• Lips • | VKOOK | [TERMINADA]

| C A P. 12 |

Jungkook había aceptado la propuesta de Gyeong, esa de ser modelo de un comercial, se animó ya que no había nada de malo, así que aceptó sin más.

Sin siquiera darse cuenta, estaba caminando al campo trasero de la preparatoria; el lugar de encuentro con Taehyung.

Sí, no había dejado de pensar en él en toda la mañana, y no sentirlo se le estaba dificultando en demasía, lo extrañaba mucho.

- Tae. - hizo puchero, resaltaba lo tierno que era.

- ¿Qué quieres?- se sobresaltó al escuchar su voz tras él.

- mierda. - soltó del susto.

- wow, te volviste rebelde, más de lo que has empezado a ser. - dijo con recelo.

Se tapó la boca con ambas manos mientras sus ojos se agrandaban como si de una caricatura se tratase. Él no decía groserías, jamás había dicho una, ¿Por qué ahora sí? Era el efecto Kim Taehyung.

- oh, qué tierno. Quieres aparentar estar sorprendido de tus palabras. - rió sarcásticamente. - Debes de pensar antes de hablar, hasta ahora te das cuenta, ¿no?- lo miró con neutralidad.

- Taehyung. - dijo con voz temblorosa, no aguantó más y corrió a sus brazos para ser envueltos por aquellos.

El rubio se sorprendió por el acto del pelinegro, ¿Ya se habían abrazado? No lo recordaba con claridad pero aquel afecto cariñoso fue como si hubiera sido el primer contacto sincero que hubiera tenido con alguien en su vida. Taehyung, esta vez, no se hizo de rogar y correspondió al abrazo.

Él también quería sentirlo, lo anhelaba con lo más sincero de su corazón, si el menor no le daba cariño de verdad, ¿Por qué no lo dejaría hacerlo? Era muy estúpido, pero esta vez no quería serlo.

- Tae, he descubierto que me haces falta. - susurró en el cuello del mayor.

- tú también a mí, Kookie. - sonrió.

Jungkook se sonrojó por el apodo que el chico le había otorgado, a su vez se sentía feliz, muy feliz.

Siguieron así durante unos segundos más cuando se cansaron de estar parados, así que Taehyung se sentó en el gras artificial y Jungkook entre sus piernas, el mayor acariciaba con suma delicadeza el cabello del pelinegro.

- Tae, ¿Quieres salir mañana?

- ¿Adónde?

- a donde tú quieras.

- uy, qué galán. - rieron.

- y... ¿Qué dices?

- bueno, acepto. - le dio un beso en el cuello.

- o-oye... ahí no. - se puso nervioso.

- ¿Por qué?- sabía el por qué, pero quería escucharlo de sus labios.