Capítulo 01

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Primero de diciembre en toda Francia, comenzaba la época del año más esperada, todo el mundo empezaba con los preparativos de la noche más anciada, y para suerte de todos la mansión Agreste este año no sería la excepción, Nathalie Sancoeur quería darle la mejor navidad que su protegido Adrien podría tener después de los horribles acontecimientos que vivió.

Así que con la ayuda de su gran amigo Gorilla el guardaespaldas, sacaron todas las decoraciones que había en el ático y se pusieron manos a la obra.

─Señorita Sancoeur, ¿no le parece algo pronto para empezar a decorar?.

Hablo el excéntrico diseñador parado en la cima de la escalera, tales palabras tomaron tan de sorpresa a la mujer que dejó caer una de las decoraciones, el hombre se asustó y bajo al encuentro con ella, el adorno era antiguo y de vidrio, así que temió por la integridad de la mujer.

─Lo lamento señor─ se agacha

Ante la mirada del platinado empieza a juntar los vidrios rotos, lo hacía con tanta rapidez que en un pequeño descuido se cortó uno de los dedos, dejando caer las piezas ya recogidas.

─Nathalie─ el se agacha y toma sus manos ─Deja eso─ la ayuda a levantarse ─¿Estas bien?

─Si─ la suelta ─Fui descuidada solo fue un leve tajo

─Ven─ sin soltarla camina con ella hasta el atelier, ahí la sienta en una silla, el camina hasta su escritorio y saca una caja ─Debes tener cuidado, o podría infectarse y ser un problema─ se acerca a ella y cubre el dedo con una gasa, la mujer da un brincó

─¿Que es eso?.

─Desinfectante─ dice serio, luego aplica fuerza en el dedo ─Antes de ser diseñador mi padre me obligó a iniciar un curso de medicina, no soy médico, pero conozco lo que puede hacer una inofensiva cortada─ le indica que se sostenga, vuelve al escritorio y regresa con una cinta hipoalergénica, envuelve el dedo y se sienta tranquilo ─Con eso estás fuera de peligro

─Podia haberlo hecho yo misma.

De fondo el hombre guarda la caja en su cajón, y se girá dándole la espalda a la ejecutiva.

─Por una vez solo quise hacer algo por ti, tu vives haciendo cosas por nosotros. . .

─Gracias─ mira el suelo

─No Nathalie, yo debería ser quien agradezca, está casa se mantiene en pie por ti, mi hijo es un gran muchacho y eso es gracias a ti, no me alcanzan las acciones para demostrar mi gratitud.

─Es mi trabajo después de todo─ se excuso

─Haces mucho más, que solo para lo que te contrate─ mira el cuadro de su esposa ─En mis momentos más oscuros fuiste mi luz, y eso jamás dejaré de agradecerlo, podría haber caído a un precipicio, pero tú sostuviste mi mano

─Insisto que para eso me contrato─ se levanta

─Esta bien─ se rinde

─Seguire con las decoraciones─ camina hacia la puerta ─¿Necesita algo?

─Cuando termines, tráeme un café negro por favor─ dijo relajado

Ella sale y regresa a la entrada, estuvo allí decorando todos los espacios durante un buen rato; para cuando Adrien llegó, la casa entera lucia el espíritu navideño en todo su esplendor.

─Guau─ dijo asombrado

─Bienvenido Adrien─ saludo la ejecutiva apareciendo desde un costado, cubierta de guirnaldas y brillantina

─¿Tú hiciste todo esto?─ la mujer asiente ─Te felicito─ sonríe con amplitud ─Todo está bellísimo, gracias─ ante un impulso se acerca a ella y la abraza, la teñida se sorprende pero corresponde al fin

─Deje lo mejor para el final─ musitó separándose de el ─Cuando quieras, podremos decorar el árbol

─¡Vamos ya mismo!.

Lanzó su mochila y corrió hasta la sala en donde estaría el enorme árbol, Nathalie sonrió y fue detrás de él; los dos pasaron las siguientes tres horas, poniendo los adornos y las guirnaldas, fue una tarea titánica, pero dio sus frutos, lo último que faltaba era poner la estrella en la punta.

─No alcanzó Nathalie─ se quejó el rubio ─Y no me voy a subir a una silla

─Yo tampoco alcanzó─ suspiro rendida

Mientras estos se debatían que hacer, Gabriel paso por ahí con una taza de café en mano, su asistente se tardó tanto, que se harto de esperar y fue el mismo por la infusión, bajo la excusa de que también serviría como un corto receso, inevitablemente escucho la conversación de estos y al entender el problema, entro sin ninguna duda.

─Yo me encargó─ agarra la estrella que sostenía Nathalie, los dos presentes se sorprenden, y este coloca el adorno en la punta sin ningún tipo de esfuerzo ─Listo─ mira a los contrarios

─Gracias padre─ el rubio se acerca a él y lo abraza 

─De nada─ contesto serio

─¿Señor necesita que haga algo?.

Preguntó la de ojos color celeste apenas vio que padre e hijo se separaron, el hombre aún con la taza en la mano, pensó unos segundos y después negó.

─¿Podría retirarme antes?.

Soltó con miedo, en veinte años trabajando en esa casa, jamás había pedido algo tan osado como salir antes del trabajo; el diseñador se sorprendió un poco, pero finalmente terminó accediendo.

─Claro Nathalie, ve, no te preocupes─ contesto tranquilo

─Se lo agradezco de verdad.

Sin argumentar otra palabra, la mujer fue al atelier, tomo su bolso, descolgó del perchero su abrigo y caminando a paso apresurado se fue de la mansión, sin darse cuenta que dos pares de ojos la observaban desde una ventana.

Padre e hijo seguían atónitos ante el accionar de la mujer, pensaban y pensaban pero no se les ocurría ninguna idea sobre lo que podía estar pasando; cuando la figura de la mujer abandono por completo el campo visual de ambos varones, estos se retiraron cada uno a su respectiva habitación, el mayor, olvidó el asunto por completo, pero el menor, decidió que mañana indagaria, su asistente es la mujer más reservada y misteriosa que existe, y saber más sobre ella, le encantaba.

 Miraculous: Una navidad anormal.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin