Capítulo 05

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Kimetsu No Yaiba
"Extravagante"

—¡Keitaro-sama! No puede ingresar a la reunión de los pilares. ¡Usted necesita atención con urgencia!

—Keitaro... —suspiró divertido.

Oyakata volteó a pesar de su poca visibilidad para encontrarse con aquel joven de ojos ciruela, hijo del hombre que desea asesinar. A cambio, los demás, se vieron afectados por los gritos de los kakushi, quienes fueron reconocidos al instante por Shinobu Kochou.

Los pilares levantaron la cabeza del suelo para encontrarse con el poseedor de aquel aura extrañamente peligrosa pero pacífica.

En esos momentos la apariencia de Keitaro le jugó una mala pasada debido a la sangre que mantiene en todo el cuerpo. Su cabello desarreglado en aquella coleta caída; vestimentas sutilmente húmedas y rostro inexpresivo observaron a Ubuyashiki con molestia.

La primera emoción que Kagaya ve en el chico de baja estatura y pocas palabras, tal parece que será un punto y a parte para todos.

—Es un bonito día, mi niño, Keitaro. ¿Qué te trae por aquí? —cuestionó en un tono tenue haciendo que ella frunza el ceño.

—Haz que Rengoku vuelva —ordenó con potencia, la cual sorprendió a todos.

—No puedo obligarlo, Keitaro. Así mi deseo sea que Shinjuro vuelva con nosotros no puedo ir en contra de sus deseos, por favor, respeta su posición —respondió antes de voltear y enseñarle a sus hijos—. Salúdalos. Ellos son los pilares, mis hijos.

La mirada ciruela analizó con prepotencia a esos que se encuentran de rodillas antes de volver la vista a su "patrón".

—Es extraño ver esta clase de comportamientos en ti, Keitaro, ¿qué sucedió?

—Convence a Rengoku para que vuelva, sino voy a marcharme de aquí y me haré cargo de Muzan por mi cuenta. No te necesito, Kagaya Ubuyashiki —escupió entre dientes.

—¡No seas insolente! ¿Quién eres tú, mocoso, para hablarle de esa manera a Oyakata-sama?

Las pupilas de Keitaro se rasgaron como las de un gato cuando su vista chocó con la de aquel sujeto de cabellos plateados.

—Cállate. No pienso oír a un mocoso como tú.

Sí, así es. Keitaro está fuera de sí porque no comprende las emociones que se avivaron en su pecho.

"Esto es molesto."

—Discúlpeme, Oyakata-sama —murmuró un desquiciado Shinazugawa, pero la sorpresa tocó su puerta de forma... impresionante.

—¡Extravagante!

Keitaro esperó que Shinazugawa se acerque a su posición para luego endurecer su puño y en un golpe secó acariciar la espalda de él. En resumen, Sanemi quedó enterrado en el suelo de madera, según Uzui Tengen, un noqueo extravagante.

—Te lo advertí. No pienso oír a un mocoso como tú —confesó—. Trae a Rengoku —demandó antes de voltear y marcharse.

Las puertas se cerraron a su espalda y detrás de él lo seguían los kakushi con insistencia para atenderlo.

—Me lamentó profundamente el hecho de haberles ocultado la presencia de Keitaro. Sanemi, ¿estás bien? —cuestionó amenamente.

Keitaro Kibutsuji | «Kimetsu No Yaiba: "KYOJURO RENGOKU"»Where stories live. Discover now