1.Oportunidades y decisiones

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-entonces que dice señorita Lana? - me pregunto el señor con tono impasivo del otro lado del teléfono.

-debo pensarlo-me aclaré la garganta y pude sentir como el señor al otro lado del teléfono suspiraba, estaba claro que le había irritado, me había insistido varias veces en la llamada y aunque estaba claro que era una oportunidad más que buena, seguía sintiendo un poco de temor.

-tiene 2 semanas señorita Prescott, es lo más que le puedo ofrecer- era poco tiempo, pero me aseguraría de aprovecharlas al máximo.

-bien, muchas gracias, le llamare en dos semanas-avise y este se despidió lo más amable que pudo.

Di un largo respiro, dos semanas eran más que un tiempo considerable para tomar una decisión, sobre todo cuando no tienes nada que te detenga, el problema es que, si lo hay, Scott.

No me queda nadie de mi familia, la había perdido en un accidente de tránsito cuando era pequeña, la única que me quedaba era mi abuela, a quien perdí por un infarto a mis 16 años, quedando sola. Y a pesar de que tantas perdidas a mi corta edad me dolieron y me siguen doliendo, siempre tuve alguien que estaba ahí para mí y hacia todo más llevadero, Scott, mi mejor amigo de la infancia, se podría decir que hemos creado una relacion de hermanos, pero estaba claro que ya yo no lo veía así, no cuando es el hombre que mejor me ha tratado en mi vida, era normal que desarrollara un sentimiento mas allá de amistad.

Ahora, con nadie más que el en mi vida, estaba claro que debía tomar una decisión, el o mi futuro. Y aunque estaba claro cuál era la decisión que debía tomar, yo no lo tenía claro. Amaba a Scott desde que tengo uso de razón, es lo único que tengo en el mundo y ahora me están pidiendo una decisión tan complicada como elegir entre la única persona que me queda y mi futuro.

Tenía un debate interno entre decirle a Scott o no, el debía saberlo, me podría ayudar a tomar la decisión. Tome la decisión de ir a verlo, así tal vez aclararía mis ideas.

Llegue hasta la empresa de Abby, ella había sido muy amable al confiar en mi para decorar su empresa aun siendo una recién graduada, ya había terminado mi trabajo en este empresa, por lo que debía conseguirme otro empleo, como el que me estaba ofreciendo. En Nueva York, en otro continente, lejos de Scott.

Justo cuando iba entrando me encontré con Scott, quien al parecer me estaba esperando.

-Hola-salude y este me dio un beso en la mejilla haciendo que se me acelerara el corazón y me temblara la mano un poco. Scott era muy guapo, pero no ese tipo de chicos que es casi perfecto, él era imperfectamente guapo, con su cabello medianamente largo y negro, sus tatuajes que lo hacían ver intimidante pero una sonrisa tierna que le quita cualquier posibilidad de parecer rudo. Tiene unos ojos color negro profundos, alto y de tez morena.

-Hola- su sonrisa siempre ha sido una de las cosas que más me gustan de él, tierna, coqueta y alegre, aunque hoy la notaba un poco apagada -Lana-menciono y vi la tristeza en sus ojos así que le di un abrazo, el me estrecho fuertemente lo que hizo que se acelerara el corazón.

-que pasa Scott? -aun entre sus brazos este me miro a los ojos, se veía triste pero no parecía querer llorar.

-Chicos- nos saludó Abby viniendo hasta nosotros, ambos sonreímos y nos separamos.

-Hola Abby-salude y ella me sonrió con ternura. Siempre he sentido que me ve como una niña pequeña y le resulto tierna. Lo cual me agrada.

-chicos han llegado unos amigos de California de visita y quieren conocerlos, así que hare una pequeña reunión en mi casa para que todos se conozcan y bueno, disfrutar un poco- se veía feliz, mucho. Supuse que quería mucho esos amigos que habían llegado recién.

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