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Pasaron dos días desde aquella cena, Mae acababa de salir de la ducha cuando la puerta se escuchó, no estaba esperando ningún paquete así que quizás era una emergencia.

— ¿quién es? — cuestionó sin ver por la mirilla

— soy yo, Bill ... el hermano de Eija — se aclaró la garganta

Al escuchar esto tuvo que ver con sus propios ojos que no estaba siendo parte de una terrible broma, el castaño se balanceaba en sus pies mientras esperaba alguna respuesta proveniente desde dentro.

— ¿que necesitas? — sintió las mejillas arder

— ¿crees que podemos conversar? Prometo no quitarte mucho tiempo

— dame un minuto

Mae corrió a su habitación, se colocó lo primero que vio en su armario, estaba desnuda y no pretendía que el hermano mayor de su amiga la viera enredada en una toalla solamente, cuando estuvo lista corrió de nuevo hacia la puerta.

— Hola — dijo en cuanto abrió — perdón, acababa de salir de la ducha

— ¡oh! — Bill se rascó la nuca — perdona, si quieres vuelvo más tarde u otro día

— no, no ... pasa

La joven se hizo a un lado para dejarlo ingresar, Bill jamás había estado en el apartamento de ella, era amplio para el lugar donde se encontraba, fotos por todos lados de amigos, familia, libros de ficción y misterio en los estantes, un sofá gris en forma de L, la cocina perfectamente limpia, al ser un espacio totalmente abierto podías divisar todo lo que incluía su hogar, la pelirroja tosió al ver que el castaño curioseaba con la mirada.

— ¿quieres algo de tomar? — dijo para no volverlo más incómodo — café, quizás

— sí, lo que tú tomes está bien — sonrió

— y ¿a qué debo tu visita? — Mae se dirigió a la cocina para poner la cafetera — si me dejas decirlo, es raro

— lo sé, me lo pensé mucho si te soy sincero — tomó asiento en un banco alto en la barra que dividía la cocina de la estancia — no sabía si era buena idea, pero creo que no pierdo nada con intentarlo

Mae frunció el ceño al escuchar esas palabras.

— ¿a qué te refieres? — dijo ella sacando unas tazas — ¿qué vas a intentar?

— el día de la cena, cuando Eija nos comentó de su compromiso tú mencionaste que tenías muchas bodas y que una de ellas necesitabas acompañante por algo de tu abuela — intentaba decirlo con suficiente calma — y yo también tengo unas cuantas bodas a las que tengo que asistir

La pelirroja no entendía hacia donde se dirigía esta conversación, asintió mientras servía el líquido negro y se lo deslizaba por la misma barra.

— quería proponerte algo — continuó el castaño

— dime ...

— yo te necesito, tú me necesitas — dijo esto lo más rápido posible — ¿crees que podamos ser el "plus one" del otro?

— tú me ... ¿que? — Mae casi se ahoga con su café — perdona, ¿escuche bien?

Bill sonrió, parecía que ella estaba totalmente desorientada, como si fuera un pequeño conejo y él hubiera deslumbrado su camino con una fuerte luz.

— ¿Eija te mando? — continuó la pelirroja

— no, Eija no sabe que estoy aquí — negó varias veces con la cabeza — solo me gustaría que tú me acompañes a los compromisos que tengo y yo acompañarte a ti — se encogió de hombros— podríamos hacer una especie de contrato si es lo que necesitas, establecer fechas, horarios, lo que quieres que yo haga ... lo que sea

Mae se quedó en silencio, tenía que procesar todo lo que Bill acababa de decirle, por su parte el castaño la veía expectante, llevaba años de conocerla pero jamás se detuvo a observarla con detenimiento, esas pecas que tenía por toda la cara pero que se solían concentrar en sus pómulos y nariz, las largas pestañas, sus ojos color miel, la taza cubría media cara, sus manos tan blancas que podías ver sus venas a través de estas, "¿se muerde las uñas?" Pensó.

La joven Parsons bajó lentamente su taza hacia su pecho, Bill estaba tan perdido observándola que no se dio cuenta que ella también lo hacía, aunque para ella era fácil, se enamoró de él a una corta edad y se sabía a la perfección sus facciones.

— entonces ... ¿qué dices? — Skarsgård salió de sus pensamientos

— no lo sé, la verdad es que no me esperaba para nada esto

— sé que es extraño, pero también creo que serías a la única que le tengo la suficiente confianza como para pedirle algo así — Bill hizo un intento de sonrisa

— ¿me dejas pensarlo? — Mae no sabía que más contestar

— sí, sí, claro — este asintió para después darle su último sorbo a su taza — ¿tienes mi número?

Mae negó, ¿para qué iba a tener ella su número?, busco una hoja y un lápiz en los cajones, este escribió rápidamente el número y lo deslizo hacia la pelirroja.

— cualquier cosa que necesites, llámame — le guiño — aunque no sea en referencia a la propuesta

— lo haré — le sonrío un poco apenada — espero tenerte una respuesta pronto

— ojalá sea positiva

Bill se acercó para despedirse, el cuerpo de Mae dio un pequeño brinco cuando este chocó su mejilla con la de ella, todo esto estaba siendo demasiado extraño.

Vio salir al castaño no sin antes volver a despedirse con un ademán de mano, llevó su mano derecha hacia su brazo izquierdo para poder pellizcarlo, ¿qué diablos acababa de pasa?

Intento que esta extraña visita se quedara en el olvido, estaba pensando en cualquier posibilidad de que fuera una broma, de que Eija lo hubiera convencido de invitarla o que realmente estuviera drogado, porque a esas alturas ya no le sorprendería nada.

Bill por su parte salió con una gran sonrisa de aquel edificio, si bien no había obtenido la respuesta que esperaba ese día sabía que Mae le daría un par de vueltas, pero terminaría accediendo o al menos eso esperaba.

Sabía que las cosas con ella no habían ido del todo bien al principio y se volvieron aún más tensas cuando la preadolescente le confesó su amor frente a sus amigos, pero eso había quedado en el pasado, se disculpó y estos últimos años ambos tenían una relación bastante cordial, lo que había dicho era cierto, no tenía confianza como para pedirle algo así a ninguna otra persona que no fuese ella.

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