17. FINAL

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Peter había ingresado a las filas de la empresa mediante un currículum falsificado por Stark donde constaba su trabajo becado en Industrias Stark, y unas buenas referencias estudiantiles.

Green no se lo pensó dos veces, teniendo en cuenta que el chico se había ofrecido para ofrecer su información genética e insertarla en el feto.

No necesitaron muchos días trabajando para que todos fueran conocedores de su relación, puesto que era difícil disimular durante tantas horas. Varios empleados les habían dado ánimos y la enhorabuena por el proyecto, ya que deseaban que saliese bien y pudieran disfrutar de una paternidad en conjunto.

El feto iba creciendo cada día, ya con el material genético de Peter Parker formando parte de él y ajustándose sin problemas.

Con el paso del tiempo, pudieron descubrir que se estaba engendrando una niña. Peter la observaba a través de la incubadora, que habían tenido que cambiar debido al crecimiento. Había sido un traslado complicado y donde habían pasado mucho miedo, pero finalmente la pequeña disfrutaba de su nuevo hogar.

—Eres preciosa —murmuró, mientras escuchaba los latidos del corazón artificial que habían colocado para que la bebé estuviera calmada.

Stark, aprovechando la ausencia del biólogo, se acercó a Peter y le abrazó por detrás. El chico descansó la nuca en su hombro y recibió un beso en la sien mientras los dos miraban hacia la incubadora.

—Todo va a ir bien, Morgan —susurró el mayor.



EPÍLOGO

Cuatro años después...

—¡Papiiiiii!

Morgan corrió hacia la puerta cuando vio llegar a Peter y Tony.

El más joven, de veinticinco años de edad, lucía cansado pero elegante, ya que llevaba puesto un traje formal que había usado para el juicio.

—¡Princesa!—La tomó en brazos, besando su mejilla—. ¿Cómo te has portado?

—¡Bien!—respondió ella, aunque su cara de pilla dictaba lo contrario.

—¿Le has dado mucho la tabarra a Vivienne?—preguntó entonces Tony, que echó una mirada a la estudiante universitaria.

La chica, que dedicaba varias horas a la semana al cuidado de la niña, sonrió despreocupada.

—Se ha portado bien, señor Stark.

El hombre miró a su hija, que seguía en brazos de Peter, y cerró los ojos hasta convertirlos en una fina línea.

—Más te vale, renacuajo...

—¿Qué tal el juicio?—les preguntó la chica mientras Morgan bajaba al suelo y observaba la conversación de los adultos.

—Complicado, pero ha salido bien—respondió el más joven.

—Sí—asintió Stark—. Ese hijo de pu...—Fue Morgan quien le fulminó entonces con la mirada mientras se cruzaba de brazos—. Ese hijo de fruta tiene lo que se merece. Le esperan unos añitos en la cárcel y una buena indemnización a Peter.

—¡Los hombres malos se van a la cárcel!—celebró Morgan, levantando los brazos y dando saltitos.

La pequeña Stark-Parker no era conocedora del motivo por el cual sus padres llevaban cuatro años visitando a abogados y teniendo reuniones legales.
Se habían limitado a decirle que, antes de nacer ella, hubo un hombre malo que trató muy mal a papi Peter, y le habían denunciado para meterle en la cárcel.

El chico del antifaz (Starker)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora