10. ESO ES LO QUE ERES

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—¡¡Wow!!

Tom se llevó las manos a la boca cuando Tony terminó de contarle todo.

Ahí estaba de nuevo, gastando dinero en un local de sexo para, simplemente, hablar con aquel chico misterioso del antifaz.
Tom era un soplo de aire fresco dentro de tanta rutina. Su calidez al hablar, sus sonrisas y entusiasmo... Daban ganas de abrazarle hasta arrancarle el último soplo de aliento.

Y en esos momentos, mientras se sorprendía tras haberle contado todo lo que había hecho ese día, estaba más adorable que nunca.

—¿Tienes los óvulos de tu mujer?

—Ya están en el laboratorio, preparados para ser descongelados en cuanto el biólogo y yo veamos que todo está listo para comenzar.

—¿Y ella dónde está? —preguntó.

Entonces, Tony se percató de que le había contado todo, incluso que había acudido esa tarde a la clínica donde habían congelado los óvulos de Pepper, pero había obviado contarle dónde estaba ella.

—Ella... —suspiró, trazando círculos imaginarios en las sábanas de la cama—. Murió con el chasquido.

Tom agachó un poco la cabeza.

—Lo siento, Robert —Mas el gesto triste duró poco—. ¡Pero vas a ser papá! ¡Eso es genial!

—No tan rápido, muchacho —le dijo, sonriendo—. Es un experimento nunca antes realizado. Mi compañero y yo hemos estado días reproduciendo simulaciones y corrigiendo posibles contratiempos que puedan darse.

—¿Con qué probabilidades de éxito contáis?

Subió las piernas al sofá, cruzándolas. Tony fijó, sin ser consciente de ello, su mirada en el tanga gris del chico.

¿Había menguado, o es que era otra cosa la que había crecido?

Nunca, hasta entonces, se había fijado realmente en la entrepierna de Tom.
Se veía grande, y unas perfectas protuberancias constituían los testículos, delineados por la fina tela.

Tragó saliva, notando cómo se excitaba levemente, y miró hacia otro lado.

—Puedes mirar lo que quieras —le dijo Tom, haciendo que el otro se sonrojara.

—No... No quería mirar... Estaba pensando en tu pregunta y...

Tom se rió.

—¿Necesitas que te la recuerde?

—No. No, a ver... —Cerró un momento los ojos, concentrándose—. Estimamos que hay un 80% de probabilidades de que salga bien, aunque bien no significa perfecto.

—¿A qué te refieres?

Tony subió también sus piernas a la cama, sentándose frente a él.

—La idea de la gestación in vitro parte de la necesidad de erradicar posibles enfermedades o malformaciones, y crear un ser humano prácticamente perfecto. No hablamos de atractivo físico, sino de un sistema inmunológico sin parangón, que resista a todo, o al menos que sea bastante competente —Hizo una pausa mientras el chico asentía—. Lo que buscamos, en resumidas cuentas, es evitar que nazcan bebés enfermos. Lo demás, añadir información nueva de ADN y similares, son retos adicionales.

Peter ladeó un poco la cabeza, entrecerrando los ojos.

—¿No te preocupa el bebé?

—Claro que me preocupa. Me preocupa que salga mal, que pueda sufrir... Después de todo, estamos hablando de mi futuro hijo. Por eso haré todo lo posible para evitar que salga mal. Me estoy esforzando al máximo en la investigación.

Tom le sujetó ambas manos, cubriéndolas con las suyas.

—Seguro que sale bien.

Tony le dedicó una de sus mejores sonrisas.

—Gracias, Tom. Eres un encanto.

—Lo soy. Pero no quieres acostarte conmigo —Le sacó la lengua burlonamente.

El mayor abrió la boca, sin esperarse aquello, y seguidamente le revolvió el cabello con las manos mientras el chico intentaba evitarlo entre carcajadas.

—Sabes que lo haría —le explicó después, poniéndose serio—, pero mi cuerpo no reacciona.

Un pitido lo sacó de la conversación. Era el reloj de Tony, anunciando el final del temporizador.

—Veinte minutos, chico. Tengo que irme.

Sacó su billetera y le tendió el dinero antes de calzarse los zapatos.

—Espero que tengas una buena noche —le deseó, y caminó hacia la puerta.

—Demisexualidad —le dijo Tom, justo cuando la mano de Tony sujetaba ya el pomo.

Se giró, con una ceja alzada.

—¿Cómo dices?

—Estuve leyendo sobre lo que te pasaba —le explicó—. Demisexualidad. Es lo que eres. Eres demisexual.

—¿Cómo estás tan seguro?

Había soltado el pomo y lo miraba desde la puerta, aún cerrada, con los brazos en jarras.

—Veamos... —Se puso de pie, ajustándose bien el antifaz—. Sólo te has acostado con personas con las que has establecido un vínculo, ¿verdad? —Stark asintió—. Y, aunque puedan atraerte de primeras, no puedes tener sexo con nadie a menos que tengas ese vínculo.

El mayor volvió a asentir, esta vez cruzándose de brazos.

—Así que soy demisexual.

—Eso parece —Peter se acercó a él, sonriéndole—. No eres un bicho raro, Robert. Es algo completamente normal. Sólo espero que te haga sentir mejor.

El mayor sonrió, volviendo a revolverle el cabello.

—Gracias, chico. Ahora debo irme.

Finalmente, accionó el pomo y salió de allí. Antes de que la puerta volviera a cerrarse, penetró por unos instantes el débil sonido de la música del pub.

El chico del antifaz se quedó parado ante la puerta.

—De nada... Tony.

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¡Hola, mi gente!

Mil perdones. Os tengo muy abandonados, pero últimamente ando en otras cosas y casi ni me acuerdo de actualizar u_u


Espero que todo os esté yendo bien ^^

Se os quiere!

Eider

El chico del antifaz (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora