en su boca

Mae solo atino a encogerse de hombros, no le diría ahí mismo y seguiría comportándose raro así que mejor decidió ignorar el comportamiento de su novio y continuar con su cena mientras él le contaba cosas de conspiraciones.

—ya pedí el postre – le dijo Bill antes de que ella pudiera pedir la carta – es que es especial, sé que te gustara

—Bill ¿Qué demonios está pasando? – Mae comenzó a sentir un escalofrió por todo el cuerpo

—nada, solo que quería sorprenderte, es tu favorito, pero tiene algo que lo vuelve único y especial – sonrió nervioso

El mesero se acercó con los dos platos, el de ella estaba cubierto, agradecieron y cuando volvieron a quedarse solos Bill se aclaró un poco la garganta.

—espero que esto no se mal interprete de ninguna forma, pero quería hacerlo porque creo que vendría muy bien a nuestra relación, es un tema complicado y entenderé si no quieres, pero de verdad me encantaría que me dijeras que si

—¿Qué si qué? – Mae estaba temblando – Bill explícate

Bill levanto el domo que cubría el plato de Mae, la cual dejo salir todo el aire que había estado conteniendo todo ese tiempo, el color volvió a su rostro, ella se preparó para todas las posibilidades, aunque realmente no se esperaba algo como eso.

—¿Quisieras vivir conmigo? – Bill leyó lo que ponía en el plato

Ella intercambiaba la mirada entre el postre y Bill quien comenzaba a preocuparse por la nula reacción de su novia.

—¿Mae?

—¿esto era lo que te tenía nervioso? – Mae con la voz temblorosa

—sí, no sé cómo lo tomes, quizás quieres tu espacio, no quieres hacer esto hasta que estés completamente segura y que haya pasado más tiempo – busco su mano para entrelazarla -- ¿entonces?

—Bill... obviamente que quiero vivir contigo, tonto – se limpió una lagrima que logro salir – sí, sí quiero que compartamos una casita y que sea nuestro hogar

—¿de verdad?

—claro que si amor

El sueco se levantó de su silla para arrodillarse y abrazar a Mae quien estaba aun un poco temblorosa, Bill tomo la cara de ella entre sus manos para comenzar a dejarle pequeños besos en sus labios, los intercalaba con "gracias" y ella no dejaba de sonreír por la emoción de su novio.

—Te amo – él seguía con su cara entre sus manos – te amo mucho

—mi amor, yo también te amo mucho

Los comensales que aún estaban presentes en el restaurante aplaudieron sin saber que no era una propuesta de matrimonio, Mae sintió las mejillas arder mientras que Bill se aseguraba de agradecer y sonreírles a los mismos.

—espero que jamás se enteren que no me propusiste matrimonio – sonrió la pelirroja

—sí, bueno... ¿sabes que a ti te gustan mucho dos postres de aquí no? – Bill aguanto la risa cuando vio la cara de su novia – no, no tranquila, una propuesta a la vez

—gracias, de verdad, lo agradezco

El postre lo disfrutaron de una manera diferente, un Bill menos nervioso y una Mae un tanto incrédula de todo lo que estaba pasando en su vida, pero estaba segura de que jamás se habia sentido tan feliz como en ese momento.


Un mes después y sin encontrar la casa que se adecuara a las necesidades de ambos, decidieron que pondrían en renta el apartamento de la pelirroja y ella se mudara a la casa del sueco, en definitiva, querían vivir juntos y no encontrar aun la casa ideal no se los iba a impedir.

—¿esta es la última? – pregunto Bill entrando con una caja en sus manos

—así es, que fuerte eres – Mae se la quitó de encima para colocarla en el piso – creo que nos merecemos un descanso ¿no?

—¿en que está pensando esa cabecita tuya? – se acercó a ella con una sonrisa

—no en eso, dije descanso – deletreo – más bien ¿en que estás pensando tú?

Bill levanto ambas manos como rendición, aunque eso no le impidió bajarlas en un ágil movimiento y atrapar a Mae de la cintura haciendo que sus cuerpos quedaran juntos.

—¿película y pizza? – sugirió la pelirroja

—ese plan me gusta, solo tengo una condición – levanto a la joven de la cintura para que sus piernas rodearan la de él

—¿Cuál es esa condición? – Mae arqueo una ceja -- ¿es una propuesta indecorosa?

—muy indecorosa – ambos rieron – que veamos "Buscando a Nemo" y cada que haya un pez en la pantalla nos besemos

—¡estas demente! – Mae se comenzó a reír – pero acepto

Bill hizo con un solo brazo la señal de victoria, ya que con el otro sostenía a Mae, se arrojaron al sofá para buscar dicha película, sin darse cuenta el acuerdo habia sido olvidado y ambos disfrutaban del filme, eso sí, acurrucados.

Mae jamás tuvo dudas de que él era a la persona que quería para el resto de su vida y Bill, aunque un poco tarde se dio cuenta que también era donde quería estar, junto a ella y nadie más que ella, beso su frente cuando noto que estaba profundamente dormida en sus brazos, se acomodó de una mejor manera y terminaron aquel día de mudanza durmiendo juntos en el sofá.

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