19. exnovia y recuerdos de la niñez

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Debo decir, que he comenzado el día agotada, pero debía hacer unas compras para mi viaje a Nueva York, no podía dejar todo para lo último y Scott había aceptado venir conmigo a hacer esas compras más por aburrimiento que por otra cosa. Bill estaba en su casa, como siempre, muy agotado, quizás más que antes y eso era muy preocupante, nos dejaba más tiempo para estar juntos ya que él se pasaba casi todo el día durmiendo, pronto seria su revisión de salud y estábamos que temblábamos ante una mala noticia, no creo que ya nadie pudiera soportar una mala noticia, él era esencial para nosotros y si nos faltaba, lo hacía un pedacito de nosotros mismo, nuestra existencia ya no sería la misma, muy aburrida y triste sin lo alocado y relajado del que había jugado un roll fundamental en nuestras vidas.

-te gusta esto? -ya habíamos recorrido varias tiendas y era el turno de Scott de comprar algo, ahora mismo me ensenaba una camisa blanca con rallas negras, como la cebra. Mi propia comparación mental me hizo reír y el me miro raro -eso es un no, supongo- yo reí.

-pareces una cebra- dije divertida, no con ánimos de ofender, si no que me sentía animada dentro de todo, dentro de lo que se podía ser. No eran las situaciones, eres tú mismo como ves las cosas lo que determina si serás feliz, o no.

-gracias, amor, así da gusto comprar ropa- me dijo divertido y sarcástico, camino hasta mí, dándome un beso fugaz, que atrevidamente correspondí y alargue, haciéndolo suspirar en mis labios -cada vez, me cuesta más separarme de ti- murmuro aun sobre mis labios y yo sonreí encantada con su declaración, por que no. A todas nos halagaba tener muy enamorado a alguien, aunque yo no podía decir que no estuviera enamorada del hasta la medula, esto era algo reciproco totalmente.

-Scott? - pregunto una voz femenina a nuestras espaldas y me sentí sobresaltarme.

-Alana? -pregunto para atrás Scott cuando vio a la chica acercarse a nosotros, ella parecía genuinamente sorprendida y yo tenía las mejillas de un rojo más intenso que su cabello, Alana era una ex novia de Scott, es pelirroja, delgada y tiene muchísimas pecas en su rostro, lo que la hace ver muy tierna.

-Me sorprende verlos por aquí, ¿son pareja? -nos había visto besarnos, eso era una hecho. Scott asintió y miro hacia donde yo estaba, tomo mi mano con posesión haciéndome sonreír y mirar a la chica. Nunca había sido grosera conmigo, no tenía por qué ser descortés.

-Un gusto volver a verte Alana- murmure y ella me miro sonriendo, aunque más bien estaba incomoda.

-el gusto es mío Lana- me devolvió la sonrisa y me sentí mucho más cómoda que antes -lamento mi sorpresa, es que jamás pensé que llegarían a ser novios, vamos, que son como hermanos- nosotros la miramos con una mirada rara que enseguida la hizo aclarar todo -es decir, se ven muy lindos juntos, cuanto llevan? -

-si lo que te preocupa es que estuviéramos enamorados desde antes, no, estamos juntos hace muy poco tiempo- hablo Scott, grosero, pero bastante franco y no sabría decir si eso causo desagrado en mi o alivio.

-no estoy sugiriendo nada Scott, solo pregunto, se me hacen muy tiernos juntos, pero no todos los días ves a tu exnovio besarse con la que él decía era su mejor amiga-

-sigue siendo mi mejor amiga-

-como? ¿no le has pedido formalmente que sea tu novia? -

-sí, somos novios, pero seguimos siendo mejores amigos, hablaste en pasado, como si esa amistad ya no existiera. Solo quiero dejarte claro Alana, que yo nunca fui nada de Scott cuando estaba juntos, respete mucho sus relaciones y seguiré haciéndolo con los demás, jamás seria la persona que se metería entre dos personas, lo nuestro surgió hace poco, tú ya habías salido de su vida hace mucho tiempo- dije lo más calmada que pude y con la voz más dulce que encontré, casi empalagosa, pero no podía darme el lujo de que me humillaran como la otra, yo nunca he sido la otra ni lo seré, valgo mucho como para ser el sucio secreto de alguien.

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